El monasterio de Nuestra Señora de La Vid, en Burgos

La tradición sitúa la fundación del monasterio de Nuestra Señora de La Vid, a escasos kilómetros de Aranda de Duero, en Burgos, a mediados del siglo XII de la mano de don Domingo Gómez de Candespina, hermano ilegítimo de Alfonso VII como hijo de la reina Urraca y de don Gómez González de Salvadores, muerto en la batalla de Candespina, que tras un periodo de formación en la Universidad de París siguiendo las enseñanzas de Norberto de Xanten, fundador de la Orden de Prémontré, junto con Sancho Ansúrez, y después de que ambos profesaran en la abadía francesa de San Martín de Laon, terminaron regresando a la península para fundar las dos primeras abadías premonstratenses españolas.

Monasterio de Nuestra Señora de La Vid

Ansúrez, gracias a las donaciones de Armengol VI, en 1146 fundaría el monasterio de Santa María de Retuerta en Valladolid; pero para La Vid, la historia es algo más complicada.

Se cree que Gómez de Candespina estaría haciendo vida eremítica desde 1140 en Santa María de Monte Sacro, un emplazamiento en la margen derecha del Duero asociado a una aparición mariana y en el que viviría hasta su traslado, en 1156, a otro lugar a unos dos kilómetros del antiguo en la orilla izquierda del río, en unos terrenos donados por Alfonso VII, su hermanastro, tras lo que se iniciaron unas obras que culminaron en 1160.

Aspecto actual del conjunto monástico de La Vid, en el que destaca la imponente bóveda que cubre el crucero de la iglesia (1)

Aunque Esteban José de Noriega, historiador de la orden y profeso de La Vid en el siglo XVIII, relata que este nuevo emplazamiento se eligió tras una cacería de Alfonso VII por la zona en la que se localizó una vid bajo la que estaba una imagen de la Virgen, su fundación se pone en relación con el deseo del monarca en la repoblación y organización de estos territorios una vez conquistados a Al-Ándalus.

Aunque la donación estableció que la comunidad, acogida a la regla agustiniana y bajo la jurisdicción de la abadía de Retuerta, fuera mixta, en 1164 ya fue exclusivamente masculina y las mujeres se trasladaron a los conventos de Brazacorta y Fresnillo de las Dueñas.

El programa conventual, bajo criterios románicos, seguiría las directrices de los cenobios premonstratentes, a su vez muy similares a los cistercienses, aunque apenas se conserva nada de este primer cenobio. En 1288 Sancho IV ordenó una primera ampliación de la que también quedan escasos vestigios.

Desde su fundación el monasterio se vio favorecido por la protección de los monarcas castellanos y a fines del siglo XIII ya dependían de él otras quince abadías y contaba con un importante patrimonio territorial, con los abades convertidos en auténticos señores feudales.

En la Edad Moderna los condes de Miranda de Castañar se convierten en patronos de La Vid y en 1594 el papa Clemente VIII concedió a La Vid ius pontificalium, por el que los abades podían celebrar con mitra, anillo y báculo y bendecir a los feligreses como si fueran obispos. Además, en 1609 Pío V les benefició con la concesión de indulgencias para quienes fueran a rezar a la imagen de la Virgen, con lo que el monasterio se convirtió en importante centro de peregrinación.

Avanzando un poco más el siglo XVII, la historia de fray Bernardo de León, cronista de la orden, publicada en 1626 y en la que se recogía la tradición que atribuía la educación de Santo Domingo de Guzmán al abad Domingo, el fundador, reforzó adeptos, limosnas y prerrogativas del monasterio.

Nave central de la iglesia en la actualidad, separada del crucero, convertido en capilla funeraria, por una reja

Durante estos siglos el edificio experimentó diversas transformaciones, con una importante actividad cultural que quedó interrumpida con las desamortizaciones del siglo XIX y la definitiva exclaustración de 1835, cuando todo el conjunto quedó a cargo de un único premonstratense, la iglesia pasó a desarrollar funciones de parroquia y sus bienes, entre los que destacaba una importante biblioteca de unos cuarenta mil volúmenes, dispersos.

