El Museo de Bellas Artes de Sevilla en el antiguo convento de la Merced. Su historia y sus primeras salas
El Museo de Bellas
Artes de Sevilla se ubica sobre lo que se conserva del antiguo convento de la Merced Calzada, perteneciente
a la Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de
Cautivos, fundada en 1218 por san Pedro Nolasco para la redención de cristianos
cautivos en manos de musulmanes, añadiendo ese cuarto voto a los tradicionales
de pobreza, obediencia y castidad, acogida a la Regla de san Agustín, y que según
la tradición se levantó después de que Fernando III el santo, rey de Castilla y
León, cediera los terrenos, en ese momento extramuros de la ciudad, cerca del
río, al propio fundador con una doble intención: en agradecimiento a la Orden
por su participación en la conquista de la ciudad al emir Axataf en 1248 y como
forma de consolidar dicha conquista dentro de un proceso que también incluyó la
institución de una sede episcopal en la ciudad y la fundación de otros
conventos por distintas órdenes religiosas, como Cartujos,
Dominicos, Franciscanos… como forma de mostrar sus riquezas y extensión de
poder ante Dios y los hombres.
Sala V del museo, que ocupa la antigua iglesia del convento |
Aunque el edificio primitivo fue mudéjar, a comienzos del siglo XVII el general de la orden, fray Alonso de Monroy, que era sevillano y había tomado los hábitos en ese convento en 1555, promovió la construcción de uno nuevo, una idea que los mercedarios sevillanos ya llevaban barajando desde finales del siglo XVI, dado el crecimiento que había experimentado la comunidad en un periodo de gran desarrollo económico y social en la ciudad, porque el primitivo se había quedado pequeño para atender sus necesidades. En este sentido, fray Juan Guerrero lamentaba:
“la cortedad con la que los religiosos vivían en esta casa,
y que era muy pequeña, y sus edificios muy antiguos, y en parte hacía vicio;
todo lo cual era desigual a su grandeza, y al (como era) la cabeza y primera de
la provincia; así determinó derribarlo todo y labrar de nuevo un magnífico y
suntuoso convento que representase sin necesitad de interpretaciones la nobleza
de sus principios y la majestad de sus ilustres y santos fundadores” (a)
El nuevo edificio barroco empezó a levantarse en 1603 según
trazas del arquitecto y escultor Juan de Oviedo y de la Bandera, Maestro Mayor
de Obras de la ciudad, por el maestro albañil Francisco González, y aunque en
1612 la iglesia ya estaba terminada, la obra se prolongó durante bastante
tiempo, pues según fray Juan Guerrero, a mediados de siglo todavía había partes
del convento inconclusas, por otro lado algo habitual en una obra de esa
envergadura. Contaba con un gran templo, tres claustros conectados mediante una
monumental escalera y otros patios auxiliares que articulaban todas las
estancias del convento, un enorme complejo ubicado entre la Puerta de Goles
o Real y la Puerta de Triana, los dos accesos más importantes de la ciudad.
Decoración de la cabecera de la antigua iglesia del convento de la Merced |
Durante la invasión francesa el convento fue ocupado por las
tropas napoleónicas y sufrió la destrucción, con un incendio en la iglesia, y el
expolio de gran parte de su magnífica colección de obras de arte, compuesta
por retablos, esculturas y lienzos realizados por los más afamados artistas del
periodo, como Martínez Montañés, Felipe de Ribas, Francisco Pacheco, Alonso
Vázquez, Juan de Roelas, Francisco de Zurbarán, Bartolomé Estaban Murillo,
Domingo Martínez…
Tras las desamortizaciones liberales del siglo XIX y la
expulsión de la comunidad mercedaria, una parte del conjunto fue demolida y el
resto se compartimentó para distintos usos, convirtiéndose en sede del Museo
Provincial de Sevilla, con las secciones de Antigüedades y Bellas Artes, Real Academia
de Nobles Artes de santa Isabel de Hungría, Escuela de Bellas Artes, Escuela de
Artes e Industrias, Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos, Escuela
Normal de Maestros, Sociedad Económica de Amigos del País, Sociedad de
Conciertos…
Piezas arqueológicas depositadas en el Claustro Grande (2) |
En sucesivos años las secciones del Museo se desgranaron en
Museo de Antigüedades y Museo de Pinturas, y este último, gestionado por la
Academia de Bellas Artes desde 1849, terminó quedándose con todos los espacios,
pasando a denominarse Museo de Bellas Artes.
