La iglesia de San Nicolás de Burgos
Aunque parezca increíble, la iglesia de San Nicolás, una de
las más antiguas de la ciudad, ya mencionada en 1163 entre las once iglesias de
Burgos de la Bula de Alejandro III, en la calle Fernán González, subiendo las escaleras
de la Plaza de santa María, junto a la fachada occidental de la catedral de
Burgos, un enclave privilegiado, en pleno trazado del Camino de Santiago, es una gran desconocida para muchos de los visitantes que se acercan a Burgos.
Iglesia de san Nicolás de Burgos |
Fotografía de Sebastián Ribot de 1887 (1) |
La actual fábrica es una reedificación de la segunda mitad
del siglo XV en la que intervendrían los Colonia y Gil de Siloe y que muestra
la proyección social del templo en esa época, elegida como lugar de enterramiento
de las poderosas familias burgalesas de los Maluenda, los Cerezo, los Villarán
o los Polanco, que también la dotaron de destacadas obras de arte.
Fachada sur |
La portada presenta triple arquivolta con decoración vegetal
y angelotes abarcada por un arco conopial flanqueado por pináculos. En el
tímpano aparece una imagen de san Nicolás en cátedra flanqueado por san
Sebastián y san Vitores. Conserva las puertas de roble, nogal y pino de
comienzos del siglo XVI, que algunos autores también atribuyen a Francisco de
Colonia. Se dividen en cuarterones con escenas de la vida del santo al que está
dedicada la iglesia.
Portada sur a fines del siglo XIX (1) |
Portada sur en la actualidad |
Detalle del tímpano de la portada sur, con san Nicolás en cátedra flanqueado por los santos Sebastián y Vitores, este último con la cabeza en la mano |
Detalle de la puerta de madera |
En su día contaba con otra portada a los pies, hoy tapada
por una edificación adosada, aunque conserva el rosetón superior.
El templo tiene planta de cuadrilátero irregular dividida en
tres naves separadas por cuatro grandes pilares, con las laterales con cubierta
de crucería simple y la central con bóveda cuatripartita de terceletes,
recibiendo la luz a través de sencillas ventanas y de dos rosetones.
Tiene coro a los pies que ocupa el último tramo de la nave
central, destacando el antepecho gótico flamígero y la bóveda de terceletes.
Coro |
Entre los dos primeros pilares de la nave central llama la
atención un arco escarzano que fue colocado a fines del siglo XVI por Pedro de
Castañeda y Pedro de la Torre para contrarrestar los empujes de las naves
laterales.
Arco escarzano a añadido a fines del siglo XVI para contrarrestar los empujes de las naves laterales |
El retablo mayor, realizado en 1505 y atribuido a Francisco de Colonia según un diseño de Simón, su padre, es de piedra caliza de Hontoria de la Cantera, un encargo del comerciante burgalés Gonzalo López de Polanco y su esposa, Leonor de Miranda, conformado como su monumento funerario y que sigue una costumbre arraigada en Burgos por la que los ricos mercaderes, emulando a las grandes familias nobles, se patrocinaban lujosos enterramientos, incluso con similitudes con el retablo de la Cartuja de Miraflores, encargo de Isabel la Católica a Gil de Siloe para honrar a sus padres, para los que el escultor también realizó sus monumentos funerarios, en la propia cartuja.
Retablo mayor |
Ocupa todo el testero de la nave central, dividido en tres
calles y predela. La parte superior es un añadido de madera realizado en el
siglo XVIII aunque presidido por una imagen del Salvador del siglo XV que
algunos autores consideran de Gil de Siloe.
En cuanto la predela, en los extremos se sitúan los
fundadores orantes flanqueados por sus blasones y protegidos por ángeles. En el
centro se representan la Última Cena
y la Oración en el Huerto junto a
ángeles con los instrumentos de la Pasión en las entrecalles.
Detalle de la predela en el lado del Evangelio, con un ángel sosteniendo el blasón, el donante orante protegido por otro ángel y la escena de la Última Cena |
Detalle de la predela en el lado de la Epístola, con la donante orante y la escena de la Oración en el Huerto |
La calle central está subdividida en dos cuerpos. El bajo
está presidido por la escultura de san Nicolás rodeado de ocho escenas de su
vida y milagros. En cuanto al superior, presenta una Coronación de la Virgen rodeada de siete coros angélicos, los
Evangelistas en las esquinas y san Miguel debajo.
