La catedral de Valladolid
La catedral de Valladolid se levanta en el centro de la
ciudad adosada a los restos de una antigua colegiata, unas ruinas con unas
capillas hoy habilitadas como Museo Diocesano Catedralicio. Pero como ya nos
paseamos la semana pasada por la historia de su génesis, ahora toca desgranar
un edificio que no entiendo muy bien por qué pasa desapercibido a los visitantes
de la ciudad, y menos aún que comúnmente sea calificado como "feo", pues el que
esté inacabado no le quita su belleza, una colosal obra
renacentista con elementos decorativos góticos, clasicistas, barrocos, rococó y
neoclásicos.
Fachada sur de la catedral de Valladolid |
La Catedral de Valladolid nos sorprendió de indefinible
manera cuando la vimos por primera vez; nos apasionó cuando nos enfrentamos con
el problema de su continuación y nos llevó a las cimas del más hondo y
reflexivo placer estético cuando la estudiamos con alguna calma (a)
Las obras se iniciaron en 1582 siguiendo trazas de Juan de
Herrera, que ya llevaba más de diez años al frente de la fábrica del Monasterio
de San Lorenzo de El Escorial. El arquitecto tuvo que partir del pie forzado de
tener que seguir la disposición planimétrica de un proyecto iniciado en 1527 en
el que habían participado los más importantes arquitectos del momento, como Francisco
de Colonia, Diego de Riaño, Juan Gil de Hontañón o Juan de Álava y que
seguramente seguiría la estela de la catedral de Segovia o la catedral nueva de
Salamanca, con estructura espacial renacentista y estética tardogótica.
Pero como el edificio apenas había avanzado en más de cincuenta años, Herrera tuvo cierta libertad para elaborar unas trazas plenamente renacentistas, de líneas puras y decoración basada en los propios elementos arquitectónicos, una gran iglesia de tres naves de siete tramos con crucero entre el cuarto y el quinto, gran altar mayor en los tramos quinto y sexto de la nave central, cabecera recta y capillas hornacinas entre contrafuertes. Además, y siguiendo las premisas postrentinas de fomentar el acercamiento a la Eucaristía, el coro quedaba emplazado en la cabecera en vez de frente a la capilla mayor en la nave central.
Hipotético cubrimiento de la catedral siguiendo la planta realizada por Chueca Goitia según la traza de Herrera (1) |
El proyecto de Herrera también incluía un gran claustro
procesional cuadrado adosado a la nave del Evangelio para dependencias como la
sala capitular o la sacristía, una construcción complicada porque a ese lado
había un gran desnivel que caía hacia un ramal del río Esgueva, por lo que se cree
que su erección nunca fue considerada.
Dibujo original de Herrera de la sección longitudinal de ha. 1585 conservado en el Archivo de la catedral (2) |
Dibujo original de Herrera del alzado de la fachada este conservado en el Archivo de la catedral (2) |
Una vez aprobadas las trazas de Herrera, en 1582 Diego de
Praves asumió la dirección y supervisión de la obra, con Pedro de Tolosa, que
había trabajado en El Escorial, como maestro mayor, sucedido a su muerte en 1583
por su hijo Alonso. Pero en 1588 Praves se terminó quedando como encargado único de la
obra, ayudado por Pedro de Mazuecos, haciéndose un replanteamiento de todo el templo desde los
pies hasta el crucero.
Hipótesis de cómo serían las cuatro fachadas siguiendo las trazas de Herrera (1) |
En 1595 Clemente VIII otorgó la bula Pro Excellenti por la que Valladolid obtuvo, después de siglos
persiguiéndolo, sede episcopal independiente de Palencia, con lo que la obra
dejó de ser colegiata para convertirse en catedral.
En 1599 estaba terminado el lado del Evangelio, a falta de la cubierta, hasta el
crucero. Al año siguiente se comienza la fachada
principal y se empieza a trabajar en el lado de la Epístola, llegando al arranque de la bóveda.
