El Oratorio del Caballero de Gracia de Madrid

El Oratorio del Caballero de Gracia es una iglesia neoclásica ubicada en el centro de Madrid, encajonada entre la Gran Vía y la calle Caballero de Gracia y con entrada por ambas, aunque cuando se construyó esa zona estaba en las afueras de la ciudad y, por supuesto, no existía la Gran Vía.

Oratorio del Caballero de Gracia

Su origen está relacionado con el modenés Jacobo Gratij, caballero de la Orden de Cristo y secretario del cardenal Juan Bautista Castagna, después Urbano VII, durante su periodo como embajador de los Estados Vaticanos en varios países europeos y como nuncio apostólico de Gregorio XIII en la corte de Felipe II, y que tras esa intensa labor diplomática se ordena sacerdote, estableciéndose en Madrid, destinando su fortuna a fundaciones y obras de caridad y fundando la Real, Antigua y Venerable Congregación de Indignos Esclavos del Santísimo Sacramento para extender el culto a la Eucaristía y poder contrarrestar la influencia de la Reforma, que negaba la presencia real de Cristo en la misma, y que a mediados del siglo XVII construye un oratorio público. En la actualidad se denomina Asociación Eucarística del Caballero de Gracia, dependiente del Opus Dei.

Aquel primer oratorio fue un pequeño templo levantado entre 1654 y 1662 según trazas de Juan Torija, aparejador mayor de obras reales. Pero a mediados del siglo XVIII el espacio insuficiente para las necesidades de la Congregación unido al posible mal estado de la edificación debieron impulsar a buscar una solución, de ahí que el aspecto actual, aunque con modificaciones de las que ya hablaré, se deba a una reedificación emprendida en 1782, durante el reinado de Carlos III, que participa en la financiación donando parte de las ganancias de la Real Lotería, y para la que la Congregación tuvo que comprar tres viviendas con fachada a la calle de San Miguel, desaparecida con el trazado del primer tramo de la Gran Vía, que al principio se denominó calle Conde de Peñalver.

El proyecto le fue encargado a Juan de Villanueva, Arquitecto Mayor de Obras Reales y el mejor representante del momento de la arquitectura neoclásica, artífice del Gabinete de Historia Natural, después Museo del Prado, del Observatorio Astronómico del Retiro, o de las Casitas del Príncipe de El Escorial y de El Pardo, todas ellas obras realizada para la Corona.

Casita del Príncipe en El Escorial

Detalle de la maqueta de 1830 de Lieón Gil de Palacio en el museo Municipal de Madrid,
cuando todavía no estaba abierta la Gran Vía, con el Oratorio
según proyecto de Villanueva en el centro (1)

Villanueva presentó dos proyectos: uno de remodelación del viejo oratorio de Torija y otro de reconstrucción completa y la Congregación adoptó la segunda solución aunque con modificaciones, conformándose como el primer encargo religioso que recibió el arquitecto.

Croquis de Juan de Villanueva del proyecto de remodelación del Oratorio
que fue rechazado en favor de una reconstrucción completa.
1782. Biblioteca Nacional de Madrid (2)

Planta definitiva (3)

Pero las obras le supusieron más de un quebradero de cabeza por las dificultades que entrañaba el solar, un espacio trapezoidal, estrecho y alargado, los condicionamientos económicos, con continuos problemas de presupuesto, y desavenencias con la Congregación, llevándole a no asumir la dirección de la obra, bajo la que puso a su ayudante Antonio de Abajo, para así seguir atendiendo los múltiples encargos reales, y siendo finalmente despedido y sustituido por Juan Pedro Arnal, que en 1795 terminó el interior cerrando el ábside con dos medias columnas falsas realizadas en ladrillo, la ornamentación de la bóveda de cañón con florones siguiendo el proyecto de Villanueva, la escalera de acceso al coro, el atrio, las puertas de entrada y todas las demás, incluida la del lado de la Epístola de acceso a la actual sacristía y otras obras menores. La fachada de Caballero de Gracia, proyectada en 1789 por el propio Villanueva, no quedó concluida hasta 1830 con ligeras alteraciones introducidas por Custodio Teodoro Moreno.

