San Pablo de Valladolid

La conocida iglesia de San Pablo, lo único que se conserva de un importante convento dominico fundado en Valladolid en el siglo XII, ha sido testigo de grandes acontecimientos áulicos a lo largo de su azarosa vida, sobre todo en época medieval y moderna, pues allí fue bautizado y jurado como príncipe de Asturias por los nobles castellanos el futuro Enrique IV y también recibieron bautizo Felipe II, Felipe IV o la infanta doña Ana Mauricia, ambos hijos de Felipe III.

Portada de San Pablo en visión “bajo pórtico”

Además, entre sus muros recibieron sepultura, entre otros, el infante don Alfonso, hijo de Sancho IV y María de Molina, la reina Catalina de Lancaster, trasladada a la capilla de los Reyes Nuevos de Toledo en 1419, su hijo, Juan II, antes de ser definitivamente inhumado por Isabel la Católica en la cartuja de Miraflores, el infante don Juan, hijo de Carlos V e Isabel de Portugal, y María de Portugal, esposa de Felipe II, después trasladada al monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Y allí fueron también enterrados los principales promotores de sus obras, fray Alonso de Burgos, que se construyó su propia capilla funeraria, y don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas y su esposa, doña Catalina de la Cerda, que adquirieron su patronato y renovaron completamente la iglesia cuando en 1601 la corte de la Monarquía Hispánica se trasladó a Valladolid.

El origen del convento estuvo en una donación de unos terrenos en 1276 por doña Violante de Aragón y Hungría, esposa de don Alfonso X el Sabio, en los que ya existía una capilla dedicada a Nuestra Señora del Pino que sirvió de iglesia para una nueva comunidad dominica establecida, como era costumbre en las órdenes mendicantes, extramuros de la ciudad.

Fotografía de la fachada de San Pablo de J. Laurent de ha. 1870 (1)

Para este primer uso, junto a la capilla se edificaron unas modestas construcciones que fueron ampliándose y transformándose gracias a las donaciones que recibieron, una de las más importantes la cofradía de los pellejeros, a quienes pertenecía la ermita, que les cedieron otras casas contiguas.

Fachada de la iglesia de San Pablo, con la capilla de San Gregorio, patrocinada por fray Alonso de Burgos, adosada a la derecha (2)

Y así vivieron hasta que hacia 1290 doña María de Molina, esposa de Sancho IV, decidió financiar la construcción de un nuevo convento, seguramente de aspecto sobrio, con iglesia que se cubriría con techumbre de madera, en terrenos anejos cedidos por el Concejo, tal y como se recoge en sus disposiciones testamentarias. La reina también estableció que los restos mortales del infante don Alfonso, fallecido en 1291, recibieran allí sepultura.

Sepulcro de doña María de Molina en las Huelgas de Valladolid (3)

A mediados del siglo XV el cardenal fray Juan de Torquemada inició una renovación completa del convento, continuada, tras su fallecimiento en 1468, por fray Alonso de Burgos, primero fraile y después prior de San Pablo, obispo de Palencia y confesor de Isabel I, que también remodeló la antigua capilla del Crucifijo, adosada al crucero de la Epístola, para convertirla en su propia capilla funeraria, construyendo a cambio otra capilla del Crucifijo en el lado del Evangelio, y fundó el anejo Colegio de San Gregorio, construido entre 1488 y 1492 como centro de estudios de Teología.

Fray Alonso contrataría a Juan Guas para lo arquitectónico, que se encargaría de la iglesia y del claustro, y a Simón de Colonia para la labor escultórica, terminando la fachada del templo, que ya estaría iniciada a la muerte de fray Juan de Torquemada, y elaborando un retablo para el altar mayor, su sepulcro funerario y la portada para la nueva capilla del Crucifijo adosada al crucero del Evangelio. En el siglo XVII el retablo fue sustituido por otro de Gregorio Fernández, perdiéndose su pista.

Maqueta sobre un plano de la ciudad en la que se ve la plaza de San Pablo, con la iglesia, la planta del claustro, y el resto de edificios que conformaban la plaza (4)

Hacia 1550 el cardenal fray García de Loaysa, confesor de Carlos V, financió la construcción de la sacristía, decorada con los escudos de la Orden y con santos dominicos y cubierta con bóveda estrellada.

