El Museo Episcopal de Vic. Pincelada en jueves
Entre los muchos atractivos de la ciudad de Vic, confieso mi
absoluta debilidad por su pequeño gran Museo Episcopal, una auténtica joya en
esta localidad de Barcelona ya tan cercana a los Pirineos que destila “otro
aire”, y que bien merece un reposado paseo.
El Museo Episcopal de Vic, con la catedral y el campanario románico a la derecha (1) |
Durante todos esos años la colección fue incrementándose,
sobre todo con obras románicas y góticas, destacando, en las primeras décadas
del siglo XX, la labor de investigación y catalogación realizada por mosén
Josep Gudiol Cunill.
Después de la guerra, el Museo Episcopal se trasladó al antiguo
colegio de Sant Josep, un edificio rehabilitado al efecto, y las
colecciones fueron incrementándose, destacando, sobre todo, la incorporación de
las pinturas murales con las que hoy cuenta la institución.
Vitrinas de arqueología en el antiguo edificio (2) |
Aspecto de la colección medieval en el antiguo edificio (2) |
En 1997, gracias a un convenio de colaboración entre el
obispado, titular del museo, el Ayuntamiento de Vic y la Generalitat, y después
de su reconocimiento como museo de interés nacional, comenzó una profunda renovación financiada por la Consellería de Cultura que incluyó
la construcción de un nuevo edificio en el mismo solar que ocupaba el antiguo,
justo al lado de la catedral, con proyecto arquitectónico de Federico Correa y
Alfonso Milá en colaboración con la Junta del Museo y técnicos de la Generalitat
en materia museística.
El edificio quedó inaugurado en 2002 y consta de
subterráneo, planta baja y tres pisos más, incluyendo salón de actos, taller de
restauración, taller pedagógico y biblioteca. Lo que más llama la atención en él es el diálogo con la ciudad, destacando
una gran ventana rasgada que deja ver la torre románica de la catedral, y que
la arquitectura se acomoda a la colección buscando la mejor perspectiva visual
para la contemplación de las obras que alberga, agrupadas según materiales
para poder sectorizar la climatización y adecuar el mobiliario expositivo, compuesto por vitrinas que permiten conservar los adecuados niveles de conservación de las
obras.
Gran ventanal que cubre todo el edificio y que encuadra el campanario románico de la catedral |
Las colecciones se componen de más de veinte mil piezas
distribuidas en arqueología, románico, gótico, pintura y artes decorativas. La
exposición permanente está compuesta por unas tres mil obras seleccionadas,
principalmente, por criterios estéticos, y organizadas, básicamente, por orden
cronológico.
Las más valoradas son las obras de arte medieval, que son las que
dan fama internacional al museo. Dentro de la colección románica destacan un
selecto conjunto de frontales de altar, el Baldaquino
de Ribes o las pinturas murales, que están expuestas en la forma y
dimensiones que tenían en su emplazamiento original.
Baldaquino de Ribes (2) |
Un aspecto de las salas dedicadas al arte románico |
De la colección gótica destacan la Virgen de Boixadors, en
la que ya se ha perdido el aire mayestático del románico en favor de la cercanía
en la ternura de una madre y un hijo, o el Retablo con la Pasión, Muerte,
Resurrección y Ascensión de Cristo de Bernat Saulet realizado en alabastro y procedente
de la iglesia de Sant Joan i Sant Pau de Sant Joan de les Abadesses.
Detalle de la Virgen de Boixadors |
Retablo de la Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión de Cristo de Bernat Saulet |
En cuanto a la importante colección de pintura catalana de los
siglos XIV y XV, con retablos y fragmentos, están representados pintores como Arnau y Ferrer Bassa, Pere Serra, Lluís Borrassà,
Ramon de Mur, Jaume Cabrera, Bernat Martorell, Jaume Ferrer o Jaume Huguet,
destacando, sobre todo, el Retablo de Santa Clara de Lluís Borrassá, que ocupa
una inmensa sala que evoca los patios de los antiguos palacios góticos de
Barcelona y Palma de Mallorca y que permite admirar la obra desde distintas
perspectivas.
Sala de grandes retablos góticos, con el Retablo de la advocación franciscana del convento de Santa Clara de Vic de Lluís Borrassá de frente |
Otra importante colección es la de
tejidos e indumentaria litúrgica, quizá la más completa de Cataluña, destacando
el frontal de altar conocido como Paño
de las brujas, realizado en tejido andalusí fechado entre los siglos XI y XII. Las piezas de orfebrería más destacadas
son un gran número de incensarios románicos y un conjunto de cruces góticas.
Paño de las brujas |
Las colecciones se completan con obras
de vidrio, piel, forja, metalistería, numismática y cerámica, con un recorrido
lleno de sorpresas que permite observar la evolución de las artes decorativas
en la zona, y con una visita a unos atractivos almacenes visitables por todo el
público, no solo por los investigadores, ubicados en la última planta.
Tablas de pintura gótica en los almacenes visitables |
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Referencias:
Fuentes:
TRESSERRAS MAJÓ, M., “Los museos no son mausoleos. La
renovación del Museo Episcopal de Vic”. Museos.es:
Revista de la Subdirección General de Museos Estatales, nº. 0, 2004, pp.
146-151.
Comentarios
Muchas gracias, Sira.
Un abrazo.