Además de la iglesia, tras el ábside se incluían otras dependencias como sacristía, casa del capellán y sala de juntas con su correspondiente fachada a la calle san Miguel. Pero esta parte, como ya he comentado, tras la apertura del primer tramo de la Gran Vía en la década de 1910 se vio muy alterada, desapareciendo lo espacios anexos, modificándose el ábside y teniéndose que levantar una nueva fachada que a lo largo del siglo XX también se fue modificando.

La última intervención tuvo lugar entre 2002 y 2003, cuando Antonio Sánchez Barriga y José Sancho Roda, del IPCE, restauran las pinturas de González Velázquez de la cúpula y la vidriera de la Última Cena, que recupera el lugar que había tenido en el presbiterio desde la década de 1910, Iberdrola se encarga de su iluminación y Sigfrido Herráez Rodríguez, Ana Iglesias González, Juan Armindo Hernández Montero e Isaac Sanz Alonso, de la Empresa Municipal de la Vivienda en colaboración con la Fundación Caja Madrid, se ocupan de la fachada sur, cubiertas y medianeras.

La fachada norte hacia la Gran Vía fue obra de Carlos de Luque y adoptó un carácter urbano que enmascaraba el edificio religioso. Tenía tres cuerpos, dos laterales para dependencias de servicio y otro central con un gran ventanal encuadrado entre dos columnas corintias que tapaba el ábside, que tuvo que ser embebido por el trazado de la nueva calle.

Fotografía de la década de 1920, con la fachada del Oratorio de la Gran Vía a la derecha (3)

Fotografía publicada en la revista La Esfera el 6 de diciembre de 1930 del primer tramo de la Gran Vía, con la
fachada del Oratorio de Carlos de Luque en el centro de la acera de la izquierda (1)

En las inscripciones de los cuatro rótulos Luque quiso dejar constancia de su intervención: “CONSTRUIDO EL ORATORIO SEGÚN LOS PLANOS / DEL ARQUITECTO JUAN DE VILLANUEVA EN 1794 / REFORMADO Y AMPLIADO SEGÚN LOS PLANOS / DEL ARQUITECTO CARLOS DE LUQUE EN 1916”.

Cartelas con las inscripciones de Carlos de Luque en los cuerpos laterales de la fachada

En la actualidad se conservan los dos paños a ambos lados del ábside, pues durante una restauración general dirigida por Fernando Chueca Goitia entre 1975 y 1979 se produjo la demolición del cuerpo central, en estado de desmoronamiento avanzado.

Estado de la fachada a la Gran Vía tras la intervención
de Chueca Goitia y antes de la de Feduchi (4)

Pero en la década de 1980 Javier Feducchi Benlliure realizo una última remodelación e incorporó el cuerpo superior de remate formando un gran arco de medio punto en esviaje que deja ver el ábside y la cúpula.

Fechada a la Gran Vía en la actualidad

Detalle del cuerpo superior incorporado por Feduchi

La fachada sur, abierta a la calle Caballero de Gracia, trazada por Villanueva pero modificada por Custodio Teodoro Moreno, apenas presenta adorno. En 1962 fue restaurada picándose el enfoscado original para dejarla con el ladrillo visto, aunque en la restauración de 2003 se recuperó la imagen primitiva siguiendo el diseño original revistiéndola de nuevo con revoco de color gris con despiece de sillares pintados.

Diseño de Villanueva para la fachada a la calle
Caballero de Gracia (1)

Dibujo de la fachada finalmente ejecutada (5)

La fachada a la calle Caballero de Gracia tras picarle el
enfoscado para dejar el ladrillo visto (1)

Se organiza mediante un cuerpo bajo con calle central con dos columnas jónicas que flanquean un acceso ligeramente retranqueado, vano rectangular con un relieve del cordero místico, sencillas hornacinas en las calles laterales, cuerpo superior con ventanal de arco rebajado que ilumina el coro, bajo el que se sitúa un relieve en piedra inspirado en la Última Cena de Leonardo da Vinci, los dos relieves, de José Tomás, muy apropiados para una congregación eucarística, y frontón triangular de remate. Está en oblicuo con respecto al eje longitudinal del edificio para alinearse a las fachadas anejas, pero la desviación apenas se percibe gracias al nártex que precede al cuerpo de la iglesia.

