La catedral de Palencia
La bella catedral de Palencia, una de las más grandes
de España, es el resultado de múltiples intervenciones, testigo privilegiado de las corrientes estéticas que recorrieron la Península Ibérica durante más de
diez siglos.
Detalle del triforio y el claristorio del altar mayor de la catedral de Palencia |
Plano de Palencia de comienzos del siglo XX (1) |
Fotografía aérea del entorno de la catedral amablemente cedida para su uso en este artículo por su autor, Ricardo Melgar (2) |
Se considera que la primera edificación que hubo en ese
emplazamiento sería un templo romano al que después se le sobrepuso otro
paleocristiano y otro más visigodo ya a mediados del siglo VII, que según la
tradición se levantó en tiempos del rey Wamba para alojar unas reliquias de san
Antolín que él mismo había traído de Narbona en el año 672.
Capiteles visigodos en la cripta de san Antolín |
Serían las ruinas de este último las que servirían de base
para una nueva edificación que dejó albergada en su interior la que hoy conocemos como “cripta de san Antolín”, la parte más antigua conservada, un templo erigido tras la dominación musulmana, cuando el
rey Sancho III el Mayor restauró la diócesis palentina y le entregó al obispo
Ponce o Poncio la organización de una nueva sede.
Posteriormente, quizá en tiempos del obispo Raimundo, en la
segunda mitad del siglo XII, se levantó otro templo que fue consagrado en 1219
y que constaba de tres naves con cubierta de madera, sala capitular y claustro,
conservándose en la actual capilla mayor unas columnas y capiteles que parece
que indican que esa era la zona absidial.
En cuanto a la actual la catedral gótica, comenzó a
levantarse en la primera mitad del siglo XIV, con una construcción que se
prolongó hasta el XVI, con añadidos posteriores incluso en el XX.
Nave central de la catedral de Palencia desde los pies, con el trascoro enfrente |
Es de planta de cruz latina pero cuenta con un crucero entre la actual capilla mayor y el coro y con otro falso crucero, más estrecho,
a partir de lo que fue la primitiva capilla mayor, la actual capilla del Sagrario, sin que ninguno sobresalga en planta, girola con
siete capillas radiales, capillas laterales solo en la nave del Evangelio, y
claustro adosado a la nave de la Epístola.
Cubiertas del segundo crucero |
No se sabe quién elaboraría las trazas, que se adscriben a
un maestro hispano que se inspiraría en las catedrales de Burgos y León. El
templo empezó a levantarse, como era habitual, por la cabecera, durante el reinado de Juan II y en tiempos del obispo don Gómez, avanzando hacia
los pies mientras se iría demoliendo progresivamente la anterior construcción
románica. Después se decidió ampliar toda la planta de la nave, construyéndose una segunda
capilla mayor con un nuevo crucero y también se erigió parte de la torre, se cerraron las bóvedas
de la girola y se levantó el triforio.
El crucero desde la nave del Evangelio |
En el último tercio del siglo XV las obra tomaron un fuerte impulso, llegando casi hasta los pies, y gran parte gracias a las disposiciones
testamentarias de la dama palentina viuda y sin descendencia doña Inés de
Osorio, que dejó un importante legado para la terminación de la catedral, en la que dispuso su enterramiento. Finalmente, la última piedra queda colocada en 1516. Con posterioridad hubo intervenciones decorativas y en capillas, pero la catedral estaba terminada.
Cubiertas de la nave central. A medida que avanzaba la obra hacia los pies, las bóvedas fueron tomando formas más complicadas |
La fachada occidental
está orientada al río Carrión y a la plaza de san Antolín y quedó inconclusa, con
una portada contemporánea, la Puerta de
san Antolín o de los Descalzos, de trazas de Chueca Goitia.
Dibujo de la fachada occidental cuando todavía no tenía la portada añadida por Chueca Goitia. Planoteca IPCE |
La fachada occidental en la actualidad, con la capilla de las Reliquias a la izquierda |
En el siglo XVIII se le anexionó la capilla de las Reliquias, abierta a los pies de la nave del Evangelio,
de planta centralizada, con cubierta de pizarra y que sobresale hacia el
exterior.
