La historia del Museu Nacional Machado de Castro de Coímbra
El Museu Nacional Machado de Castro, que debe su nombre a un
famoso escultor regio coimbricense del siglo XVIII que trabajó en las cortes de
D. José, D. Maria I y D. João VI, es uno de los más importantes de Portugal,
sometido a una profunda remodelación inaugurada el año pasado que ha
dado como resultado uno de los museos que más me han gustado de los que he visitado,
en el que no sólo se han potenciado sus colecciones de arqueología y arte sino
en el que se ha respetado y sabido mostrar el valor arqueológico y
arquitectónico de un enclave con más de dos siglos de historia.
Patio del museo, con la loggia abierta a la ciudad al fondo |
Panel de homenaje al escultor Joaquim Machado de Castro en el museo |
Entrada al museo, con la iglesia barroca de São João Almedina a la derecha |
Ubicado en la parte alta de la ciudad, el museo ocupa un
ámbito privilegiado, esencial ya en época romana pues ahí estaba el Foro, en la
confluencia del cardus y el decumanus, centro neurálgico de Aeminium, la
Coímbra romana, ubicada en un punto estratégico entre Olisipo, la Lisboa
romana, y Bracara Augusta, Braga, y controlando el tránsito por el río Mondego.
Planta de la ciudad con el trazado romano superpuesto y la ubicación del foro (1) |
El Foro, que acogía edificios representativos de la ciudad,
como la basílica, se levantaba sobre un criptopórtico que todavía se conserva, un
inmenso podio con dos galerías abovedadas, una encima de la otra, en el que se
desarrollaban, a cubierto, y dadas sus especiales características térmicas,
muchas de las actividades administrativas, políticas y religiosas, además de
ser zona de almacenamiento, una asombrosa obra de ingeniería fechada en el siglo I dC.
Panel del museo que explica la importancia del criptopórtico |
Reconstrucción del Foro de Aeminium, ubicado sobre un criptopórtico que todavía se conserva (2) |
Maqueta del Foro sobre el criptopórtico |
Una de las galerías menores del criptopórtico |
Vista de la ciudad desde la loggia renacentista del patio del museo, con la cúpula de la Sé Velha de Coimbra a la izquierda |
La Universidad de Coímbra desde la loggia |
Tras la turbulenta Alta Edad Media y el semiabandono del
enclave, a fines del siglo XI en el sitio se levantó una primitiva iglesia de São
João Almedina, reformada en el XII y a la que a partir de la segunda mitad de
ese siglo se le añade un claustro románico y el Paço dos Bispos de la poderosa
diócesis de Coímbra, cuando la iglesia se transforma en capilla del palacio y
el ámbito central de lo que había sido el Foro es utilizado por los obispos
como cementerio.
Claustro románico de São João Almedina incorporado al museo en el lugar que ocupó en la Edad Media |
Restos in situ de la primitiva iglesia románica de São João Almedina, incorporados al circuito del museo |
De aquel primitivo paço apenas se tienen datos porque en el
siglo XVI, bajo el patrocinio del obispo Dom Afonso de Castelo Branco, el
edificio experimentó profunda remodelación según trazas atribuidas al
arquitecto italiano Filippo Terzi, un nuevo palacio del que hoy se conserva
parte de su aspecto exterior, con la singular loggia exenta que nos recibe en el patio, espectacular mirador
abierto a Coímbra y al Mondego organizado en dos alturas, la primera con arcos
de medio punto y la segunda adintelada.
El palacio desde la cubierta de la Sé Velha a mediados del siglo XX (2) |
La loggia desde la terraza del restaurante del museo en la actualidad |
Galería superior de la loggia |
En el siglo XVII, siendo obispo Dom João de Melo, se produjo
otra remodelación que afectó a la capilla arzobispal románica, que fue demolida
para levantar un nuevo templo, en el que se cambió la orientación para darle
acceso directo desde la calle, proporcionando al patio una intimidad con la que
nunca había contado.
Fachada de la iglesia barroca de São João Almedina |
El palacio fue declarado Monumento Nacional en 1910 y tres
años después se inauguró como museo regional, cedido por el ayuntamiento, su
propietario a partir de las desamortizaciones liberales, para tal fin, siendo
su primer director António Augusto Gonçalves.
Aspecto del patio en la primera etapa como museo, bajo la dirección de António Augusto Gonçalves, cuando se realizó una intervención historicista y se incorporaron paneles de azulejería (2) |
El patio en la actualidad |
La otra visión del patio del museo en su primera etapa (1) |
El patio en la actualidad |
Las colecciones iniciales se conformaron con obras de arte y
arqueología del Instituto de Coímbra, la mayoría procedentes de la expropiación
eclesiástica, las del Museu das Pratas, el museo de arte sacro con sede en la Sé Velha de Coímbra que había sido fundado treinta años antes, y las piezas del museo
de artes industriales asociado a la Escola Livre das Artes do Desenho.
