La historia de Coca y su castillo, en Segovia

El castillo de Coca se erige en un meandro junto a un escarpe del río Voltoya, al suroeste de esta población segoviana, una situación en un extremo del núcleo urbano que respondería a razones estratégicas, pues en el periodo de constantes revueltas nobiliarias y entre la propia familia real que protagonizaron los reinados de Juan II, Enrique IV y los Reyes Católicos, la construcción del castillo intramuros de la ciudad podría haber sido también peligroso si los propios habitantes de la villa dejaban de ser leales a su señor feudal para ponerse del lado de otro noble y lo asediaban, dejándole sin escapatoria.

El castillo de Coca desde su ángulo noreste, destacando a contraluz la torre del homenaje (1)

Los vestigios más antiguos de la presencia de grupos humanos en esta zona, un enclave privilegiado en el espigón formado por el Eresma y el Voltoya, con abundancia de agua, se remontan a la Edad del Cobre, hacia el 2500-2300 aC., pero tanto estos grupos como los posteriores en la Edad del Bronce, entre los años 1950 y 750 aC., solo lo ocuparon temporalmente, viviendo en pequeñas cabañas de palos y ramajes. Los primeros asentamientos permanentes pertenecen a la Primera Edad del Hierro, y en el siglo VIII aC. ya puede decirse que existe un pequeño núcleo estable que ocupa el extremo occidental, la actual zona de los Azafranales, que en el siglo VI aC. ya abarcaría unas dos hectáreas, con restos arqueológicos que informan de viviendas redondeadas de paredes de adobe y techumbres de madera cubiertas de ramas y paja.

Localización de la aldea de la I Edad del Hierro en la zona punteada y de la necrópolis de
fines del siglo VI-inicios del V aC. en el punto negro. Dibujo de J. F. Blanco (2)

A partir del siglo V aC. empezaría a crecer considerablemente hasta formar una población que ya se conocería como “Cauca”, una especie de ciudad-estado vaccea autónoma dirigida políticamente por un Senado y por una aristocracia guerrera ecuestre, con una organización económica compleja basada en el cultivo extensivo de cereales, en la ganadería y en las relaciones comerciales, con un espacio urbano de casas cuadrangulares de una planta, pavimentos de arcilla cruda o endurecida al fuego, muros de adobe y cubiertas de madera, protegido por una muralla sectorial y no perimetral, fechada en la segunda mitad del siglo IV o inicios del III aC., construida con zócalo de lajas de piedra, adobes, tapial y madera, con un tramo de unos novecientos metros de longitud que protegería el flanco más vulnerable, el sur-sureste, y quizá también otro más en el acceso noreste, aunque este último todavía no está constatado arqueológicamente. En los siglos II-I aC. abarcaría unas veinticinco hectáreas y contaría con unos seis mil habitantes.

Ámbito vacceo (3)

Así, y dada su importancia económica y estratégica, pronto se convirtió en objetivo militar romano en la conquista de Hispania y en el 151 aC. fue tomada y saqueada por el cónsul Lucio Licinio Lúculo, quedando ya anexionada, por lo menos desde el punto de vista militar, a los territorios dominados por Roma, en el 134 aC. Publio Cornelio Escipión el Joven trató de ganarse su apoyo para que no socorrieran a Numancia y en el 74 aC. fue arrasada por Cneo Pompeyo Magno como castigo a su apoyo, lo mismo que la mayoría de las demás ciudades vacceas, a la causa de Quinto Sertorio en su lucha contra el dictador Sila en las Guerras Sertorianas, porque así pensaron que iban a recuperar parte de su autonomía política.

A partir de mediados del siglo I dC. ya puede hablarse de una ciudad romana de igual nombre y extensión, con casas más amplias, de cimientos y zócalos de piedra, alzados de adobe y tapial estucados en rojo, amarillo y negro, pisos de ladrillo, algunos mosaicos y cubiertas de teja, tanto plana como curva. Pero se cree que no llegó a tener importantes infraestructuras ni edificios públicos de piedra para la administración y el ocio porque quedaría relegada a ciudad romana de segunda categoría, a pesar de haber sido una de las principales vacceas, en favor de Segovia, donde Roma decidiría centralizar la gestión administrativa de ese territorio por su mayor valor estratégico, tanto militar como comercial.

A partir del siglo III la Cauca romana empieza a perder población porque la crisis económica, social y de valores en la que está inmerso el mundo romano provoca el abandono de las élites de los núcleos urbanos y su asentamiento en las grandes villas suburbanas que caracterizan el Bajo Imperio.