Estado actual de la fachada a la calle Caballero de Gracia

Relieve de la Última Cena de José Tomás (3)

Ya en el interior, la planta es basilical pero muy estrecha, lo que permitía el solar, con coro sobre el nártex de la fachada a los pies, nave central cubierta con cañón decorado con casetones con florones sobre un rotundo entablamento y dos falsas naves laterales, pues en realidad son simplemente pasillos delimitados por catorce enormes columnas de granito monolíticas con capiteles corintios de piedra de Colmenar, un mecanismo que Villanueva ya había experimentado en la Rotonda del Museo del Prado.

Leon-Agusto Asselineau. 1832. Vista de la Rotonda del Real Museo de Madrid. Litografía (6)

Detalle de la bóveda de casetones de la nave central

Sección longitudinal (5)

Sección transversal a la altura del falso transepto
hacia el ábisde (5)

Sección transversal hacia los pies (5)

La traza se completa con un falso transepto con cúpula con linterna, sobre pechinas y tambor con óculos, también decorada con casetones, y ábside en forma de exedra con cubierta de media naranja. La idea del transepto con cúpula, el elemento menos neoclásico de todo el proyecto, y a pesar de las dificultades que entrañaba el solar, fue petición expresa de la Congregación, que consideraba que daba prestancia al oratorio al asemejarlo a las mejores iglesias de la corte.

Falso transepto con cúpula

Gracias al ritmo aplicado a las colosales columnas y la poca distancia que hay entre ellas, Villanueva conformó un espacio como un gran salón corintio con apariencia mucho mayor del que en realidad tiene. El falso transepto está marcado mediante un intercolumnio mucho más ancho que los demás para dar apariencia de nave transversal que en realidad no existe, y con la interrupción de la bóveda de cañón mediante una cúpula elíptica con el eje mayor en perpendicular a la nave principal, logrando enfatizar la altura y la luz y singularizando este espacio. Además, los falsos brazos, conseguidos mediante un ligerísimo retranqueo de los muros, repiten la cubierta de bóveda de cañón de la nave, completando el engaño visual.

Aunque la nave está interrumpida por el transepto, apenas se aprecia, con un eje longitudinal muy acusado (3)

Sólo este falso transepto y el presbiterio permiten asociar el ámbito a su uso religioso, un espacio diáfano y monumental pese a sus pequeñas dimensiones en el que destacan los efectos lumínicos y visuales, con una gradación de la luz en sentido longitudinal lograda al contrastar la penumbra a los pies de la nave con la luminosidad de la cúpula sobre el crucero, un efectismo espacial que está bebiendo del barroco y de obras como la Scala Regia de Bernini para el Vaticano, que Villanueva forzosamente tuvo que conocer durante su estancia en Roma becado por la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Scala Regia del Palacio del Vaticano de Gian Lorenzo Bernini. Grabado 
de E. Challis sobre un dibujo de W. L. Leitch. 1842 (7)

La decoración de la cúpula fue obra de Zacarías González Velázquez, propuesto por el propio Villanueva como uno de los jóvenes pintores del momento con mayor proyección, que en ese momento tiene 28 años y está terminando dos cuadros encargados para la capilla del Sagrario de la catedral de Jaén.