António Augusto Gonçalves, fundador del Museu Machado de Castro (1) |
Salón del palacio, utilizado como primer espacio expositivo del museo en 1913 (1) |
Una de las salas de pintura en el museo, con algunos cuadros como la Crucifixión de Escuela flamenca de la derecha ya expuestos en el palacio al comienzo de la institución |
Colección de cerámica del Instituto de Coimbra en 1856 (1) |
Una de las vitrinas de la colección de cerámica en la actualidad |
Gonçalves defendía la institución como instrumento de
formación de obreros industriales, alejándose del modelo clásico de museo de
obras de arte, que consideraba elitista. Pero en 1929 el nuevo director, Virgilio Correia, profesor de Estética
y de Historia del Arte en la Universidad de Coímbra, fue más partidario del
concepto enciclopédico de museo y reorganizó las colecciones buscando dar una
visión de conjunto y terminar creando un museo completo, incluso añadiendo piezas
de etnología, aunque en 1953, el tercer director decidiera que no entraban en su discurso museológico y las trasladara a la División de Etnografía
del Ayuntamiento de la Ciudad.
Durante todos estos años el palacio experimentó diversas
transformaciones, incluyendo excavaciones en el subsuelo, donde se
encontraban los restos romanos del criptopórtico. Pero estas intervenciones siempre
fueron parciales, y eso a pesar de contar con un plan general elaborado por el
director y los arquitectos Baltasar de Castro y Luís Benavente que nunca pudo
terminar de llevarse a cabo por falta de financiación, a lo que se añadió la
muerte prematura de Virgilio Correia en 1944 y siete años en los que nadie
asumió las funciones de director, hasta que en 1951 se nombró a Luís Reis Santos.
Las obras continuaron, y en la década de 1950 se restauró la
galería superior del criptopórtico y se abrió al público. Pero a pesar de las
mejoras, el museo, que en 1965 adquirió la categoría de “nacional”, pasando a
denominarse Museu Nacional Machado de Castro, seguía careciendo del espacio y
la infraestructura necesarios para convertirse en una institución moderna.
Hubo que esperar a 1999 para que finalmente se aprobara un
plan de remodelación integral con proyecto museológico de Adília Alarcão,
directora del museo entre 1999 y 2005, y arquitectónico de Gonçalo Byrne y que
ha incluido la erección de dos nuevos edificios anexos, iniciado en 2004 y
culminado en 2013.
Maqueta del proyecto completo, con la adición de nuevos edificios (1) |
La terraza del restaurante del museo desde la loggia |
El patio desde el interior del museo |
Plantas -1, con las galerías del criptopórtico, 0, a planta calle, donde se expone la colección de escultura, y 1, con las colecciones de pintura y artes decorativas (2) |
Partiendo de un profundo estudio multidisciplinar en el que
intervinieron geólogos, arqueólogos, historiadores, museólogos, arquitectos…
los objetivos se centraron en mejorar las características arquitectónicas
abriendo el edificio hacia la ciudad y el río, aumentar el espacio expositivo,
que se ha triplicado mediante la incorporación de un patio interior y la
adición de dos nuevos edificios, y el dedicado al descanso del visitante, con
una cafetería y un restaurante con acceso libre, y aumentar la seguridad y la
accesibilidad de las obras.
El nuevo edificio se abre a la ciudad, dejando ver su entramado al tiempo que se contemplan las obras |
Ámbito del patio interior, hoy incorporado al museo, con la Capela do Tesoureiro de João de Ruão, realizada para el convento de Santo Domingo, transferida al museo en 1967, al fondo |
En cuanto al discurso museológico, se ha buscado enfatizar
lo que hace del Machado de Castro un museo singular, que son el criptopórtico,
los restos arqueológicos románicos in situ del claustro y la iglesia de São
João Almedina, y su excepcional colección de Escultura, a los que se unen las
colecciones de Pintura, Artes Decorativas y Dibujos y una sección dedicada a la
Reforma Pombalina, un proyecto del siglo XVIII imbuido de las ideas ilustradas
centrado en la actualización de los estudios de la Universidad de Coímbra y que
incluyó una intervención urbanística que modificó el aspecto de la parte alta
de la ciudad por la construcción de los edificios necesarios para ejecutar el
programa, como un laboratorio químico, un jardín botánico o un observatorio
astronómico.
Galerías del criptopórtico (3) |
Claustro románico de São João Almedina |
Colección de escultura del museo. Las piezas se muestran cercanas al visitante, que puede disfrutarlas plenamente y emocionarse ante su proximidad |
Y ahora os propongo un reposado paseo por las muchas y muy interesantes obras de arte que alberga el museo, que sé que os van a emocionar. Sólo tenéis que pinchar aquí.
Otros MUSEOS:
Museo Provincial de Palencia
La
antigua colegiata y el Museo Diocesano Catedralicio de Valladolid
Museu Calouste Gulbenkian de Lisboa
Museo Cerralbo de
Madrid
Museo de Santa Cruz de Toledo
Museo di Castelvecchio de Verona
Museu Nacional do Azulejo de Lisboa
Museu Nacional de Arte Antiga de Lisboa
Museo Diocesano de Arte Sacro de Vitoria
Referencias:
Fuentes:
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Gracias y un abrazo.