Sería en esta Cauca donde en el año 347, según los historiadores Hidacio y Zósimo, nacería Flavio Teodosio, hijo de un importante militar romano y el futuro emperador Teodosio I, sin que se conserve dato alguno sobre su infancia y adolescencia aunque sí muchos restos arqueológicos de la época, destacando lo que quizá podría ser su residencia familiar, localizada en el terrazgo de Las Pizarras y que se está excavando desde el 2001. De todos modos, últimas investigaciones parecen cuestionar el origen caucano de Teodosio y consideran que habría nacido en Itálica o su territorium.

Réplica en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida de un Disco conmemorativo de
plata del emperador Teodosio encontrado en Almendralejo, Badajoz, en 1847.
El original está en la Real Academia de la Historia (4)

Excavaciones arqueológicas que han localizado restos de la Cauca romana (2)

Desde mediados del siglo V la ciudad se fue conformando como la Cauca visigoda, más pequeña que la romana, quizá pasando a depender, en el primer tercio del siglo VI, del recién creado obispado de Segovia, un periodo del que se sabe poco, aunque excavaciones muy recientes podrán irnos dando más información sobre el mismo.

En el año 939 Coca sufrió la conquista de Abd-al-Rahman III en su campaña contra Simancas pero en 1085 ya quedó definitivamente incorporada a los territorios conquistados por Alfonso VI, cuando se reorganiza su territorio y se crea, para su mejor administración y explotación e igual que también pasará con Cuéllar, Íscar u Olmedo, la Comunidad de Villa y Tierra de Coca, siendo ya citada en 1123 por el papa Calixto II como parte integrante de la recién restaurada diócesis de Segovia.

A fines del siglo XII o comienzos del XIII se levantaron, quizá reaprovechando restos existentes, las murallas medievales, realizadas en mampostería y ladrillo y que tuvieron, como es propio de la época, una triple finalidad: defensiva, fiscal y de propaganda, pues también se buscaba que fueran expresión del poder económico y militar de la población cabeza de Comunidad de Villa y Tierra. Se cree que tendrían tres puertas, además de portillos y gateras, y todavía se conserva una de ellas, hoy conocida como Arco de la Villa.

Trazado de la muralla medieval y sus tres puertas (5)

En 1439 la villa de Coca, que pertenecía a doña María de Aragón, esposa de Juan II de Castilla y León y hermana de Juan II de Navarra, pasó a manos, por donación de este último, de don Íñigo López de Mendoza, I marqués de Santillana.

"(…) que por nuestra parte acatando algunos servicios que del abemos recibido le fuese fecha merced al de Mendoza de la demasía de los vasallos que demás de los dichos quinientos oviese en la dicha villa e su tierra". (6)

Pero pocos años después, en 1451, por un acuerdo ratificado por Juan II de Castilla y León, y a cambio de la entrega de la villa de Saldaña, Coca y su Comunidad pasaron a don Alonso I de Fonseca y Ulloa, en ese momento arzobispo de Ávila, convertido en I señor de Coca, que aunque fue quien tomó la decisión de construir un castillo, obteniendo la Facultad Real para ello en 1453, no pudo hacerlo realidad.

"Yo el Rey. Por quanto vos el reverendo padre D. Alfonso de Fonseca, obispo de Avila, oydor e del mi consejo, me fezistes relaçion que a mi merced / plaziendo e con mi liçençia e mandado entendedes faser una fortaleça en la vuestra villa de Coca, e me suplicastes e pedistes por merced que para ello vos mandase dar e diese mi liçençia. Por ende yo por la dicha vuestra suplicaçion e acatando vuestra grande lealtad e los muchos e señala- / dos serviçios que me avedes fecho e fasedes de cada dia, tomelo por bien. E por la presente vos do liçencçia e facultad para que sin pena ni calupnia / alguna podades faser e fagades quales quier fortaleza en la dicha vuestra villa de Coca, non enbargante quales quier leys e derechos que en contrario desto sean / 6 con las quales yo de mi propio motu e çierta çiençia e poderio Real absoluto dispenso e las abrrogo e derogo en quanto a esto atañe o atañer puede / delo qual vos mande dar esta mi carta firmada de mi nombre. Fecho en Escalona, quinze dias de jullio, año del nascimiento del nuestro señor Iehsu Cristo / del mill e quatroçientos e çinquenta e tres años. = YO EL REY = Yo el doctor Fernando Diaz de Toledo, oydor / 9 e referndario del rey e su secretario la fize escrivir por su mandato". Carta conservada en el Archivo de la Casa de Alba. (5)