Desde la exclaustración, el edificio fue experimentando
sucesivas modificaciones para irse acoplando, aunque de forma deficitaria, a
las funciones museológicas. La primera consistió en la restauración de las
arquerías y muros del primer piso y de los claustros, que fueron solados y
alicatados con azulejos traídos de otros conventos desamortizados.
Paneles de azulejos en el Claustro del Aljibe |
También se abrieron ventanales en el muro de la antigua
iglesia y en la década de 1940 el espacio de la antigua sacristía, que se había
quemado en 1785 y había sido demolida durante la ocupación francesa, se
convirtió en Patio de las Conchas. Además, el acceso original al convento en la calle Bailén, a
los pies de la iglesia, fue tapiado, y su portada barroca trasladada a su actual
acceso por la plaza del Museo.
Huella a los pies de la iglesia de la portada trasladada a la fachada del museo (4) |
Finalmente, entre 1985 y 1993, tras un estudio previo bajo
la dirección de Javier Feduchi, hubo una rehabilitación del edificio que,
aunque le salvó de la ruina hacia la que iba abocado, no solucionó los
problemas de espacio ni servicios adecuados a los tiempos actuales.
Así, todavía está pendiente una última ampliación que
pretende incorporar al museo el cercano palacio de Monsalves, ganando espacio
para reorganizar las colecciones, incorporar modernos talleres de restauración,
almacenes y dos salas para exposiciones temporales, acomodándose así a los
criterios museológicos actuales, con espacios y servicios propios del siglo
XXI.
El conjunto presenta planta irregular con iglesia, tres
claustros, el Grande, el de los Bojes y el del Aljibe, y otros patios, entre
los que destaca el ya mencionado de las Conchas. La fachada principal
se encuentra ante una plaza que se llama, precisamente, Plaza del Museo, organizada
en 1846 en parte del compás del propio convento tras demoler el Noviciado,
que ocupaba una tercera parte del conjunto, y es fruto de la primera reforma
integral del edificio, levantada por Balbino Marrón en la década de 1850, con
dos alturas y cuerpo central adelantado rematado por un frontón, aunque lo que
en la actualidad vemos se debe a una intervención contemporánea historicista neobarroca
de los arquitectos Alberto Balbontín de Orta y Antonio Delgado Roig en la que se
eliminó el aspecto neoclásico y que culminó con el mencionado traslado, en la década de
1940, de la portada occidental de la
iglesia.
Fachada neoclásica de Balbino Marrón levantada en la década de 1850 (4) |
Fachada actual (3) |
Es una portada
barroca de 1729 que se atribuye fray Antonio de la Concepción o Lorenzo
Fernández Iglesias, realizada por el maestro cantero Miguel de Quintana en
mármol y piedra martelilla y que consta de dos cuerpos separados por una
cornisa. El primero es un vano de medio punto flanqueado por columnas pareadas
de fustes labrados con motivos vegetales y el segundo presenta una hornacina
central con la Virgen de la Merced flanqueada por san Pedro Nolasco y Jaime I
de Aragón, fundador y protector de la Orden, respectivamente, enmarcada por
columnas salomónicas sobre el que se ubica un frontón curvo partido con el
escudo de la Merced. La plaza está presidida por una escultura dedicada a Bartolomé Esteban Murillo de Sabino de Medina realizada en 1864, con otra igual frente a la puerta de Murillo del Museo del Prado de Madrid.
Antigua portada de la iglesia del convento de la Merced, hoy portada del Museo de Bellas Artes de Sevilla (5) |
Tras atravesar la portada y un zaguán decorado con paneles
de azulejos sevillanos de los siglos XVI al XVIII y en el que están las
taquillas, se accede directamente al Claustro
del Aljibe, que recibe ese nombre por su pozo central, siendo el de mayor
carácter doméstico, que comunicaba con otros patios menores que terminaron
desapareciendo en reformas posteriores. Tiene forma trapezoidal irregular, con
arcos de medio punto en la galería baja, una segunda altura de vanos
adintelados entre pilastras y una tercera, el único con tres alturas, que
repite de nuevo los arcos de medio punto.
Claustro del Aljibe |
A la derecha del Claustro del Aljibe está el mencionado Patio de las Conchas, que ocupa lo que
fue la sacristía, que tenía acceso a la antesacristía y a la capilla mayor de
la iglesia.
Patio de las Conchas |
Las colecciones del museo se componen de obras procedentes
de las desamortizaciones, de ahí que la mayoría sean religiosas barrocas, una
colección que es la que da la singularidad al museo, con piezas excepcionales de
los siglos XVII y XVIII, enriquecidas con múltiples donaciones posteriores y
adquisiciones públicas de la Administración.
