Don José Lázaro y la construcción de Parque Florido en Madrid
La Fundación Lázaro
Galdiano, sede del museo del mismo nombre, fue creada en 1948 a partir de
la donación de don José Lázaro al Estado español, para la creación de una
institución cultural, de su biblioteca, con cerca de 20.000 volúmenes, sus
colecciones de arte, con más de 12.000 obras, y su palacio madrileño, incluyendo
la sede de su editorial La España Moderna.
Una de las salas del museo, antiguo Comedor de gala |
Vitrina en la entrada del museo donde se explica la vida de don José |
Retrato de don José Lázaro de joven (1) |
También parece que su
afición bibliófila y coleccionista fue temprana. Él mismo decía que su
primera pieza fue un marco dorado italiano comprado durante su periodo de
estudiante en Barcelona, al que le siguió un jarrón hispanoárabe, una medalla
de Alfonso V el Magnánimo que creyó de Pisanello, una espada... mostrando desde
el principio el eclecticismo que
caracteriza toda la colección.
Medalla de Gianrancesco Gonzaga copia de original de ha. 1449 de Antonio di Puccio “Pisanello”. Catálogo CE-RES |
Y comprando y vendiendo libros y obras de arte se cree que
inició su fortuna, una labor que mantuvo toda su vida, adquiriendo, según el
mismo decía “por intuición, porque me pareció hermosísima...”, palabras en las
que según Carlos Saguar, “reside una de las claves primordiales de la pasión
coleccionista de Lázaro: atesorar, guiado por su instinto natural y una fina
conciencia histórica y patriótica, cuanto de bello produjeron en el pasado las
manos y el talento del hombre”.
Hubo objetos que nunca vendió y con los que decoró el piso
de la Cuesta de Santo Domingo. También empezó a comprar piezas en Inglaterra,
Francia e Italia, unas para su colección y otras para sus, de nuevo palabras de
Saguar, “trapicheos con la belleza”, que le proporcionaban grandes beneficios,
por otro lado un comportamiento común a otros coleccionistas contemporáneos a
Lázaro como el Marqués de Cerralbo o Archer Huntington, además de actuar como
marchantes, como Pablo Bosch, el Marqués de la Vega Inclán o Aureliano de
Beruete. De todos modos Lázaro, comenzaría a coleccionar por su pasión por el
arte pero también como signo de distinción, para poder ascender a círculos
sociales más elevados.
En 1903 se casa con doña
Paula Florido y Toledo, dama argentina tres veces viuda con una espléndida
posición económica por herencia de su primer marido, Juan Francisco Ibarra, y
que aporta tres hijos al matrimonio de sus respectivos maridos. El primero, ya
adulto, se quedó en Argentina, pero los dos pequeños convivieron con el nuevo
matrimonio en Madrid, y como el piso ya no era apropiado para la nueva
situación, el matrimonio decidió construirse una nueva vivienda, un palacete en la calle Serrano que se
denominó Parque Florido en honor a doña Paula y que se convirtió en centro
de reunión de la alta sociedad madrileña.
Jules-Clément Chaplain. Medalla conmemorativa del matrimonio de doña Paula Florido con don José Lázaro. Ø 235 mm. 1909. Museo Lázaro Galdiano. Catálogo CE-RES |
Fotografía de don José y doña Paula con los dos hijos de ésta, Rodolfo Gache y Manuela Vázquez-Barros, ha. 1909 (2) |
Así, en octubre de 1902 Lázaro compró, en representación de
su esposa, un terreno de casi siete mil metros cuadrados en la manzana 218 C
del Ensanche, entre Serrano, López de Hoyos y Claudio Coello para construir un hôtel rodeado de jardín y tenerlo listo
en un año; pero las obras se dilataron y no se pudo habitar hasta diciembre de
1907 aunque no se concluyó hasta año y medio después. Durante las obras, la
familia vivió en grandes hoteles y balnearios de Europa.