Sección a la altura del crucero diseñada por Herrera con el claustro a la izquierda, aunque éste tampoco llegó a materializarse (2) |
En 1620 se terminan las capillas y las bóvedas del Evangelio. Años después se cierra la nave de la Epístola y
la central, a la que se añaden una yeserías que no estaban en las trazas de
Herrera. Pero las obras parecían no acabar nunca, y aunque en 1665 se inicia la
demolición del claustro gótico para proseguir con el crucero, en agosto de
1668 el Cabildo decide consagrar la catedral tal como estaba, construyendo unos
ábsides provisionales de ladrillo en la zona del crucero que terminaron convirtiéndose en
definitivos.
Las intervenciones posteriores fueron de remate y
acondicionamiento, como la torre del Evangelio, a la que el terremoto de Lisboa
de 1733 afectó gravemente, derrumbándose en 1841, las capillas de la Epístola y
sus fachadas, el segundo cuerpo de la fachada sur según trazas de Alberto
Churriguera… En 1880 se iniciaron las obras para la segunda torre, rematada con
la estatua del Sagrado Corazón en 1923.
Dibujo de Isidoro Domínguez Díez con la torre derrumbada (3) |
Con la catedral inacabada, fueron varios los informes para concluirla, como el de 1768 de la mano de Ventura Rodríguez, el de 1797 de Manuel Alonso Abril, el de 1939 de C. Cort o el concurso convocado en 1942 para la solución del crucero y la urbanización del entorno de la catedral. A este último se presentó Fernando Chueca Goitia y, como resultado de sus estudios, en 1947 se publicó su libro La catedral de Valladolid, esencial para el conocimiento del edificio.
En la década de 1960 Luis Cervera Vela restauró las capillas funerarias de la colegiata gótica que habían sobrevivido al derrumbe por haberse utilizado como dependencias auxiliares del cabildo, acondicionadas como Museo Diocesano Catedralicio.
La fachada principal, orientada al sur, se proyectó como una combinación del arco de triunfo con el frente de un templo clásico, con un cuerpo central adelantado del resto de la fachada formando una especie de nártex y dos torres laterales. Pero lo que hoy contemplamos es resultado de varias intervenciones. Tendría que contar con dos torres laterales pero sólo tiene la del lado de la Epístola, de la segunda mitad del siglo XIX aunque el remate de la cúpula y la escultura del Sagrado Corazón de Jesús son añadidos de 1923.
Se divide en tres calles, con la central más destacada,
organizada mediante dos cuerpos y frontón. Acoge un vano de arco ligeramente
apuntado, algo completamente ajeno al diseño de Herrera, con una imagen de la
Virgen de la Asunción, advocación de la catedral, en el tímpano, flanqueado por
dobles columnas dóricas con hornacinas en los intercolumnios con las esculturas
de los santos Pedro y Pablo.
A continuación se sitúa un entablamento también dórico rematado por una balaustrada interrumpida por cuatro pedestales con las estatuas de los Cuatro Doctores de la Iglesia, los santos Ambrosio, Agustín, Gregorio y Jerónimo, tras la que se alza el segundo cuerpo, construido entrado el siglo XVIII según una interpretación libre de unas trazas dadas por Alberto de Churriguera. Se organiza mediante una gran ventana adintelada central flanqueada por dobles pilastras que enmarcan grandes escudos.
Detalle del segundo cuerpo |
El frontón de remate está interrumpido por un gran escudo mariano
sostenido por dos ángeles. Las calles laterales presentan sendos vanos
adintelados abiertos a las naves, entablamento y voluta o roleo de enlace con
la central. La obra escultórica de la fachada fue realizada por Pedro Baamonde
y Antonio de Gautúa.
Dos de los Doctores de la Iglesia de la fachada sur de la catedral (3) |
La portada este, en lo que hubiera tenido que ser el
crucero, no se construyó hasta la década de 1960 según trazas del arquitecto A.
Arenillas y siguiendo las líneas del primer cuerpo de la fachada sur, pero
también quedó inconcluso.