En 1460 don Alonso otorgó testamento fundando el mayorazgo de Coca, Alaejos, Castrejón y Valdefuentes a favor de su hermano, don Fernando de Fonseca y Ulloa, II señor de Coca, que como falleció en 1467 de una lanzada de don Beltrán de la Cueva en la segunda batalla de Olmedo, nunca tomó posesión del mismo, de ahí que a la muerte del arzobispo, en 1473, el mayorazgo pasara a su sobrino, don Alonso de Fonseca y Avellaneda, III señor de Coca, que fue quien, más de treinta años después de que su tío obtuviera el permiso, inició las obras del castillo, que aunque desde que en 1991 Cooper publicara que su artífice fue el alarife musulmán Alí Caro de Ávila así se había considerado, últimas investigaciones parecen apuntar a que la planificación de las mismas y la dirección de los trabajos durante los primeros años se debió al también musulmán de Ávila Maestre Farax, y que Alí Caro no se hizo cargo de la maestría hasta alrededor del año 1500. A partir de 1502 también parece que se le identifica como “Alonso Fonseca”, seguramente porque al ser bautizado, el señor de Coca, don Alonso de Fonseca y Avellaneda, su más importante comitente, habría actuado como su padrino. En la carta ejecutoria en la que incluso se le concede la hidalguía, conservada en el Archivo de Simancas, puede leerse:

“por hazer bien e merced a vos, Alfonso de Fonseca, vecino de la ciudad de Ávila, que antes vos llamávades Alí Caro, acatando algunos serviçios que nos avéys fecho e porque vos convertistes a nuestra santa fee católyca, tenemos por bien (…) que agora y de aquí adelante (…) vos e vuestros fijos (…) e sus deçendientes seades e sean hidalgos. E conmo tales hidalgos gozes de todas las onrras, franquezas (…)”. (7)

Para la planificación, el Maestre Farax debió contar con el asesoramiento del propio don Alonso, hombre avezado en el arte de la poliorcética, capitán de su tío, el arzobispo don Alonso, en el cerco de La Mota, donde se empleó artillería contra la Torre del Homenaje, y de los Reyes Católicos en los asedios a Toro y Castronuño, además de haber participado en la guerra de Granada, donde el uso de la artillería fue decisivo para la conquista de plazas antes consideradas inexpugnables, y de conocer otras fortalezas de ladrillo y tapial realizadas por la nobleza castellana, como Narros de Saldueña, Torralba, propiedad de la familia de su esposa, doña María de Toledo, Castronuevo o Foncastín. De todos modos, la tradición mudéjar consistía en caras exteriores de ladrillo pero núcleo de cascotes, mientras que tanto La Mota de Medina del Campo como Coca presentan un sistema excepcional en este sentido porque la construcción se compone de ladrillos aparejados en todo el espesor del muro, que en algunos casos llega a alcanzar hasta tres metros, de ahí que aunque tradicionalmente Coca se haya considerado un edificio mudéjar, también habría que tener en cuenta el conocimiento de algunas fortificaciones renacentistas italianas de ladrillo en todo el espesor del muro, pues el uso de este material tiene una mayor capacidad para absorber los impactos de los bolos de artillería sin provocar grietas en el mismo.

Huellas de los impactos de los bolos en el castillo de La Mota de Medina del Campo (5)

A la muerte de don Alonso en 1505 el mayorazgo pasó a su hermano de padre, don Antonio de Fonseca y Ayala, Contador Mayor de Castilla, testamentario de Isabel la Católica y Capitán General de las tropas imperiales en la Guerra de las Comunidades, después de que aquel desheredara a su hija, María de Fonseca y Toledo, que desobedeciendo sus deseos, ya acordado su matrimonio con su primo, Pedro Ruiz de Fonseca y Alarcón, hijo de don Antonio, para que el mayorazgo permaneciera en la familia, se había casado en secreto con don Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, I marqués de Cenete, sin que ni su padre, manteniéndola encerrada en Coca, ni Isabel la Católica, radicalmente opuesta a esa unión y a favor de que el mayorazgo recayera en el hijo de don Antonio, que la recluyó en una de las torres del palacio real de Medina del Campo, pudieran convencerla de declarar que el matrimonio no se había consumado, incluso teniendo al marqués encarcelado en Simancas hasta la muerte de la propia reina.

