El monasterio de San Benito el Real de Valladolid
San Benito el Real fue un importante monasterio benedictino erigido
en el solar que ocupó el alcázar real de Valladolid y cuya monumentalidad es
fiel reflejo de su importancia a lo largo de varios siglos.
Vista aérea nocturna de San Benito (1) |
A fines de la Edad Media toda Europa se vio inmersa, tras un periodo de relajo de las costumbres, en un movimiento generalizado de reformas conventuales promovidas desde el Papado y apoyadas por la realeza que buscaban recuperar el rigor de la clausura y la estricta observancia de los votos.
Fachadas del convento y la iglesia de San Benito |
Es precisamente fruto de este ambiente cuando Juan I de Castilla, preocupado por la renovación de las costumbres, formación, disciplina y modos de vida del estamento clerical, y rodeado de
personajes como el franciscano fray Fernando de Illescas, impulsor de la
reforma observante en Santa Clara de Tordesillas, o el arzobispo de Toledo don Pedro Tenorio, promueve un movimiento basado en la fundación de conventos
tan esenciales como el Real Monasterio de Guadalupe de la orden jerónima,
la Cartuja del Paular
y este Real Monasterio de San Benito, buscando convertirlos en modelos de renovación espiritual
mediante la estricta observancia de las reglas.
La fundación vallisoletana, en cuyo documento fundacional se especifica que es un monasterio de "monjes prietos", es decir, de la Orden de San Benito, data de 1390, tras la correspondiente bula
papal de Clemente VII desde Aviñón.
Así, bajo la premisa de una nueva fundación que recuperara la observancia de la regla, algo que en ese momento no se estaba respetando en los conventos benedictinos castellanos, y por expreso deseo del rey, una pequeña comunidad venida de Sahagún queda provisionalmente instalada en el alcazarejo de Valladolid mientras se llevan a cabo las obras de acondicionamiento en el alcázar mayor, residencia del monarca a su paso por la ciudad, acondicionando su propia capilla real, bajo la advocación de San Ildefonso, como templo de la nueva fundación.
Así, bajo la premisa de una nueva fundación que recuperara la observancia de la regla, algo que en ese momento no se estaba respetando en los conventos benedictinos castellanos, y por expreso deseo del rey, una pequeña comunidad venida de Sahagún queda provisionalmente instalada en el alcazarejo de Valladolid mientras se llevan a cabo las obras de acondicionamiento en el alcázar mayor, residencia del monarca a su paso por la ciudad, acondicionando su propia capilla real, bajo la advocación de San Ildefonso, como templo de la nueva fundación.
Plano inédito de Arturo Balado Pachón con la superposición del plano del convento y el del Alzazarejo a partir de sus propias
excavaciones en la zona
|
Lo inusual de una fundación de clausura tan “urbana” podría
estar en el deseo del rey de que los monjes oraran por él y sus reinos. Además,
también se sabe que en el complejo hubo estancias reservadas para la familia
real que no desaparecieron hasta las reformas del siglo XVI, con cierto
paralelismo con otros palacios-monasterios de la época, sobre todo el también reformado Santa Clara
de Tordesillas, con una parte todavía como palacio real y otro ámbito reservado
a la comunidad de monjas.
Parcial del plano de Valladolid de Ventura Seco de 1738 conservado en el Archivo Municipal de Valladolid en donde aparece el convento de San Benito |
Una de las obras de arte conservadas de este primer periodo
del monasterio, hoy en el Museo del Prado, es el excelente retablo trecentista
de don Sancho de Rojas, un encargo del arzobispo para amueblar la propia
capilla del alcázar, convertida en iglesia del monasterio, y que hoy está en el
Museo del Prado.
Retablo de don Sancho de Rojas, siglo XIV, Museo Nacional del Prado (3) |
Don Sancho también se hizo construir su propia capilla
funeraria adosada a aquel antiguo templo, después propiedad de los Condes de
Fuensaldaña, de ahí el nombre con el que se la conoce. En ruinas durante muchos años, hoy su rehabilitación está incluida en el
circuito museístico del Patio Herreriano.
Exterior de la capilla Fuensaldaña (4) |
Restos de la capilla incorporados al recorrido del museo (5) |
La observancia rigurosa de la regla de este pequeño grupo,
sobre todo en cuanto a la clausura, hizo que enseguida fueran conocidos como “emparedados”,
“cartujos” o “beatos” de San Benito, convirtiéndose en ejemplo de vida para
implantar en el resto de monasterios, benedictinos y de otras órdenes, un
modelo impulsado por los monarcas castellanos y por el Papado que, además,
concedió al monasterio el privilegio nullius
diócesis, por el que San Benito quedaba exento de toda jurisdicción y
directamente sujeto a la Santa Sede.