Como ya se ha dicho, en 1601, tras el traslado de la corte de Madrid a Valladolid, el I duque de Lerma, don Francisco de Rojas y Sandoval, valido de Felipe III, adquirió el patronato de la iglesia para convertirla en su panteón familiar, trasladó los restos del infante don Alfonso al monasterio de San Benito y encargó importantes reformas al arquitecto Diego de Praves, que adoptó un lenguaje clasicista que enmascaró la estructura gótica modificando todo el cuerpo de la nave, introduciendo el amplio coro alto a los pies y construyendo el actual nivel elevado del presbiterio para ubicar debajo su cripta funeraria, además de importantes modificaciones en la fachada y la elevación de los machones que la enmarcan.

Juan Pantoja de la Cruz. Francisco Gómez de Sandoval y Rojas y Catalina de la Cerda  (detalles). 1602, 101 x 204 cm. (cada uno). Colección Casa Ducal Medinaceli (5)

Otra de sus intervenciones fue la construcción de una tribuna-balcón en la cabecera para asistir al culto, realizada por Juan de Nates según trazas de Francisco de Mora.

Además, también donó al convento importantes obras de arte, destacando la famosa Anunciación de Fra Angelico que hoy está en el Museo nacional del Prado.

Fra Angelico. La Anunciación, 1425-28, 194 x 194 cm, Museo Nacional del Prado (6)

Con la invasión francesa comenzó el declive del convento, utilizado como cuartel. Además, con los decretos de exclaustración y las desamortizaciones de la primera mitad del siglo XIX los monjes tuvieron que abandonarlo, los edificios conventuales fueron derruidos y sólo se salvó la iglesia, de ahí que cuando la comunidad fue restaurada en 1893 el espacio de vivienda para los frailes fuera muy escaso, adaptándose la antigua sacristía como vivienda conventual.

Parcial de un plano de la ciudad levantado por Ventura Seco en 1738 en el que se aprecia el convento San Pablo y el colegio San Gregorio (7)

En 1931 San Pablo fue declarada Monumento Nacional Histórico y a lo largo del siglo XX hubo varias intervenciones de restauración tanto en la iglesia, que en 1968 sufrió un incendio que afectó a la capilla mayor y el crucero, como en la fachada, que en la segunda mitad de la década del 2000 ha sido de nuevo restaurada.

Presenta planta de cruz latina de nave única de cinco tramos con capillas laterales comunicadas entre sí, cabecera poligonal como prolongación de la nave y dos pequeñas capillas absidiales. Cuenta con un amplio coro alto a los pies que abarca los tres primeros tramos de la nave y se cubre con bóvedas de tercelete con ligaduras con los nervios descansando sobre ménsulas que se corresponden con potentes contrafuertes al exterior.

Plano de San Pablo y la capilla de San Gregorio (8). Las indicaciones son mías

Interior desde el sotocoro

El coro alto desde la cabecera

Exterior del ábside desde el zaguán del colegio de San Gregorio

Contrafuertes del lado del Evangelio

Tanto este coro como la policromía de las bóvedas es una obra de estuco y dorado de comienzos del siglo XVII de la mano de Francisco Martínez, fueron añadidos cuando el duque de Lerma adquirió el patronato y realizó reformas en un lenguaje clasicista más del gusto de la época.

Bóveda barroca del sotocoro de acuerdo a los gustos estéticos en época del duque de Lerma, muy distintos del gusto gótico de las cubiertas de la nave

Decoración de los nervios y plementos de la bóveda gótica, añadida tras la adquisición del patronato de San Pablo por el duque de Lerma, de ahí la presencia de su heráldica en las claves

Detalle de la decoración de los nervios de la cubierta del crucero de la Epístola, donde se aprecia una cata en la que se observa un dragón, seguramente parte de la decoración anterior a la reforma del duque de Lerma

En el incendio de 1968, que afectó profundamente a la cabecera, se perdió la decoración de la cubierta y el retablo Gregorio Fernández de la primera mitad del siglo XVII, de ahí que en la actualidad en el ábside sólo aparezca una gran talla de Jesús Crucificado de Juan de Juni datada en 1572.

