El
Monasterio cisterciense de Santa María la Real de Oseira se ubica en una zona abrupta
en la Sierra Martiñá que se conocía como “Ursaria” por la abundancia de osos
(derivación del latín Ursus), en la margen derecha del río Osera, perteneciente
al ayuntamiento de San Cristovo de Cea, en el partido judicial de O Carballiño,
al norte de la provincia de Orense, muy próximo a los límites con Lugo y
Pontevedra, a unos 30 kilómetros de la capital y en un ramal de la Ruta
Mozárabe a Santiago, de ahí su tradición de acogida de peregrinos, que se
desviaban del camino para visitarlo.
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El monasterio de Santa María de Oseira en su entorno (1) |
El conjunto monumental, en el que se aúnan elementos
románicos, góticos, renacentistas y barrocos, responde a la profunda
remodelación que el monasterio experimentó a partir del siglo XVI tras su
incorporación a la
Congregación
Cisterciense de Castilla o Regular Observancia de san Bernardo (para saber
más podéis consultar el artículo
La historia del Monasterio de Santa María de Oseira), que generó
una tipología arquitectónica común
acorde con un nuevo modo de vida, una vuelta a la observancia que precisó que
las fábricas se ajustaran a las nuevas necesidades, entre las que destacó la
aparición de celdas individuales que sustituyeron al dormitorio común, un
cambio que surge por la importancia que se dio a la oración y la meditación
individual a partir del espacio concreto de la celda, el que las sacristías,
los refectorios y las habitaciones destinadas al abad se hicieran más grandes,
la ampliación de las hospederías, que duplicaron su capacidad, e instalaciones
necesarias para la función docente.
Los conjuntos monásticos experimentaron profundas reformas
de sus construcciones medievales en las dependencias necesarias para el
desarrollo de la vida en comunidad y también se añadieron nuevos edificios para
adaptarse a los nuevos usos. Lo habitual es que se separaran las distintas
actividades de la vida monástica mediante tres claustros, el reglar, heredero
del medieval adosado a la nave de la Epístola de la iglesia, en torno al que se
siguieron agrupando la Sala Capitular, la sacristía y el refectorio pero
reformados; el grande, dedicado fundamentalmente a los dormitorios
individuales, y al noviciado o colegio cuando éstos existían; y el de la
hospedería, relacionado con el exterior y en el que se ubicaron las nuevas
salas abaciales, que incluyeron una imponente escalera de representación.
Así, Oseira se compone de seis grandes cuerpos: la
iglesia, románica de transición pero
con fachada occidental barroca; el
Claustro
de los Caballeros, de la primera mitad del siglo XVIII, con la hospedería y
las estancias del abad; el
Claustro
Reglar, de las Procesiones o de los Medallones, adosado a la nave de la Epístola
de la iglesia, del siglo XVI, y en el que se ubican la sacristía y la sala
capitular medievales; el
Claustro de los
Pináculos, de la segunda mitad del siglo XVI, donde se ubicaron las celdas
individuales; un
saliente hacia el norte
prolongación de la crujía este del Claustro de los pináculos que alberga la
biblioteca; y un
saliente hacia el sur
prolongación de la crujía este del Claustro Reglar que fue destinado a
dormitorio de ancianos y que en la actualidad está ocupado por la comunidad. En
total son unos 40.000 metros cuadrados.
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Planta del monasterio (2). Las indicaciones son mías |
En este artículo os invito a un “paseo” por la parte de la
zona conventual que puede verse en la actualidad, pues al estar habitado por
una comunidad cisterciense sólo se ven los claustros por fuera y algunas de las
dependencias interiores. Dejo para otra publicación su impresionante iglesia.
El acceso al conjunto se realiza mediante un vano concebido
como arco de triunfo clásico, con un medio punto enmarcado por dobles pilastras
toscanas sobre el que aparece un escudo real, cornisa y remates moldurados con
la Virgen de la Asunción en el eje flanqueada por dos ángeles músicos, obra
fechada a fines del siglo XVII.
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Acceso al compás del monasterio (3) |
Esta portada da paso a un
compás ante las fachadas del templo y de las dependencias
monacales, conformadas en L, dejando a la izquierda el cementerio parroquial y
monástico, con una portada del siglo XIX y en torno a la fachada norte del
templo y con el edificio de las escuelas a la derecha, construido a fines del
siglo XVIII.