La fachada norte,
orientada a la Plaza de Cervantes, cuenta con las
portadas del crucero y del falso crucero. La Puerta de
Canónigos o del Hospital, que abre al brazo del Evangelio del crucero viejo,
sin embargo, fue la última en construirse, concluida en 1762. Con arco rebajado
y sin ornamentación, recibió ese nombre
porque estaba frente al Hospital de san Antolín y san Bernabé, regido por el
cabildo desde el siglo XII.
La otra, abierta al crucero nuevo, es la Puerta de los Reyes o de San Juan, con
decoración tardogótica muy degradada. Se
organiza mediante doble arco escarzano y pilar central con una escultura de san
Juan Bautista. En el siglo XVII se le añadieron
las hornacinas superiores para las esculturas de los santos Antolín, patrón de
Palencia, y sus compañeros de martirio, Juan y Almaquio.
Puerta de los Reyes o de san Juan |
La parte más antigua es la cabecera, en la que destaca su esquema poligonal con absidiolos de grandes ventanas con vidrieras y decoración con molduras, frisos, pináculos,
tracerías y gárgolas de variada fantasía.
Detalle de la cabecera (3) |
La fachada sur
abre a la Plaza de la Inmaculada y de nuevo nos encontramos con dos portadas.
Fachada sur en la plaza de la Inmaculada |
La entrada diaria a la Catedral
es la que abre al falso crucero, conocida como Portada de los Novios o del Salvador, obra del siglo XV con una
sencilla decoración vegetal gótica en tres arquivoltas apuntadas abarcadas por
un arco conopial, tímpano ausente de decoración y los escudos de los obispos dominicos de la diócesis fray Diego de Deza y fray Alonso de Burgos flanqueando el del cabildo en el friso bajo el alero.
Portada de los Novios, con la cabecera a la derecha |
Decoración del friso bajo la cornisa, con los escudos de Deza, el cabildo y Burgos |
A continuación está la torre, construcción prismática y
sobria que cuenta con un reloj y un cuerpo de ventanas y está coronada por una pequeña espadaña y grandes pináculos.
Portada del Obispo y torre |
La puerta que abre al crucero de la Epístola es la Portada del Obispo o de Santa
María, con una decoración muy deteriorada por la erosión de la piedra. Se
inició durante el obispado de Hurtado de Mendoza pero la decoración es algo
posterior, terminada en tiempos de Rodríguez Fonseca, de ahí la heráldica de este último en el friso bajo el tímpano. Consta de un
arco rebajado, cinco arquivoltas apuntadas decoradas con motivos
vegetales e historiados apoyadas sobre un apostolado añadido en el siglo XVII
que se continúa con columnas, todo ello abarcado por un arco conopial, y
guardapolvo muy decorado con gárgolas, doseletes y arquerías geminadas. El tímpano tiene decoración de casetones sobre un vano doble de vidrieras con motivos florales y una imagen gótica de la Virgen en el centro.
Detalle de la portada del Obispo |
La planta muestra una cabecera de gran desarrollo, con girola y capillas radiales, cuerpo de tres naves de siete tramos, capillas laterales solo en el lado del Evangelio, crucero y falso crucero, una especial configuración que hace que también tenga dos capillas mayores, aunque la más antigua está configurada como capilla del Sagrario.
Planta de la catedral de Palencia. Planoteca IPCE. Las indicaciones son mías |
En alzado, la nave central se organiza mediante pilares
compuestos sobre los que descasan arcos formeros apuntados, triforio de
tracerías caladas hacia la iglesia y ciego al exterior que recorre todo el
templo, claristorio de grandes ventanales apuntados que iluminan el
interior del templo y cubierta de crucería, más complicada a medida que nos
acercamos a los pies, primero con crucería sencilla, después sexpartitas y
finalmente combadas.
Alzado de la nave central en los últimos tramos |
Comenzando por la girola,
ésta se cubre con tramos trapezoidales y cuenta con siete capillas, las dos
primeras rectangulares, otras cuatro hexagonales, y una octogonal central,
todas iluminadas por grandes ventanales góticos con vidrieras, la mayoría fruto de las restauraciones llevadas a cabo en la catedral en el siglo XIX. Dejo para un
próximo artículo un detenido paseo por ellas, cuando también me detenga en las
de la nave del Evangelio y el claustro.