Manzana de Parque Florido (3) |
Plano de la parcela de Parque Florido (4) |
Lázaro encargó los planos a José Urioste y Velada, famoso arquitecto del momento, que plantea
un edificio de tres plantas con torre, donde ubica la escalera y el ascensor, y
pórtico de carácter áulico en la fachada principal al este, a la calle Claudio
Coello; por el desnivel del terreno, la fachada oeste, a Serrano, muestra
cuatro plantas. Si se hubiera realizado habría sido uno de los mejores
ejemplares neoplaterescos, pero entre Lázaro y Urioste surgieron disensiones,
el arquitecto fue despedido y se inició un pleito que terminó con el comitente teniéndole
que pagar los honorarios que se negaba a abonarle.
El segundo proyecto se lo encargó a Joaquín Kramer y Arnaiz a mediados de 1904, auxiliado por su sobrino
José María Lorite y Kramer.
Partiendo de los planos de Urioste se introdujeron cambios en la disposición de
las plantas y se varió la decoración de las fachadas eliminándose la costosa
decoración plateresca en favor de un estilo cinquecentista italiano mezclado
con lo neoclasicista, un clasicismo, en palabras de Carlos Saguar, “más cosmopolita
e “intemporal”, elegante... y, desde luego, bastante más económico”.
Planta Principal (4) |
El palacio en construcción (4) |
Fachada norte del palacete en la actualidad |
Como Lázaro ordenaba continuas modificaciones, los nuevos
planos no se acabaron hasta octubre de 1904. Además, según nos informa la constante correspondencia cruzada, la relación entre Lázaro y el
arquitecto llegó a ser muy tensa.
Fragmento de una carta de José Lázaro a Joaquín Kramer el 12 de septiembre de 1904 (4) |
Finalmente, el 27 de diciembre de 1904 se firmó el contrato
para la construcción con Antonio García del Real y Manchola por un importe de
279.000 pts. y un plazo de doce meses. Pero las obras también sufrieron contratiempos, con denuncia
incluida de unos obreros despedidos y la dimisión de Kramer el 10 de abril de 1906.
Según comentó a su sucesor, la retirada se debió “a las repetidas exigencias y
genialidades de su cliente que le producían serios disgustos” (Saguar, 1997).
Acceso principal al palacio desde la calle Claudio Coello, aunque hoy no es el acceso al museo, que se realiza desde la calle Serrano por lo que era la puerta de servicio |
Zaguán de la vivienda |
Entrada actual al museo por la calle Serrano, lo que era la entrada de servicio cuando el palacio estaba habitado por don José Lázaro |
A continuación Lázaro contrató al arquitecto Francisco Borrás y Soler y despidió al
constructor, iniciándose otro pleito que también perdió el comitente.
Mientras tanto, Lázaro trabajaba en la decoración interior
visitando constantemente museos y colecciones particulares, comprando obras de
arte, encargando alfombras, las telas para las paredes, los estores de las
ventanas, las cuberterías, vajillas y cristalerías...
En cuanto al jardín, en 1907 se contrató el diseño y
realización a Spalla Hermanos, que
realizaron un diseño francés convencional, con senderos sinuosos e islas de
césped con sóforas, cedros, palmeras, magnolios...
Jardín de Parque Florido |
El palacio se
concluyó en agosto de 1908, con pequeños remates pendientes que retrasaron
la inauguración hasta el 27 de mayo de 1909. Las relaciones entre Borrás y
Lázaro fueron amistosas hasta que el arquitecto pasó una minuta que el
comitente no quiso pagar, con la consiguiente denuncia y el fallo, una vez más,
en contra de Lázaro.
Las ricas colecciones de Lázaro alhajaron el palacio y
fueron incrementándose en años sucesivos, sobre todo a partir de que enviudara.
Parque Florido desde la esquina de la calle Serrano y López de Hoyos, con el edificio de La Nueva España a la izquierda (4) |
La decoración empezó
en el año 1905 y debió terminar a finales de 1908. Lázaro encargó los
trabajos a especialistas franceses y españoles. Tiddens y Donet realizaron las imitaciones de mármoles y maderas; Manuel Casaños, la ornamentación
escultórica en estilo Renacimiento de las cornisas y sobrepuertas de los
salones; y Eugenio Lucas Villamil,
un hábil copista de Goya con el que Lázaro ejerció de mecenas convirtiéndole,
según Pardo Canalís, en su “pintor de cámara”, la decoración pictórica de los
techos, en relación al uso dado a la sala con el palacio habitado y a la imagen
que la familia quería dar de ella misma.