Decoración de la cúpula y las pechinas de Zacarías González Velázquez

Siguiendo los deseos de la Junta de Gobierno de la Congregación, la iconografía gira en torno al tema eucarístico. Las pechinas cuentan con los tres arcángeles Gabriel, Rafael y Miguel y el Ángel de la Guarda. En la parte baja del casquete de la cúpula se desarrollan cuatro prefiguraciones del mismo del Antiguo Testamento, con el Sacrificio de Isaac, Sansón alimentándose con la miel de la boca del león, la Vuelta de los exploradores de la tierra de Canaán con el racimo de uvasRuth mostrándole a Booz las espigas de trigo. Por encima de los óvalos hay cuatro ángeles con la S y el clavo, jeroglífico de la palabra “esclavo” en relación con primitivo título de la congregación propietaria del templo, el cáliz, la hostia, los panes de la proposición, el libro de los siete sellos y el cordero, todos símbolos eucarísticos, además de filacterias con las jaculatorias “HIC SALUS / HIC VITA / HIC ORATIA / HIC GLORIA”. Finalmente, en la linterna se representa la Gloria celestial.

Vuelta de los exploradores de Canaán con las uvas y Ruth mostrándole a Booz las espigas de trigo

Las pinturas de las pechinas se perdieron por la humedad y en las restauraciones dirigidas por Fernando Chueca se picaron hasta llegar a la capa de mortero, perdiéndose lo poco que quedaba de la obra de Gónzalez Velázquez, para aplicar una decoración de guirnaldas con el escudo de la Congregación según diseño de Jesús Bernal, pero en la última intervención a partir de 2002, bajo la dirección del arquitecto José Sancho Roda, se decidió reproducir las originales sobre lienzo sintético a partir de los bocetos conservados y de fotografías antiguas, encargándole la labor al pintor ruso Boris Lugovskoy, quedando instaladas en 2010.

San Miguel

San Gabriel

Zacarías González Velázquez también recibió el encargo de una pintura con la Última Cena y de un San José y una Inmaculada para el altar mayor. Las dos últimas hoy ocupan los testeros del falso transepto.

San José e Inmaculada Concepción, de Zararías González Velázquez (3)

En cuanto a la Última Cena, se colocó en la cabecera en 1795, pero ante las quejas de la familia que había donado al primitivo oratorio un cuadro del Cristo de la Obediencia con la condición de que ocupase ese lugar principal, al año siguiente la Congregación decidió retirarla y trasladarla a la sacristía. En 1859 volvió al ábside, donde permaneció hasta las obras de la década de 1910, cuando de nuevo pasó a la sacristía, desapareciendo durante la Guerra Civil y sin que hoy se sepa su paradero.

La construcción de la nueva fachada de la Gran Vía de la mano de Carlos de Luque incluyó una necesaria modificación del ábside para alinearlo con el trazado de la calle en la que se decidió colocar una vidriera encargada a la Casa Maumejean que repitió el tema de la Última Cena, asunto eucarístico de la fachada de Caballero de Gracia y acorde con el carácter de la congregación, tomando como modelo el hoy perdido cuadro de Zacarías González Velázquez.

Vidriera de la Última Cena de la casa Maumejean

Está flanqueada por dos semicolumnas corintias adosadas que soportan un arquitrabe curvo, sobre el que aparece un triángulo trinitario sostenido por dos ángeles adoradores, a partir del que se desarrolla el casquete de la bóveda absidial, de nuevo decorado con casetones, esta vez romboidales.

Ábside con la vidriera de la Última Cena

Durante la restauración de Chueca Goitia, entre 1975 y 1979, la vidriera fue desmontada, el ábside se tapió y en él se colocó una talla del Cristo de la Agonía de 1650 atribuido a Juan Sánchez Barba, una de sus pocas obras conservadas, que antes estaba a los pies del templo. Pero la última intervención de 2003, tras haber localizado los fragmentos y después de una cuidadosa restauración, la vidriera de la Última Cena volvió a ocupar su lugar.

El ábside tras la intervención de Chueca Goitia,
antes de la reincorporación de la vidriera
y de la reproducción de las pechinas (5)

Por una fotografía antigua se supo que los óvalos del crucero también tuvieron vidrieras con símbolos eucarísticos y aunque se ha restaurado una de ellas, la falta de presupuesto no ha permitido hacer lo mismo con las otras tres.