En las hornacinas laterales de la capilla mayor estuvieron las estatuas orantes de los duques de Lerma diseñados por Pompeo Leoni, en la actualidad en la capilla de San Gregorio, sustituidas por esculturas de los santos dominicos Inés de Montepulciano, Pedro de Verona, Vicente Ferrer y Catalina de Siena salvadas del retablo de Gregorio Fernández.

Cabecera, con el Crucificado y las esculturas mutiladas del desaparecido retablo de Gregorio Fernández

Escultura orante de bronce de don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas que estaba en la hornacina del Evangelio del ábside de San Pablo y hoy se encuentra en la capilla de San Gregorio

Escultura orante de bronce doña Catalina de la Cerda que estaba en la hornacina de la Epístola

En el muro del Evangelio de la capilla mayor se ubica la mencionada tribuna del duque de Lerma, obra de Juan de Nates según proyecto de Francisco de Mora.

Detalle de la cabecera, con la tribuna del duque a la izquierda

También llaman la atención los grandes escudos de la casa de Lerma pintados a los lados de la capilla mayor, en los brazos del crucero y sobre los arcos de las capillas absidiales.

Escudo de la Casa de Lerma sobre el arco de la capilla absidial de la Epístola

La capilla absidial de la Epístola está dedicada a Santo Domingo y contiene una talla del santo y un Cristo yacente, ambos de Gregorio Fernández, y una Santa Juana de Aza, madre de Santo Domingo de Guzmán.

Capilla de Santo Domingo, con la talla de del santo y el Cristo yacente, ambos de Gregorio Fernández

Detalle del Cristo yacente de Gregorio Fernández

La portada del crucero de la Epístola era el acceso a la capilla de San Gregorio, la capilla funeraria de fray Alonso de Burgos.

Portada de acceso a la capilla de San Gregorio, hoy tapiada y decorada con el lienzo de La vocación de los Apóstoles de Bartolomé de Cárdenas, pintor de Felipe III

En la portada se representa a Cristo en majestad y la Entrega de la casulla a San Ildefonso, protector del obispo fray Alonso de Burgos, comitente del convento y fundador del Colegio de San Gregorio, que asiste al acontecimiento arrodillado a la derecha de la escena, lo mismo que en el cuerpo bajo de la portada de la iglesia. Se cree que en ella intervendría Juan Guas aunque hay autores que consideran las figuras más próximas a Gil de Siloe, que acababa de terminar el retablo de la capilla, desaparecido durante la invasión francesa, lo mismo que el sepulcro de fray Alonso de Burgos, obra de Felipe Vigarny.

La Entrega de la casulla a San Ildefonso

La capilla, hoy integrada en el recorrido del Museo de Escultura, tiene una sencilla estructura, con dos tramos rectangulares, coro a los pies, ábside poligonal y cubierta de crucería con nervios que apoyan en ménsulas con ángeles tenantes de los escudos de fray Alonso. En 1499 se le adosó una sacristía situada a los pies y comunicada con la iglesia según trazas de Simón de Colonia, que también realizó un corredor que conectaba el colegio con la capilla, hoy desaparecido.

Àbside de la capilla de san Gregorio desde su sotocoro

Detalle de las cubiertas de la capilla de San Gregorio

Las capillas de la Epístola son la de San José, con un retablo rococó de Luis Salvador Carmona, la del Crucifijo, la de Santa Catalina, con un retablo neoclásico del siglo XIX,  y la de San Vicente Ferrer.

La capilla absidial del Evangelio está dedicada a la Virgen de Fátima y en ella destaca la bóveda nervada con clave de madera policromada y una pintura de Antonio Vázquez de ha. 1530 de San Juan Evangelista en Patmos.

Antonio Vázquez. San Juan Evangelistas en Patmos, ha. 1530

La portada en el crucero del Evangelio es la que daba acceso al claustro del convento. En ella también figuran los blasones de fray Alfonso de Burgos además de los de los Duero y presenta un estilo relacionado con la fachada y con la portada del crucero de la Epístola.

