El Museo Nacional de Escultura, en el Colegio San Gregorio de Valladolid
El Colegio de San Gregorio fue fundado por el dominico
fray Alonso de Burgos, obispo de Córdoba, Cuenca y Palencia y confesor de los
Reyes Católicos, a fines del siglo XV como centro de estudios teológicos de la
Orden dominica en un momento de profundas reformas políticas y espirituales en
toda Europa. (Puede consultarse este enlace de El Colegio de San Gregorio de Valladolid, con la historia y las distintas partes del edificio)
Patio Grande del Colegio San Gregorio, sede del Museo Nacional de Escultura de Valladolid |
A partir de 1933 y tras un proceso de restauración y limpieza a cargo del arquitecto Emilio Moya, con la colaboración de Constantino Candeira y la intervención de Sánchez Cantón, el monumento se convirtió en sede del recién creado Museo Nacional de Escultura, con origen en el Museo Provincial de Valladolid, que desde 1842 había estado en el Colegio de Santa Cruz.
Sala del museo instalado en el Colegio de Santa Cruz (1) |
Pero desde el principio las instalaciones sufrieron carencias que
se fueron agravando con el crecimiento de la colección, la incorporación de obras de gran
formato y nuevas necesidades museísticas, y a pesar de las abundantes
intervenciones buscando solucionarlas, hubo que esperar a un plan de renovación integral firmado en 1990 y que culminó en 2011, cuando también se incorporaron los fondos del
Museo Nacional de Reproducciones Artísticas, con antigua sede en el actual
Museo del Traje en la Ciudad Universitaria de Madrid y se recuperó la
denominación de “Museo Nacional de Escultura”, que tres años antes había sido
sustituida por la de “Museo Nacional Colegio San Gregorio”.
Sala 3 del museo antes de su última rehabilitación (1) |
La rehabilitación completa del conjunto ha triplicado el
espacio museístico al añadir el frontero Palacio Villena, destinado a espacios de
servicio del museo y exposiciones temporales, la Casa del Sol y la iglesia de
San Benito el Viejo, donde pueden visitarse las reproducciones mencionadas.
Esquema con las tres sedes del museo (2) |
La rehabilitación del Colegio en sí se inició en 2002
de la mano de los arquitectos Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano, que buscaron
adecuar las infraestructuras a las modernas directrices de la museología
cuidando materiales incorporados, iluminación, sistemas de aclimatación,
control ambiental, seguridad… quedando terminada en 2006.
El núcleo inicial de la colección estuvo formado por obras
que fueron recogidas tras las desamortizaciones del siglo XIX, a las que en
1933, cuando cambió su sede a San Gregorio y adquirió estatuto jurídico de
Museo Nacional, se incorporaron otras procedentes del Museo del Prado. A partir
de esa fecha se ha ido incrementando con nuevas adquisiciones que han buscado
completar el discurso expositivo, sin que todavía se considere una colección
cerrada.
Se caracteriza por su temática religiosa, por ser obras
entre los siglos XIII y XIX aunque destacando las pertenecientes a la Edad
Moderna y del ámbito de la Corona Hispánica, por la preeminencia de la
escultura, pero sobre todo de talla en madera policromada, y por la pluralidad de tipologías y formatos,
con escultura exenta, retablos, sillerías, sepulcros, relieves…
Portada |
Tras atravesar la portada nos encontramos con el Patio de los Estudios, que en origen alojaba las aulas de Física y de Metafísica, esta última arruinada
en el siglo XX.
Patio de los Estudios |
Y desde ese patio se accede, por la izquierda, a otro patio originado al
desaparecer el aula de Metafísica, en el que se ha construido un pabellón de acogida del visitante del
museo, con las taquillas, los aseos, el guardarropa... y que también tiene el
acceso a la capilla de fray Alonso,
una capilla funeraria de la vecina iglesia de San Pablo que también adoptó las
funciones de capilla del colegio y que ahora está inserta en el recorrido
museográfico.
Recepción del visitante del museo (2) |
Sección del edificio en la actualidad, apreciándose el nuevo pabellón de acogida del visitante, con desarrollo bajo cota, a la derecha (2) |
En la capilla funeraria de fray Alonso de Burgos se exponen obras que buscan evocar la magnificencia original.
El retablo, de Alonso Berruguete, procede de la iglesia del
convento de La Mejorada de Olmedo, la primera obra documentada del escultor en
España (ha. 1523-1526), tras su periodo en Italia. Cuenta con nueve escenas con
la Vida de la Virgen y de Cristo.