Don Antonio, IV señor de Coca, fue el responsable, tras conocer la arquitectura nobiliaria que se estaba desarrollando en Andalucía y de sus estancias en Milán y Roma como embajador de los Reyes Católicos, de la reforma que confirió al castillo un definitivo doble carácter defensivo y palaciego mediante la sustitución del antiguo patio mudéjar por otro renacentista de tres pandas con dobles galerías y que organizaba las estancias de representación, una residencia también señorial con la que demostrar el poder de sus propietarios, paradigmático ejemplo de la magnificencia que cultivaron las grandes casas nobiliarias desde fines de la Baja Edad Media y donde quedaron integrados mármoles genoveses para columnas con capiteles corintios simplificados, ventanas, corredores del patio y miradores, techumbres de madera de Valsaín, adornos en ricas yeserías y azulejos toledanos y sevillanos, sobre todo procedentes del taller de Niculoso Pisano, que decoraron los arrimaderos de los corredores, la caja de la escalera, los zócalos de las diferentes estancias y la fachada del cuarto en el que vivía el alcaide, la sur, frente a la puerta de entrada al patio, la única panda que se aprovechó de la obra preexistente y que por eso quedó sin galerías.

Restos de la decoración de yeserías que había en la zona noble del castillo, hoy desaparecida,
expuesta en la sala museo de la Torre del Homenaje

Recreación de distintos paneles de azulejos a partir de fragmentos conservados expuestos
en la sala de armas de la Torre del Homenaje

Atendiendo a las fotografías conservadas antes de la restauración de mediados del siglo XX, la caja de la escalera estaría en el lado suroeste abierta a la galería y quizá pudo tener una estructura similar a las dos del Colegio Fonseca de Salamanca, cuyo patrocinador fue el obispo don Alonso de Fonseca y Acevedo, sobrino materno de don Alonso y don Fernando de Fonseca y Ulloa, I y II señores de Coca.

Fotografía del ángulo suroeste del patio antes de la restauración en la que se aprecian
los restos de la escalera. Foto tomada de un panel en el castillo

Ángulo suroeste tras la restauración visto desde la terraza de la Torre del Homenaje.
También se aprecia el lienzo sur, que no contó con galerías porque era el cuarto
del alcaide y se respetó en la reconstrucción plateresca del siglo XVI

Restos de mármol recuperados de la escalera y expuestos en la sala museo de la Torre del Homenaje

En cuanto al exterior, en estas reformas también se levantaron miradores sobre los adarves norte, oeste y sur del recinto interior, también conocidos como “andamios” en la Edad Media, conservándose un grabado en el que se aprecia el que corría entre la Torre del Homenaje y la Torre de Pedro Mata, compuesto por una larga loggia de columnas de mármol que terminaba en la terraza de la Torre de Pedro Mata, que se cubrió con una armadura para conformar un ámbito a resguardo desde el que contemplar el paisaje, unas estructuras prácticamente desaparecidas pero que deberían ser similares al andamio de la fachada sur del Castillo de Manzanares el Real, que se cree que servirían para contemplar el terreno circundante pero también para disfrutar de torneos, justas u otras celebraciones.

Fachadas este y norte del castillo en la Lámina XXVII en Alexandre Louis Joseph, CONDE DE
LABORDE,  Voyage pittoresque et historique de L'Espagne, París, 180-1819 (8)

Fachada norte del castillo en la actualidad

"Andamio" todavía conservado en la fachada sur del Castillo de Manzanares del Real, en Madrid

El diseño correría a cargo del propio don Antonio de Fonseca y Ayala, del cantero Juan de Ruesga, arquitecto tardogótico conocido por haber sido el maestro en la Catedral de Palencia entre 1506 y 1514, autor, entre otras obras, de la escalera que baja a la Cripta de san Antolín, y por tanto, estrechamente vinculado al obispo don Juan Rodríguez de Fonseca, hermano de don Alonso de Fonseca y don Antonio de Fonseca y hombre de confianza en la política matrimonial que practicaron los Reyes Católicos con sus hijos, alma mater del segundo viaje de Colón, responsable de la creación de la Casa de Contratación de Sevilla, y del alarife sevillano Diego Rodríguez, que parece que fue el que más importancia tuvo en la conformación final de la obra y que quizá pueda identificarse con el maestro que después trabajó al servicio de don Fadrique Enríquez de Ribera en la Casa de Pilatos de Sevilla en las décadas de 1520 y 1530.