Cuerpo inferior de la calle central, con san Nicolás rodeado de ocho escenas de su vida y milagros |
Coronación de la Virgen rodeada de siete coros angélicos, los Evangelistas en las esquinas y san Miguel en la parte baja |
Las calles laterales están divididas en seis cuerpos con
santos bajo doseletes y hornacinas y en la parte baja se encuentran los sepulcros
de los fundadores. El de don Gonzalo López de Polanco y doña Leonor Miranda está
a la derecha, con yacentes de pizarra y alabastro, una Epifanía sobre el arco conopial y urna sepulcral con blasones.
“El noble varón Gonzalo
López Polanco y su esposa Leonor Miranda, autores de este sagrado y primario
altar, descansan en este túmulo; los cuales dotaron esta iglesia de honestas
rentas. Falleció él en el año de 1505 y ella en 1503”.
Sepulcro de don Gonzalo López de Polanco y doña Leonor Miranda, con una Epifanía sobre el arco conopial |
Justo a su derecha, sobre el pilar que sustenta el primer
arco de separación con la nave de la Epístola, se ubica un relieve de
Santiago Matamoros, no en vano estamos en pleno Camino de Santiago, y una cartela
que recuerda que debajo están enterrados don Gregorio de Polanco,
nieto del fundador, y su esposa, doña María de las Almas, fallecidos en 1552 y
1564 respectivamente.
Monumento funerario de don Gregorio de Polanco y doña María de las Almas |
A la izquierda se ubica la sepultura de don Alfonso de
Polanco, hermano de don Gonzalo, y de su esposa, doña Constancia de Maluenda,
con similar estructura pero con una Anunciación
en el arco conopial.
Sepultura de don Alfonso de Polanco y doña Constancia de Maluenda, con una Anunciación sobre el arco conopial |
Detalle de los yacentes don Alfonso de Polanco y doña Constancia de Maluenda, con los cuerpos tallados en pizarra y los rostros y manos en alabastro |
En la década de 2000 se realizó una intervención integral en el templo que incluyó también la restauración del retablo mayor, recuperándose, en la medida de lo posible, el aspecto original. Durante dicho proceso se llegó a la conclusión de que la actual policromía se corresponde con distintos momentos
históricos.
En origen, una vez terminado el retablo, hacia 1506, se procedió al
policromado mediante carnaciones de todas las figuras, brocados en las
vestiduras de las figuras del rosetón y parte de las que rodean a san Nicolás y
aplicación de dorados. Apenas quedan restos de esta primitiva labor.
Con
posterioridad, y quizá por el estado de conservación pero también por el cambio
de gusto, a fines del siglo XVIII la obra fue sometida a una “limpieza” en la
que se eliminó gran parte de la policromía original dejando a la vista gran
parte de la piedra blanca de soporte. Además, según el gusto neoclásico de
combinar blanco y oro, se aplicaron láminas metálicas circulares y de distinto
tamaño en muchas de las vestiduras. Quizá también fuera en este momento cuando
se colocó el remate de madera en la cornisa superior. Parece ser que sólo los sepulcros presentaban aplicación de
pátina monócroma gris.
En una tercera intervención se completó la intervención con
decoraciones de cintas, lazos y flores doradas y después se aplicó sobre las
zonas policromadas una capa de barniz que ocultó gran parte de la policromía
conservada.
Otra de las obras más impactantes de la iglesia es el Retablo de san Miguel, en el primer tramo de la nave del Evangelio. Aunque su armadura es del siglo XVIII, contiene diez tablas hispanoflamencas de
la segunda mitad del siglo XV atribuidas al llamado Maestro de san Nicolás,
pensándose que pertenecerían al primitivo retablo mayor, que sería sustituido
por el actual de piedra. Se divide en tres calles, con la central presidida por
las esculturas de la Virgen de la Alegría
y san Miguel y las laterales con
cuatro entrepaños con ocho de las diez tablas, con escenas de la vida del santo
titular con los donantes. Las otras dos, coronando las calles laterales, son
una Anunciación y Herodes entronizado presenciando la Matanza
de los Inocentes.
Retablo de san Miguel |
Cuatro tablas laterales con escenas de la Vida de san Nicolás y la donante orante en la inferior derecha |
En la cabecera de nave de la Epístola hay un Crucificado del siglo XV, colocado aquí
a comienzos del siglo XX.
Crucificado del siglo XV |
Además, el templo está jalonado de sepulcros. En propio
testero de esa nave de la Epístola está el arcosolio neogótico de los marqueses
de Murga, incluso con sitial propio tallado en nogal. Los marqueses patrocinaron una restauración de la iglesia a comienzos del
siglo XX, eligiéndola también como su lugar de enterramiento.