Portada este de la catedral (4) |
La fachada de la cabecera iba a ser muy similar a la de los
pies aunque sin el cuerpo central adelantado y con las torres más bajas. Lo que
hoy contemplamos son las ruinas de la colegiata gótica y también puede verse el
muro de ladrillo y los ábsides que rematan las naves y los muros sin terminar
del interior del crucero, con un entablamento corintio y los huecos termales
sin cerrar.
Cabecera de la catedral rematada en ladrillo a la altura de lo que debería haber sido el crucero, con los restos de la colegiata gótica que no se demolieron casi en línea a la fachada oeste (5) |
Paralelo a la fachada oeste de la catedral, donde Herrera
había proyectado levantar el claustro capitular, discurría un ramal del Esgueva
que fue cubierto en el siglo XIX para crearse la Pza. de Portugalete, una
explanada en la que empezó a desarrollarse un mercado al aire libre hasta que
en 1884 se levantó un edificio de hierro y cristal para acoger los puestos. Pero
en 1974 el mercado y otros edificios que había frente a las capillas góticas y
ante la iglesia de Santa María la Antigua fueron demolidos para crear de nuevo
una plaza, reurbanizada a comienzos de este siglo, cuando también se construyó
un garaje subterráneo.
El Mercado de Portugalete antes de su demolición (6) |
Al interior es un templo de tres naves de cuatro tramos con
capillas hornacinas laterales y tres ábsides en el lugar donde habría estado el
crucero. En alzado, la nave central presenta arcos de medio punto
sobre pilares cuadrados con pilastras corintias adosadas, gran entablamento del
mismo orden generando una potente sombra y bóvedas de cañón corrido con
ventanas termales parcialmente ocultas por el entablamento, dando la ilusión de
que la bóveda flota.
La decoración de yeserías añadida a mediados del siglo XVII
por Francisco Tejerina no estaba en las trazas de Herrera.
Cubierta de cañón de la nave central sin que se vean las ventanas, creando el efecto óptico de que la bóveda flota |
Las naves laterales proyectadas por Herrera se organizaban
mediante arcos de medio punto entre dos pares de pilastras dóricas y tribuna
superior, aprovechando el espacio sobre las capillas para dependencias
auxiliares del cabildo, cubiertas con bóveda de arista.
Nave del Evangelio de la catedral de Valladolid, con cubierta de bóvedas de arista |
Planta de la catedral de Valladolid (7). Las indicaciones son mías |
El altar mayor tiene las paredes tapizadas de damasco rojo y contó con
otros dos retablos anteriores que hoy están en la capilla de san Pedro y en la
iglesia de San Benito el Real respectivamente, sustituidos en la década de 1920
por otro de Juan de Juni realizado a mediados del siglo XVI para la vecina
iglesia de Santa María la Antigua, incluyendo los seis sitiales adosados al mismo
formando un conjunto unitario que algunos estudiosos denominan retablo-sillería,
adaptado perfectamente a su ábside, y en la catedral se ve demasiado pequeño. El
altar con frontal en plata se fecha del siglo XVIII.
El retablo cuando estaba en Santa María la Antigua (8) |
Altar mayor con el retablo de Juan de Juni |
El retablo está dedicado a Santa María, advocación de la
iglesia a la que perteneció, y desarrolla el Ciclo de la Vida de la Virgen
mediante banco, tres cuerpos de tres calles y ático. Los dos primeros cuerpos
son de orden compuesto, con columnas clásicas, ya sin decoración de grutescos,
y el tercero presenta tenantes, con las escenas ordenadas de abajo hacia arriba
y de izquierda a derecha.
Retablo de Juan de Juni |
El banco tiene un tabernáculo central, las escenas de la
Oración en el huerto y la Última Cena y a cada lado hay tres sitiales con
relieves en los respaldos, con los santos Pedro y Jerónimo con un fraile en el
lado del Evangelio y Pablo y Gregorio Magno con otro fraile en el de la
Epístola.
