La iglesia de san Pedro de Ávila, ubicada en la plaza del
Mercado Grande o de Santa Teresa, extramuros de la ciudad, justo enfrente de la
Puerta del Alcázar de la muralla medieval, empezó a levantarse, sin que apenas se
conserven documentos sobre ella, y seguramente sobre otro edificio de culto
preexistente, en la primera mitad del siglo XII como parte del proceso de
repoblación de una vasta zona de Castilla y León, a partir de la conquista de
Toledo en 1085 por Alfonso VI, de la mano del conde Raimundo de
Borgoña, casado con doña Urraca, hija del monarca, un enclave en la ciudad que
quedó vinculado a las élites, habitado por caballeros, nobles y eclesiásticos
además de pintores, escultores, ensambladores y entalladores.
Declarada monumento nacional en 1914, desde esa fecha ha
experimentado varias campañas de restauración. Entre 1917 y 1922
dirige reparaciones en la cubierta, el realce de la
cimentación del muro norte y la sustitución de algunos sillares del zócalo de
ese muro. A partir de 1929
se hace cargo de la
consolidación de las fábricas para solucionar grietas interiores y exteriores y
de la demolición de la llamada “sacristía vieja”, un cuerpo adosado al oeste
del brazo del Evangelio que ya tenía el tejado parcialmente hundido. Tras la
Guerra Civil española
estuvo trabajando en la iglesia más
de veinte años en los que, entre otras cosas, se desmontó la cubierta de la
nave de la Epístola, se reforzaron los contrafuertes y se desmontó el rosetón,
que estaba en muy mal estado, para rehacer las piezas rotas.
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La cabecera durante la última restauración, que ha afectado a los ábsides, tanto en el exterior como
en el interior, de ahí que se aprecie un andamio en el muro de la Epístola del altar mayor |
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Detalle del rosetón de la iglesia de san Pedro de Ávila |
A partir de 1979 Jesús Fernández Suárez, con el edificio
en estado lamentable por desplomes y grietas en las bóvedas y en el cimborrio,
realizó intervenciones de consolidación mediante la construcción de zunchos
perimetrales. Entre 1998 y 2001 Vega Ortiz Martín dirigió las obras
para sustituir las cubriciones por chapa de zinc.
La última intervención, cofinanciada por la Fundación
Patrimonio Histórico de Castilla y León, la propia parroquia y el obispado de
Ávila, ha tenido lugar entre 2010 y 2014 y ha afectado a los ábsides, retablos
y rejas de la cabecera descubriendo, además, unas pinturas murales datadas
a comienzos del siglo XVI en ambas capillas absidiales, destacando, sobre todo,
las de la capilla del Evangelio.
La fábrica muestra un zócalo de grandes
sillares de granito gris sobre el que se alzan muros en sillería de piedra de
las
canteras de la Colilla, un granito de colores rojizos muy vistosos presente en otros muchos monumentos abulenses, como
San Vicente o la propia
Catedral.
Del análisis de la documentación
conservada y del propio edificio los investigadores destacan cinco campañas
constructivas: en la primera se levantó la cabecera; en las dos siguientes se
construyeron los muros del crucero y de las naves y las portadas laterales; en
la cuarta, ya a comienzos del siglo XIII, se levantó la nave central, las bóvedas
del crucero y de las naves, la fachada occidental y la torre adosada a la
cabecera en el lado del Evangelio; y en la última, ya a comienzos del siglo
XIV, se levantó el cimborrio. La sacristía, adosada al transepto de la Epístola
es ya de fines del siglo XV.
Todo el templo está rodeado de un atrio que
data del siglo XVI, definido por un murete bajo de piedra decorado con jarrones
y leones rampantes.
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Templo rodeado del atrio |
Comenzando por la fachada este, destacan sus tres ábsides
escalonados, de cara a una plaza que ha quedado despejada en la última intervención permitiendo su completa
contemplación. Los tres cuentan con tres cuerpos divididos por impostas, atravesados por
finas semicolumnas adosadas y ventanas de medio punto doblado con capiteles decorados con ornamentación vegetal y zoomorfa, entre la que se
distinguen aves explayadas, sirenas, centauros… Adosada al norte del ábside del Evangelio se observa una torre del siglo XIII, y en el lado de la Epístola destaca el volumen de la sacristía añadida en el siglo XV.