Portada del brazo del Evangelio

Detalle de la decoración de la portada del crucero del Evangelio

Las capillas del lado del Evangelio son la de San Pío V, con un retablo rococó, un resto de un arcosolio del siglo XVI con una imagen de la Virgen de Lourdes, la capilla del Corazón de Jesús, con un retablo barroco sobre otro Cristo Yacente de Gregorio Fernández, y  la capilla de Santo Tomás de Aquino.

Resto de un arcosolio del siglo XVI en una de las capillas del Evangelio

Retablo barroco de la capilla del Corazón de Jesús en el lado del Evangelio

Cristo yacente de Gregorio Fernández en la capilla del Corazón de Jesús

La gran fachada de San Pablo, una exaltación gloriosa de la Orden Dominica y de su ortodoxia, organizó desde siempre los acontecimientos de la plaza en la que se ubica, punto de partida y de llegada de procesiones, comitivas y otras celebraciones, del ir y venir desde el Palacio Real cuando la corte Austria tuvo su sede en Valladolid entre 1601 y 1606, de todo tipo de acontecimientos religiosos y también de fiestas y saraos.

Empezaría a levantarse en tiempos de fray Juan de Torquemada, y sería continuada con el patrocinio de fray Alonso de Burgos y trazas de Simón de Colonia y en la que trabajaron también su hijo Francisco y, quizá, un grupo de discípulos de Gil de Siloe, teoría basada en las similitudes con modelos burgaleses como la capilla del Condestable de la catedral de Burgos, la iglesia de San Nicolás o la cartuja de Miraflores.

Recreación sobre una imagen actual de cómo sería la fachada original (9)
  
Pero a comienzos del siglo XVII sufrió una profunda transformación auspiciada por el duque de Lerma que modificó sustancialmente su programa iconográfico.

La fachada con lo añadido por el duque de Lerma en amarillo (9)

Esquema de la portada en un panel en el interior de la iglesia

La fachada en la actualidad (10)

Así, en la actualidad cuenta con tres cuerpos. El cuerpo bajo muestra un vano de acceso en arco conopial abocinado profusamente decorado, con las jambas con tres santas y un fraile. Las dos del Evangelio se han identificado con Santa Margarita de Antioquía y, quizá, Santa Lucía; en cuanto a las de la Epístola, una sería Santa Catalina y la otra, en un determinado momento sustituida, lo lógico sería pensar que fuera Santa Bárbara. En las arquivoltas aparecen cuatro dominicas, tres de las cuales podrían ser Santa Inés de Montepulciano, la beata Juana de Orvieto y Santa Catalina de Siena.

Cuerpo bajo de la portada

A ambos lados de la puerta están, sobre ménsulas y bajo doseletes, de izquierda a derecha, los santos dominicos Pedro de Verona, Domingo de Guzmán, Tomás de Aquino y Vicente Ferrer.

Los santos Pedro de Verona y Domingo de Guzmán al lado del Evangelio de la portada, y dos apóstoles en el pináculo que enmarca el conjunto

Los santos Tomás de Aquino y Vicente Ferrer al lado de la Epístola de la portada, y otros dos apóstoles en el pináculo que enmarca el conjunto

Sobre el arco se sitúa una Coronación de la Virgen, un motivo acorde con la devoción mariana propia de la orden dominica, en presencia de fray Alonso, arrodillado y con los atributos pontificales, acompañado de San Juan Evangelista y con el Bautista al otro lado, una presencia que hace pensar a algunos autores que parte de la labra ya estaría realizada en tiempos de fray Juan de Torquemada, de ahí la presencia de sus santos patronos.

Escena de la Coronación de la Virgen

La escena, además, está flanqueada por dos ángeles tenantes que portaban los escudos de fray Alonso y que el duque de Lerma, cuando adquirió el patronato de San Pablo a comienzos del siglo XVII, mandó limar para sustituirlos por su propia heráldica, la barra y estrellas de la casa de Lerma.