Arcosolio neogótico de los marqueses de Murga |
A continuación se encuentra otro arcosolio, esta vez
plateresco, del siglo XVI, que carece de urna sepulcral pero cuya inscripción nos
indica que perteneció a don Fernando de Mena y su esposa, doña María Saens de
Oña, fallecidos, respectivamente, en 1505 y 1526. En la decoración destacan los
pajes en las acróteras sosteniendo sendos escudos, la representación del San
Jerónimo en el desierto en el ático, san Pedro y san Pablo en el intradós del
arco y de la Virgen con Niño con las efigies orantes de san Juan de Ortega y
san Nicolás.
Monumento funerario Mena-Saens de Oña |
Detalle del sepulcro Mena-Saens de Oña |
El monumento funerario más interesante es el triple
arcosolio de los Maluenda-Miranda, que ocupa todo el paño central de la nave
del Evangelio, flanqueado por un arco carpanel culminado con otro conopial
rematado con un Calvario y con
escudos a ambos lados. Los yacentes están tallados en pizarra con manos y
rostros de alabastro, aunque sólo se conserven los de la primera sepultura. Se
apoyan sobre sobre un plinto corrido que sirve de base común a los tres
arcosolios, con el canónigo don Pedro de Maluenda a la izquierda, con sarcófago
con blasones y san Pedro y san Pablo, don Alonso de Maluenda y su esposa, doña
Inés de Miranda en el centro, con sarcófago con blasones y san Nicolás, y don
Martín Rodríguez de Maluenda y su esposa, doña Leonor Álvarez de Castro a la
derecha, con sarcófago con blasones y una Crucifixión.
Triple arcosolio de los Maluenda-Miranda |
Calvario que remata el monumento funerario |
A los
pies de la nave central, a la izquierda de la puerta oeste, está el sepulcro de
los Embito-Gumiel, otro arcosolio escarzano sobre pilastras y con friso con
cabezas, además de dos ángeles a modo de acróteras sosteniendo el escudo de los
Calatrava y una Anunciación en el
ático, obra fechada a comienzos del siglo XVI y a la que le falta la urna
sepulcral.
Monumento funerario de los Embito-Gumiel |
También destaca la colosal retablo de las “Mejores y
primeras ánimas del purgatorio”, obra anónima de comienzos del XVI encargada
por la Cofradía de las Ánimas, san Andrés y todos los santos y que muestra
influencias de la obra que Roger van der Weyden realiza para el Hospital de
Dios de Beanue.
Rogier van der Weyden. Políptico del Juicio Final, óleo sobre tabla, 1445-1450. Hospital de Dios de Beaune, Francia (2) |
Retablo de las Mejores ánimas del Purgatorio |
Cristo como Varón de Dolores, mostrando las llagas de la
Pasión, aparece sentado sobre un arcoíris flanqueado por una lila y una espada,
símbolos de la inocencia y la culpabilidad de las almas que acaba de separar.
Está flanqueado, como intercesores por los hombres ante
Cristo, por la Virgen y san Juan Bautista, una clara reminiscencia de la Déesis bizantina, sin optar por
sustituir a este último por el Evangelista copiando la estructura del Calvario, lo más habitual en Occidente.
Además, todos están rodeados del Colegio Apostólico.
Cristo Varón de Dolores rodeado de los ángeles que anuncian el Juicio Final y flanqueado por la Virgen y el Bautista, formando una Deesis |
Los ángeles con trompetas anuncian a los muertos que vuelvan
a la Tierra para ser juzgados, de ahí que éstos aparezcan saliendo de sus
tumbas.
Resurrección de los muertos |
Debajo vemos a san Miguel en la Psicostasia, el pesaje de
las almas, un tema de procedencia copta, a su vez tomado de la tradición
egipcia del dios Anubis, con el demonio a sus pies intentando hacer trampas con
la balanza.
Pero el que lleve armadura y espada implica mezcla
iconográfica con su otra función como jefe de la milicia celestial en la
batalla en el Cielo en la que se enfrenta a Satanás para defender el reino de
Dios, o con el arcángel que en el Apocalipsis
lucha contra el dragón de las siete cabezas para salvar a la mujer encinta.
San Miguel en la Psicostasia |
Y es por estas dos últimas funciones por las que san Miguel
se convirtió, desde el inicio, en defensor de la Cristiandad y de los hombres
ante los ataques del diablo, siendo habitual que se le dediquen capillas a la
entrada de los monasterios o iglesias a la entrada de los pueblos, con ejemplos
tan claros como San Miguel de Gormaz, erigida a finales del siglo IX ante la
recién conquistada fortaleza califal como forma de defensa ente el amenazante
Islam.