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Fachadas principales de la iglesia y de la zona conventual (4) |
La
fachada del
monasterio se empezó a levantar en ángulo recto respecto de la iglesia repitiendo
su composición de sillares almohadillados en los primeros años del siglo XVIII,
durante el abadiato de fray Juan de la Torre. Francisco Castro y Canseco dio la
traza y dirigió la obra en una primera fase en los primeros años del siglo
XVIII en la que se construyeron dos cuerpos, y entre 1775 y 1779, durante el
abadiato de fray Hermenegildo Pardo, el arquitecto benedictino de Celanova fray
Plácido Iglesias construyó el tercero.
Así, presenta tres cuerpos separados por entablamentos, el
primero con vanos rectangulares, el segundo con balcones y el tercero otra vez
con vanos rectangulares. Los balcones del segundo cuerpo están sostenidos por
ménsulas decoradas con ángeles, figuras grotescas, frutos… y sobre los vanos
aparecen los escudos de las órdenes militares peninsulares de origen cisterciense.
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Fachada de la zona conventual |
El conjunto se remata con pináculos y las estatuas de los
santos Benito, Roberto, Alberico y Esteban, en alusión a la protección que
ejercen sobre el monasterio según las palabras del profeta Isaías:
“Sobre tus murallas, Jerusalén, he puesto centinelas que no
descansan ni de día ni de noche”.
La
portada tiene
tres cuerpos de tres calles y frontispicio. El primer cuerpo presenta arco de
medio punto sobre el que se sitúa el escudo de Oseira, dos osos ancaramados a
un pino entre dos ángeles que portan símbolos pasionales, como el azote, la
corona, la lanza, el hisopo… sobre sendas máscaras que simbolizan la tentación
y el pecado, una alegoría del triunfo de la penitencia sobre el pecado y la
muerte. El arco está flanqueado por columnas salomónicas pareadas entre las que
se sitúan los relieves de la
Visión
navideña de San Bernardo y de
San
Benito en penitencia en la cueva de Subiaco.
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Portada de la zona conventual |
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Primer cuerpo |
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Escudo de Oseira sobre el arco de entrada |
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San Benito en penitencia |
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Visión navideña de San Bernardo |
Las columnas sustentan un entablamento sobre el que se levanta el segundo cuerpo, organizado mediante un balcón corrido con tres vanos
rectangulares y sobre el central se ubica un gran escudo de la Casa de Borbón
con corona volada que abarca hasta el tercer cuerpo y sobre el que aparece una
hornacina con la
Lactación de San
Bernardo, una escena que relata un episodio de la vida del santo cuando
todavía era niño en el que, cuando estaba orando ante la Virgen en la iglesia
de Chatillón, al recitar el “Ave maris Stella” recalcando las palabras
“muéstrate que eres mi madre”, la estatua respondió a su plegaria depositando
tres gotas de su leche en sus labios. El frontispicio está rematado por una
estatua de la Esperanza con un ancla.
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Segundo y tercer cuerpo de la portada conventual |
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Escudo de la Casa Borbón |
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Hornacina con la Lactación de San Bernardo |
Atravesando la portada se accede a un vestíbulo con bóveda
casetonada que comunica con el espacio de recepción de visitantes y con el
Claustro de la Hospedería o de los
Caballeros, en el que estaban las caballerizas, la hospedería, como indica
su nombre, la botica y las nuevas estancias del Abad. Realizado en la primera
mitad del siglo XVIII, presenta planta rectangular con arcos de medio punto y
ventanas rectangulares entre pilastras salvo los centrales de cada lado, que
son escarzanos y sobre ellos se ubica un balcón. Las galerías bajas se cubren
con bóvedas de arista y en el muro de la crujía occidental se ubican, de
acuerdo a su uso como caballerizas, pesebres incrustados de cantería.
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Claustro de los Caballeros |
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Crujía del Claustro de los Caballeros |
Los nuevos aposentos
del Abad respondieron al control administrativo que se ejerció a partir de
la integración de Oseira a la Congregación de Castilla en el siglo XVI, que
generó visitas institucionales y reuniones entre los delegados de las sedes y
los abades que derivaron en una remodelación de los monasterios para incorporar
salas de reunión, biblioteca, cocina privada, dormitorios… adoptando una
estructura palaciega que incluía una monumental escalera para acceso de
personalidades. En Oseira no se conservan los aposentos pero sí la Escalera de Honor de acceso a los
mismos, realizada en la crujía occidental del Claustro Reglar, compartida con
el de los Caballeros, durante el abadiato de fray Simón Rojo, entre 1644 y
1647, y quizá con trazas de Simón de Monasterio. Cuenta con veinticuatro
escalones con frentes decorados con puntas de diamante.