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Alzado de la fachada este (1) |
Según las investigaciones arqueológicas, toda la zona alrededor de los ábsides delimita un ámbito de enterramientos desde época tardorromana sobre el que se sobrepuso el cementerio parroquial, que comienza en el siglo XII y presenta varios niveles más hasta llegar a la Edad Contemporánea.
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Fachada este, con los ábsides |
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Detalle del vano central del ábside mayor |
La fachada principal,
a los pies del templo, tiene tres calles, correspondientes a las tres naves, separadas
por robustos contrafuertes rematados por pináculos. Las laterales muestran óculos
y la central cuenta con portada de medio punto con seis arquivoltas
baquetonadas bajo sencillo tejaroz sobre el que se ubica, cobijado bajo otro gran
arco de medio punto arquivoltado, un gran rosetón que ya nos está anunciando el gótico pero
que está muy reconstruido, compuesto por pequeñas columnillas radiales que parten
de un círculo concéntrico que sólo conserva del original un baquetón liso, otro
en zigzag y tres cabezas de piedra que lo decoran. Sobre las columnillas que sustentan el arco se ubica una Anunciación y en la clave aparece la figura de Cristo.
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Fachada occidental |
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Alzado de la fachada occidental (1) |
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Calle central de la fachada occidental, con la portada y el rosetón que ilumina el interior |
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El rosetón desde el interior del templo |
Las fachadas laterales dejan ver los tramos de las naves, marcados por los contrafuertes que soportan las bóvedas. La portada del
Evangelio abre en el cuarto tramo de la nave lateral y está protegida por un
alero con grandes canecillos muy deteriorados. Se compone de arco de medio punto con
cinco arquivoltas decoradas con baquetones, rosetas con pétalos, zigzagueados y
puntas de diamante que apoyan sobre una imposta de rosetas soportada por
columnas con capiteles de acanto.
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Fachada norte, con la portada del Evangelio abierta en el cuarto tramo de la nave (1) |
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Portada del Evangelio |
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Detalle de la imposta de rosetas y los capiteles de la portada del Evangelio |
La portada de la
Epístola es similar a la del Evangelio pero con decoración más sencilla,
con tres arquivoltas baquetonadas.
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Fachada sur, con la portada de la Epístola abierta en el cuarto tramo de la nave lateral (1) |
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Portada de la Epístola |
El templo tiene planta de cruz latina con tres naves de
cinco tramos y tres ábsides escalonados con cubiertas de medio cañón que
culminan en bóvedas de horno. Las naves están separadas por arcos de medio punto sobre los que se ubica el cuerpo de ventanas. Los pilares son de sección de cruz griega con semicolumnas adosadas que parecen indicar una cubierta de medio cañón con arcos fajones, pero como la construcción se demora y las naves terminan cubriéndose con bóvedas de crucería, sus nervios apoyan sobre pequeñas ménsulas cónicas, dejando las columnas para sustentar los arcos fajones, que son de medio punto en las naves laterales y apuntados en la central.
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Nave central de san Pedro de Ávila, con los arcos fajones apuntados apoyados sobre
las columnas y nervios de la crucería descansando en ménsulas |
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Cabecera del templo |
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Naves laterales desde el transepto, observándose los robustos arcos
fajones de medio punto que sustentan las bóvedas |
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Planta de la iglesia de san Pedro Apóstol de Ávila (1). Las indicaciones son mías |
Lo que no presenta es tribuna sobre las naves laterales, que
debió descartarse en el transcurso de su prolongada construcción.
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Alzado de la nave central, con los arcos de medio punto, el cuerpo de ventanas, sin tribuna sobre
las naves laterales, y una cubierta de pilares preparados para sustentar
una bóveda de cañon, de ahí la presencia de ménsulas para
soportar los nervios de la crucería |
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Sección longitudinal (1) |
Una triple reja de forja separaba el transepto de las naves.