La girola por el lado del Evangelio |
La primitiva capilla mayor, abarcada por la girola, estuvo
en uso como tal hasta 1521, pero hoy conforma la capilla del Sagrario, de los Curas o de la Parroquia. Empezó a
levantarse a comienzos del siglo XV patrocinada por el obispo don Sancho de
Rojas, hombre de confianza de don Fernando de Antequera, tío de Juan II de
Castilla y regente del reino durante la minoría de edad de su sobrino, con la
intención de convertirla en su propia capilla funeraria, aunque tras su traslado a la diócesis de Toledo decidió enterrarse en esa catedral. Cuenta con una gran reja forjada de dos cuerpos rematada con un Crucificado y decoración heráldica del cabildo y del obispo Alonso de Burgos.
Capilla del Sagrario |
La capilla abre al falso crucero mediante arco de triunfo rebajado angrelado, de tradición mudéjar, y las esculturas del promotor
y del canónigo don Pedro Estébanez de Alcántara en las enjutas. Sobre el arco
corre un antepecho con una Virgen con el Niño flanqueada por los santos Pedro,
Antolín y dos diáconos, todas atribuidas a un maestro francés de comienzos del
siglo XV. Además de la bóveda superior del ábside, cuenta con una segunda
bóveda nervada con colgadizos y el escudo del comitente en la clave.
Detalle de la cubierta de la capilla del Sagrario |
Cubiertas del falso crucero y del ábside |
Primero tuvo un altar de plata de fines del siglo XV
patrocinado por doña Inés Osorio, pero el retablo actual es de la primera mitad
del XVI, obra de Juan Ortiz el Viejo I y de otros artistas del ámbito de
Vigarny y Balmaseda, policromado por Andrés de Espinosa y Cristóbal de Herrera.
Se apoya sobre la mesa de altar de la primitiva catedral románica,
redescubierta en la década de 1970.
Retablo de la capilla del Sagrario |
Presenta banco con decoración de grutescos, tres cuerpos de
tres calles y dos entrecalles y ático. Las escenas, que desarrollan un ciclo
mariano, están enmarcadas por entablamentos con querubines y pilares y columnas
abalaustradas que repiten los grutescos.
La calle central alberga un tabernáculo barroco del siglo
XVII de Santiago Carnicero y por encima vemos la Dormición de la Virgen y su
Coronación, con una Virgen del siglo XIII también procedente de la catedral
románica.
Calle central con la Dormición de la Virgen y la Coronación flanqueadas por los santos Pedro, Pablo, Juan Bautista y Antolín |
Las entrecalles, en hornacinas aveneradas, albergan las
esculturas de cuerpo entero, de arriba abajo y de izquierda a derecha de los
santos: Juan Bautista, Antolín, Pedro, Pablo, Juan Evangelista y Santiago.
En cuanto al Ciclo de la Virgen, en las calles exteriores,
se conforma con las siguientes escenas, en igual sentido: Anunciación,
Presentación en el Templo, Natividad, Epifanía, Última Cena y Oración en el
Huerto.
Escenas de la Anunciación, la Presentación en el Templo, la Natividad y la Epifanía |
En el ático aparece el habitual Calvario |
En este ámbito se localizan, desde el siglo XVI y procedentes de la capilla de la Magdalena de esta catedral, en un arcón decorado con pinturas, los restos momificados de la reina doña Urraca Alfonso, fallecida en la segunda mitad del siglo XII. Y también está el
sepulcro de doña Inés Osorio, fallecida a fines del siglo XV y gran benefactora de la catedral, un arcón de
madera labrada y policromada y con una estatua yacente de alabastro atribuida
al Maestro de Portillo.
La capilla mayor
está habilitada en el primitivo coro desde 1519 por orden del obispo Fonseca.
Es de planta rectangular, con dos tramos con bóveda de combados y cerrada
por dos rejas de hierro forjado de Cristóbal de Andino de la década de 1520,
una hacia el crucero y otra en el lado de la Epístola, frente a la sacristía.
Capilla mayor |
Su retablo mayor fue un encargo del obispo don Diego de Deza
a comienzos del siglo XVI. Como en principio iba destinado a la primitiva
capilla mayor, donde no llegó a instalarse, presenta estructura ligeramente
ochavada, acoplada a la curva del primitivo ábside, y cuenta con un banco y dos
calles de tablas pintadas añadidas a la disposición original para hacerlo más
grande.