Además, y por expreso deseo de la Corona, en 1431 San Benito
se conformó como centro renovador de la Orden y sede de la recién creada Congregación
benedictina de Castilla, a la que se fueron uniendo, poco a poco, la mayoría de
los monasterios benedictinos castellanos y otros de la Corona de Aragón, como
Monserrat o San Feliu de Gixols, vigente
hasta las desamortizaciones del siglo XIX con la denominación de Congregación
de San Benito de España o de Valladolid.
Como la comunidad crecía rápidamente, los esfuerzos de los
monjes por ir acomodando el viejo alcázar a las necesidades monásticas pronto
fueron insuficientes, y a fines del siglo XV ya se hizo necesaria la erección de una nueva iglesia, que alcanzó enormes dimensiones, y de otras edificaciones
de servicio.
La iglesia desde el sotocoro |
Detalle de la parte absidial desde la nave del Evangelio |
Exterior del ábside central |
Pero pronto las construcciones de fines del XV también fueron
insuficientes y en 1580 comenzó una nueva intervención para levantar un
monasterio ex novo siguiendo las trazas, conservadas en el Archivo Histórico Nacional, de Juan del Ribero Rada.
El proyecto, aunque sólo se llevó a cabo parcialmente, terminó conformando una
imponente fábrica de grandes sillares de piedra caliza de las canteras de la zona, sobre todo Villanubla, Zaratán y Campaspero. Lo primero que se culminó
fue la fachada principal del convento, en perpendicular a la de la iglesia, la
llamada Portería Real.
Plano del convento en la actualidad (6). Las indicaciones son mías |
Contaba con tres claustros destinados a diferentes funciones. El Patio Procesional empezó a levantarse en 1596 y no se terminó hasta 1665. Adosado a la nave
del Evangelio de la iglesia, se organiza mediante una doble galería de orden
dórico y jónico superpuesto inspirado en el Patio de los Evangelistas de San
Lorenzo de El Escorial.
Sus proporciones fueron condicionadas por el espacio preexistente, delimitado
por la iglesia y la mencionada capilla de los condes de Fuensaldaña, enlazando
un conjunto de edificios hasta ese momento desmembrados. En él se ubicaron las
dependencias de la clausura, con los dormitorios de los monjes, el refectorio, la sala
capitular y la biblioteca.
Fotografía de comienzos del siglo XX del Patio Procesional, cuando el convento se utilizaba como cuartel (7) |
Patio Herreriano en la actualidad (8) |
A continuación, adosado a la panda sur del anterior, está el Patio de Novicios, que separaba
la clausura de la zona pública. Finalmente, está el Patio de la Hospedería, terminado ya en el siglo XVIII y que
contenía los servicios públicos del monasterio, con una afamada botica, un
archivo en el que también se custodiaban documentos privados y una importante
bodega, pues los benedictinos poseían grandes extensiones de viñedos.
La importancia del convento podría dar una idea del
magnífico amueblamiento del que gozó, con una excepcional muestra de lo que
atesoraba su iglesia conservada en el Museo Nacional de Escultura. Destacan, sobre todo, la sillería del coro bajo, que estaba ubicado en el quinto
tramo de la nave central, una impresionante obra en nogal con ensamblaje y
talla del escultor Andrés de Nájera, y el famoso retablo mayor de Alonso
Berruguete, obras en las que nos detendremos en una entrada dedicada a la propia
iglesia de San Benito.
Sillería del coro bajo de la iglesia de San Benito el Real en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid |
Reconstrucción virtual del retablo de San Benito (9) |
Fragmentos del retablo mayor en el museo |
El Sacrificio de Abraham y el Martirio de San Sebastián, tallas del retablo de Santo Domingo |
La vida monacal prosiguió hasta el convulso siglo XIX,
primero con los desastres ocasionados durante la invasión francesa y después
con la exclaustración y las desamortizaciones, cuando las dependencias monacales
se convirtieron en cuartel y la iglesia, que pasó a ser propiedad municipal,
quedó cerrada hasta que a fines de ese siglo fue entregada a la Venerable Orden
Tercera del Carmen. A partir de 1897 y hasta la actualidad es una iglesia
parroquial regida por los carmelitas descalzos.