La hornacina central del primer cuerpo aloja una Inmaculada. En las calles laterales están el Abrazo ante la Puerta Dorada y la Natividad de la Virgen y en las entrecalles se representan en bulto redondo, los santos Andrés, José, Joaquín y Agustín, mirando hacia la Virgen con movimientos exagerados y escapando del marco arquitectónico, un rasgo característico de Juni. En los extremos, y a tamaño mucho más pequeño, están los santos Antonio de Padua y Bernardino.
Primer cuerpo |
En el segundo cuerpo aparece la Educación de la Virgen flanqueada por santa Lucía, rodeada de pequeños relieves con las escenas
de la Presentación de la Virgen en el Templo, la Anunciación, la Circuncisión y
la Epifanía, y santa Bárbara, rodeada de la Visitación, la Adoración de los
pastores, la Presentación en el Templo y la Huida a Egipto.
Segundo cuerpo |
El tercer cuerpo presenta dos grandes relieves laterales con
la Dormición de la Virgen y la Asunción que enmarcan el arranque del Crucificado
que ocupa el ático, bajo el que se representa un Desmayo de la Virgen, con su
brazo cayendo sobre el marco arquitectónico, y sobre el que aparece Dios Padre.
Las figuras sobre las entrecalles son cuatro profetas con grandes cartelas con
pasajes de sus profecías.
Tercer cuerpo con la Dormición y la Ascensión de la Virgen y ático con el Crucificado rematado por Dios Padre |
Detalle del Crucificado |
La sillería del coro también está en el presbiterio,
trasladada desde el coro en la nave central en 1928, cuando éste se desmontó,
con la reja del siglo XVIII vendida a la Fundación Hearst, que a su vez la donó
al Metropolitan de Nueva York, donde hoy se exhibe.
Reja del coro en el Metropolitan (3) |
La capilla absidial
del Evangelio, de planta ochavada, buscaba ser una construcción provisional
de ladrillo y yeso pero se convirtió en definitiva. Cuenta con un retablo neoclásico con una tabla con la Crucifixión del siglo XVI de Michel Coxcie y en la pared del Evangelio está el sepulcro del conde Ansúrez, trasladado en 1674
desde la antigua colegiata fundada por él, rodeado de una reja de hierro con la heráldica del conde, con un yacente de madera con casco y armadura y una tabla del siglo XVI en el tímpano con san Miguel, en relación con la cofradía de los Escuderos, fundada por Ansúrez.
Crucifixión de Coxcie en el altar del ábside del Evangelio |
Desde este ábside se accede a las capillas funerarias de la colegiata gótica, conservadas durante la obra de la catedral por haberse
utilizado como dependencias provisionales del cabildo y hoy habilitadas como
Museo Diocesano Catedralicio.
La capilla absidial de la Epístola es igual a la del Evangelio, con un retablo con un gran lienzo con la Transfiguración atribuido a Luca Giordano. El ámbito se utiliza como acceso al templo desde la fachada éste, la que tendría que haber sido del crucero.
Capilla absidial de la Epístola |
Detrás del ábside de la Epístola está la única capilla que
llegó a construirse de las que irían tras el crucero, construida en 1655 bajo
el patronato de don Pedro de Arce bajo la advocación de la Inmaculada y
convertida en sacristía en la década
de 1960, después de decidir restaurar las capillas góticas de la antigua colegiata,
donde estaba la sacristía hasta ese momento, para habilitarlas como Museo
Diocesano.
En cuanto a las capillas laterales, empezando por los pies del Evangelio, en el primer tramo, debajo del cuerpo de la torre, se encuentra la capilla de san Juan Evangelista, el antiguo baptisterio de la catedral, con un retablo neoclásico de Jorge Somoza de 1846. También cuenta con varios lienzos y parte de la sillería del siglo XV procedente de la colegiata.
Retablo de la capilla de san Juan Evangelista |
A continuación está la capilla
de Nuestra Señora de los Dolores, antiguo patronato de la familia Velarde,
con un gran retablo barroco con los relicarios de la catedral y una urna con un
Cristo yacente que copia el modelo de Gregorio Fernández, otro rococó en honor
a san Simón de Rojas, nacido a mediados del siglo XVI en una casa en este
emplazamiento y la sepultura del fundador, don Juan Velarde. En la actualidad
esta capilla es el baptisterio, con la pila bautismal.