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Escalera de Honor (1) |
Entre 1727 y 1730, durante el abadiato de fray Felipe Bravo,
fue reformada y se construyeron hornacinas entre pilastras y cornisas dóricas
que alojan las tallas de San Benito, San Bernardo, el beato Eugenio III, San
Estaban Harding, San Martín de Hinojosa, fundador del
Monasterio de Santa María de Huerta,
y San Famiano, monje de Oseira, vestido de peregrino. Entre 1783 y 1787 se
rehizo la bóveda, que es de arista con nervios, una obra que algunos autores
atribuyen a fray Plácido Iglesias, monje benedictino de Celanova, igual que la
fuente en uno de los ángulos del rellano con cuenco de venera, carátula grotesca
en el grifo, el escudo del monasterio y decoración de placas.
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Hornacinas y cubierta de la Escalera de Honor |
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San Famiano |
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Fuente en la Escalera de Honor |
Desde el Claustro de los Caballeros se accede al
Claustro Procesional, Reglar o de los
Medallones, en el que se hacían muchas de las procesiones de la liturgia
monástica, de ahí que se encuentre adosado al lado de la Epístola de la iglesia
y que fuera el único claustro que tuvo el monasterio hasta su incorporación a
la Congregación de Castilla en el siglo XVI, cuando fue reformado por primera
vez, aunque lo que hoy vemos es fruto de una segunda reforma fechada ha. 1760.
La fuente central es una copia realizada por el escultor Nicanor Carballo en 1997 de la original del siglo XV, que en la actualidad está en la Plaza del Hierro de Orense.
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Las torres de la iglesia desde el Claustro de los Medallones |
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Crujía del Claustro de los Medallones cubierta con bóveda de arista |
Las galerías bajas se cubren con bóvedas de arista y arcos
fajones sobre ménsulas y abren al jardín central mediante arcos de medio punto.
En la planta superior presenta vanos rectangulares que sobre el arco central de
cada lado se convierten en balcones. Los arcos estuvieron tapiados hasta 1995.
Flanqueando los vanos superiores aparecen medallones con bustos de personajes
de la Orden, de la vida civil de la época, héroes de la antigüedad… que son los
que dan uno de los nombres al claustro.
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Claustro de los Medallones |
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Detalle de un medallón (4) |
En la crujía occidental, que antes de la construcción del
Claustro de los Caballeros alojaba la fachada del monasterio, se conservan tres
salas abovedadas de crucería sencilla cuyos nervios arrancan de los ángulos y
se unen en el centro en una clave circular sin decoración que son del siglo
XIII, los únicos restos del claustro medieval, identificados con la zona de la
portería antigua, no visitables porque todavía están pendientes de
restauración. En esta crujía, compartida con el Claustro de los Caballeros, es
donde después se construyó la mencionada Escalera
de Honor de acceso a los nuevos aposentos del abad.
En la crujía sur del Claustro Reglar se ubica el refectorio de ha. 1572, un ámbito de
planta rectangular de cuatro tramos con muros lisos, vanos de medio punto y
cubierto con bóvedas de crucería cuyos nervios descansan en ménsulas. En el
muro de la derecha se ubica el hueco del púlpito, cuya base está decorada con
motivos renacentistas. La estancia quedó completamente arruinada tras las
desamortizaciones del siglo XIX y fue reconstruida por el padre Juan María en
1978 recuperando nervios y claves y sustituyendo la plementería de piedra por
otra de piezas prefabricadas de “viroterm”, un material aislante y ligero a
base de viruta de madera y hormigón que da un aspecto similar a la piedra pero
es mucho más barato y, además, aligera el peso.
La sala está presidida por un Cristo del siglo XVI, aunque
la cabeza y las extremidades son del escultor Luciano Fernández realizadas en
1897 inspirándose en el Cristo de la Vega de Toledo.
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Refectorio |
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Detalle de las cubiertas reconstruidas del refectorio |
Al oeste del refectorio, ocupando el ángulo sureste del
Claustro de los Caballeros, está la
cocina
del siglo XVI, reformada y ampliada en el XVIII conformando un gran espacio de
dos grandes salones idénticos cubiertos con bóveda de medio cañón y separados
por un muro de tres arcos, el primero destinado a obrador y fregadero, que hoy
sirve de refectorio de la comunidad, y el segundo la cocina propiamente dicha,
con una chimenea monumental que apoya en el muro divisorio y en dos columnas octogonales.