Planta del castillo de Coca (8). Las indicaciones son mías

De todos modos, una prueba decisiva del carácter defensivo que también tuvo el castillo fue que en la Guerra de las Comunidades, entre 1520 y 1521, después de que don Antonio, como Capitán General de las tropas imperiales reclutara tropas y tomara e incendiara la ciudad de Medina del Campo, los comuneros intentaron conquistar la fortaleza de Coca pero ésta permaneció inexpugnable.

La gran decadencia económica y poblacional de la Comunidad de Villa y Tierra de Coca comenzó a partir del siglo XVII y en el XVIII varios de los pueblos de su jurisdicción consiguieron la exención e incluso cambiaron su nombre, de ahí que Fuente de Coca pasara a denominarse Fuente de Santa Cruz, Nava de Coca cambió por Nava de la Asunción y Santiuste de Coca pasó a llamarse Santiuste de San Juan Bautista.

Las sucesiones en el señorío continuaron pasando a los condes de Ayala, los duques de Veragua, los duques de Berwick y la Casa de Alba, siendo el último señor de Coca don Carlos Fitz-James Stuart y Silva, duque de Berwick y Alba, porque en 1808 Napoleón suprimió los derechos feudales en España y las Cortes de Cádiz abolieron los señoríos por un decreto de 1811, aunque los Alba siguen siendo en la actualidad los propietarios del castillo.

En 1837 una Real Orden declaró extinguida, igual que el resto, la Comunidad de Villa y Tierra de Coca, pero en 1876 fue de nuevo restaurada y todavía pervive como reliquia secular.

Por Decreto-ley de 1926 el castillo fue declarado Monumento Histórico Nacional por la Dirección General de Bellas Artes; el informe para su declaración fue emitido por Elías Tormo y en 1928 fue publicado en el Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

En 1954 el alcalde de Coca consiguió que el ducado de Alba lo cediera al Ministerio de Agricultura como sede de la Escuela de Capacitación Forestal con la condición de que la restauración se realizara con la mayor fidelidad posible al edificio original.

Las obras comenzaron en 1956 bajo la dirección de las Reales Academias de Bellas Artes de San Fernando y de la Historia, a las que se les concedieron plenos poderes, la supervisión del arquitecto del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional Pons Sorolla y la ejecución de los arquitectos Miguel de los Santos Nicolás y Fernando Cavestany, y aunque en el propio proyecto se afirmaba que la obra de restauración se realizaría con el mayor de los escrúpulos, hubo demasiadas “licencias”, quedando terminada en 1958 con el resultado que hoy se contempla.

Panel en el castillo que resume el plan director de la restauración de mediados del siglo XX

Dibujo de la fachada norte del proyecto de reconstrucción de mediados del siglo XX. Planoteca IPCE

Dibujo de la fachada este del proyecto de reconstrucción de mediados del siglo XX. Planoteca IPCE

Dibujo de la fachada sur del proyecto de reconstrucción de mediados del siglo XX. Planoteca IPCE

Dibujo de la fachada oeste del proyecto de reconstrucción de mediados del siglo XX. Planoteca IPCE

Tras el traspaso de competencias a la Comunidad Autónoma de Castilla y León, su Consejería de Agricultura y Ganadería pasó a gestionar el castillo, que entre 1998 y 1999 acometió una serie de obras para mejorar las instalaciones de la Escuela, ampliando los estudios y materias impartidas para adaptarlas a la vigente legislación de Educación.
Plano de Coca y ubicación del castillo en el proyecto de reconstrucción del mismo
de mediados del siglo XX. Planoteca IPCE

Si queréis "pasear" por el castillo en la actualidad tendréis que abrir este enlace. Además, abriendo este otro de SEGOVIA podréis tener acceso a otros artículos de la provincia en Viajar con el Arte.

Referencias:

(2) BLANCO GARCÍA, J. F., “Coca en los inicios de su historia”. En CABAÑERO MARTIN, V. M., SOBRINO LÓPEZ, D. y ZAMORA CANELLADA, A. (coords.), Historia de Coca: Estudios sobre historia y arte en Coca: XXXII Curso de Historia de Segovia, Segovia, Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, 2011, pp. 71-100.
(7) SÁNCHEZ, S. de, “Alí Caro, alarife”. En SER QUIJANO, G. de (coord.), Historia de Ávila IV Edad Media (siglos XIV-XV, 2ª parte), Ávila, 2009, pp. 731-736.
(8) VASALLO TORANZO, L., “El castillo de Coca y los Fonseca. Nuevas aportaciones y consideraciones sobre su arquitectura”, Anales de Historia del Arte, Vol. 24, 2014, pp. 61-85.

