Las vidrieras de la cartuja de Miraflores, en Burgos
Otra de las maravillas de la iglesia de la Cartuja de Miraflores, situada en la orilla izquierda del río Arlanzón, a unos tres kilómetros de Burgos, una fundación de Juan II en el siglo XV, son las vidrieras, milagrosamente conservadas desde su colocación a fines de ese siglo, cuando se trajeron de Flandes.
Detalle de la vidriera del Descendimiento |
La iglesia de la cartuja con las ventanas a partir del arranque de las bóvedas |
En el ábside se conservan tres vidrieras figurativas, con la Coronación de la Virgen, la Presentación en el Templo y la Epifanía, además de otras cuatro incoloras, fruto de una sustitución ya en el siglo XVII quizá buscando dar más luz al retablo. El ciclo completo estaría en relación con los Gozos de la Virgen tal y como aparecen en los Libros de Horas de la época y en consonancia con el profundo respeto de los cartujos por Nuestra Señora y del interés general por ese asunto a fines de la Edad Media; en este sentido, faltarían la Anunciación, la Visitación, la Natividad, el Anuncio a los Pastores y la Huida a Egipto o la Matanza de los Inocentes.
Detrás del retablo se distinguen parcialmente las tres vidrieras historiadas que se conservan en la cabecera |
Del análisis de las tres conservadas, sin que presenten ningún tipo de firma, inscripción o fecha, a falta de documentación, y teniendo en cuenta que están bastante alteradas por sucesivas restauraciones, los expertos creen que también serían de origen flamenco y de las mismas fechas que las diez de la nave.
Si las escenas del ábside pertenecen al Ciclo de la Natividad y en relación con la Vida de la Virgen y la Infancia de Cristo, las diez de las naves desarrollan el Ciclo de la Pascua, resaltando los Dolores de la Virgen, escenas que en los Libros de Horas ilustran las del Oficio de la Cruz. Las del Evangelio se centran en el Via crucis, con la Oración en el huerto, la Flagelación, la Coronación de Espinas, la Subida al Calvario y la Crucifixión; y las de la Epístola desarrollan la Via gloriae, con el Descendimiento, la Resurrección, la Ascensión, Pentecostés y el Juicio Final.
Estas diez de la nave forman un conjunto de gran homogeneidad atribuible a un solo autor, gracias a su reciente restauración, cuando se ha identificado la firma que aparece en la Crucifixión, donde puede leerse “CLAS LEUVEN EASE”, con Niclais Rombouts, que también aparece en varias fuentes documentales como Meester Niklaas, Klaas Rombouts o Claex Rambours, uno de los vidrieros más famosos de los Países Bajos entre fines del siglo XV y comienzos del XVI y, por tanto, de Europa, pues el prestigio de las obras flamencas hacía que fueran exportadas a todo el continente, especialmente, a Inglaterra, Francia, Italia y Alemania.
De todos modos, lo que todavía no se sabe es si su participación estuvo en la realización de los cartones, a pequeña escala, en los dibujos a tamaño natural, en la realización de las propias vidrieras o en su montaje o en varios de estos procesos.
En cuanto a las fechas de ejecución, se sabe que se trajeron en 1484 y que su montaje final no se realizó hasta 1488, una vez terminadas las bóvedas del templo, conformándose como las más antiguas conservadas del artista y uno de los primeros casos de importación directa de vidrieras de los Países Bajos a Castilla.
Si os habéis quedado con ganas, la propia Cartuja de Miraflores, sus sepulcros reales y el retablo mayor son imprescindibles.
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Nota:
(1) VV.AA., La Cartuja de Miraflores III. Las vidrieras, Madrid, Fundación Iberdrola-El Viso, 2007.
Fuente:
VV.AA., La Cartuja de Miraflores III. Las vidrieras, Madrid, Fundación Iberdrola-El Viso, 2007.
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