Las "Puertas del Paraíso" de Ghiberti para el Battistero di San Giovanni de Florencia
Ya hemos recorrido el
Baptisterio de Florencia y sus mosaicos, nos hemos detenido en la Puerta de Pisano, dedicada a la Vida
de san Juan Bautista, y también en la Primera Puerta de Ghiberti, que narra la Vida de Cristo, por lo que en este
artículo hablaré de la Segunda Puerta de Ghiberti, con escenas
del Antiguo Testamento, conformando, entre las tres, un programa iconográfico
único que buscó reflejar la Historia de la Humanidad y la Redención a pesar de
que la ejecución de las mismas estuvo muy distanciada en el tiempo.
Fachada este del baptisterio de Florencia con una réplica de las Puertas del Paraíso de Ghiberti (1) |
La gran calidad de su labor de fundición permitió que la
obra permaneciera en ese lugar durante siglos sin necesidad de restauraciones.
En el siglo XVIII se optó por oscurecer el dorado para adecuarlas al gusto
neoclásico. En la II Guerra Mundial fue desmontada y escondida y tras la
contienda fue sometida a una primera y agresiva restauración para eliminar la
suciedad acumulada antes de su reubicación en el baptisterio. Pero las
inundaciones que sufrió Florencia en 1966 arrancaron del marco seis de los diez
paneles además de sacar a la luz el deterioro general de la obra provocado por
la contaminación y la formación de óxidos, de ahí que se decidiera iniciar una
profunda restauración de la obra que empezó por cuatro de los seis paneles
arrancados y que continuó con una intervención integral que culminó en 2012 y
que duró veintisiete años, casualmente los mismos que Ghiberti tardó en
realizar la obra, decidiéndose dejar en el edificio una réplica moderna
elaborada en la década de 1990 para preservar la obra original en el Museo dell'Opera
del Duomo, que tras su reciente reinauguración en octubre de 2015, después de una
remodelación completa, expone las tres puertas originales del baptisterio en una
sala ex profeso.
Nueva sala del Museo del"Opera del Duomo de Florencia con las tres puertas del baptisterio a la derecha. Imagen cedida por el blog Elaiza si racconta... (2) |
Detalle de la réplica de la Puerta del Paraíso (3) |
Ghiberti recibió el encargo para realizar las puertas en 1425, justo
un año después de haber terminado las primeras, pero ya no fue por concurso sino por adjudicación directa
del Arte de Calimala, patrón del edificio.
Las Artes eran corporaciones de profesionales con
espectacular desarrollo en Florencia, ciudad que a comienzos del siglo XV
contaba con un régimen oligárquico pero en donde estos gremios tenían gran
fuerza. La de Calimala, una de las más importantes, reunía a los mercaderes dedicados
a la exportación de la lana, tanto elaborada como materia prima, además de
desarrollar labores bancarias.
El propio Ghiberti en sus Comentarii, primer tratado de arte de la Edad Moderna, que incluye
una autobiografía en la que, en general, el artista se muestra demasiado
autocomplaciente, dice que se le concedió licencia para que la puerta resultara
adornada y rica sin límite de gastos, términos que le van al escultor y a la
obra, con un resultado absolutamente asombroso gracias al uso del bronce dorado.
“Mi fu data licenza la conducessi in quel modo ch'io
credessi tornasse più perfettamente e più ornata e ricca, cioè senza limite
alla spesa”.
Las puertas quedaron terminadas en 1452, cuando el artista
ya contaba más de setenta años, y en el transcurso de esos más de veinticinco
años de elaboración pasaron por su taller insignes artistas que colaboraron en
tan magna obra, como los propios hijos de Ghiberti, Tommaso y Vittore, con un
papel cada vez más decisivo de este último, Luca Della Robbia, Donatello,
Michelozzo, Benozzo Gozzoli o Bernardo Cennini.
El
programa iconográfico fue elaborado por una comisión de sabios entre los que
destacaron Leonardo Bruni,
canciller de la República de Florencia, cargo concedido a personajes de gran
prestigio, uno de los primeros y grandes humanistas, destacado por su sentido
intelectual y su honradez, y Ambrosio Traversari, abad de los camandulenses,
orden muy prestigiosa integrada por monjes de gran espiritualidad y formación
intelectual de primera línea. Se sabe que hubo divergencias entre ambos y da la
impresión de que Traversari intervino decisivamente con un papel más destacado que el de Bruni.