Fuentes:

BLANCO GARCÍA, J. F., “Coca en los inicios de su historia”. En CABAÑERO MARTIN, V. M., SOBRINO LÓPEZ, D. y ZAMORA CANELLADA, A. (coords.), Historia de Coca: Estudios sobre historia y arte en Coca: XXXII Curso de Historia de Segovia, Segovia, Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, 2011, pp. 71-100.
BLANCO GARCÍA, J. F., PÉREZ GONZÁLEZ, C. y REYES HERNANDO, O. V., “Campaña de excavación arqueológica de 1999 en Cauca (Coca. Segovia). La secuencia estratigráfica”, Oppidum, nº 8-9, IE Universidad, Segovia, 2012-2013, pp. 29-144.
BLANCO GARCÍA, J. F., “La muralla de Cauca vaccea”, Espacio, tiempo y forma, Serie I, Prehistoria y Arqueología, nº 8, 2015, pp. 87-134.
CANTO, A. M., “Sobre el origen bético de Teodosio I el Grande, y su improbable nacimiento en "Cauca" de " Gallaecia", Latomus: revue d'études latines, vol. 65, nº 2, 2006, pp. 388-421.
COOPER, E., Castillos señoriales de la corona de Castilla, 4 vols Valladolid, Junta de Castilla y León, Consejería de Cultura y Turismo, 1991.
FRAILE DELGADO, M., Materiales de construcción en los castillos de Castilla y León, Tesis doctoral presentada en la Universidad Politécnica de Madrid, 2005.
MORA-FIGUEROA, L., Glosario de arquitectura defensiva medieval, Cádiz Universidad de Cádiz, 1994.
RALLO GRUSS, C., “El castillo de Coca y su ornamentación”, Anales de historia del arte, nº 6, 1996, pp. 13-34.
RUIZ ALONSO, R., “Un novedoso enfoque del esgrafiado mudéjar y de la pintura “de lo morisco” en Segovia”, Arte y Ciudad, nº 6, 2014, pp. 27-60.
RUIZ SOUZA, J. C., “Los espacios palatinos del rey en las cortes de Castilla y Granada. Los mensajes más allá de las formas”, Anales de Historia del Arte, nº especial (II), vol. 23, 2013, pp. 305-331.
RUIZ SOUZA, J. C., “Las telas ricas en la arquitectura. La permanencia de lo efímero”, Anales de Historia del Arte, nº especial, Noviembre, vol. 24, 2014, pp. 497-516.
SOBRINO LÓPEZ, D., “Manifestaciones artísticas en la villa de Coca”. En CABAÑERO MARTIN, V. M., SOBRINO LÓPEZ, D. y ZAMORA CANELLADA, A. (coords.), Historia de Coca: Estudios sobre historia y arte en Coca: XXXII Curso de Historia de Segovia, Segovia, Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, 2011, pp. 197-250.
TAPIA SÁNCHEZ, S. de, “Alí Caro, alarife”. En SER QUIJANO, G. de (coord.), Historia de Ávila IV Edad Media (siglos XIV-XV, 2ª parte), Ávila, 2009, pp. 731-736.
TORRES BALBAS, L. y LÓPEZ OTERO, M., “EL castillo de Coca”, Boletín de la Academia de la Historia, Madrid, 1956, pp. 29-32.
VASALLO TORANZO, L., “El castillo de Coca y los Fonseca. Nuevas aportaciones y consideraciones sobre su arquitectura”, Anales de Historia del Arte, Vol. 24, 2014, PP. 61-85.
Voluntad, función, arquitectura: Walter Gropius en Españahttp://www.sistemamid.com/panel/uploads/biblioteca/2014-05-13_07-27-24101417.pdf

Comentarios

Ray ha dicho que…
Magnífico trabajo, Sira. He disfrutado mucho recordando algunos datos y descubriendo muchos otros gracias a tu exhaustiva información. Ya sabes, cuando un lugar forma parte de la propia experiencia vital, conocer todo sobre su historia y monumentos resulta más apasionante y emotivo. Gracias, de corazón.

(PD: Abusando de tu confianza, te mandaré un relato "basado en hechos reales" cuya acción se desarrolla en este pueblo).
enrique ha dicho que…
Magnífico artículo, como los anteriores sobre Florencia o los Reales Alcázares.
Son un no parar de datos y de conocimientos.
Gracias siempre, Sira.

Entradas populares