Retablo-relicario de la capilla de Nuestra Señora de los Dolores |
Sepultura de don Juan Velarde en el testero del Evangelio de la capilla de Nuestra Señora de los Dolores |
La capilla de Nuestra
Señora del Sagrario abre al tercer tramo de la nave del Evangelio, con un
retablo neoclásico con una escultura de piedra policromada de la Virgen con el
Niño del siglo XV que fue encontrada emparedada en 1602, elegida por el Cabildo
como patrona.
Retablo de Nuestra Señora del Sagrario (3) |
Finalmente, está la capilla
de san Fernando, fundación de don Juan de Santiesteban, con un retablo de
Pedro de Cea de fines del siglo XVII con columnas salomónicas y una escultura
del santo titular de Alonso de Rozas, otro retablo de la Inmaculada procedente
del trascoro con pinturas de Felipe Gil de Mena.
Retablo de san Fernando (3) |
En cuanto a las capillas de la Epístola, empezando de nuevo
por los pies, la primera es la capilla
de san Miguel, en el cuerpo bajo de la torre. Tiene un retablo rococó de
Pedro de Rivas con la escultura del titular.
Retablo de san Miguel (3) |
La capilla de san
Pedro Regalado originalmente estaba dedicada a la Magdalena, fundada por
doña Magdalena de Salcedo, esposa del secretario de la chancillería don Juan
Santisteban, en 1595. Cambió la advocación al santo patrono de Valladolid en
1843. Tiene un retablo rococó con una imagen del santo titular y los restos del
primer retablo mayor de la catedral, con un lienzo de la Asunción de Zacarías
González Velázquez.
Lienzo de la Asunción en la capilla de san Pedro Regalado (4) |
La capilla de san
José cuenta con un retablo mayor también rococó con una figura del
titular atribuida a Pedro de Ávila y contiene los orantes funerarios de la
familia Venero y Leyva procedentes de la capilla de santa Catalina del
desaparecido convento de san Francisco, atribuidos a Francisco de Rincón. Aquí
también han ido recibiendo sepultura los últimos obispos de la diócesis.
Retablo de san José (3) |
Orantes funerarios de la familia Venero y Leyva procedentes de San Francisco (3) |
La última es la capilla
de san Pedro Apóstol, con retablo muy similar a los dos últimos y escultura
de Pedro de Ávila, además de otros dos pequeños retablos de la desaparecida
iglesia de san Esteban de Portillo.
Retablo de san Pedro Apóstol (3) |
Colegio
de San Gregorio de Valladolid, hoy Museo Nacional de Escultura
Retablo
mayor de la iglesia de San Martín de Medina del Campo
Santiago
el Real de Medina del Campo
Otras CATEDRALES:
La
basílica de la Assunta de Torcello en Venecia
Notas:
(a) CHUECA GOITIA, F., La catedral de Valladolid, Madrid, Instituto Velázquez, 1947, p. 10.
(1) http://www.scribd.com/fullscreen/136512371?access_key=key-74xq5rpfd1nhkjmolfk&allow_share=true&escape=false&view_mode=scroll
(1) http://www.scribd.com/fullscreen/136512371?access_key=key-74xq5rpfd1nhkjmolfk&allow_share=true&escape=false&view_mode=scroll
(8)
Fuentes:
ALONSO RUIZ, B.,
“Diego de Riaño y los maestros de la colegiata de Valladolid”. De Arte, 3, 2004, pp. 39-53.
RODRÍGUEZ VALENCIA, V., La
colegiata y la catedral de Valladolid 1960-1970, Valladolid, Instituto
“Isabel la Católica”, 1973.
CHUECA GOITIA, F., La
catedral de Valladolid, Madrid, Instituto Velázquez, 1947.
Comentarios
Me queda en todo caso la duda de saber cómo la reja de la capilla mayor de la catedral terminó en el Metropolitan de Nueva York, donde la pude ver hace unos años.
Magnífica entrada, como es habitual.