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Cocina (1) |
Debajo del refectorio hay una gran sala rectangular cubierta
con bóveda de cañón que fue refectorio primitivo y en la que se ha dispuesto un
Museo de piedra con restos pétreos
medievales, renacentistas y barrocos aparecidos durante la restauración del
monasterio, con laudas sepulcrales, pináculos, claves de bóvedas, y cañerías
usadas para la conducción de aguas y saneamiento.
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Museo de la piedra |
Al lado del refectorio, en el ángulo sureste del Claustro
Reglar se abre una puerta tardorrenacentista decorada con cabezas de querubines
que abría al
antiguo calefactorio,
convertido en escalera en el siglo XVI tras el traslado de la chimenea al
calefactorio del dormitorio de ancianos, y que es el acceso más directo a éste.
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Portada del antiguo calefactorio, convertido en Escalera de Obispos |
Se conoce como
Escalera
de los Obispos por las imágenes de santos obispos y otros de la orden que
ocupaban las hornacinas aveneradas en los lunetos. Se cubre con bóveda
octogonal sobre trompas que buscan también la apariencia de veneras y crucería
de nervios sobre ménsulas decoradas con cabezas. Los peldaños y pasamanos
fueron reconstruidos en el siglo XX.
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Cubierta de la Escalera de Obispos |
En la fachada exterior de la crujía sur de este Claustro
Reglar está el
solarium, de fines
del siglo XVI, resguardado de los vientos del norte, abierto al sol de mediodía
y a un amplio paisaje, una galería adintelada con columnas con capiteles en
forma de zapata con decoración vegetal y antropomorfa.
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Solarium |
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Vista desde el solarium (1) |
Contiguo al solarium está el mencionado calefactorium del dormitorio de ancianos, construido en 1747, con
una gran chimenea sobre pilastras cajeadas exteriormente rematada por un tubo
cilíndrico de humos con cuerpo prismático.
Entre 1623 y 1635 se construyó un pabellón en perpendicular
al ala sur del Claustro Reglar buscando una mejor orientación para recibir luz
y calor para ubicar allí el mencionado
dormitorio
de ancianos. Tiene tres alturas con huecos adintelados rítmicamente
dispuestos y en la planta superior, al lado del calefactorium, es donde duerme
la comunidad en la actualidad.
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Antiguo dormitorio de ancianos |
Volviendo al Claustro de los Medallones, en la crujía
oriental se ubicaban el locutorio, la escalera de subida al dormitorio común,
la Sala Capitular y la Sacristía. En el ángulo sureste hay una estancia
rectangular cubierta con dos tramos de bóveda nervada que sirvió de
comunicación con el Claustro de los Pináculos y que también se utilizó como
Sala Capitular cuando ésta pasó a desarrollar funciones de sacristía.
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Crujía oriental del Claustro de los Medallones, con la Puerta de monjes de coro de entrada a la iglesia al fondo |
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Estancia de comunicación entre el Claustro Reglar y el Claustro de los Pináculos, que durante un tiempo sirvió de Sala Capitular |
En esta panda oriental del Claustro Reglar también estaba la
escalera de acceso al dormitorio
común medieval, desaparecida. Sí se conservan los restos del
locutorio, del siglo XVI o del XVII
según los autores, que presenta una bóveda de ocho nervios y la curiosidad de
que en la plementería se utilizaron laudas sepulcrales de los siglos XIV y XV
procedentes de la iglesia, cuyo piso se renovó en los siglos XVI y XVII, del
antiguo claustro románico, rehecho también en esas fechas, o del cementerio
monástico en el entorno del lado del Evangelio de la cabecera del templo y en las
que se pueden ver emblemas heráldicos nobiliarios e inscripciones. Por eso
también se conoce como “bóveda de las laudas”.
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Bóveda del locutorio con plementos realizados con laudas sepulcrales |
La siguiente sala en esta crujía oriental es la
antigua Sala Capitular, que se fecha
entre fines del siglo XV y comienzos del XVI y es uno de los ámbitos más
espectaculares del monasterio. Presenta planta cuadrangular y se cubre con
nueve bóvedas nervadas que apoyan en ménsulas en los muros, unas con sencillas
molduras y otras con decoración de arquitos, y en cuatro columnas centrales
torsas y estriadas decoradas con flores cuadrifolias que recogen
directamente los nervios, sin capitel. Las claves presentan decoración en
relieve policromada con motivos vegetales y caricaturescos.
