La capilla de Santa Ana o de la Concepción en la catedral de Burgos
La capilla de la Concepción ocupa lo que fueron las antiguas
capillas de Santa Ana, de ahí que también se la conozca con este nombre, y de San
Antolín, las dos primeras del lado del Evangelio justo antes del transepto de la
catedral, además de un patio posterior a las mismas.
Capilla de Santa Ana en la catedral de Burgos |
Fue mandada construir como su capilla funeraria por don Luis de Acuña y Osorio, obispo de la diócesis de Burgos y miembro de una de las familias nobles más relevantes de la época, hijo de don Juan Álvarez de Osorio y de doña María Manuel, cuyo sepulcro se conserva en el Museo de Burgos procedente del convento de San Esteban de Olmos, y emparentado con don Juan Pacheco, I marqués de Villena, un noble de la época con una determinante influencia en las decisiones de Enrique IV de Castilla.
Yacente del sepulcro de doña María Manuel en el Museo de Burgos |
Llegado a la diócesis en 1456, el obispo Acuña prosiguió con las labores de su antecesor, don Alonso de Cartagena, culminando las flechas sobre las torres de la catedral, mandando levantar el famoso cimborrio sobre el crucero que después se derrumbaría o encargando las exquisitas puertas de acceso al claustro mayor en el crucero de la Epístola. Y, por supuesto, también empezó a pensar en su morada final.
Este tipo de fundaciones respondían a unas inquietudes concretas. Y es que durante la Baja Edad Media el cristianismo tomó conciencia de que la Parusía y el Juicio Final anunciados en el Apocalipsis de San Juan no iban a ser inmediatos, formándose la idea de un juicio individual justo después de la muerte que puso muy en actualidad el concepto de Purgatorio, un lugar intermedio antes de alcanzar el Paraíso al que los purgantes podrían llegar dependiendo de las misas, oraciones y buenas obras que los vivos ofrecieran por ellos después de su muerte.
Este tipo de fundaciones respondían a unas inquietudes concretas. Y es que durante la Baja Edad Media el cristianismo tomó conciencia de que la Parusía y el Juicio Final anunciados en el Apocalipsis de San Juan no iban a ser inmediatos, formándose la idea de un juicio individual justo después de la muerte que puso muy en actualidad el concepto de Purgatorio, un lugar intermedio antes de alcanzar el Paraíso al que los purgantes podrían llegar dependiendo de las misas, oraciones y buenas obras que los vivos ofrecieran por ellos después de su muerte.
Sección longitudinal de la catedral con la ubicación de la capilla de la Concepción. Planoteca IPCE. Las indicaciones son mías |
Así, a partir del siglo XV, en un periodo de constante
preocupación por la salvación del alma, comienzan a fundarse infinidad de
capellanías privadas en monasterios, catedrales y parroquias en las que
celebrar misas por las almas de sus comitentes.
Plano de la catedral de Burgos con la ubicación de la capilla de la Concepción. Planoteca IPCE. Las indicaciones son mías |
Curiosamente,
la construcción de la capilla tuvo lugar con el obispo ausente de su diócesis,
retirado en su castillo en Rabé de las Calzadas por destierro de Isabel la
Católica como castigo a su apoyo a la princesa doña Juana en el conflicto
dinástico que protagonizó el periodo. Así, la negociación con el cabildo para
la cesión del espacio pertinente y las
órdenes posteriores a los artífices fue realizada por su hombre de confianza,
el arcediano don Fernando Díaz de Fuentepelayo, también sepultado en la
capilla.
El proyecto se piensa que se debió a Juan de Colonia, como
maestro de la catedral que era, con obras que se iniciaron en 1477, quedando
terminadas en 1488 seguramente bajo la dirección de Simón de Colonia, que
sucede a su padre en el cargo.
Se accede a ella mediante dos arcos apuntados que
corresponderían a las antiguas capillas y a los que en 1495 se les añadieron
sendas rejas góticas atribuidas a Luis de Paredes. Llegan hasta la clave, con
crestería de torres cilíndricas con remate de pináculos y arquitos conopiales y
los blasones del obispo, en la de la izquierda sostenidos por dos grifos.