Los temas son los habituales del repertorio ornamental de la
época adaptando los modelos de láminas y grabados que don José proporcionaba al
pintor. Para su ejecución, Lázaro levantó en el solar dos naves acristaladas
donde Lucas pintó los lienzos durante años mientras se erigía el edificio de La Nueva España y se remataba el
palacio.
El Recibidor de
la casa es un homenaje a Goya, representado con varios de sus retratados, como
Carlos IV y María Luisa de Parma o la Maja vestida.
Recibidor. Fotografía tomada de la señalética del museo |
El Recibidor en la actualidad |
Pintura del techo del Recibidor con un homenaje a Goya |
Esta estancia está flanqueada por otras dos: el Saloncito de la música al lado norte y el Gabinete de la comedia al
lado sur. La Sala de música muestra
las alegorías de la Música y nos informa de los gustos musicales de la familia,
con los retratos de Richard Wagner, Verdi, Rossini, Mozart, Beethoven, Listz o
Chopin.
Techo decorado del Gabinete de música |
El Gabinete de la
comedia muestra a Lope de Vega y a poetas, dramaturgos y literatos como
José Zorrilla, Gertrudis Gómez de Avellanada, Byron, Dante, Virgilio,
Shakespeare, Víctor Hugo y Calderón de la Barca. Frente a ellos, Homero,
Quevedo, Cervantes y clásicos griegos.
Techo del Gabinete de la comedia |
El Comedor de gala,
comunicado con el Gabinete de la comedia, tiene una decoración con diversas
divinidades mitológicas simbolizando diferentes manjares.
Techo del Comedor de gala |
El Salón de baile,
en el centro del edificio y a doble altura abarcando la planta noble y el
segundo piso, con techumbre de cubierta acristalada, limita su decoración
pictórica a la galería corrida en el segundo piso sobre la que se situaban los
músicos, donde aparecen ninfas, sátiros, faunos y amorcillos.
Aspecto actual del antiguo Salón de baile del palacio |
En cuanto al Salón
principal, en el ala norte del edificio, abierto al Salón de baile, la
pintura del techo desarrolla el tema clásico de Las Cuatro Estaciones, con las Alegorías
de la Primavera y el Otoño en los lados menores y del Invierno y el Verano en
los menores.
El Salón Principal cuando vivía don José Lázaro. Fotografía tomada de la señalética del museo |
El Salón Principal en la actualidad |
Alegoría del Otoño en el techo del Salón principal |
El antiguo Salón Gótico,
hoy Gabinete de Goya, y que se utilizaba como recibidor del despacho de don
José, muestra Las Artes reunidas.
Techo del antiguo Salón Gótico, hoy Sala de Goya |
El Despacho-biblioteca,
en el espacio de la torre en la planta noble, tiene un techo decorado con la Exaltación de la sabiduría y las letras
españolas, retrato intelectual del dueño unificando, en ambos espacios, las
dos pasiones de Lázaro.
Despacho de don José Lázaro. Fotografía tomada de la señalética del museo |
El Despacho en la actualidad |
En esta composición figuran diecinueve personajes históricos
y Lázaro facilitó a Lucas una reproducción de uno de los frescos de Wilhelm von
Kaulbach en la "Treppenhaus" o gran escalera del Neues Museum de Berlín, destruida en la II Guerra Mundial, La era de la Reforma, a su vez inspirado en La Escuela de Atenas de Rafael; es curioso que aunque la obra mostraba, lógicamente, a Martín Lutero como figura
central, el techo del Jardín Florido tiene como protagonista a Benito Arias
Montano durante su intervención en el Concilio de Trento levantando el tomo III
de la Biblia Políglota, con un
ejemplar de la misma en la propia colección de Lázaro. También aparecen Moisés,
Cristóbal Colón, Juan Sebastián Elcano, Sócrates, Antonio de Nebrija, el cardenal
Cisneros, Fray Luis de León, Gaspar de Jovellanos y otros personajes de más
dudosa identidad.