Parcial de un plano de Valladolid de 1973 con la ubicación del convento. Planoteca IPCE |
El Patio Procesional
hoy se conoce como Patio Herreriano. Tras un proyecto de rehabilitación de Juan Carlos Arnuncio, Clara Aizpún y
Javier Blanco con la asesoría museográfica de Juan Ariño, es la sede del
Museo de Arte Contemporáneo de Valladolid. El Patio de los Novicios es la parte reservada a la actual comunidad
carmelita. En cuanto al Patio de la Hospedería,
está ocupado, tras otra restauración radical, por oficinas municipales.
Patio de los Novicios (10) |
Patio de la Hospedería (11) |
Si queréis visitar la iglesia del monasterio de San Benito de Valladolid, pinchad en este enlace.
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Venecia
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de San Michele in Isola de Venecia
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da Madre de Deus, hoy Museu Nacional do Azulejo en Lisboa
Imágenes ajenas:
(7) GONZÁLEZ GARCÍA, C., Valladolid:
sus recuerdos y sus grandezas, vol. 2, Valladolid, 1901.
ARIAS MARTÍNEZ, M., “Una aproximación al espacio coral de
San Benito el Real de Valladolid”. VV.AA., Conocer
Valladolid 2012/2013. VI Curso de patrimonio cultural, Real Academia de
Bellas Artes de la Purísima Concepción, 2013, pp. 125-144.
EGIDO, T., “La grandeza benedictina. San Benito el Real de
Valladolid”. Patrimonio. Fundación del
Patrimonio histórico de Castilla y León, nº 46, enero-abril 2012, pp. 4-10.
MARTÍN MONTES, M. A.; MOREDA BLANCO, J., “Los ‘Palacios’ de
san Benito el Real (Valladolid) y su ornamentación mudéjar”. En V Congreso de Arqueología Medieval Española.
Actas., vol. 2, Valladolid, Junta de Castilla y León-Consejería de Educación y
Cultura, 2001, pp. 931-938.
OLIVERA SERRANO, C.,
“Devociones regias y proyectos políticos: los comienzos del monasterio
de san Benito el Real de Valladolid (1390-1430)”. Anuario de Estudios Medievales, 43/2, julio-diciembre 2013, pp.
799-832.
SANGRADOR VITORES, M., Historia
de la Muy Noble y Leal Ciudad de Valladolid desde su mas remota antigüedad
hasta la muerte de Fernando VII, Tomo II, Valladolid, 1854.
http://viajarconelarte.blogspot.com.es/2014/01/el-museo-nacional-de-escultura-en-el.html
http://viajarconelarte.blogspot.com.es/2014/01/el-museo-nacional-de-escultura-en-el.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Iglesia_del_monasterio_de_San_Benito_el_Real
Y ahora ¿qué tal si compARTEs?
Y ahora ¿qué tal si compARTEs?
Comentarios
Lo de los "monjes prietos" significa "monjes negros" (frente a los cistercienses). En portugués todavía se conserva la palabra 'preto'= negro. Copio de la wikipedia en portugués (http://pt.wikipedia.org/wiki/Ordem_de_S%C3%A3o_Bento): "Na idade Média, os monges beneditinos usavam camisa de lã e escapulário. O hábito religioso ou vestidura superior é preto, pelo qual foram chamados de "monges negros", em oposição aos cistercienses, que usam túnica e escapulário branco e que são, por isso, denominados "monges brancos"."
Interesantísimo y complejo edificio, como casi todos los monasterios o conventos urbanos hispánicos.
Ese "alcazarejo" bien merece otra entrada.
¿Qué se sabe de él?
Antonio
Tanto la restauración de la Capilla como la del Patio Herreriano, con tus pequeñas pistas, me parecen acertadísimas. Una combinación entre lo nuevo y "lo viejo", con reconstrucción de los espacios, pero sin restarle protagonismo a lo ya existente.
Me ha apetecido muchísimo visitar esas restauraciones.
Gracias, Sira.
¿Se sabe de algúna obra de arte más de este monasterio que esté en algún museo o colección privada?
Un saludo
Alfio Seco MOzo
Allí encontraras una trascripción del documento de venta por 20000 pesetas al Museo del Prado de dicho cuadro, además si visitas el Museo del Prado en la parte inferior del cuadro hay una inscripción que habla de su procedencia.