Retablo procedente del monasterio de Nuestra Señora de la Mejorada de Olmedo y los Orantes de los duques de Lerma en el ábside de la capilla |
El sepulcro del obispo don Diego de Avellaneda (1536-1542)
de Felipe Vigarny procede del monasterio de San Juan Bautista y Santa Catalina
de Espeja, en Soria.
Sepulcro de don Diego de Avellaneda de Felipe Vigarny, adosado al muro del Evangelio de la capilla de San Gregorio |
En cuanto a las esculturas orantes (1601-1608) de don
Francisco de Sandoval y Rojas y doña Catalina de la Cerda, duques de Lerma, de
Pompeo Leoni y Juan de Arfe, estaban en el ábside de la vecina iglesia de San Pablo.
Estatuas orantes de don Francisco de Sandoval y Rojas y doña Catalina de la Cerda |
De nuevo en el Patio de los Estudios, hacia la derecha, se
entra en la tienda del museo y se inicia el recorrido por las salas, ubicadas
en torno al Patio Grande.
Patio Grande |
En el edificio histórico se ha optado por una rehabilitación
conservadora en la que predominan el hormigón blanco, la piedra caliza clara,
un revoco muy neutro y mucha madera y en la que se ha buscado esconder los
elementos que desvirtuarían la estructura para organizar las salas de exposición
en torno al Patio Grande. También se han respetado la serie de valiosas
techumbres y artesonados que contenía, aunque la mayoría ya no eran originarios
del edificio sino incorporados de otros en intervenciones realizadas en el
siglo XX, y que hoy conforman una de las colecciones más destacadas del museo.
La rehabilitación también ha aprovechado el llamado Edificio de las Azoteas, una
construcción añadida al colegio en el siglo XVI que en 1824 se derrumbó casi en
su totalidad, conservándose en la actualidad sólo la fachada sur. En este caso,
la última rehabilitación ha podido actuar con mayor libertad que en el resto y
crear una estructura de muros y losas de hormigón blanco visto para organizar
nuevos espacios expositivos con una escala y proporción que han ampliado las
posibilidades museográficas para incorporar piezas de mayor tamaño.
Edificio de las Azoteas tras su rehabilitación (2) |
Zona de paso en el Edificio de las Azoteas en el que la cristalera se ha convertido en homenaje a los artistas presentes en las colecciones del museo |
El itinerario en el resto de las salas sigue un orden
cronológico. Aunque el recorrido de la visita parece estudiado, el respeto a la
estructura original del edificio y la discreción de la señalética adoptada
hacen que a veces no se tenga claro qué sala es la siguiente, siendo
forzosamente necesario consultar el plano que entregan en taquilla.
Planta baja del museo |
Las Salas 1 y 2
están dedicadas a los siglos XIV, XV y comienzos del XVI, un auténtico
hervidero de ideas en Castilla, con un fuerte arraigo del gótico final pero donde
también están llegando el realismo flamenco y las ideas humanistas y el espacio
geométrico italianos, anunciando el renacimiento y el inicio de la Edad Moderna.
El arte abandona el trascendentalismo medieval por un lenguaje que busca
explorar la realidad visible, contar historias y expresar sentimientos, todo
enmarcado en espacios naturales, copiando paisajes y ciudades, enseres
domésticos y la indumentaria de la época. Los artistas ya comienzan a ser
conocidos por su nombre y hay trasiego de personas e ideas, con influencias de
Flandes, Borgoña, Suabia o Bohemia.
Aspecto general de la Sala 1 |
Retablo de San Jerónimo (1465) de Jorge Inglés, procedente del monasterio de Nuestra Señora de la Mejorada de Olmedo |
San Luis de Tolosa y San Atanasio (fines siglo XV) del Maestro de San Ildefonso |
Retablo de la Vida de la Virgen (ha. 1515) obra anónima flamenca procedente del desaparecido convento vallisoletano de San Francisco |
La Muerte (1522) de Gil de Ronza, procedente del convento de San Francisco de Zamora |
Distintas imágenes de devoción mariana de los siglos XIV y XV en la Sala 2 |
Las Salas 3 a 13
están dedicadas al Renacimiento. En
las Salas 3, 4 y 5 se expone,
desmontado, el impresionante retablo
mayor de la iglesia del convento benedictino de San Benito el Real,
realizado por Alonso Berruguete entre 1526 y 1532, un claro ejemplo de las
influencias renacentistas y manieristas italianas en su desarrollo en la
península.