La Escuela de Atenas de Rafael (5) |
Grabado con La era de la Reforma según pintura de Wilhelm von Kaulbach (6) |
Pintura del techo del Despacho de don José Lázaro en Parque Florido |
En la segunda planta, donde se hacía la vida diaria, sólo
recibieron decoración tres salas: el Gabinete
de familia, con la Alegoría del
mecenazgo, la caridad y el amor, con un personaje a la romana que podría
representar al propio Lázaro acompañado de una matrona con un hermoso niño
ofreciendo limosna, representación del espíritu caritativo de doña Paula, y con
el propio palacio de Parque Florido al fondo; el Salón de billar, donde Lucas intentó crear efectos de trampantojo y
perspectivas; y el Comedor de diario,
que homenajeaba a doña Paula con la representación de Flora.
El Gabinete en su época. Fotografía tomada de la señalética del museo |
Aspecto actual del Gabinete |
Techo del Gabinete |
Detalle de la representación del palacio |
Techo del Salón de billar |
Techo del Comedor de diario, un homenaje a doña Paula como Flora |
La tercera planta estaba ocupada por las dependencias del
servicio (cocina, fregadero, cuarto de costura y plancha, dormitorios del
mayordomo, cocinero y demás empleados) y el espacio de la torre se reservó como
cuarto de invitados, con una decoración de Las
Edades de la Vida.
Una vez terminado el palacete, la familia comenzó a
habitarlo, aunque sus viajes al extranjero siguieron siendo constantes. Los
años anteriores a la I Guerra Mundial conformaron la gran época de Lázaro, con
una colección que crecía espectacularmente. Además, sus ansias de
reconocimiento social se materializaron en el nombramiento como vocal del
Patronato del Museo del Prado en 1912, aunque en 1918 y harto de las trabas a
sus iniciativas y a que no se tuvieran en cuenta sus opiniones, terminara
dimitiendo.
Don José Lázaro, segundo a la izquierda, en la Sala Velázquez del Museo del Prado (7) |
La primera exposición de obras de su colección se produce en
1912 con veintidós cuadros de Eugenio Lucas Velázquez en la Sala Iturrioz de
Madrid, coincidiendo con otra celebrada por la Asociación de Pintores y
Escultores con ciento sesenta y dos cuadros atribuidos al pintor en la que
Lázaro no participó, con una actitud desafiante fruto del carácter del
coleccionista y de los condicionantes psicológicos del personaje que se repitió
varias veces.
Así, en 1913, coincidiendo con la exposición de pintura
española de la primera mitad del siglo XIX organizada por la Sociedad Española
del Arte, él muestra otra del mismo tema con cincuenta y seis cuadros y cuatro
dibujos en la misma sala; o en 1928, que en los locales de ABC muestra su
propia exposición de Goya al margen de la del Prado para celebrar el centenario
del artista.
Portada del diario ABC de 19 de abril de 1928 con motivo de su exposición de Goya. Don José es el que está más a la derecha. Fotografía tomada de la señalética del museo |
Tres de las obras de Goya en la colección |
En 1921 fue presidente del “Congreso de Historia del Arte”
en París pero eso no impidió su frustración por no conseguir un sillón en la
Academia de la Historia, algo que le amargó durante sus últimos años, cuando la
figura de don José fue cambiando desde un hombre triunfador a terminar cayendo
en el olvido. Además, se sucedieron las desgracias familiares y en sólo tres
años murieron los dos hijos de doña Paula y ella misma, y Lázaro ya con 70
años, se sumió en una depresión que le llevó a viajar por el mundo y comprar compulsivamente.
En 1936, cuando estalló la Guerra Civil española, estaba en París montando una exposición sobre "La estética del libro español", fijando allí su residencia, aunque sin interrumpir sus constantes viajes, hasta que los alemanes empezaron a acercarse a la capital francesa, cuando decidió trasladarse a Estados Unidos y se instaló en el Hotel Pierre de Nueva York, pero siguió viajando dando conferencias y visitando museos, bibliotecas y colecciones privadas. Sus comportamientos se exacerbaron, con una actitud cada vez más huraña, creciente desorden de sus colecciones y ansia por poseer y amontonar.