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Sala Capitular |
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Clave en la Sala Capitular |
Los muros presentan arcosolios de medio punto que acogieron
retablos, y también contó con cajonerías y espejos, pues a partir de 1642, en
tiempos del abad fray Simón Rojo, la estancia se convirtió en sacristía, de ahí
que también se optara por cegar los vanos de comunicación con el claustro y
tenga que accederse a ella a través de la iglesia y la sacristía, que se
convirtió en antesacristía.
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Arcosolios en el muro del fondo |
La última estancia del Claustro Reglar, adosada a la
cabecera de la iglesia, es la
sacristía.
La puerta de acceso desde el claustro es del siglo XVIII, con pilastras
estriadas de orden jónico, entablamento decorado con tres ménsulas y dos
florones de rica talla y frontón triangular con un tondo con las armas del
Císter pintadas y rematado con acróteras terminadas en bolas en las esquinas,
aunque también podría haber sido la solución que tuviera el vértice, hoy
perdida. El ámbito es del primer tercio del siglo XVI y tiene planta
rectangular de dos tramos cubiertos con bóveda de crucería bastante rebajada
cuyos nervios descansan en ménsulas y claves decoradas y policromadas con
escudos de la Orden, de los reinos de Castilla y León, formas geométricas,
estrelladas…
Conserva un armario con puertas con labores geométricas y policromadas que debió ser un relicario.
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Sacristía |
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Posible relicario en la sacristía |
En su muro sur cuenta con otra portada fechada en el siglo
XVI avanzado que presenta columnas estriadas, capiteles con cabeza de angelote,
entablamento y frontón triangular que contiene una venera rematado con carátula
y dos candelabros y que comunica con la antigua Sala Capitular, abierta cuando
ésta se convirtió en sacristía y la sacristía pasó a ser antesacristía.
La crujía norte del Claustro Reglar no tiene estancias
porque es la que está adosada a la iglesia y en su ángulo noreste está la
puerta de los monjes de coro, que abre
al crucero de la Epístola. Fue realizada durante el abadiato de Antonio
Fernández entre 1569 y 1572 y quizá sea obra del maestro Bartolomé de la Torre,
documentado en Oseira en esas fechas. Tiene vano de medio punto y entablamento
coronado por un relieve en forma de frontón con el Padre Eterno flanqueado por
las alegorías de la Fortaleza y la Justicia.
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Puerta de los monjes de coro de entrada a la iglesia desde el Claustro de los Medallones |
Desde el Claustro de los Medallones se accede al
Claustro de los Pináculos, construido a
partir de mediados del siglo XVI para alojar las celdas individuales tras la
incorporación del monasterio a la Congregación de Castilla. Es de grandes
dimensiones, hasta esa fecha el mayor construido en Galicia, y sólo cuenta con
alas en sus lados norte, sur y este, pues la oeste es la compartida con el
Claustro de los Medallones y quizá no se quisieron dejar ciegas la sacristía y
la sala capitular, ubicadas en esa crujía.
La fuente central es obra de Nicanor Carballo realizada en la década de 1990 copiando la que se supone que sería la original, hoy en la Alameda de Orense.
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Crujía norte y ala oeste, ésta sin crujía, del Claustro de los Pináculos (1) |
Presenta una planta baja que pudo realizar Bartolomé de la
Torre compuesta por galerías cubiertas con bóvedas de crucería sencilla que
abren al jardín mediante arcos de medio punto muy esbeltos entre contrafuertes
y una estrecha cornisa sobre la que se sitúan, en línea con los contrafuertes,
los pináculos que le dan nombre.
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Claustro de los Pináculos (4) |
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Bóvedas de crucería del Claustro de los Pináculos (4) |
El piso superior, con ventanas de medio punto, se corresponde a
una segunda fase constructiva en el último tercio del siglo XVI que quizá
dirigiera Juan de la Sierra, que se sabe que estuvo trabajando en Oseira por
esas fechas.
La crujía este se arruinó
en el siglo XVII y fue reconstruida durante el abadiato de fray Bartolomé López
a fines de ese siglo y vuelta a reconstruir ya en época contemporánea para
alojar la hospedería monástica, con
habitaciones dobles con cuarto de aseo individual. En el extremo sur de ese ala
hay un torreón reconstruido tras su ruina en 1932 que acoge una pequeña capilla
para los huéspedes.