Los episodios bíblicos y los personajes fueron
cuidadosamente elegidos por fray Alonso de Toro, abad de San Benito, para
componer un mensaje doctrinal exclusivamente dirigido a los monjes de la
comunidad, los únicos que lo contemplaban de cerca, pues la feligresía sólo
accedía a la parte de atrás de la iglesia, separada del ámbito de los monjes
por una reja. La figura central es San Benito, rodeado de escenas de la Vida de
la Virgen y de Cristo, milagros de santos benedictinos, patriarcas, apóstoles,
profetas y sibilas, componiendo entre todos una imagen de la Jerusalén Celeste.
Reconstrucción virtual del retablo de San Benito (3) |
Las distorsiones de las figuras no serían visibles in situ, colocadas en alturas y
distancias suficientes.
Aspecto de la Sala 3, con fragmentos del retablo mayor de la iglesia del convento benedictino de San Benito el Real |
El Sacrificio de Abraham y el Martirio de San Sebastián, tallas del retablo de Santo Domingo |
La tallas de la Virgen y San Juan Evangelista que estaban en el Calvario del retablo |
Para continuar el recorrido hay que subir a la siguiente
planta. En las Salas 6, 7 y 8, donde estaba la antigua biblioteca del colegio,
que corría a lo largo de toda la fachada del colegio, se continúa con las obras
renacentistas.
Plano de la primera planta |
Escena del Retablo de la Pasión de Cristo (ha. 1530) de fray Rodrigo de Holanda, procedente del monasterio de Nuestra Señora de la Mejorada de Olmedo |
La pieza más espectacular de este ámbito es la sillería de coro del monasterio de San
Benito, obra en nogal diseñada por el escultor Andrés de Nájera, con el que
colaboraron Diego Siloe, Guillén de Holanda y, quizás, Alonso Berruguete. San
Benito era cabeza de la Orden benedictina en la Corona de Castilla, donde se
celebraban las reuniones de todos los abades, por lo que en 1525 se encargó una
gran sillería que fue financiada por todos los monasterios pagando, cada uno,
el sitial alto destinado a su abad y el bajo para su acompañante, y decidiendo
también el personaje que querían que se representase, por regla general, el
fundador o patrono del convento. El único sitial policromado, en el lado del
Evangelio, era el reservado al abad de San Benito.
Sillería de coro del convento de San Benito de Valladolid |
Adoración de los pastores (com. siglo XVI) de Pedro Machuca |
Otra obra destacada del renacimiento es el Santo Entierro de Juan de Juni procedente del retablo de la capilla
funeraria de fray Antonio de Guevara en el desaparecido convento de San
Francisco, un conjunto de siete tallas de tamaño mayor al natural con un Cristo
Yacente al que están retirando la corona de espinas, perfumando el cuerpo y
limpiando las heridas antes de amortajarlo, como si se tratara de un episodio
congelado de teatro sacro, adoptando posturas rebuscadas propias del manierismo
e incluso interpelando al espectador, como la figura de José de Arimatea en el
extremo izquierdo, que nos muestra la espina.
Entierro de Cristo (1541-1544) de Juan de Juni, procedente de la capilla de fray Antonio de Guevara del desaparecido convento de San Francisco de Valladolid |
Ya en la crujía sureste, se continúa con las Salas 9 a 13, donde siguen exponiéndose
obras del Renacimiento.
Destacan, también de Juan de Juni, un Calvario procedente
del convento de San Francisco de Ciudad Rodrigo, un San Antonio de Padua o un
busto relicario de Santa Ana.
Detalle del Calvario de Juan de Juni del convento de San Francisco de Ciudad Rodrigo |
A continuación se exponen obras bajo el influjo de la
Contrarreforma trentina, un arte más solemne y grave, de emociones contenidas,
que busca claridad y realismo.