Retablo mayor |
Levantado sobre un zócalo de mármol rojo, presenta trazas de Pedro de Guadalupe, obra escultórica de
Felipe Vigarny y Alejo de Vahía y las doce pinturas añadidas de Juan de Flandes
salvo las dos más altas, que ya son de uno de sus discípulos, Juan de Tejerina.
Con decoración de motivos platerescos, la calle central
cuenta con el tabernáculo, una talla de san Antolín de Gregorio Fernández que
se colocó ahí en el siglo XVIII y una Asunción de la Virgen rodeada y
custodiada por seis ángeles. En el resto de calles se distribuyen pequeñas
hornacinas con tallas de santos y apóstoles. En cuanto a las tablas pintadas, desarrollan el Ciclo de la Vida de Jesús, desde la Anunciación hasta la Cena de Emaús.
Detalle del retablo mayor |
El conjunto está coronado con un gran ático del siglo XVI
añadido para equilibrar el conjunto y que presenta el habitual Calvario, con
tallas de Juan de Balmaseda, rematado con el Padre Eterno entre dos ángeles con
símbolos de la Pasión.
Calvario del ático |
En cuanto a las paredes exteriores del altar mayor, en el
lado del Evangelio está el arcosolio del
deán de la catedral don Rodrigo Enríquez, fallecido en 1465. El arco
contiguo cobija un retablo con la Aparición de Jesús resucitado a su madre,
obra que unos atribuyen a Alonso de Berruguete y otros a Juan de Villoldo. Al
lado hay una escultura de san Juan
Evangelista de piedra policromada del siglo XVI.
En el siguiente paño se repite el esquema de forma
especular, con una escultura de san Juan
Bautista, el retablo de Santa
Apolonia, obra de Manuel Álvarez de mediados del siglo XVI con una
escultura de la santa de piedra policromada anterior y el arcosolio del abad de Husillos don Francisco Núñez, obra de Alejo
de Vahía de 1501, con yacente.
Paños exteriores del altar mayor en la nave del Evangelio |
El lado de la Epístola aloja el sepulcro del arcediano de Campos don Diego de Guevara, obra de
Alejo de Vahía de 1509, el retablo del Ecce homo y la puerta y la verja del altar mayor de
salida hacia la sacristía, justo enfrente.
Paño del Evangelio del altar mayor, con el sepulcro de don Diego de Guevara en primer plano a la derecha y la puerta románica que comunica el altar mayor con la sacristía |
El coro, ubicado frente a la capilla mayor conformando un único espacio, la Vía Sacra, ocupa
los tramos cuarto y quinto de la nave central y está cerrado por una reja
plateresca del siglo XVI de Gaspar Rodríguez de Segovia que apoya sobre un
zócalo con relieves que conmemoran la visita del papa Adriano VI y de Carlos V
en 1522. Sobre la reja se observa un arco entibo, conocido como “arco del
miedo”, coronado con una imagen de la Inmaculada.
Reja del coro y arco entibo |
La sillería es
gótica, obra de Luis Centellas con añadidos de Pedro Guadalupe en 1519, y presenta tracerías de distintos diseños, doseletes y pináculos, con silla episcopal
y dos filas de asientos.
Sillería del coro y facistol |
Sobre el lado del Evangelio se eleva un órgano barroco realizado por fray José de Echevarría y fray Domingo
Aguirre con trompetería en vertical y en horizontal, a la manera hispana, y
caja con multitud de querubines y figurillas menudas.
Órgano barroco del coro |
La estructura que
cobija el coro fue financiada por el obispo don Juan Rodríguez de Fonseca a
comienzos del siglo XVI. El primer paño del
Evangelio, con decoración gótica, aloja el altar con el Cristo de las Batallas, imagen muy venerada en la
ciudad, y a los lados hay dos puertas de acceso al coro y al corredor alto
respectivamente, talladas en nogal realizadas por Pedro de Guadalupe con los escudos del cabildo y de Fonseca y las cabezas
de los santos Pedro y Pablo.
Paño del Evangelio con el Cristo de las Batallas |
En el primer paño de
la Epístola hay un arco gótico similar al que se corresponde con el
Evangelio y cobija el Altar de la
Visitación, retablo de fines del siglo XV con tablas pintadas de autor no
identificado.