En la actualidad, la central está reubicada a los pies de la nave del
Evangelio pero se conservan in situ las dos laterales.
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Reja entre la nave del Evangelio y el transepto norte, con
la capilla absidial de la Concepción al fondo |
El
acusado transepto está cubierto con bóveda de cañón
apuntado, un esquema que parece emular a su vecina
iglesia de San Vicente, lo
mismo que el
cimborrio sobre el crucero, que también muestra planta cuadrada, sobre
cuatro trompas que tienen forma de semibóveda de crucería y bóveda octopartita, aunque
las cuatro ventanas abiertas en los cuatro frentes indican una evolución.
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Nave del transepto desde el brazo de la Epístola |
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Bóveda de cañón apuntado del transepto de la Epístola |
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Cimborrio del crucero |
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Retablos de san José y de la Virgen del Rosario en el transepto del Evangelio |
Los capiteles de la capilla mayor muestran una policromía no
muy cuidada y son los más historiados de la iglesia, con una estética románica
que a medida que avanza la construcción hacia los pies va desapareciendo. Se
distinguen palomas afrontadas y leones como los
que también vemos en
San Vicente, y otros que algunos autores ponen en relación
con relatos bíblicos, como Caín y Abel o Sansón.
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Capitel con leones alados de la zona absidial |
El retablo mayor es obra de Rodríguez del Cárcano fechado en
1716. Muestra un único cuerpo de tres calles y ático. Las calles están separadas por columnas torsas de rica decoración, con tabernáculo coronado por la escultura de san Pedro en la calle central y las figuras de santa Teresa y san Isidro en las laterales. En el ático aparece la Asunción flanqueada por dos ángeles.
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Retablo barroco del presbiterio |
La capilla del
Evangelio está dedicada a la Inmaculada Concepción y destaca por su decoración
mural datada por los expertos a comienzos del siglo XVI, que estaba parcialmente oculta por
revocos y ha sido restaurada durante la
última campaña de rehabilitación interna y externa de toda la cabecera, terminada este mismo año.
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Decoración mural de la capilla de la Concepción, con escenas de la Vida de la Virgen |
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Pinturas del muro del Evangelio de la capilla de la Concepción con dos de los Padres de la Iglesia |
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Pinturas del muro de la Epístola de la capilla de la Concepción con otros dos Padres de la Iglesia |
La capilla de la Epístola está dedicada a san Jerónimo y en
ella también se ha descubierto parte de su decoración mural, procediéndose a la
retirada del retablo que la tapaba, ahora en el testero occidental del
transepto de ese lado. Ambas capillas absidiales conservan rejas de fuerte impronta renaciente.
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Capilla de san Jerónimo |
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Retablo de la capilla de san Jerónimo, ahora en el transepto de la Epístola |
Desde el transepto de la Epístola se accede a la sacristía,
un ámbito con portada gótica, de planta cuadrada, añadido ya a fines del siglo XV y
que no es visitable.
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Portada de la sacristía, con acceso desde el transepto de la Epístola |
En los dos pilares torales del crucero que forman el arco de triunfo del
altar mayor se ubican sendos altares renacientes en madera blanqueada que
imita el alabastro de Toribio Muñoz y Rodrigo de Montoya dedicados a san Pablo
y santa Catalina, con esculturas de bulto de alabastro de Juan Sánchez
realizadas en 1575.
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Retablo de santa Catalina en el pilar de la Epístola |
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Retablo de san Pablo en el pilar del Evangelio |
En esta zona de la cabecera abundan los enterramientos, distinguiéndose las heráldicas de los Dávila en los
arcosolios del transepto del Evangelio, los Maldonado en el ábside del
Evangelio, los Bracamonte y Estrada en los arcosolios de la capilla mayor, los
Álvarez de Cebadilla en el ábside de la Epístola o los Serrano en el transepto
de la Epístola.