Todo ello está enmarcado por un gran arco carpanel a modo de guardapolvo con doce frailes dominicos nimbados sobre el que se sitúa una imposta que inicia un segundo cuerpo, organizado mediante arcos polilobulados que cobijan a los Evangelistas y con un Dios Padre central flanqueado por los santos Pedro y Pablo, este último a la derecha del Padre, en una posición que normalmente ocupa el anterior en deferencia a la advocación del convento. Por encima se ubica un rosetón central rodeado de crestería flamígera y flanqueado por dos ángeles tenantes a los que el duque de Lerma también cambió los escudos.

La estatuaria se complementa con un rico repertorio ornamental tardogótico compuesto por tracerías y retículas geométricas, arcos lobulados y conopiales, rosetas, escamas, orlas vegetales, doseletes, cresterías…

A su vez, este cuerpo está abarcado por sendos pináculos con esculturas de apóstoles, padres y doctores de la Iglesia, profetas, santas y virtudes.

El tercer cuerpo fue añadido por Lerma en el siglo XVII. Se divide a su vez en tres cuerpos con cinco calles con un fondo unitario tapizado de estrellas, resaltadas y rehundidas alternativamente, y que aluden al emblema familiar del Duque de Lerma.

En los dos primeros cuerpos de la central se ubican, de arriba abajo y de izquierda a derecha, seis escenas del ciclo de la Resurrección: Las tres mujeres ante el sepulcro vacío, Resurrección, los Discípulos de Emáus, Aparición a los discípulos, San Pedro y San Juan ante el sepulcro vacío y la Duda de Santo Tomás. Se cree que los relieves podrían haber estado en el claustro del convento.

Las siguientes calles de los dos primeros cuerpos alojan a cuatro personajes del Antiguo Testamento: Isaías y David a la izquierda y Jonás y Ezequiel a la derecha.

En los extremos, de nuevo nos encontramos con los cuatro Evangelistas.

Cuerpo de la portada añadido por el duque de Lerma

Y en la banda más alta aparece una Virgen con Niño flanqueada por los santos Pedro de Verona y Tomás de Aquino, dos grandes escudos de Lerma y las esculturas de los santos Domingo de Guzmán y Raimundo de Peñafort.

Detalle de las escenas de Las tres mujeres ante el sepulcro vacío, la Resurrección y los Discípulos de Emáus sobre un tapizado de estrellas que alude a la casa ducal de Lerma

Finalmente, en el frontón de remate, que pertenecía a la fachada original financiada por fray Alonso, sobre fondo de decoración de escamas se encuentra el escudo de los Reyes Católicos sostenido por dos leones.

Frontón con el escudo de los Reyes Católicos

El duque de Lerma también fue el que ordenó derribar las tapias del atrio para sustituirlas por pilares rematados con leones tenantes con sus escudos.

Notas:


Fuentes:

AGAPITO Y REVILLA, J., La Iglesia del Convento de San Pablo y el Colegio de San Gregorio, Valladolid, 1911.
ANDRÉS ORDAX, S., “San Telmo, San Gil y otros dominicos en la iconografía de la fachada de San Pablo de Valladolid”, Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción, nº 41, 2006, pp. 55-64.
VASALLO TORANZO, L., “El convento de San Pablo de Valladolid contra Simón y Francisco de Colonia”, Boletín del Museo Nacional de Escultura, nº 4, 2000,  pp. 7-10.