Dibujo de las dos rejas. Aparecen al revés que en su disposición in situ. Planoteca IPCE |
Detalle del escudo y los grifos tenantes de la reja de la izquierda (1) |
Es un ámbito de dos tramos con sendas cubiertas de crucería
estrellada con los nervios decorados con caireles.
Planta de la capilla de Santa Ana. Parcial de un plano de la catedral. Planoteca IPCE. Las indicaciones son mías |
Detalle de la crucería carielada |
Nada más traspasar la reja de la izquierda, también a la izquierda
se encuentra el citado enterramiento don
Fernando Díaz de Fuentepelayo, fallecido en 1492, al que le fue concedido
ese privilegio por su condición de arcediano, primer capellán de la capilla y
hombre de confianza del obispo.
El monumento, atribuido a Gil de Siloe, es un arcosolio angrelado de arco rebajado abarcado por otro conopial con el escudo del difunto sostenido por ángeles tenantes y frontón con un Dios Padre central y una Anunciación bajo doseletes.
Dibujo del sepulcro del arcediano don Fernando Díaz de Fuentepelayo. Planoteca IPCE. |
El monumento, atribuido a Gil de Siloe, es un arcosolio angrelado de arco rebajado abarcado por otro conopial con el escudo del difunto sostenido por ángeles tenantes y frontón con un Dios Padre central y una Anunciación bajo doseletes.
Arcosolio del arcediano don Fernando Díaz de Fuentepelayo en la capilla de santa Ana de la catedral de Burgos |
Sobre el sepulcro, decorado con una Epifanía, figura el
yacente con libro en las manos y acompañado de un paje, y en el tímpano se
desarrolla una Natividad y dos ángeles que sostienen una cartela hoy
deteriorada.
“Aquí yace el R. D. Fernando Díez de Fuente Pelayo,
Arcediano de Burgos, Abad de S. Martin de Escalada, del Consejo del Rey y Reina
nuestros Señores, criado muy antiguo del muy Rdo. manífico Señor D. Luis de
Acuña, obispo de Burgos. primero capéllan mayor que fué de esta capilla: finó á
nueve días del mes de diciembre del año de nuestro Salvador Jesu-Cristo de mil
cuatrocientos noventa y dos años. Paternoster” (2).
Yacente y escena de la Natividad en el tímpano del arcosolio |
Todo el conjunto está flanqueado por sendos pináculos, como
también vemos en el Enterramiento del infante don Alfonso
en la Cartuja de Miraflores, de Gil de
Siloe en 1493.
El impresionante retablo
mayor es una obra tardogótica realizada en la década de 1480 por el propio
Gil de Siloe en colaboración con el pintor y dorador Diego de la Cruz.
Retablo mayor de la capilla de Santa Ana |
Muchos estudiosos lo consideran el primer trabajo de Siloe
en Burgos, conformado como el primer retablo de estas dimensiones en talla de
madera policromada y que seguramente sería el que le facilitaría el encargo real
para el impresionante retablo mayor de la propia Cartuja de
Miraflores, una de sus obras más sobresalientes.
Cuenta con banco, cuerpo principal de tres calles y ático. El
banco presenta una escena central con Cristo Varón de Dolores, con la corona de espinas, mostrando las llagas, flanqueado por ángeles que portan los instrumentos de la Pasión y con la Virgen y san Juan a su derecha y María Magdalena y otra santa mujer a su izquierda. En las tablas laterales del banco se ubican los santos Pedro y Pablo y los Evangelistas.
Escena central del banco |
San Pedro y San Pablo |
Los evangelistas San Juan y San Marcos |
Los evangelistas San Lucas y San Mateo |
Entre las pilastrillas de las entrecalles, en el perímetro y
en el ático también se disponen pequeñas
figuritas de profetas, patriarcas, santos… muchos de ellos no identificados,
pues aunque portan filacterias, en muchas de ellas no figuran sus nombres.
En el cuerpo principal se desarrolla una genealogía de la Virgen
basada en el Árbol de Jesé, padre del rey David, que ocupa la parte central,
acompañado por escenas laterales bajo doseletes que desarrollan el Ciclo de la
Vida de la Virgen en las cuatro escenas de la Expulsión de San Joaquín del Templo, la Aparición del ángel a San Joaquín, el Nacimiento de la Virgen y la Presentación
de la Virgen.