En 1865 el edificio fue entregado a la Provincia de Filipinas de la Orden de San Agustín como casa de estudio y noviciado, y en 1926 La Vid se convirtió en sede del Noviciado Interprovincial de los Agustinos españoles, una nueva vida que ha convertido el edificio en sede de otra biblioteca con más de ochenta y cinco mil volúmenes y varias joyas bibliográficas, convertida en una de las más importantes del país, un archivo agustino y un museo además de una hospedería y un albergue.

El núcleo más antiguo del monasterio es el claustro, pero apenas quedan rastros de su pasado medieval porque la construcción se rehízo por completo entre los siglos XVI y XVIII. Durante las restauraciones realizadas en el siglo XX en su panda este se han recuperado la entrada y las ventanas de la sala capitular del siglo XII, que denotan influencias silenses.

Planta del monasterio en la actualidad. Las indicaciones son mías (1 modificada)

La portada de la sala capitular presenta un triple arco de medio punto en el que el interior apoya sobre las jambas mediante una sencilla moldura que forma una línea de imposta en todo el frente, abarcando también las ventanas; el exterior es también liso y está truncado por la construcción de la cubierta gótica posterior; y el intermedio es un arco baquetonado que descansa sobre columnillas con capiteles  de hojas de acanto horadadas dispuestas en tres órdenes escalonados y basas.

Vanos de la sala capitular románica

Las dos ventanas a ambos lados de antigua entrada a la sala capitular son geminadas con arcos de medio punto, apoyo central en columna cuádruple de fuste torso y capitel con decoración vegetal de hojas de acanto que envuelven piñas y frutos y columnas laterales de fuste doble con capiteles de factura similar.

Ventana geminada de la sala capitular románica

Detalle del capitel central

Por las características estilísticas de lo que se conserva, esta sala capitular se ha puesto en relación con la de la catedral del Burgo de Osma.

Durante unas obras realizadas en 1998 también se localizó una ménsula con cabeza de monstruo y hojas de acanto junto a la ventana derecha hacia el interior de la sala.

En la esquina sureste del claustro también se conserva una portada gótica que hoy da paso al panteón del siglo XVII con la tumba del fundador, y que en su día sería la de acceso a la sacristía, una obra realizada en época de Sancho IV, entre fines del siglo XII y comienzos del XIII. Es apuntada, con dos arquivoltas, jambas de aristas y dos columnillas con capiteles decorados.

Portada gótica que daba acceso a la antigua sacristía en primer plano y lo que queda de la sala capitular románica a continuación

Alzado de la panda este del claustro, con los vanos de la sala capitular románica en el centro y portada gótica de la antigua sacristía a la derecha (1 modificada)

También en esta panda este se conserva el hueco del armariolum, el lugar en el que se guardaban los libros litúrgicos y de oración.

En la panda norte estaba el refectorio y en la oeste, hoy parte del museo, la cilla, donde se expone orfebrería y ornamentos eclesiásticos de entre los siglos XVI y XIX, marfiles hispano-filipinos, pinturas, esculturas, y monedas de muy distintas épocas.

Antigua cilla del monasterio, hoy sala del museo

Piezas de orfebrería religiosa expuestas en el museo (2)

Tallas filipinas de marfil (2)

En el siglo XVI, durante el periodo del abad don Íñigo López de Mendoza y Zúñiga, el claustro fue completamente reformado, incorporándosele nuevas portadas de decoración plateresca de acceso a las distintas dependencias y bóvedas estrelladas todavía góticas, aunque ya muy planas, cuyos nervios descansan en ménsulas con cabezas de ángeles. De esta época también data la nueva iglesia, concebida como panteón personal.

Portada plateresca de acceso a la iglesia desde el claustro

Una de las ménsulas sobre las que descansan los nervios de la bóveda del claustro

Claustro del siglo XVI

Detalle de la bóveda de crucería del claustro

La sacristía, en la panda este, fue un encargo del abad Bernardo de León al maestro de cantería Juan de la Verde en 1625. Es una gran estancia rectangular con muros corridos, cornisa moldurada y tres tramos de cubierta de cañón con lunetos. Cuenta con una doble cajonería de nogal y una mesa central y la decoración se completa con un Apostolado de la escuela napolitana del siglo XVI, una donación de don Juan de Zúñiga, I duque de Peñaranda, al monasterio.

Sacristía del siglo XVII

Durante el primer cuarto del siglo XVII también se construyó una nueva ala para uso monástico formando ángulo recto con la fachada de la iglesia, con estilo sobrio y portada clasicista presidida por la imagen de San Norberto.