Llanto sobre Cristo muerto (fines siglo XVI) de Esteban Jordán del monasterio de Nuestra Señora de Belén de Valladolid |
Y llegamos al arte del Barroco,
repartido por las Salas 14 a 20. En este
periodo el arte se conforma, todavía más, como elemento esencial para la
propaganda de la iglesia católica en defensa de la Contrarreforma, que es la
que encarga las obras, impone los temas y dirige el pensamiento a través de la
creencia en los milagros, el culto a las reliquias, las imágenes de éxtasis de
los místicos contemporáneos, las visiones celestiales, los crueles martirios…
Aspecto de la Sala 14, que ocupa la ampliación realizada en lo que quedaba del Edificio de las Azoteas, de ahí que presente mayor altura, dando cabida a obras de gran formato |
Los retablos relicario alcanzaron un gran auge desde
mediados del siglo XVI como instrumento de afirmación del Catolicismo. Los dos
que se exhiben en la Sala 14 proceden del convento de San Diego y fueron una
donación del duque de Lerma, valido de Felipe III, durante el traslado de la
corte a Valladolid entre 1601 y 1606, una forma de emular la grandeza de Felipe
II, un gran coleccionista de reliquias.
Retablos-relicario de la Estigmatización de San Francisco y de la Anunciación (1604-1606) del ensamblador Juan de Muniátegui y los pintores Bartolomé y Vicente Carducho, procedentes del convento de San Diego |
En la Sala 14
también está una de las obras más conocidas del museo, el Paso de la Sexta
Angustia de Gregorio Fernández, máximo exponente del patetismo barroco
castellano, encargado por la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y que
se completaba con las figuras de María Magdalena y San Juan, todavía en la
iglesia.
Paso de la Sexta Angustia (1616) de Gregorio Fernández |
Las tallas de la Magdalena y San Juan Evangelista que completan el paso, todavía en la iglesia de las Angustias de Valladolid |
Salas 15 a 18, que ocupan la crujía superior noroeste,
además de tallas barrocas, también alojan impresionantes techumbres de madera,
reubicadas aquí procedentes de otros edificios.
Techumbre de la Sala 15 |
Otra de las obras más patéticas de Gregorio Fernández es un
Cristo yacente, iconografía de gran éxito, con otros catorce ejemplares más
atribuidos al escultor, varios en Valladolid.
Cristo yacente (ha. 1625) de Gregorio Fernández, en depósito en el museo procedente de la iglesia de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús de Madrid |
Detalle del rostro del Cristo yacente. El realismo queda acentuado por la utilización de dientes de marfil, ojos de cristal, pestañas de pelo… |
En la Sala 16 se
exhibe el interesante cuadro Alegoría de
la Virgen de la Inmaculada de Juan de Roelas, procedente del monasterio de
San Benito el Real de Valladolid, un documento esencial para entender el
movimiento inmaculista de la Monarquía Hispánica, ardiente defensora del dogma
de la concepción sin pecado original de la Virgen. Es un "lienzo parlante”
en el que la parte de abajo, reservada al mundo terrenal, es un ejemplo de
pintura social, con un abigarrado grupo de niños, colegiales cantando,
clérigos, autoridades, hombres y mujeres entrando en la catedral de Sevilla,
culminación de una procesión celebrada el 29 de junio de 1615 en defensa de la
Inmaculada. En la parte de arriba, la celestial, aparece la Virgen rodeada de
ángeles portando las letanías marianas, profetas, santos y padres de la Iglesia
defensores de la idea de la Inmaculada Concepción. Mientras, ambas zonas están
unidas mediante un árbol con el emblema de la Orden franciscana, gran defensora
del dogma, con el escudo real y óvalos con los nombres de santos marianistas.
Alegoría de la Virgen Inmaculada (1616) de Juan de Roelas, procedente del monasterio de San Benito el Real de Valladolid |
Artesonado en una de las salas de barroco. Aunque en todas las cartelas del museo denominan “artesonado” a cualquiera de las techumbres de madera que exhiben, ésta es una de las pocas que, efectivamente, es un artesonado en sí, de influencia renacentista |
Magdalena penitente (1664) de Pedro de Mena, procedente de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús de Madrid y en depósito del Museo Nacional del Prado |
San Bruno en meditación (ha. 1630) de Carlo Bononi |
En el siglo XVIII, con la llegada de los Borbones y las
ideas de la Ilustración, se dejan de lado las obsesiones religiosas y el
realismo fúnebre, imponiéndose una apertura hacia las artes y el pensamiento
europeos que desemboca un importante cambio del gusto estético. Es la época de
artistas como Pedro de Sierra, Francisco Salzillo, Villabrille, González
Velázquez o Luis Salvador Carmona, con obras que muestran la pervivencia de
modelos barrocos junto a la nueva sensualidad rococó, la fuerte influencia
napolitana y el inicio del clasicismo.
Aunque el tema principal de las representaciones sigue
siendo el religioso, son temas más sentimentales y familiares, carentes ya del
patetismo barroco, con posturas elegantes, gestos de ternura y atención hacia
lo anecdótico, con preferencia por formatos más pequeños y colores más suaves y
alegres.