Paño de la Epístola con el Altar de la Visitación |
El segundo tramo del
Evangelio cuenta con una decoración plateresca atribuida a Diego de Siloé en la que aparecen ocho
esculturas de piedra policromada de santos, reyes y fundadores, datada hacia
1500, y presidido por un pequeño
altar dedicado al Salvador,
escultura en nogal, dorada y policromada, atribuida a Felipe Vigarny, que iba
a ubicarse en el altar mayor, aunque el cabildo después decidió colocar una
talla del santo titular.
En cuanto al segundo paño de la
Epístola, presenta otra decoración plateresca atribuida a Diego de Siloe a base
de pilastras que delimitan las divisiones, con arco central trilobulado coronado por una escultura de San José sedente con el Niño,
obra escultórica de Juan de Ruesga, que cobija un pequeño retablo plateresco
de madera dorada y policromada, con medallones de santos y las esculturas de
piedra policromada de los santos Pedro y Pablo sobre los que aparece una
Natividad en una hornacina flanqueada por las figuras de la Anunciación, obra de
Juan Manuel Becerril de 1769.
Paños atribuidos a Diego de Siloe en los laterales del coro |
El trascoro se
alza sobre una escalinata y es obra plateresca de comienzos del siglo XVI de Juan de Ruesga. Se organiza mediante cinco calles
separadas por pequeños pilares.
La catedral desde los pies de la nave central, con el trascoro enfrente |
Trascoro |
La calle central está ocupada por un tríptico flamenco atribuido a
Juan de Holanda, con tabla central con la Virgen de los Dolores y el
Evangelista junto al comitente en posición orante, que aparece como parte
integrante de la escena, y pequeñas tablas laterales con los Siete Dolores de
la Virgen: Circuncisión, Huida a Egipto, Jesús entre los doctores, Camino del
Calvario, Crucifixión, Llanto ante Cristo muerto y Santo Entierro. Por encima, un arco de medio
punto alberga dos ángeles tenantes con el escudo del obispo Fonseca, abarcado
por otro trilobulado con la heráldica de los Reyes Católicos.
Tríptico de los Siete Dolores |
Decoración heráldica del trascoro |
Las dos calles siguientes cuentan con sendas portadas de
arco de medio punto sobre las que se sitúan bajo ricos doseletes, las escenas
de la Lactación de San Bernardo y el Martirio de San Ignacio de Antioquía, ejecutadas
por Francisco de Rincón.
Adosado al pilar del Evangelio del penúltimo tramo de la nave
central, ante el trascoro, se ubica un púlpito patrocinado por el obispo don
Luis Cabeza de Vaca en el siglo XVI.
Zona del trascoro, con el púlpito a la izquierda |
Detalles del púlpito, con Evangelistas y Padres de la Iglesia |
En cuanto a la cripta
de san Antolín, en época medieval el acceso se realizaba por una puerta
lateral en el lado de la Epístola que quedó inutilizada en el siglo XVI, cuando
se abrió la actual entrada desde el trascoro de la catedral y se colocó un
nuevo brocal en el pozo. La escalera plateresca presenta decoración de
bajorrelieves heráldicos e historiados que narran el Martirio de san Antolín y la Leyenda
del rey don Sancho III el Mayor recogida en el cantar de gesta Mocedades de Rodrigo, en el que se narra
que durante una cacería, el monarca se refugió del ataque de un jabalí en una
hoya y que cuando fue a lancear al animal, su brazo quedó paralizado, señal de que
estaba en un lugar sagrado, descubriendo después la tumba del santo y su cuerpo
incorrupto, que reposaba en un sarcófago sobre el que había una hornacina con
la Virgen, que pasó a denominarse Virgen de san Antolín o Nuestra Señora de san
Antolín. Así, y según la leyenda, fue este suceso milagroso el que hizo que el
monarca decidiera levantar una catedral dedicada al mártir, con una cripta
correspondiente para sus reliquias.
Escalera plateresca del siglo XVI de acceso a la cripta |
El lugar de culto más antiguo conservado en la catedral es la
cabecera de la cripta, visigodo de mediados del siglo VII, al fondo del todo,
con planta tetragonal alargada, muros de mampostería y cubierta plana
levantada sobre tres arcos de herradura transversal apoyados en el centro sobre
dos soportes de fuste redondo y capiteles decorados con hojas esquemáticas.