Nueva ala del siglo XVII en perpendicular a la fachada de la iglesia con portada clasicista con la imagen de san Norberto, actual acceso al monasterio

Y también se erige una monumental escalera en la panda oeste bajo la dirección de los maestros Palacios, La Verde y Ezquerra.

Panda oeste del claustro con la portada de la escalera del siglo XVII en primer plano a la izquierda

Caja de la escalera del siglo XVII

En 1754, en tiempos del abad Bernardo Hernáez, se inició una remodelación total de las antiguas dependencias del monasterio. Se cerraron las arcadas del claustro con celosías de estilo tardogótico renaciente y se le añadió una segunda altura en la que se abrieron siete ventanales por panda conformados por arcos de medio punto con enjutas decoradas.

Exterior del claustro del siglo XVI, en el que en el XVIII se cerraron las arcadas del piso bajo con celosías y se añadió una segunda altura con ventanas de medio punto

El espacio antes ocupado por la cocina y el comedor medieval fue convertido en refectorio, una gran sala rectangular cubierta con cinco tramos de bóveda de arista con arcos de medio punto y claves con los símbolos del monasterio y de sus abades y con un gran lienzo con la Santa Cena de la escuela romana del siglo XVIII.

Refectorio nuevo (2)

En este siglo también se construyó un segundo claustro adosado a la panda oeste del antiguo aprovechando el ala que se había construido el siglo anterior, que se convirtió en panda sur de la nueva construcción.

Y la última gran obra en el monasterio durante su periodo premonstratense, de 1798, fue una biblioteca, encima del refectorio y a la que se accede mediante una puerta monumental situada en un vestíbulo cubierto con bóveda rebajada. Es una sala rectangular con cubierta de bóveda de cañón con lunetos decorada con símbolos abaciales. En el testero del fondo hay un lienzo de la Inmaculada Concepción y en todo el perímetro de la sala se distribuye una estantería neoclásica de dos niveles.

Biblioteca (2)

En cuanto a la iglesia, su fachada occidental es obra en la que trabajaron los maestros Jerónimo Tenorio, Domingo de Izaguirre, José Izueta y José Gorospe en el primer tercio del siglo XVIII y que sustituyó a la anterior portada gótica.

Se organiza mediante arco triunfal de medio punto flanqueado por pilastras corintias que acoge una portada a modo de retablo, con dos cuerpos sustentados por columnas y presidido por la imagen de Santa María de la Vid, y sobre ella destaca una impresionante espadaña, obra fundamental del barroco castellano concebida no sólo como soporte de las campanas sino como prolongación y monumentalización de la portada, formada por tres cuerpos en altura decreciente apoyados sobre un zócalo en el que se ubica un gran óculo, que ilumina el coro, enmarcado por sendos escudos de la casa ducal de Peñaranda.

Fachada occidental de la iglesia

La iglesia tiene planta de tres naves con un crucero muy desarrollado concebido como panteón de los hermanos don Íñigo López de Mendoza, abad del monasterio, y don Francisco de Zúñiga Avellaneda y Velasco, III conde de Miranda del Castañar.

La construcción de este tipo de monumentos se inscribe dentro de una costumbre arraigada a partir del siglo XV, cuando el cristianismo empezó a pensar que la Parusía y el Juicio Final anunciados en los Evangelios no iban a ser inmediatos y se formó la idea del Juicio del alma individual justo después de la muerte que dio origen al Purgatorio, un lugar intermedio antes de subir al Cielo que los purgantes podrían alcanzar dependiendo de las misas, oraciones y buenas obras que los vivos ofrecieran por ellos después de su muerte, de ahí la proliferación de capellanías privadas en monasterios, catedrales y parroquias a las que se dotaba para que se celebraran misas por las almas de sus comitentes.

Pero además de estos fines religiosos, las fundaciones funerarias también mostraban el poder y el prestigio del difunto en vida y sus propios gustos estéticos, adscribiéndose a las distintas corrientes artísticas vigentes en la península.