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Arcosolios de los Dávila en el transepto del Evangelio |
En la nave del Evangelio se encuentran algunas piezas
destacadas. En el primer tramo, separada por una reja, hay una pila bautismal gótica policromada. En
el segundo tramo se encuentra la Virgen de la Soledad, obra de Eduardo Capa
Sacristán, que procesiona desde 1857 el Sábado Santo con las Damas de la
Soledad, en pendant en el tramo de la nave de la Epístola con el Cristo de las
Batallas, origen de la procesión de Miércoles Santo.
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Pila bautismal gótica de la iglesia de san Pedro de Ávila |
Y en el tercer tramo hay un retablo en donado por Alonso Serrano en 1536 con una
escultura central de la Virgen con el Niño, que se la conoce como Virgen del
Sol, y pinturas con las escenas de la Anunciación, la Natividad, Llanto ante
Cristo muerto y la Resurrección.
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Nave del Evangelio, con la pila bautismal al fondo, la Virgen de la Soledad a
continuación y el retablo de la Virgen del Sol en primer término |
De las obras expuestas en la nave del Evangelio destacan las
conocidas como “Sargas de San Pedro”, una colección de ocho sargas, cuatro con
los santos Pedro y Pablo y una Anunciación y otras cuatro con una pareja de
profetas, los Santos Juanes y dos ángeles músicos fechadas en el siglo XVI
atribuidas por la propia iglesia a Pedro Berruguete, expuestas en los tramos
tercero y cuarto de la nave de la Epístola y que llaman la atención por su
calidad, colorido y la arquitectura renacentista que enmarca a los
personajes.
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Cuatro de las sargas, con una Anunciación y, encima, la pareja de Profetas y los Santos Juanes |
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Sargas de la Anunciación |
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Las otras cuatro sargas, con los santos Pedro y Pablo y, encima, dos ángeles músicos |
Este tipo de telas pintadas al temple solían hacerse como
muestras previas a la realización de obras al óleo y su destino pudo ser para
el cierre de algún retablo o como puertas de un órgano.
Referencia:
Fuentes:
GARCÍA MORALES, S. y ESCUDERO LAFONT, Mª E., “La “pequeña
historia de la construcción” o las repetidas intervenciones en edificios
históricos: el caso de San Pedro de Ávila”. En HUERTA, S., GIL CRESPO, I.,
GARCÍA, M. Y TAÍN, M. (Eds.), Actas del
VII Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Madrid, 2011.
PARRADO DEL OLMO, J. Mª, “Retablos de San Pablo y de Santa
Catalina en la iglesia de San Pedro de Ávila”, Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, nº 44,
1978, pp. 452-455.
FERNÁNDEZ SUÁREZ, J., FERNÁNDEZ TRESGUERRERES, R. Y SOMOZA
ARIAS, L., “Restauración de la Iglesia de San Pedro de Ávila”, Materiales de
construcción, Vol. 35, nº 198, abril/moyo/junio 1985, pp. 49-57.
Comentarios
No recordaba yo que la iglesia tuviera un crucero tan sobresaliente. Lo que sí me recuerda ese rosetón es al también románico de Santo Domingo en Soria.
¿Por qué las pilas bautismales suelen estar a los pies de los templos? ¿Tiene alguna explicación litúrgica o de otro tipo?
Gracias Sira, un lunes más.
Se me olvidó comentar lo hermoso que es ese escenario urbano de la plaza donde se ubica la iglesia, conocido por todos como "El Grande", a pesar del edificio de Moneo horripilante, que no aporta nada al conjunto y queda vulgarizado por el entorno.
Como siempre un gran trabajo de divulgación (y más y más).
Un abrazo y buen fin de semana (y abrigarse).
Por cierto, tal vez no se haya hecho cata, tal vez si, pero sabrías si las pinturas de la Capilla de la Concepción ocultan otras románicas. Aunque las pinturas no sean de máximo nivel me gustan esos Padres de la Iglesia en sus arcos con toda la arquitectura pintada.
Gracias y un abrazo