Las jambas, decoradas con guirnaldas de flores y frutos entre
los que destacan distintos animales, parecen seguir igual función apotropaica que en la Primera Puerta de Ghiberti. La presencia de langostas,
ranas, grillos, lagartijas… que recuerdan las citas a Mirón de Plinio, quizá
fueran un homenaje del artista a aquel gran escultor griego, al que él mismo
menciona en sus Comentarii diciendo
que realizó un monumento a la cigarra y a la langosta. Por otro lado, la
lagartija podría estar en relación con Praxítiles y su Apolo Sauróctono. También
es probable que su presencia fuera una referencia directa al arte de la
antigüedad en general a través de los arquitectos Batrachos (rana) y Sauros
(lagarto), que firman el pórtico de Ottavia en Roma.
Ya no
hay lóbulos o puntas, sin marco a la gótica como en la Puerta de Pisano y la Primera Puerta de Ghiberti, seguramente por influencia de
la comisión, que no estaría interesada en una larga historia de múltiples
cuadros, sin correspondencia con los cánones renacentistas. Así, cada
hoja de la puerta contiene cinco escenas que aparecen enmarcadas por bandas
horizontales en las que se alternan hornacinas aveneradas que contienen figuras
de cuerpo entero y tondos con cabezas y bandas verticales con cápsulas que
contienen figuras recostadas, una postura adaptada al marco de gran
trascendencia tanto para el arte florentino como para el del resto de Italia, Francia y España,
haciéndose frecuente colocarlas en los formatos horizontales de retablos y
sepulcros, como en los enterramientos de los cardenales Ascanio Sforza y
Girolamo Basso della Rovere en el coro
de Santa Maria del Popolo en Roma de Andrea Sansovino, que conocería a
fondo los relieves de Ghiberti mientras realizaba el grupo escultórico del
Bautismo de Cristo que coronó la puerta.
Detalle de una de las figuras recostadas en los marcos de las escenas (4) |
Monumento funerario del cardenal Ascanio Sforza en el coro de Santa Maria del Popolo de Roma |
Los
personajes representados de cuerpo entero, un total de veinticuatro, son
Sibilas y Profetas, y en dos de las cabezas se han querido identificar, los
retratos de Lorenzo Ghiberti, igual que sucedía en las primeras puertas del
artista, y su hijo Víctor.
Además,
en el marco entre las historias de Isaac y de Moisés, está la firma del
artista:
“LAUREИTII
CIOИIS DE GHIBERTIS / MIRA ARTE FABRICATUM”.
Puerta del Paraíso original restaurada en el Museo dell'Oiera del Duomo (3) |
Los diez
grandes recuadros están dedicados al Antiguo Testamento en una lectura más de
acuerdo a la lógica occidental que en las puertas anteriores, de izquierda a derecha y de arriba abajo, y reflejan
simultáneamente varios episodios de la historia de los personajes Adán, Abel,
Noé, Abraham, Jacob, José, Moisés, Josué, David y Salomón.
Cuadro con las escenas representadas en cada uno de los paneles |
El
cuadro dedicado a Adán narra la
Creación de Adán, la Creación de Eva, el Pecado Original y la Expulsión del
Paraíso. Por mucho que haya avanzado, Ghiberti pone demasiadas cosas. Todo es
exquisito pero no enfatiza lo que verdaderamente le preocupa al hombre, que es
la Expulsión, sino que lo que destaca, colocándolo en el centro, es la Creación
de Eva, escena de gran elegancia y brillantez, como prefiguración en el Antiguo
Testamento de la creación de la Iglesia, todavía con un concepto más propio del
Gótico internacional.
Adán y Eva (5) |
Es
evidente que estamos ante un schiacciato. Hay primeros y últimos
términos, algunas partes están casi exentas y otras presentan un relieve
aplastadísimo. Ghiberti maneja el bronce con gran maestría y es capaz de
plasmar sin problemas las novedades introducidas por Donatello.