Planta de la iglesia de La Vid (3)

La relación de la iglesia con los Miranda de Castañar provenía de comienzos del siglo XV, cuando la comunidad premonstratense vendió algunas capillas de la iglesia gótica a familias nobles y los Miranda adquirieron los privilegios sobre la capilla mayor, donde en 1500 fueron enterrados los padres de los comitentes de la nueva obra, don Pedro de Zúñiga y Avellaneda y doña Catalina de Velasco y Mendoza, hija de don Pedro Fernández de Velasco, II conde de Haro, condestable de Castilla, y de su esposa doña Mencia de Mendoza, enterrados en la famosa Capilla del Condestable de la catedral de Burgos.

Don Íñigo, que había adoptado el apellido de su bisabuelo por parte materna, el I marqués de Santillana, aunque era abad de La Vid, apenas estuvo en el monasterio, viviendo muchos años fuera de España al servicio de Carlos V, su embajador en la corte de Enrique VIII en Inglaterra, acompañándole a Italia… En cuanto a don Francisco, fue mayordomo mayor de la emperatriz Isabel de Portugal, nombrado caballero del Toisón de Oro en 1531, virrey y capitán general de Navarra y miembro de los Consejos de Estado y de Guerra del emperador. Ambos estuvieron vinculados a los círculos erasmistas de la península.

Es la fuerte personalidad y el linaje de sus comitentes los explican que la capilla adoptase el modelo iniciado por sus abuelos, don Pedro Fernández de Velasco y doña Mencía de Mendoza, en su capilla funeraria en la catedral de Burgos, mediante un bloque cuadrangular de igual ancho que el cuerpo de la iglesia que se transforma en ochavo mediante la incorporación de trompas aveneradas para acoger una cubierta de bóveda estrellada. Cuenta con ábside poligonal de muy escaso desarrollo y dos capillas laterales o pequeños brazos de crucero, conformándose como un espacio autónomo, un ámbito grandioso que minimiza el resto de la construcción.

Detalle de una de las trompas aveneradas

Bóveda estrellada que cubre la capilla funeraria de la iglesia de La Vid

Las obras se iniciaron en 1522 y se sabe poco de la primera fase, puesta en relación con un desconocido Sebastián de Oria, sin que puedan atribuírsele las trazas. Una vez fallecidos los comitentes, en 1535 y 1536 respectivamente, dejando en sus testamentos que la obra continuarse con los gastos repartidos a partes iguales, el patrocinio quedó en manos de don Francisco de Zúñiga, IV conde de Miranda.

La segunda etapa constructiva empieza en 1542, cuando se les solicitó a Juan y Pedro de Rasines, Bartolomé de Pierredonda, Juan Vizcaíno y Juan de Vallejo, todos maestros de prestigio en Burgos, que elaboraran un informe de las obras, haciéndose finalmente cargo de las mismas Pedro de Rasines, que también estaba dirigiendo las del Colegio de san Nicolás en Burgos, otra fundación de don Íñigo.

Se sabe que se introdujeron algunos cambios en relación con la cubierta del ábside, que se habría proyectado gótica y se construye avenerada, y con la de las capillas laterales, que estarían igualmente pensadas góticas y se terminaron conformando como bóvedas de cañón casetonadas, elementos ya claramente renacentistas.

Bóveda avenerada del ábside

Bóveda casetonada de una de las capillas laterales

También se abrieron dos arcos de comunicación con las naves laterales del cuerpo de la iglesia, siguiendo el modelo de la capilla mayor de Santo Tomás de Haro, también de Juan de Rasines.

Además, se reforzó todo el ámbito con la incorporación de arbotantes exteriores en los pies derechos de estas naves, tal y como se aprecian en la actualidad, pues para los arquitectos el problema de la seguridad de la obra era vital, pues no sabían en qué material estaban realizados los pilares, de la capilla, revestidos de piedra.

La bóveda de la capilla funeraria desde el claustro, con los dos arbotantes añadidos en esta segunda fase de construcción

Cuando las obras estuvieron terminadas, en 1572 según reza el arco toral del ábside, los restos de los comitentes fueron depositados a ambos lados del altar mayor.

Monumento funerario de don Íñigo López de Mendoza

Monumento funerario de don Francisco de Zúñiga Avellaneda y Velasco

La decoración general combina el grutesco con la heráldica, con los dos grandes escudos de don Íñigo y don Francisco en los testeros de las capillas laterales, los contrafuertes exteriores y en las vidrieras, con la heráldica de los Avellaneda, los Velasco, los Mendoza y los Zúñiga entre otros.