Nacimiento de la Virgen y Presentación de la Virgen en el Templo |
El árbol parte del pecho de Jesé y se expande en ramas
mostrando los bustos de los reyes de Judá, que envuelven la escena central, el Abrazo ante la Puerta Dorada de San Joaquín y Santa Ana, momento mismo de la
concepción inmaculada de María. De ahí surgen más ramas que culminan en
una flor sobre la que se asienta una Virgen con Niño en la que está prefigurada
la redención mediante la cruz que le entrega un ángel.
El Árbol de Jesé, con el Abrazo ante la Puerta Dorada en el centro |
A los lados aparecen las alegorías de la Sinagoga, con los
ojos velados, las Tablas de la Ley y un cetro roto, y la Iglesia, coronada y
con el cetro entero.
Finalmente, en el ático encontramos el Calvario, con el Crucificado sobre las armas del comitente.
Virgen con Niño entronizada flanqueada por la Iglesia y la Sinagoga |
Finalmente, en el ático encontramos el Calvario, con el Crucificado sobre las armas del comitente.
Calvario del ático |
Esta iconografía, habitual ya desde el siglo XII para
ensalzar la figura de María y glorificar su estirpe real, descendiente de los
reyes de Judá, a partir de la segunda mitad del siglo XV cobra nueva fuerza
como exaltación de su Inmaculada Concepción, un asunto que preocupaba en la
época y que se prolongó durante siglos dividiendo a la Iglesia entre sus defensores y sus detractores, con
discusiones que llegaron a ser violentas.
Además, aunque existen ejemplos tempranos de
representaciones en Castilla, como en el machón suroeste del claustro de Santo Domingo de Silos o en el parteluz del Pórtico de la Gloria de la catedral de
Santiago, éste es el primer caso peninsular conocido en un retablo (no así en el
ámbito flamenco), puesto en relación con la advocación de la capilla a la
Concepción y la conocida devoción del comitente por la Virgen María.
Machón SO del claustro de Santo Domingo de Silos, Burgos, h. 1158. |
Parteluz del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela, h. 1188. |
En la parte inferior del retablo hay otras dos escenas más no
relacionadas con la genealogía de la Virgen. En el lado del Evangelio vemos al
donante en lugar preferente aunque sin formar parte del programa iconográfico.
Se le muestra con los atributos de su condición, arrodillado en actitud piadosa
y empezando a leer un libro que le presenta uno de los cuatro clérigos que le
acompañan, quizá el propio Díaz de Fuentepelayo. También hay un santo detrás del obispo tocándole el brazo derecho, la actitud propia de
un santo patrón presentando a su protegido, y que sujeta con la mano izquierda
dos perros.
El donante, el obispo Acuña, en actitud de orar a perpetuidad ante la divinidad |
Este forma de representar al donante tuvo gran aceptación en
Burgos, con ejemplos como el del mencionado retablo mayor de la Cartuja de Miraflores,
en donde aparecen Juan II de Castilla e Isabel de Portugal, los padres de
Isabel la Católica, el del exquisito retablo de Santa Cruz en la iglesia de San
Lesmes, con don García de Salamanca y su esposa, o el del retablo mayor de la iglesia de San Nicolás,
con don Gonzalo López de Polanco y su esposa.
La escena del lado de la Epístola sucede al aire libre, en
un paisaje con árboles y una ciudad fortificada al fondo, con un santo cazador
en primer plano arrodillado en oración ante un ciervo que muestra un Cristo
crucificado en su cornamenta, el hecho milagroso que habría provocado su
conversión. En la escena también hay un paje y, de nuevo, dos perros.
Conversión de ¿San Huberto? |
En cuanto a su identificación, unos
autores consideran que sería San Eustaquio, general de Trajano que se convirtió
al cristianismo cuando se le apareció un crucifijo resplandeciente entre la
cornamenta de un ciervo un día de caza, una hagiografía que queda fijada en la
Leyenda Dorada de Jacobo de la Vorágine y un culto proveniente de Oriente que se difundió en
Occidente a partir del siglo XII, con sus reliquias conservadas en la abadía de
Saint Denis. Sin embargo, otros defienden que sería San Huberto, obispo de
Lieja que vivió entre los siglos VII y VIII, con las reliquias en la catedral
de dicha ciudad, pero cuya leyenda terminó de perfilarse en el XV incluyéndose su
conversión ante una misma visión copiada de la de San Eustaquio, desplazándole como
patrón de los cazadores y asumiendo también la de los perros de caza.