Comentarios

enrique ha dicho que…
El placer que me produce ver y estudiar los planos de los edificios con tus comentarios añadidos no se puede contar en horario infantil...
No conocía la iglesia por dentro y los añadidos me han defraudado, distorsionan la imagen gótica de la fábrica.
No así el añadido de la portada, que en mi opinión la engrandecen (como grande debía de ser el orgullo del duque de Lerma por sí y su linaje).
La desamortización supuso un golpe enorme para el patrimonio artístico español, además de no cumplir con los deseados efectos económicos y sociales. Mendizábal fue una lacra más de ese siglo XIX hispano en el que casi nada salió bien...
Otra cosa: habría que derogar ese decreto (creo que de Carlos III) que impedía enterrar en iglesias...
Sira Gadea ha dicho que…
Es verdad que todos los decretos desamortizadores de la primera mitad del siglo XIX que culminaron con el más famoso, el de Mendizábal (aunque en verdad no fuera el más dañino), no lograron, para nada, lo que los ilustrados pretendieron, con un montón de edificios con sus correspondientes obras de arte, dejados de la mano de Dios (nunca mejor dicho) y sin que el aparato estatal contara con recursos para poder gestionar lo que se les vino encima. En fin... la Historia.
Sira Gadea ha dicho que…
Pdt: si vieras los quebraderos de cabeza a los que me enfrento para localizar los planos en San Google... Muchas veces ni están, otras son parciales, cortados por medio de una capilla sin empacho alguno, como si el añadido no fuera de la iglesia. Una odisea.
enrique ha dicho que…
Sabiendo tus peripecias con los planos, te lo agradezco mucho más!!
pimares ha dicho que…
Magnífico, Sira, como siempre... Todo un gusto leerlo hasta el final. Me ha encantado. Y ya me dirás en que págninas web localizas los planos porque este es otro de mis quebraderos de cabeza.
Ahora mismo te lo cuelgo en mi muro.
Si no lo he leído mal tienes una errata cuando narras la historia, al comienzo, cuando surge la mención del duque de Lerma como valido de Felipe I.... te faltan dos palitos mas. Tú ya lo sabes.
Sira Gadea ha dicho que…
Me gusta. Es como labor detectivesca, jajajajaja...
Sira Gadea ha dicho que…
Glupppssss... Muchísimas gracias, pimares. Subsanado el error. Ese párrafo lo he retocado justo antes de publicar y, como siempre, algo se me escapa. Da igual que me lo lea cien veces. Ya lo tengo asumido. Lo de los planos es, como digo, toda una odisea. Tecleo "plano" en todos los idiomas, me falta solo buscarlo en uzbeko, vamos. Lo que pasa es que tengo más paciencia que el santo Job y, además, hablando de arquitectura, un plano me parece esencial. Repito las gracias. Ya está corregido gracias a ti.
Boro ha dicho que…
Que fantástico viaje fotográfico al interior de la iglesia de San Pablo, está fotografiado cada detalle (a esta página llegué no hace mucho buscando una fotografía que no encontraba por ningún lado pero aquí estaba a buen tamaño y perfectamente rotulada).
Siempre que voy a Valladolid, me invade una especie de desazón por los maravillosos monumentos que contiene, pero lo poco que acompañan algunas calles con edificios enormes que intentan hacer sombra a sus venerables compañeros. Creo que en cuanto a trama urbana Valladolid fue una de las ciudades más castigadas durante el desarrollismo, aunque afortunadamente la zona de San Pablo conserva buena parte de su encanto.
Siempre había pensado que habían elevado al tiempo que la fachada, la nave, pero me extrañaba que siendo precisa como eres en tus comentarios no lo mencionases y también me extrañaba que elevando la nave hubiesen conservado las bóvedas góticas que se ven en las imágenes. Parte de lo bueno (y es mucho) que tiene tu blog es que ánima a buscar más información, y tu das material y a a partir de ese material busqué, y encontré que en la página de la prácticamente difunta Fundación CajaMadrid hay un vídeo sobre San Pablo (realmente hay 14 breves vídeos sobre la restauración de la Iglesia de San Pablo) en el que se muestra a través de varios planos de planta y alzado la evolución de la Iglesia desde que era una ermita hasta que llegó a ser el panteón del Duque de Lerma. http://www.youtube.com/watch?v=y1aj7vT-heI Resultado: no se eleva la nave interiormente pero si se le hace un hueco mayor entre bóvedas y tejado.
Por cierto en la página del convento he visto que poseen una biblioteca en una interesante sala con bóveda de finales del gótico, ¿podría ser la antigua sacristía?.