Escudo de don Francisco de Zúñiga Avellaneda y Velasco, III conde de Miranda del Castañar, en la capilla de la Epístola

Escudo de don Íñigo López de Mendoza, en la capilla del Evangelio

Heráldica en los contrafuertes

En las trompas aveneradas bajo la bóveda aparecen las esculturas de apóstoles, abades premonstratenses y otros personajes no identificados.

Detalle de la decoración de una de las trompas

Cuenta con un retablo mayor de traza renacentista del entallador Antonio de Elejalde encargado por don Juan de Zúñiga Avellaneda y Bazán, I duque de Peñaranda de Duero, virrey de Nápoles y IV conde consorte de Miranda de Castañar por su matrimonio con su sobrina, doña María de Zúñiga Avellaneda y Pacheco, hija de su hermano, el V conde de Miranda.

Capilla mayor de La Vid con la fecha de terminación sobre el arco toral

Está organizado mediante predela y dos cuerpo de tres calles, con lienzos pintados entre 1591 y 1592 por Fabrizio de Santa Fede, Domenico Nicenio, Wensel Cobergher, Giambatista Cavagna y Girolamo Imperatore, todos ellos pintores en activo en Nápoles, que desarrollan el Ciclo de la Infancia de Jesús, con una escultura en piedra policromada datada a fines del siglo XIII, que quizá fuera donada por Sancho IV.

Detalle del retablo mayor

Virgen con Niño del siglo XIII que preside el retablo mayor, incorporada en un marco con espejos que permite observar la escultura desde distintos puntos de vista

Los púlpitos y los retablos laterales, dedicados a los santos Norberto, Agustín, Nicolás de Tolentino y el beato Federico de Ratisbona, son del siglo XVII.

Las rejas que separan el crucero del cuerpo de la iglesia también son de esta época, obra de Juan Rodríguez.

El cuerpo de la iglesia es ya del siglo XVIII a pesar de su aspecto tardogótico, de la última campaña de obras del monasterio, consagrada en 1738, de tres naves, casi el doble de ancha la central, cuatro tramos separados por pilares fasciculados y cubiertas de bóvedas estrelladas.

Cuerpo de la iglesia desde la capilla, con las rejas de Juan Rodríguez

Destaca el coro alto a los pies, que ocupa los dos primeros tramos, con bóvedas de terceletes y gran arco carpanel, y en la que la comunidad agustina actual sigue celebrando la liturgia, con una excelente sillería de nogal de los maestros Antonio y Pedro de Quintana fechada en 1665, con dos pisos en los que se distribuyen 58 sitiales separados por columnas salomónicas y misericordias con motivos florales, zoomórficos y elementos de la heráldica del monasterio. En el respaldo de la silla abacial hay una hornacina con una talla de San Norberto que en 1865 se modificó para que representara a San Agustín.

Coro a los pies de la iglesia

Detalle del coro bajo

Sillería del coro (4)

Y termino con un beso para mi amiga Mª Antonia Sassot, que fue quien me llevó a conocer este monasterio y me obsequió con su hospitalidad durante un fin de semana inolvidable.

Santa María la Real de Aranda de Duero
Portada de Santa María la Real de Aranda de Duero
Santa María de la Asunción de Gumiel de Izán
Otros MONASTERIOS:

San Esteban convento e iglesia, de Salamanca
San Martiño Pinario en Santiago de Compostela
Santa María del Paular en Rascafría (Madrid)
Santo Tomás de Ávila
San Antonio el Real de Segovia
San Miniato al Monte de Florencia
Convento da Madre de Deus, hoy Museu Nacional do Azulejo en Lisboa
Imágenes ajenas:

(3) ALONSO RUIZ, B., “De la capilla gótica a la renacentista: Juan Gil de Hontañón y Diego de Siloé en La Vid”. Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, UAM, Vol. XV, 2003, pp. 45-57.