Aspecto de la Sala 20, con escultura tardobarroca |
Magdalena en el desierto (segunda mitad del siglo XVIII) de Felipe de Espinabete. Un ejemplo de este cambio, y que sirve para compararla con la anterior de Pedro de Mena |
San Miguel Arcángel (segunda mitad del siglo XVIII) de Felipe de Espinabete |
Sagrada Familia (com. siglo XVIII) de Juan Alonso Villabrille, procedente del convento de Clérigos Menores de Valladolid |
Finalmente, el recorrido termina con las Salas de los Pasos de Semana Santa, piezas
que escenifican los episodios de la
Pasión, esenciales para comprender la religiosidad y la teatralidad barrocas, y
que todavía procesionan.
La elevación de la Cruz de Francisco de Rincón |
Camino del Calvario de Gregorio Fernández |
Las colecciones del museo se completan con las
reproducciones clásicas que se exponen en la iglesia de San Benito el Viejo,
pero para verlas habrá que esperar a otra entrada en viajar con el arte.
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Notas:
(2) NIETO, F. y SOBEJANO, E., “El Museo
Nacional Colegio de San Gregorio (Valladolid)”. Museos.es: Revista de la Subdirección General de Museos Estatales,
nº 4, 2008, pp. 56-63.
Fuentes:
AGAPITO Y REVILLA, J., La Iglesia del Convento de
San Pablo y el Colegio de San Gregorio, Valladolid, 1911.
GARCÍA de WATTENBERG, E., Las obras de restauración y adaptación llevadas a cabo en el Colegio de
San Gregorio hasta la instalación del Museo Nacional de Escultura en el
edificio. Discurso de Recepción Pública como miembro de la Real Academia de
Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid y contestación del académico Juan José
Martín González, Valladolid, Real Academia de Bellas Artes de la Purísima
Concepción, 1985.
NIETO, F. y SOBEJANO, E., “El Museo Nacional Colegio de San
Gregorio (Valladolid)”. Museos.es:
Revista de la Subdirección General de Museos Estatales, nº 4, 2008, pp.
56-63.
VV.AA., Museo Nacional
de Escultura. Guía del Museo, 2012.
http://seleccionarte.blogspot.com.es/2011/05/museo-nacional-colegio-de-san-gregorio.html
Comentarios
También merecen la pena muchas de sus expos temporales. Montaron una en colaboración con la National (creo recordar) sobre la imaginería española de ls Edad Moderna que fue una pasada.
Gracias por sacar a mi chica.;-) Muchos besos.
Una duda, ¿está expuesto el maravilloso retrato doble de Rubens de filósofos que perteneció al duque de Lerma? Habré ido veces al museo de escultura y sólo le ví en la primera visita que realicé, antes de haberse realizado esta reordenación, y es una pena porque es un retrato doble precioso y poco conocido. La última vez que fui se me remitió a unas salas en el piso inferior del patio grande que estaban siendo adaptadas, pero que veo que a la fecha siguen sin estar abiertas........
Un saludo y felicidades de nuevo.
Un saludo y feliz año.
Un saludo
Recuerdo la escultura de la muerte, la vi en la exposición de Las Edades del Hombre en la catedral de Valladolid, allá por 1989 (después de Cristo).
La arquería del claustro es otro prodigio en sí mismo.
Me suelen dar repelús las intervenciones arquitectónicas en edificios históricos, pero esto daría para una discusión muy amplia y que no es del caso...
Pido permiso anticipado para utilizar tus fotos para las clases que creo algo tocara este curso.
De nuevo ¡ BUEN TRABAJO¡ Un abrazo grandote.
Como dato curioso comentar que me impresionaron los caballeros de la portada principal, ya que reflejan las armaduras de los tiempos de la guerra de Granada.
Enhorabuena por esta entrada y por dar a conocer estas obras.
Un ejemplo de lo que digo sería la vivienda social que abunda en los desarrollos urbanísticos de las grandes ciudades. Yo he vivido en uno de esos edificios de diseño y habría que fusilar al amanecer al arquitecto, al político y hasta al registrador de la propiedad.
Respecto a la intervención en el edificio que nos ocupa, poco se puede ver y no parece que sea tan atroz, ciertamente.
Ya dijo Ludwig Wittgenstein en el tratado lógico filosófico que "la forma es la posibilidad de la estructura".