En cuanto al resto de pinturas, destacar los Apóstoles san Pablo y san Pedro y un Noli me tangere de José Beratón, la Virgen niña con san Joaquín y santa Ana de José Camarón Meliá, un San Miguel de José López Enguídanos o Virgen de la Perseverancia y San Juan, seguramente parte de un Calvario, anónimos, que flanquean la entrada a los pies.

Noli me tangere de José Beratón (3)

San Miguel de José López Enguïdanos (8)

Virgen de la Perseverancia y San Juan (8)

La tumba de Jacobo de Gratij, diseñada por Custodio Moreno, se encuentra en la nave de la Epístola llegando al transepto, cuando tras las desamortizaciones del siglo XIX se decide el traslado de sus restos desde la capilla de Nuestra Señora de Gracia de la iglesia de las Religiosas Franciscanas de nuestro Padre San Francisco del Caballero de Gracia, justo al lado de la casa de Jacobo de Gratij y donde había recibido sepultura tras su muerte en 1619.

Tumba del fundador (9)

En cuanto a la obra escultórica, en el nártex se ubica una talla de la Virgen del Socorro de Francisco Elías de 1825 y ya en la iglesia, en el lateral de la Epístola, justo después de la entrada, está la talla del Cristo de la Agonía que durante un periodo ocupó el ábside, recuperando su lugar lógico, pensado en facilitar la devoción de besarle los pies.

Virgen del Socorro en el nártex (9)

Los bancos fueron diseñados por Fernando Chueca en 1975 y realizados por Antonio Domínguez, y los confesionarios también son diseño de Chueca aprovechando los huecos que Villanueva dejó en los muros para ese fin, aunque como las falsas naves son tan estrechas, quedan algo encajonados.

Uno de los confesionarios, diseño de Chueca Goitia (3)

Nave central y nave del Evangelio, con los confesionarios diseñados por Chueca Goitia

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Referencias:

(3) ROSCALES OLEA G., Historia artística del Real Oratorio del Caballero de Gracia, libro en PDF en la red: http://caballerodegracia.org/wp-content/uploads/2014/09/Historia-Artistica-del-Real-Oratorio-del-Caballero-de-Gracia-2.pdf
(5) MONTES SERRANO, C., “El Real Oratorio del Caballero de Gracia en Madrid”, Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, nº 76, 1993, pp. 267-312.

Fuentes:

MONTES SERRANO, C., “El Real Oratorio del Caballero de Gracia en Madrid”, Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, nº 76, 1993, pp. 267-312. 
ROSCALES OLEA G., Historia artística del Real Oratorio del Caballero de Gracia, libro en PDF en la red: http://caballerodegracia.org/wp-content/uploads/2014/09/Historia-Artistica-del-Real-Oratorio-del-Caballero-de-Gracia-2.pdf
ROSCALES OLEA G., “Noticias sobre la pintura del Real Oratorio del Caballero de Gracia”, Boletín de la Real Academia de San Fernando, nº 79, 1994, pp. 419-459. http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/noticias-sobre-la-pintura-del-real-oratorio-del-caballero-de-gracia-0/html/

Comentarios

LEO ha dicho que…
SOY UN ENAMORADO DE MADRID . ESTO ES GENIAL .!!
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, Leandro.
mis fotos ha dicho que…
Muy buen trabajo. Yo he intentado entrar mil veces, cada vez que paso, (y son muchas ) pero siempre hay alguna celebracion. Lo seguire intentando ( con tu trabajo me resultara mucho mas interesante) gracias.
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, Carmen. Es verdad que tienen muchas celebraciones. Yo conseguí hacer las fotografías entre el final del rezo de un rosario y el comienzo de una misa, y no pude recrearme todo lo que hubiera querido. Tiene mucha devoción y suele estar muy concurrida.
Daisy Moreirinhas ha dicho que…
Que preciosidade!
Sira Gadea ha dicho que…
Me alegro mucho de que te guste.

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