El
cuadro dedicado a Abel muestra a
Adán y Eva a la puerta de casa, Abel custodiando el rebaño, el Sacrificio de
Caín y Abel, Caín matando a Abel, la Aparición del Ángel preguntándole a Caín
qué ha hecho con su hermano y Dios desterrando a Caín. Los episodios están
dispersos en el paisaje y resulta difícil su lectura.
Caín y Abel (5) |
En el
panel dedicado a Noé, con la Salida
del Arca, el Sacrificio de Noé y la Embriaguez de Noé, destaca la imponente
presencia de una gran pirámide para representar el arca, una forma que no era
extraña, encontrándonosla, por ejemplo en el arca que Miguel Ángel pinta al
fondo del Diluvio Universal de la Capilla Sixtina, una embarcación pero con su
techo con mucha menor base que el área total.
Noé (5) |
El Arca de Noé en el Diluvio Universal pintada por Miguel Ángel en el techo de la Capilla Sixtina (6) |
En el
cuadro de Abraham hay una evolución
en la representación respecto al primer panel. Así, la composición hace que la
vista se vaya a la escena principal del Sacrificio de Isaac, ubicada en la
esquina superior derecha, prefiguración de la muerte de Cristo para la
salvación del hombre en el Antiguo Testamento. Además, a diferencia de lo que
el artista había hecho en la representación de este mismo asunto para el
concurso de la segunda puerta del baptisterio, aquí sí se centra en el
momento crucial, a la manera de Brunelleschi, representando al ángel deteniendo
la mano de Abraham y con Isaac humillado con la cabeza baja en vez de la
posición frontal con la que nos lo había presentado más de veinte años antes.
Abraham (5) |
Placas con el Sacrificio de Isaac de Ghiberti y Brunelleschi para el concurso de la segunda puerta del baptisterio de Florencia en el Museo Nazionale del Bargello |
Comparación del Sacrificio de Isaac de Ghiberti en la placa para el concurso y en el panel de las Puertas del Paraíso (5), dos composiciones separadas por treinta años en las que se ve la evolución del artista hacia postulados renacentistas centrando el asunto, como ya había hecho Brunelleschi, en el momento álgido en el que el ángel sujeta la mano de Abraham para que no mate a su hijo, con una actitud de este último más realista, la propia de un muchacho a punto de ser asesinado por su propio padre |
De
todos modos, Ghiberti sigue uniendo distintos episodios en la misma escena y
aquí también relata el de la Hospitalidad de Mambré, con los tres ángeles como
revelación de la Trinidad y la comida preparada por Sara que Abraham les ofrece
como prefiguración de la Eucaristía.
El
cuadro de Jacob relata el Nacimiento
de Esaú y Jacob, Esaú saliendo a cazar despedido por su padre Isaac, Rebeca y
Jacob planeando el engaño con la piel de cordero e Isaac bendiciendo a Jacob,
secuencias ambientadas en una arquitectura de arcos de medio punto en una
proporción más alta que ancha pero que ya no son góticos y que al artista le
sirven para construir una perspectiva adoptando, probablemente por primera vez
en el arte del Quattrocento, igual escala para la construcción y para las
figuras.
Jacob y Esaú (5) |
La
historia de José, otra prefiguración
de Cristo en el Antiguo Testamento como hombre misericordioso que se sacrifica
y después perdona, incluye a José arrojado al pozo por sus hermanos, José
vendido a los comerciantes, José entregado al faraón, Interpretación de los
sueños del faraón, El faraón honra a José, Jacob envía a sus hijos a comprar
grano a Egipto y José reconoce a sus hermanos, los perdona y vuelve a casa de
su padre.
José (5) |
Las
escenas se desarrollan ante una arquitectura circular, coincidiendo con las
trazas dadas por Brunelleschi para la Rotonda degli Angeli y con la pala de la Anunciación de Fra Angelico, pintada
entre 1435 y 1445 para Santo Domingo de Fiesole, al lado de Florencia, hoy
conservada en el Museo Nacional del Prado en Madrid, en cuya predela
aparece la escena de la Presentación en
el templo ambientada en un edificio de planta centralizada. El que en esta
década de 1430 nos encontremos a un escultor, un arquitecto y un pintor trabajando
en este tipo de plantas denota que es una preocupación para los artistas del
momento.