A comienzos de la década de 1940 regresó a Madrid y empezó a vivir entre Parque Florido y el hotel Ritz, desde donde empezó a batallar para recuperar su patrimonio, logrando traer a España, vía Lisboa, su colección neoyorquina, que vino en cajas que se fueron adueñando del palacio. También inició los trámites para hacer lo mismo con la que había dejado en París, pero murió el 1 de diciembre de 1947 en Parque Florido sin conseguirlo y tuvo que ser la comisión encargada de su herencia la que terminara lográndolo.
En 1936, cuando estalló la Guerra Civil española, estaba en París montando una exposición sobre "La estética del libro español", fijando allí su residencia, aunque sin interrumpir sus constantes viajes, hasta que los alemanes empezaron a acercarse a la capital francesa, cuando decidió trasladarse a Estados Unidos y se instaló en el Hotel Pierre de Nueva York, pero siguió viajando dando conferencias y visitando museos, bibliotecas y colecciones privadas. Sus comportamientos se exacerbaron, con una actitud cada vez más huraña, creciente desorden de sus colecciones y ansia por poseer y amontonar.
A comienzos de la década de 1940 regresó a Madrid y empezó a vivir entre Parque Florido y el hotel Ritz, desde donde empezó a batallar para recuperar su patrimonio, logrando traer a España, vía Lisboa, su colección neoyorquina, que vino en cajas que se fueron adueñando del palacio. También inició los trámites para hacer lo mismo con la que había dejado en París, pero murió el 1 de diciembre de 1947 en Parque Florido sin conseguirlo y tuvo que ser la comisión encargada de su herencia la que terminara lográndolo.
Son varios los testimonios sobre sus deseos de crear
una Fundación a la americana y sus ansias por aparecer como estudioso aún a sus
85 años. Aun así, nunca consideró su
colección cerrada, realizando compras y ventas importantes hasta su muerte, cuando hacía mucho que su nombre
ya no aparecía en la prensa diaria y que no frecuentaba los ambientes
artísticos y literarios.
En un próximo post hablaré del Museo y de sus colecciones,
pues tras su muerte y la materialización de la Fundación, don José Lázaro
consiguió, por fin, el reconocimiento cultural que tanto deseó en vida.
Notas:
(4) SAGUAR QUER, C. “José Lázaro Galdiano y la construcción
del Parque Florido”. Goya, nº 261,
1997, pp. 515-535.
(6) https://www.museodelprado.es/coleccion/galeria-on-line/galeria-on-line/obra/la-era-de-la-reforma/
(7) SAGUAR QUER, C. “José Lázaro Galdiano. Biografía
incompleta”. Maestros de la pintura
española en la Colección Lázaro Galdiano. Catálogo de Exposición, Pamplona,
2003, pp. 6-21.
Fuentes:
ÁLVAREZ LOPERA, J. “Don José Lázaro y el arte. Semblanza
(aproximada) de un coleccionista”. Goya
nº 261, 1997, pp. 563-578.
GADEA, S., LANCHO, R. y SÁNCHEZ, L. El Museo Lázaro Galdiano. Trabajo inédito en asignatura del Máster de
Museos y Patrimonio histórico-artístico, UCM, 2007.
SAGUAR QUER, C. “José Lázaro Galdiano y la construcción del
Parque Florido”. Goya nº 261, 1997,
pp. 515-535.
SAGUAR QUER, C. “Eugenio Lucas Villamil, pintor de cámara de
don José Lázaro”. Goya nº 277-278,
2000, pp. 293-312.
SAGUAR QUER, C. “José Lázaro Galdiano. Biografía
incompleta”. Maestros de la pintura
española en la Colección Lázaro Galdiano. Catálogo de Exposición, Pamplona,
2003, pp. 6-21.
Comentarios
Antonio
Un abrazo
La expresión "estilo remordimiento" la había oído aplicada a mobiliario, pero nunca a arquitectura. Ya sé una cosa más. Y es verdad el desfase arquitectónico de la época. Sólo hay que pensar en el Pabellón Mies van der Rohe en la la Expo Universal de Barcelona de 1929 y lo que todavía le rodea.