Fruto de la adaptación del modelo flamenco a los esquemas
culturales castellanos del momento es la representación del Cielo, pues si en
las obras del norte los elegidos son conducidos a una iglesia, símbolo del
reino del Señor, en este caso, igual que en otros muchos españoles, las almas
de los justos se dirigen hacia un palacio, la idea de morada real de la época
por estas tierras, llamando la atención la semejanza del edificio con los
alcázares españoles, una tipología muy en boga entre fines del siglo XV y
comienzos del XVI, aunque también podría ponerse en relación con los escritos
de san Juan Damasceno, que describe su visión del Cielo como una ciudad
fortificada con murallas de oro.
Representación del Cielo |
En cuanto al infierno, es una gran bola de fuego que engulle
a los condenados mientras unos seres monstruosos les infringen torturas.
Representación del Infierno |
Desde los pies de la nave del Evangelio y a través de la
sacristía se accede a un edificio anexo inaugurado en 2009 en el que se
custodia la rica colección de tapices de la iglesia de san Esteban, que al ser
desacralizada su parroquia quedó unida a la de san Nicolás. El conjunto, que en su día
contaba con más de veinte piezas, quizá conforme la colección parroquial más
importante de España, compuesta por dieciséis paños flamencos fechados en la
segunda mitad del siglo XVI.
La serie del Libro de Judith está compuesta por nueve paños, con un sistema de exposición basado en paneles móviles que, lamentablemente, y por falta de espacio, sólo permite
contemplarlos de uno en uno. Narra la historia de la heroína de Botulia que
consiguió seducir y decapitar al general asirio Holofernes, tras lo que su ejército huyó para después ser derrotado por los
israelitas. En estos tapices destacan la naturalidad de las escenas cotidianas propias de un asentamiento militar y el cuidado
en vestimentas, armas y otros detalles, con los asirios vestidos a la morisca.
Paneles móviles con la serie de tapices del Libro de Judith |
Otros tres paños forman la serie de Jacob y Esaú recogiendo
hechos del Génesis. Son de diferente tamaño pero presentan la misma orla de
elementos vegetales, flores y frutas, medallones con paisajes, pedestales
arquitectónicos con jarrones en la parte inferior y cabezas de león de las que
cuelgan haces de frutas en las esquinas.
Los tres paños de la serie de Jacob y Esaú |
Finalmente, la colección cuenta con otras cuatro escenas de
fauna y flora y cortesanas.
Además, en dicha sala también hay algunas obras de arte,
como un San Andrés atribuido a Gil de Siloe, La impresión de las llagas de San Francisco de Diego de la Cruz y
una Última Cena hispano-flamenca de
fines del siglo XV.
Última Cena hispano-flamenca de fines del siglo XV |
Fotografías ajenas:
Fuentes:
DOMÍNGUEZ TORRES, M., “Imágenes de dos reinos. Las
interpretaciones del Juicio Universal en el orbe hispánico del Seiscientos”, Archivo Español de Arte, LXXV, 2002,
299, pp. 327-334.
FITA COLOMÉ, F., “Descripción arqueológica de la iglesia de
San Nicolás de Burgos”. Boletín de la
Real Academia de la Historia, tomo 58, 1911, pp. 233-236.
HUIDOBRO SERNA, L., Descripción
arqueológica de la iglesia de San Nicolás de Burgos, Valladolid, colegio
Santiago, 1911.
LAMPÉREZ, V., “La iglesia de San Nicolás, de Burgos”. Boletín de la Real Academia de la Historia,
Tomo 70, 1917, pp. 105-109.
Comentarios
Tiene usted un blog magnífico.
Un saludo.
Besos bien fuertes.
Bueno, que se me va la pinza. :-D No conozco todas las iglesias de Burgos capital, pero sin duda esta es la que más me gusta de las que he visitado (sin contar la catedral y la cartuja). Es lo que tú dices, esa paz tan alucinante que atesoran sus cuatro paredes. No soy creyente y sin embargo iba allí a menudo a calmar mis demonios.
De tapices entiendo más bien poco. Fui hace años a la Real Fábrica de Tapices y vi el trabajo de chinos que desarrollan para hacer apenas cinco centímetros de tapiz y desde entonces les tengo un gran aprecio. Pero es como todo para los que somos neófitos, me baso más bien en el me gusta o no para apreciarlos.
Muuuuuchos besos también para ti. ¡Os echo de menos!
OscarG. Universidad de Burgos. Arquitectura Técnica.
Sabe algo sobre ello? Gracias!!
Le querría comentar que dado su saber hacer y su preparación, tanto técnica como de historia, que algún día, (cuando pudiese) se pasase por Córdoba y viese la iglesia de San Lorenzo, del siglo XIII y su maravillosas pinturas al fresco que están en la pared del altar. Es despues de la Catedral-Mezquita la iglesia mas interesante y mas bella de Córdoba. De nuevo, muchísimas gracias por su aportaciones.