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Capilla de huéspedes (1) |
Entre 1767 y 1771 el maestro de Celanova fray Plácido
Iglesias construyó una nueva sala capitular en la galería superior norte de
este Claustro de los Pináculos. Está cubierta con techo raso y presidida por
una talla moderna de Cristo de R. Nogueira de 1952 y en la actualidad se usa
como capilla de invierno y no es visitable.
Y para terminar con este paseo virtual, en el extremo
noreste de este Claustro de los Pináculos en 1766 se construyó un ala nueva
para alojar una espléndida biblioteca que, lamentablemente, no está abierta a
las visitas turísticas. Es de planta rectangular de tres tramos cubiertos con
bóvedas de arista y grandes ventanales con amplio derrame interior. Las
librerías fueron realizadas en la década de 1770 por los maestros José
Rodríguez Ledo y Santiago García y las que hoy lucen son fruto de una reconstrucción,
pues tras las desamortizaciones desaparecieron casi por completo. Destacan los
escudos y pináculos en los remates, diversos asuntos en relieve, como la
Lactación de San Bernardo, y las dos
puertas de los extremos, donde se representa al Salvador y a Nuestra Señora. En
la actualidad la biblioteca se compone de 30.000 volúmenes de amplia temática
adquiridos en época contemporánea.
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Biblioteca (1) |
Estos son el resto de artículos dedicados a Santa María de Oseira
publicados en Viajar con el Arte:
Imágenes ajenas:
Fuentes:
ÁLVAREZ, L., “El fénix de la piedra: visita guiada al
monasterio de Santa María de Oseira (San Cristovo de Cea, Ourense)”, Porta da aira: revista de historia del arte
orensano, nº 14, 2016, pp. 173-195.
FERNÁNDEZ-GAGO VARELA, C., “Restauración del refectorio del
monasterio cisterciense de Osera (Orense)”, Boletín
Académico. Escola Técnica Superior de Arquitectura da Coruña, nº 3, 1986,
pp. 15-18.
FERNÁNDEZ GARCÍA, P., “Memento mori. Los epitafios de la bóveda
del locutorio del monasterio de Osera”, Estudios
humanísticos. Historia, nº 1, 2002, pp.149-179.
GONZÁLEZ GARCÍA, M. A., “La restauración y reconstrucción
del monasterio cisterciense de Oseira (Orense)”. En CAMPOS FDEZ. de SEVILLA, F.
J., (Dir.), Monjes y monasterios
españoles, San Lorenzo de El Escorial, 1995, pp. 691-716.
GRANDE NIETO, V., Proceso
metodológico y compositivo del Renacimiento en Galicia. 1499-1657, Tesis
doctoral, Universidade da Coruña, Departamento de Composición, 2014.
LIMIA GARDÓN, F. J., “El autor de la fachada del monasterio
cisterciense de Santa María la Real de Oseira (S. Cristóbal de Cea–Ourense)”, Porta da aira: revista de historia del arte
orensano, nº 11, 1989, pp. 86-107.
LIMIA GARDÓN, F. J., “Un ejemplo arquitectónico en los
orígenes del estilo barroco en Ourense: La fachada de la iglesia monasterial de
Oseira”, Porta da aira: revista de
historia del arte orensano, nº 3, 1990, pp. 39-74.
LIMIA GARDÓN, F. J., “A propósito de Oseira, Reliquia del
Camino (Los espacios de la hospitalidad de ayer y de hoy”, Diversarum rerum, nº 1, 2006, pp. 185-203.
PERNAS ALONSO, M. I., Escaleras de piedra de los
conjuntos monásticos de la provincia de Ourense entre los siglos XVI y XVIII.
Análisis gráfico, Tesis doctoral, Universidade da Coruña, Departamento de
Representación e Teoría Arquitectónica, 2011.
TORRES BALBAS, L., Monasterios
cistercienses de Galicia, Santiago de Compostela, 1954.
YÁÑEZ NEIRA, D., “Los monasterios cistercienses gallegos en
los capítulos generales”, Boletín de la
Real Academia Gallega, nº 356, 1974, pp. 77-92.
YÁÑEZ NEIRA, D., “Oseira: reforma del claustro de
medallones”, Porta da aira: revista de
historia del arte orensano, nº 7, 1996, pp. 111-124.
YÁÑEZ NEIRA, D., “Últimas restauraciones en Oseira”, Porta da aira: revista de historia del arte
orensano, nº 11, 2006, pp. 209-228.
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