Cabecera de la cripta |
La ampliación protorrománica se desarrolla a continuación y
se fecha hacia 1034, una nueva planta rectangular con parámetros de sillería y
cubierta con bóveda de cañón sostenida por arcos fajones que parten del suelo y
ventanas con derrame interior en los intervalos, una estructura con ciertas
similitudes con la Cámara Santa de Oviedo.
Ampliación del siglo XI desde la cabecera |
Cuenta con un pozo, siendo tradición que el 2 de septiembre,
el día de san Antolín, se acuda a beber de su agua, con fama milagrera.
Aquí terminamos hoy el recorrido por la catedral de
Palencia, pero todavía nos queda un reposado paseo por el claustro, adosado a la nave de la Epístola, y las capillas de la girola y las laterales, estas últimas sólo presentes en la nave del Evangelio.
Otros artículos de PALENCIA en Viajar con el Arte:
La
iglesia de la Asunción y San Hipólito de Támara de Campos
La
villa romana La Olmeda de Pedrosa de la Vega
Otras CATEDRALES:
La basílica de la Assunta de Torcello en Venecia
Notas:
(1) http://documentos.iesjorgemanrique.com/archives/1772
(2) https://ssl.panoramio.com/photo/33752794
(2) https://ssl.panoramio.com/photo/33752794
Fuentes:
CAMINO OLEA, Mª S. y LEÓN VALLEJO, F. J., “La cubierta de la
nave central y crucero de la Catedral de Palencia. Cambios constructivos”. En
HUERTA, S. y LÓPEZ ULLOA F. (eds.), Actas
del Octavo Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Madrid, Instituto
Juan de Herrera, 2013, pp. 153-160.
GARCÍA, J., “Restauración de la Capilla del Monumento”. Patrimonio. Fundación de Patrimonio
Histórico de Castilla y León, nº 45, sept.-dic. 2011, pp. 28-33.
NAVASCUÉS PALACIO, P. y SARTHOU CARRERES, C., Catedrales de España, Madrid, Espasa
Calpe. 1998.
QUADRADO, J. Mª, España.
Sus Monumentos y Arte, su Naturaleza e Historia. Valladolid, Palencia y Zamora,
Barcelona, 1885.
Comentarios
http://losprimitivosflamencos.blogspot.com.es/?q=Juan+de+Flandes+palencia
Un beso
Con razón llaman a la catedral palentina "la bella desconocida", denominación que habría que ampliará a la ciudad y a la provincia entera.
La catedral es una maravilla, a la que hay que añadir la complejidad del crucero falso, que la hace ser un caso casi único entre las catedrales hispanas, acompañando a las de Cuenca y Granada que también disponen de doble crucero, aunque más franco. Hablo de memoria y si estoy en un error, aguardo gustoso el dictamen contrario. Otra singularidad es que conserve la cripta visigoda.
Austera por dentro, con su piedra blanca castellana, su interior es una sucesión de joyas, entre las que destaca a mi parecer el magnífico trascoro, uno de los más hermosos en mi opinión. Me parece de sumo interés el debate sobre la disposición del coro en las catedrales hispanas, a mi parecer es algo que añade complejidad y riqueza a las catedrales patrias, si bien a costa de la perspectiva.
Como detalle curioso, en mi única visita a Palencia y a su catedral, allá por el año 2007, pude fotografiar una araña enorme que tomaba el sol sobre la blanca piedra de la catedral...
Mío es sin embargo el error de decir " austera por dentro" cuando debí decir que lo es por fuera...
Mea culpa, mea...
Antonio
Te venía a decir que la catedral de Palencia cuenta con una anécdota que como tal solo podría encajar en el apartado de curiosidades y que, después de leer una entrada tan trabajada como la tuya (ni yo misma sabía la mitad de las cosas que tú escribes aquí, Sira, gensanta), me parece hasta tonto decirlo, pero allá va.
En una de las últimas restauraciones que se hicieron del edificio se colocó en el ábside, mirando hacia el Hospital de San Bernabé, una gárgola extemporánea (lo mismo que sucede con el astronauta en la catedral de Salamanca). Se trata de un homenaje a un fotógrafo palentino amigo del arquitecto Jerónimo Arroyo, que llevó a cabo la restauración a principios del siglo XX. No sé cómo se llama el personaje, pero ahí está, con su levita larga y su cámara de fuelle.
Gracias por tu post, Sira. Da gusto pasearse por aquí. ;-)
Cal.
Un abrazo.
catedral