El recorrido se divide en dos plantas. Las cuatro primeras salas de
la planta baja se ubican en torno al Claustro de los Bojes o del Refectorio, que estaba en su crujía
sur, con planta rectangular y levantado hacia 1612 según trazas de Juan de
Oviedo, siendo el único que mantiene su aspecto original, con galerías bajas de
columnas toscanas con cimacio y arcos de medio punto, entablamento con friso de
casetones y ménsulas y piso superior de balcones adintelados rematados por
frontones triangulares y curvos que alternan con paneles lisos que albergaron
pintura, hoy perdida.
Claustro de los Bojes |
Planta superior del museo (6). Las indicaciones son mías |
La sala I está dedicada al arte gótico
español, periodo en el que empiezan a surgir las primeras obras firmadas.
Destacan las tablas de la Ascensión
del maestro catalán Bernardo Martorell,
la Virgen rodeada de ángeles músicos
del Maestro de Almonacid, ambas
fruto de la donación Zayas, San Juan
Bautista de Bartolomé Bermejo,
donado por Diego Angulo o El sueño de
Jacob de un seguidor de Diego de la
Cruz, donado por González Abreu.
San Juan Bautista de Bartolomé Bermejo (3) |
Retablo de la Pasión de Cristo de autor anónimo fechado hacia 1415 procedente de la colección de los duques de Montpensier |
Aunque
no se conoce el autor, adscritas dentro del círculo de Juan Sánchez de Castro, también destacan las cuatro
tablas procedentes del retablo mayor de la iglesia de san Benito de Calatrava
con ocho santos emparejados.
Tablas del retablo mayor de la iglesia de san Benito de Calatrava |
Entre
los ejemplos escultóricos tenemos una Virgen
con Niño del siglo XV procedente de la cartuja de santa María de las Cuevas
de Lorenzo Mercadante de Bretaña, imaginero
de origen francés que trabajó en alabastro y terracota y que llegó a la ciudad
contratado por el cabildo, autor de las doce grandes esculturas de bulto
redondo y tamaño natural que presiden las portadas del Bautismo y del
Nacimiento de la catedral, las más antiguas del conjunto.
Virgen con Niño de Lorenzo Mercadante de Bretaña (3) |
También
destacan Cristo atado a la columna o
el grupo del Entierro de Cristo
procedentes de la Capilla de san Laureano de la catedral, ambas de Pedro Millán, discípulo del Lorenzo
Mercadante y primer imaginero sevillano con actividad documentada,
concretamente entre 1487 y 1506, que se caracteriza por realizar obras en barro
cocido con figuras esbeltas con amplios ropajes plegados a los pies, rostros
enmarcados por abundante cabello y que muestran expresiones claras de dolor,
tristeza, serenidad o alegría.
Entierro de Cristo de Pedro Millán |
La sala II, que ocupa el antiguo refectorio del convento, expone
obras del renacimiento y del manierismo. En el siglo XVI Sevilla alcanza un
gran desarrollo económico gracias al comercio con América y con el resto de
Europa, con un consiguiente aumento de la demanda y del tráfico de obras de
arte y la llegada de artistas extranjeros, sobre todo flamencos.
Aspecto general de la sala II |
Este
fenómeno está representado en el museo por Lucas
Cranach, la pintura flamenca de Pieter
Porbous, Coffermans o Benson o la de los manieristas Martín de Vos y Frans Franken el Viejo,
considerados los pintores más importantes de Amberes en la segunda mitad del
siglo XVI.
Bautismo de Cristo de Pieter Pourbous procedente de la parroquia de Santiago |
El Calvario de Lucas Cranach procedente de la Escuela de la Natividad de Cristo y
fechado en 1538 es especialmente importante por su calidad, con una superficie
lisa y brillante en la que las figuras de nítidos contornos se recortan sobre
el fondo oscuro, pero también porque la representación de la pintura
renacentista alemana en las colecciones españolas es excepcional.
Calvario de Lucas Cranach |
Las Tablas del retablo del convento de san
Agustín de Martín de Vos
fechadas en 1570 muestran un Juicio Final central flanqueado por San Agustín y
San Francisco y denotan la fusión de lo flamenco con las influencias italianas.
Tablas del retablo del convento de san Agustín de Martín de Vos fechadas en 1570 |
Rostro de san Agustín |
El Tríptico del Calvario de Frans Francken el Viejo, fechado hacia
1585, procede del Hospital de las Bubas, de los santos Cosme y Damián, del
Salvador, de la Misericordia, de san Juan de Dios o de Nuestra Señora de la
Paz, que con todos esos nombres se le ha conocido, ubicado en la plaza del
Salvador, frente a la iglesia.