Fuentes:

ALONSO RUIZ, B., “De la capilla gótica a la renacentista: Juan Gil de Hontañón y Diego de Siloé en La Vid”. Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, UAM, Vol. XV, 2003, pp. 45-57.
HERNANDO GARRICO, J. L., Escultura tardorrománica en el monasterio de Santa María la Real en Aguilar de Campoo (Palencia), Aguilar de Campoo, Fundación Santa María la Real, 1995.
NAVASCUÉS PALACIO, P., Monasterios en España. Arquitectura y vida monástica. Barcelona, Lunwerg, 2000.
RODRÍGUEZ G. de CEBALLOS, A. y NOVERO PLAZA, R., “La representación del poder en monumentos funerarios del barroco español. Los sepulcros de los condes de Monterrey en las Agustinas Descalzas de Salamanca”. En VV.AA., Arte, poder y sociedad en la España de los siglos XV a XX, 2008, pp. 253-264.
http://palomatorrijos.blogspot.com.es/2009/07/dona-urraca-reina-de-castilla-la.html

Comentarios

enrique ha dicho que…
Otra vez los Zúñiga, creo que ya han salido en este blog antes...
Dos curiosidades "personales" al hilo de esta entrada: estudié en un colegio de agustinos (como mis hermanos y ahora mi sobrina), por lo que la orden tiene para mí una simpatía especial. Mis asignaturas favoritas eran, claro, historia, arte, literatura o latín. Sufrí lo indecible con las matemáticas, la física y la química...
Este monasterio fue restaurado por una empresa constructora con la que tengo, digamos, vínculos laborales. Por desgracia no pude comprobarlo, pero creo que hicieron un buen trabajo.

Postdata: esto de la verificación para poder colgar el comentario me trae por la calle de la amargura desde el ipad...
Sira Gadea ha dicho que…
La verdad es que los agustinos le dan toda la vida al monasterio y lo cuidan de verdad, además de enseñarlo con mucho cariño. Trataré de mirar lo de la verificación. pues recuerdo que dejé configurados los comentarios para que no pidiera verificación alguna, aunque parece, por lo que me dices, con el ipad no funciona. Lo miro a ver si encuentro dónde cambiarlo. Mil disculpas ¡¡Pero no dejes de comentar, por favor, Enrique!!
Sira Gadea ha dicho que…
Me parece que ya no tiene que salirte la verificación.
enrique ha dicho que…
Mi colegio es de la provincia Agustina matritense, o Agustinos de El Escorial.
Un detalle: los cuerpos de la espadaña decrecen en anchura, que no en altura, entiendo.
Abrazos arquitectónicos!
enrique ha dicho que…
Non habemus verificatus!
Sira Gadea ha dicho que…
¡¡Eureka!! Conseguí lo de la verificación, que en cuanto una se mete en la configuración nunca se sabe qué va a pasar con este blogger. A veces se convierte en verdadera pesadilla.
Los Agustinos de El Escorial son mis vecinos, como ya sabes. En cuanto a lo de la espadaña, quizá decrezca en todo, anchura y altura ¿no? Veré cómo redactarlo para que quede más claro.
Lo de los abrazos arquitectónicos me ha llegado al alma.
Sira Gadea ha dicho que…
Yo te los envío artísticos, los abrazos, digo, jajajaja...
enrique ha dicho que…
No sabía de tu vecindad con los Agustinos de El Escorial...
Sira Gadea ha dicho que…
Vivo en San Lorenzo de El Escorial, Enrique. Desde mi casa incluso veo la cúpula de la basílica.
enrique ha dicho que…
Hermosas vistas!!
FRIKIPIEDRAS ha dicho que…
Sira : Gracias por comentar este Monasterio. Este no lo conocía pero espero que cuando vuelva por tierras burgalesas, acercarme a conocerlo in situ.

Leo que vives en El Escorial. Debes acercarte a Madrid, para ver la exposición del Prado sobre Felipe IV y su familia. Ya la vi y es muy buena.

Saludos.
Ignacio/ Frikipiedras
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, Enrique.
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias por tu consejo, Ignacio. Ahora hay más de una recomendable expo en Madrid.
Anónimo ha dicho que…
Formidable artículo Sira, muchas gracias. Vivo en Santiago de Chile e investigo sobre los Zúñiga para mis nietos.
Jorge Zúñiga Rodríguez.
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, Jorge. Ardua investigación la tuya.
Anónimo ha dicho que…
Aprovechando la visita a la Edades del Hombre en Aranda de Duero (mis raíces maternas junto con Fuentespina y Santa Cruz de la Salceda) visitamos el Monasterio de la Vid. Impresionante, con razón le llaman el Escorial de la Ribera.
arturo moreno de vicente
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias por "pasearte" por este magnífico monasterio y dejarme tu comentario. Un saludo, Arturo.

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