Y por último y me estoy extendiendo en exceso, que lástima que tengan tapiada la espectacular portada de la capilla de San Gregorio, creo que ganaría mucho separándolas mediante un acristalamiento que diera continuidad a ambos espacios de manera natural.
Gracias por tu dedicación.
Sira Gadea ha dicho que…
Mientras estaba preparando el artículo he leído hasta la saciedad que el duque de Lerma también elevó las bóvedas de la nave. Pero era algo que no cuadraba para nada, más teniendo en cuenta que él es el que hace el coro a los pies y el sotocoro lo cubre con una clasicista. Además, si te fijas, he colocado una fotografía de los nervios de la bóveda del crucero de la Epístola porque vi una cata en la que aparecía un dragón, evidentemente gótico, que era anterior a la decoración vegetal que ahora luce, algo que me confirmó todavía más que las bóvedas no podían ser de Lerma. También me miré los audiovisuales de la Fundación, donde parece que se confirmaban mis sospechas. No he consultado más bibliografía porque para estos artículos de divugación, que no de investigación, creo que ya es suficiente, pero al no saber qué autor o autores son los que desmienten el lugar común de que Lerma las elevó, pues tomé la decisión de dejarlo así, sin decir nada.
El documento de la Fundación CajaMadrid es bueno, pero los planos son muy pequeños y no ofrecen casi calidad. Haciendo virguerías es de ahí precisamente de donde he sacado el de la iglesia incluyendo la capilla de San Gregorio que, incomprensiblemente, en otros planos no aparece, como si no formara parte de la iglesia. Incluida en el recorrido del Museo Nacional de Escultura, ni en San Pablo ni en el propio museo se informa de que era una capilla funeraria de la iglesia. No lo entiendo. Sin más.
Sé que la antigua sacristía se habilitó como espacio habitacional con la vuelta de los monjes a fines del siglo XIX, pero no sé qué es ahora. Habrá que investigar y ver dónde está esa biblioteca que mencionas.
Me emociona de verdad que te leas los artículos hasta ese límite y precises con tanta exactitud, es para mí un verdadero honor contar contigo, das sentido a mi trabajo. Un abrazo y miles de gracias, Boro.
Boro ha dicho que…
De honor nada, es un placer para mi leerlos. Es cierto lo que dices, al visitar el museo nunca he tenido claro si la Capilla de San Gregorio era la iglesia del Colegio o una capilla de la iglesia. En apariencia, teniendo coro y sacristía es extraño que perteneciera a la iglesia de San Pablo, pero tb. sería extraño que fuera del colegio y esté adosada a la iglesia. Un poco lio. Por lo la información que das supongo que la construyeron independiente de la iglesia y por el motivo que fuera, la comunicaron al construirle la sacristía, eso si una comunicación a lo grande, menuda entrada. El motivo, quien sabe.
Sobre la elevación de las bóvedas por el video de la fundación diría que no, que simplemente elevaron el muro por encima de las bóvedas. Una pista de que las bóvedas no son del XVII es el dragón que muestras y además desmontar todas la bóvedas, hacer varias hiladas de muro y recolocar las bóvedas góticas cuando estás dando a la parte inferior de la iglesia un aire herreriano es muy contradictorio.
Sobre planos, un lugar donde encontrarlos a buen tamaño es la planoteca digital de IPCE, son precisos, pero muchas veces carecer de leyenda y algunos son muy funcionales, pero al menos valen para hacerse una idea.
Ahora que dices que usaron la sacristía como recinto habitacional encajan mejor las cosas, las fotos de la biblioteca que vienen en la página del colegio muestran unas bóvedas que parecen excesivamente bajas para la anchura de la sala. Seguramente hayan hecho dos alturas y en la superior hayan colocado la biblioteca, de hecho parece que en una foto hay un hueco de una escalera pequeña.
Creo que como artículos de difusión están muy sobrados, así que puedes estar satisfecha de ti misma. Un abrazo y hasta otra.
Sira Gadea ha dicho que…
La capilla de San Gregorio fue patrocinada por fray Alonso de Burgos como su capilla funeraria adosada a la iglesia de San Pablo y con acceso desde ésta. Y es después cuando le añaden la sacristía a esa capilla, algo, por otro lado, y como bien sabes, muy habitual, el que las capillas funerarias contaran con sacristía propia. Él también fue el fundador del colegio, y lo que no sé es si a raíz de eso, su capilla empezaría a dar servicio religioso al colegio. Ya me enteraré porque tengo pendiente realizar un artículo sobre el Museo.

¡¡¡¡¡Ah!!!!!! Todavía ando en las nubes gracias a tu referencia a la Planoteca Digital del IPCE ¡Menudo descubrimiento! ¡Mil gracias!

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