Tríptico del Calvario de Frans Francken el Viejo |
Como
muestra de la escuela sevillana está la Anunciación
de Alejo Fernández fechada hacia
1508 y procedente del monasterio de san Isidoro del Campo de Santiponce, pintor
que se cree que era de origen alemán al que se le considera introductor del
renacimiento en la ciudad fundiendo influencias flamencas e italianas.
Anunciación de Alejo Fernández (3) |
El Entierro de Cristo procedente del
convento de la Madre de Dios es obra de Cristóbal
de Morales fechada en 1525, la
única firmada por este autor del que se desconoce su vida pero al que se le
considera representante de una corriente más italiana, atribuyéndosele también,
por ejemplo, las pinturas del retablo de la capilla de las Doncellas de la
catedral.
Entierro de Cristo de Cristóbal de Morales |
En esta sala también se expone el Retrato de su hijo Jorge Manuel de El Greco.
Retrato de su hijo Jorge Manuel de El Greco (3) |
Respecto
a la escultura, el San Jerónimo penitente
y la Virgen de Belén son del
florentino Pietro Torrigiano, obras
de barro cocido y policromado fechadas en 1525 procedentes del monasterio de
san Jerónimo de Buenavista y excelentes ejemplos de la renovación estética
renacentista provocada por las relaciones entre España e Italia y la existencia
de una corriente humanista en el país que propició, tanto la importación de
obras como la contratación de artistas italianos.
San Jerónimo penitente de Pietro Torrigiano (3) |
Virgen de Belén de Pietro Torrigiano |
La Virgen con el Niño fechada hacia 1550 y
procedente de la Colección González Abreu, es obra de Roque Balduque, escultor de origen flamenco que tuvo tanta fama en
sus representaciones de la Virgen que se le conocía con el sobrenombre de “El
imaginero de la Madre de Dios”, con muchas de sus obras repartidas por iglesias
sevillanas, tanto en la ciudad como en provincias, todas dotadas del suave
naturalismo que se hará característico en la interpretación de la figura
mariana en la zona.
Virgen con el Niño de Roque Balduque |
En
la sala III, antigua bodega del convento, y en la sala IV se exponen obras manieristas sevillanas de artistas del
último tercio del siglo XVI, como Luis de Vargas, Alonso Vázquez, cuya actividad
se documenta en la ciudad a fines del siglo XVI, antes de su marcha a México,
Francisco Pacheco o el portugués Vasco Pereira.
Aspecto general de la sala III, con la Purificación de Luis de Vargas, fechada en 1560, en primer plano a la izquierda |
Los Desposorios místicos de santa Inés de Francisco Pacheco, procedente del
convento de san Buenaventura, se fecha en 1628 y es una de las mejores obras
del pintor conservada en el museo, aunque la dureza y sequedad en el
tratamiento de las figuras evidencian que su talento como pintor, a pesar de
haber pasado a la historia como suegro y primer primer maestro de Velázquez, estaba muy alejado del de su discípulo, siendo mucho más importante su labor como teórico del arte.
Desposorios místicos de santa Inés de Francisco Pacheco |
La Cabeza cortada de san Juan Bautista de Gaspar Núñez Delgado de 1591 es ejemplo
de iconografía muy popular en el barroco español y origen de una forma muy
sevillana de tratar el cabello, alborotado y con un mechón en la frente.
Cabeza cortada de san Juan Bautista de Gaspar Núñez Delgado |
Alonso
Vázquez y Francisco Pacheco trabajaron juntos para decorar el Claustro Grande
del convento de la Merced con la historia de la orden y de sus principales
miembros, conservándose del primero San
Pedro Nolasco redimiendo a cautivos y San
Pedro Nolasco despidiéndose de Jaime I y siendo del segundo San Pedro Nolasco es ayudado a embarcar
y Aparición de la Virgen a san Ramón
Nonato.
San Pedro Nolasco redimiendo a cautivos de Alonso Vázquez (3) |
En
la sala IV, antigua sala de profundis del convento, se muestran pinturas de Francisco Pacheco y sus discípulos Diego de Velázquez, Alonso Cano, Francisco de Herrera y Juan
de Roelas, que representan la superación del manierismo a través del
naturalismo mediante un lenguaje directo, con colores más naturales, y
narrativo, que busca mostrar la realidad.