Como santo de gran aceptación en Flandes, su representación
habitual fue como obispo hasta el siglo XV, cuando se hace más común su momento
de la conversión al aparecérsele el ciervo milagroso, lo mismo que a San
Eustaquio, de ahí que ambos puedan confundirse.
Maestro de la Vida de la Virgen. Santos Agustín, Huberto y otros dos santos no identificados, tabla del Altar de Werden, ha. 1485-90, National Gallery, Londres (3) |
Maestro de la Vida de la Virgen. La Conversión de San Huberto, tabla del Altar de Werden, ha. 1485-90, National Gallery, Londres (3) |
A favor de la identificación con San Huberto también está un
cierto paralelismo entre su vida y la del comitente, ambos con una "vida mundana" antes de dedicarse a la carrera eclesiástica.
Frente al retablo se sitúa el sepulcro exento del obispo Acuña. Dado que su fallecimiento tuvo
lugar en 1495 y que el sepulcro se fecha en 1519, habiendo pasado demasiado
tiempo, se baraja la posibilidad de que éste conservado fuera un segundo sepulcro, lo que
también explicaría que no cumpla con las disposiciones del finado, en las que estableció
que no fuera más que “una piedra en que esté figurado mi bulto y sea tan alto
como un palmo” (1).
La obra, realizada en alabastro por Diego de Siloe tras su
viaje a Italia, ya muestra claramente una nueva tipología renacentista, con
caja prismática mortuoria que, por supuesto, levanta mucho más de un palmo, y
que podría haberse visto influenciado por el famoso Sepulcro del papa Sixto IV de
Antonio del Pollaiuolo en Roma, que sin duda el artista conocería.
Sarcófago del obispo Acuña (1) |
Se compone de un sarcófago exento decorado con escudos
sostenidos por grifos y alegorías de las siete Virtudes más una Sibila. Además,
en las esquinas aparecen unas hojas de acanto rematadas con volutas y garras de
león, una ornamentación que observamos en el mencionado sepulcro de Sixto IV
pero que estaba ya presente en una obra en la península, pues el
sarcófago del príncipe Juan en Santo Tomás de Ávila, obra de Domenico
di Alessandro Fancelli de entre 1511-1512, también las muestra.
Sobre la caja aparece la figura del yacente, vestido con
traje pontifical, con báculo, mitrado y con la cabeza apoyada en dos
almohadones. Le rodea la inscripción “PROPTER UTRUMQUE LATVS PRAESUL LVDOVICUS
ACUÑA OSORIO STIRPES QUAS ADAMAVIT HABET. ANNO M. CD. XCV”.
En el ámbito que formaría la sacristía cuando la capilla
todavía tenía culto, se ubica el altar de Santa
Ana, también obra de Diego de Siloe, decorado con medallones y presidido
por una Sagrada Familia, con Santa Ana, la Virgen y el Niño flanqueada por los
santos Bartolomé y Vítores.
Altar de Santa Ana (1) |
En esta capilla también encontraron sepultura don Pedro
López de Rueda, capellán real, don García Fernández de Medina, racionero de la
catedral, o don Fernán Sánchez de Medina, canónigo de la misma.
Otros artículos de BURGOS en Viajar con el Arte:
Santa
María la Real de Aranda de Duero
Portada
de Santa María la Real de Aranda de Duero
Santa
María de la Asunción de Gumiel de Izán
Retablo
mayor de Santa María de la Asunción de Gumiel de Izán
Otros artículos de ARTE FUNERARIO en Viajar con el Arte:
Claustro
de la Catedral Vieja de Salamanca
Cimitero
delle Porte Sante de San Miniato al Monte de Florencia
Cimitero
Monumentale de Milán
Monumentos funerarios del lado
de la Epístola y del lado
del Evangelio de la Basílica dei Santi Giovani e Paolo de Venecia
Notas:
(1) http://es.wikipedia.org/wiki/Capilla_de_Santa_Ana_de_la_Catedral_de_Burgos
(2) ORCAJO, P., Historia de la Catedral de Burgos, Burgos, 1865, p. 58.