Pala de la Anunciación de Fra Angelico en el Museo del Prado (7) |
Detalle de la Presentación en el Templo en la predela de la pala de la Anunciación de Fra Angelico en el Museo del Prado, ambientada en un edificio de planta circular (8) |
Puede que con este asunto de José se estuviera haciendo
referencia a la vuelta triunfante de Cosimo di Giovanni de' Medici a Florencia
después de su exilio de diez años tras ser acusado de malversación por Rinaldo
degli Albizzi, miembro de la oligarquía que detentaba el poder en Florencia a
la que el patriarca se enfrentó, un regreso triunfante que supuso el inicio de
la hegemonía de la familia Medici y el comienzo de un periodo de gran
prosperidad para la ciudad.
El séptimo panel, dedicado a Moisés, muestra a Moisés recibiendo las tablas de la Ley de Dios en
el monte Sinaí mientras a sus pies aparece el pueblo atemorizado por truenos y
rayos.
Moisés (5) |
La historia de Josué
contiene las escenas de Los israelitas cruzando el Jordán, La Erección de un
monumento de piedra y la Caída de Jericó, con un gran cortejo y los muros de la
ciudad al fondo en planos sucesivos que conceden gran profundidad a la escena,
aunque todavía está lleno de detalles secundarios y es difícil identificar al
personaje principal, encima del carro tirado por caballos a la izquierda.
Josué (5) |
En la escena de David
se representa a David cortándole la cabeza a Goliat, una placa que refleja cómo la salvación humana
depende de la intervención divina y que ya se centra por completo en el
asunto principal de la historia dando la medida del avance de Ghiberti en el
trabajo tendiendo a unificar y a destacar la escena más importante.
David y Goliat (5) |
La escena de Salomón,
centrada exclusivamente en el Encuentro
de Salomón y la reina de Saba, es especialmente importante estilística y
conceptualmente. Igual que en los paneles de Jacob y José, predomina una
arquitectura, en este caso semejante a un arco de triunfo pero con gran
profundidad y acompañado de edificios laterales que proporcionan una
impresionante perspectiva. Pero a diferencia de los anteriores, la composición
tiene un claro centro geométrico en el que convergen las líneas y donde se
ubican los protagonistas.
Encuentro de Salomón y la reina de Saba (5) |
Además, parece
probado que debió de haber una intervención de Ambrosio Traversari para que se
representara este encuentro como
único asunto, una representación excepcional en el arte para simbolizar la
unión de la Iglesia de Oriente y la de Occidente, una cuestión que en estos
años aparece más veces porque en 1431 comenzó el Concilio de Basilea (actual Suiza),
que tuvo su continuidad en Ferrara y terminó en Florencia en 1439 con la
finalidad de lograr la unión de las dos iglesias. Traversari, que fue uno de
los padres conciliares, impondría el asunto antes de que las actas del concilio estuvieran
firmadas como forma de apoyar el acuerdo, igual que también hiciera Brancacci en
su capilla en la Iglesia del Carmine.
Las discrepancias
principales estaban basadas en la diferente concepción de la Trinidad. Los
orientales defendían que el Espíritu Santo procedía sólo de Padre, mientras que
la iglesia occidental pensaba que también procedía del hijo. El acuerdo final, anunciado precisamente en la escalinata de la catedral
de Florencia el 9 de julio de 1439, consistió en que la Iglesia Oriental aceptó
el filioque (= y del hijo), aunque la unión fue transitoria porque el emperador Paleólogo la
rompió pronto.
De
todos modos, la repercusión en los ámbitos cultural y filosófico fue trascendental,
pues como los teólogos orientales podían leer en griego y conocían a Platón,
prácticamente desconocido en occidente, más girado hacia lo aristotélico, el
platonismo llegó a Florencia e hizo que la cultura tomara otra dirección.
Para
terminar, en 1502 Andrea Sansovino, como ya he mencionado antes, ejecutó
el grupo escultórico del Bautismo de Cristo que corona la puerta, al que en
1792 Innocenzo Spinazzi añadió un ángel, en la actualidad expuesto en el Museo
dell’Opera del Duomo.
Bautismo de Cristo de Andrea Sansovino (salvo el ángel) en el Museo dell'Opera del Duomo (9) |
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Fuentes:
Comentarios
En este caso para bien.