Aspecto general de la sala IV |
Retrato de don Cristóbal Suárez de Ribera de Velázquez fechado en 1620, propiedad de la iglesia de san Hermenegildo y en depósito en el museo |
Santa Ana enseñando a leer a la Virgen de Juan de Roelas fechada en 1615 procedente de la propia iglesia del convento de la Merced |
En esta
sala IV también se exponen varias esculturas de Niño Jesús exento, un tema iconográfico muy popular en el barroco
español cuyo origen estaría en el Niño
Jesús bendiciendo que Juan Martínez Montañés realizó para el sagrario de la
catedral de Sevilla.
Otro aspecto de la sala IV |
Niño Jesús vestido, anónimo del siglo XVII |
Para
continuar con el recorrido museológico hay que salir al Claustro Grande, adosado al de los
Bojes por su crujía sur, con planta cuadrangular, galerías bajas de zócalo
corrido cubierto de azulejería, columnas toscanas de mármol que alternan arcos
de medio punto con formas adinteladas conformando serlianas y un segundo cuerpo
reformado en 1724 por Leonardo de Figueroa mediante balcones con molduras
separados por pilastras jónicas, destacando el contraste entre el blanco de los
paramentos y el rojizo de festones y las pilastras.
Zócalo de azulejería y arcos en serliana del Claustro Grande |
Y para continuar con esta visita tendréis que visitar pinchando aquí en la entrada El Museo de Bellas Artes de Sevilla y las pinturas de Murillo para el convento de los Capuchinos, donde me detengo en la antigua iglesia de la Merced, convertida en espectacular sala del museo en la que se exponen obras contrarreformistas de retablos sevillanos, destacando la mencionada serie de Murillo, y seguimos con la segunda planta del museo, que estos lugares se saborean mejor con pausas.
Referencia bibliográfica:
(a) GUERRERO, Fr. J., “Relación de la fundación y antigüedad
del Real convento de Ntra. Sra. de la Merced de la noble ciudad de Sevilla, por
su maestro…”, Biblioteca Nacional, Madrid, Manuscrito, legajo 2.441, Documentos relativos a diversos conventos de
la Orden de la Merced, nº 29, fol. 168 a 191. La cita corresponde al fol.
174.
Imágenes ajenas:
(1) PÉREZ ESCOLANO, V., “El convento de la Merced de Sevilla
(actual Museo de Bellas Artes) a la luz de la Relación de Fray Juan Guerrero
(mediados del siglo XVII) y la planta aproximada en 1835”. En Homenaje al prof. dr. Hernández Díaz,
Sevilla, 1982, pp. 545-561.
(2) TORRUBIA, Y. y MONZO, P., “Museo Arqueológico de
Sevilla. Origen, evolución, cambio y continuidad”, ROMULA, 8, 2009, pp. 257-316.
(6) VV.AA.,
Informe sobre la ampliación del Museo de
Bellas Artes de Sevilla: estudio de viabilidad, Instituto Andaluz de
Patrimonio Histórico.
Fuentes:
MOYA VALGAÑÓN, J. G., “Sobre los inicios del Museo de Bellas
Artes de Sevilla”, Berceo, 161, 2011,
pp. 11-29.
PÉREZ ESCOLANO, V., “El convento de la Merced de Sevilla
(actual Museo de Bellas Artes) a la luz de la Relación de Fray Juan Guerrero
(mediados del siglo XVII) y la planta aproximada en 1835”. En Homenaje al prof. dr. Hernández Díaz,
Sevilla, 1982, pp. 545-561.
RUIZ BARRERA, Mª T., “Bienes inmuebles expoliados a la orden
mercedaria en la provincia de Sevilla”. En CAMPOS Y FERNÁNDEZ DE SEVILLA, F. J.,
(coord.), La desamortización el expolio
del patrimonio artístico y cultural de la Iglesia en España, Ediciones
Escurialenses, San Lorenzo de El Escorial, 2007, pp. 191-208.
TORRUBIA FERNÁNDEZ, Y., “El Museo Arqueológico de Sevilla en
el convento de la Merced”, Laboratorio de
Arte, 19, 2006, pp. 503-515.
TORRUBIA, Y. y MONZO, P., “Museo Arqueológico de Sevilla.
Origen, evolución, cambio y continuidad”, ROMULA,
8, 2009, pp. 257-316.
VV.AA., Informe sobre
la ampliación del Museo de Bellas Artes de Sevilla: estudio de viabilidad,
Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.
Comentarios
Ahora esa falta mía se ha visto compensada gracias a tu estupenda entrada.
Gracias.
Para cuándo las salas siguientes?