(2) ORCAJO, P., Historia de la Catedral de Burgos, Burgos, 1865, p. 58.
Bibliografía:
FRANCO, A., "Flandes y Burgos: iconografía pasional, liturgia y devociones", Boletín de la Institución Fernán González, nº 219, 1999/2, p. 307-337.
GÓMEZ BÁRCENA, Mª J., “¿San Eustaquio o San Huberto? Un santo cazador en el retablo del Árbol de Jesé en la capilla del obispo Acuña de la catedral de Burgos”. Anales de la Historia del Arte, nº 4, Homenaje al profesor Dr. D. José Mª de Azcárate, 1994, pp. 419-430.
GÓMEZ BÁRCENA, Mª J., “¿San Eustaquio o San Huberto? Un santo cazador en el retablo del Árbol de Jesé en la capilla del obispo Acuña de la catedral de Burgos”. Anales de la Historia del Arte, nº 4, Homenaje al profesor Dr. D. José Mª de Azcárate, 1994, pp. 419-430.
MARTÍN MARTÍNEZ de SIMÓN, E., “Un modelo funerario de la
escuela burgalesa: las capillas centrales de la segunda mitad del siglo XV en
Burgos”, Anales de Historia del Arte, vol. 23, nº especial, 1013,
pp. 273-287.
ORCAJO, P., Historia de la Catedral de Burgos,
Burgos, 1865.
http://es.wikipedia.org/wiki/Capilla_de_Santa_Ana_de_la_Catedral_de_Burgos
http://es.wikipedia.org/wiki/Sepulcro_del_obispo_Luis_Acu%C3%B1a
http://es.wikipedia.org/wiki/Sepulcro_del_obispo_Luis_Acu%C3%B1a
Comentarios
Me ha gustado mucho la utilización de los planos y dibujos antiguos, me parece una muy buena aportación aportación Conozco la catedral más o menos bien y me ha encantado a traves de ellos localizar cada detalle (y conste que soy nula total en la interpretación de planos y mapas. Las fotografias como siempre magníficas. Asi que, una vez más mil gracias por la difusión de nuestro patrimonio y nuestro arte. Un abrazo enorme.
La fábrica de la catedral de Burgos es compleja y por lo tanto fascinante. Como casi todas las catedrales hispanas, que son manuales de historia de arte en si mismas. Recuerdo que la primera vez que vi el retablo de esta capilla (en un libro) quedé admirado.
Por otro lado, ¿sabéis si hay algún libro o manual de historia del arte funerario?
Abrazos.
Gracias por los buenos momentos que nos haces pasar recordando estas bellezas.
En cuanto a lo del arte funerario, yo no conozco muchos manuales, ni de eso ni de casi nada de arte. Debe haber alguna tesis interesante. Conozco la de Carlos Saguar Quer, un pionero en su estudio, pero se refiere al arte funerario del siglo XIX, incluyendo el diseño arquitectónico de los nuevos cementerios. Es muy buena. Si te interesa el tema, seguro que lo disfrutas. Después creo que la tesis de Gómez Bárcena (aunque no estoy segura, lo digo de memoria) trata sobre la escultura funeraria en Burgos a fines de la Edad Media. Si me acuerdo de algo así, generalizado, te lo digo.
¿A qué te refieres exactamente con que el sepulcro del obispo Acuña era el segundo sepulcro? ¿Iba a tener dos o realmente éste sustituía al primero?
Muchas felicidades.
Qué lujo de detalles y que bien explicados.
Me quedo por aquí curioseando.
Un saludo.
Lo de los dos sepulcros puede ser. Desde que se empezaba a realizar el sepulcro hasta el enterramiento definitivo solia pasar una temporadilla.
Buen martes
de Sonia Caballero: "la escultura gótica funeraria en la Catedral de Ávila", y también está la interesantísima tesis doctoral de Sonia Morales Cano publicada como "Moradas para la eternidad" sobre la escultura gótica toledana.
Saludos.