Una visita al Monasterio de san Zoilo de Carrión de los Condes y a su espectacular claustro, en Palencia
El Monasterio benedictino de San Zoilo, el establecimiento
más importante de la red cluniacense en la península en el medievo junto con
los de San Isidoro de Dueñas y Santa María de Nájera, se ubica al oeste a las
afueras de Carrión de los Condes, en la orilla izquierda del río Carrión y al
lado del puente que lo cruza, en la ruta de peregrinación a Santiago en Tierra
de Campos palentina, una zona de amplias llanuras dedicadas al cereal, el
ganado y el cultivo de viñedos.
Panda norte del claustro de San Zoilo |
Fundado por los condes don Gómez Díaz y doña Teresa Peláez a
mediados del siglo XI sobre un cenobio anterior bajo la advocación de san Juan
Bautista como convento familiar, primero conservó dicha advocación para
después, hacia 1070, al recibir las reliquias de los santos mártires Zoilo,
Félix y Agapio cambiar la dedicación, y en 1076 fue entregado por la dama, ya
viuda, y sus hijos, al monasterio de Cluny. Como en un artículo anterior ya relaté su azarosa historia y sus múltiples avatares (podéis PINCHAR en este enlace si no lo leísteis), ahora nos
vamos a conocer el monasterio en la actualidad.
El conjunto se compone de templo, claustro y gran patio con
dependencias anexas, aunque estas últimas no son visitables porque en 1991 la
Diócesis de Palencia las vendió a una empresa privada para transformarlas en
hotel, función que sigue desempeñando en la actualidad.
La fachada norte está protagonizada por el gran cuerpo tras el que se sitúa el patio, levantado en el siglo XVIII y reconstruido en el último tercio del XIX para convertirlo en colegio de la Compañía de Jesús, y el lateral norte de la iglesia, con una imponente portada barroca, al lado de la que se aprecian los restos de la primitiva torre del Evangelio a los pies de la iglesia románica.
La fachada norte está protagonizada por el gran cuerpo tras el que se sitúa el patio, levantado en el siglo XVIII y reconstruido en el último tercio del XIX para convertirlo en colegio de la Compañía de Jesús, y el lateral norte de la iglesia, con una imponente portada barroca, al lado de la que se aprecian los restos de la primitiva torre del Evangelio a los pies de la iglesia románica.
Fachada norte de la iglesia con la portada barroca |
Esta portada norte de
la iglesia, con traza y ejecución arquitectónica de Diego de Zorlado
firmada en 1666, presenta un gran plinto, un cuerpo central de tres calles
separadas por pilastras cajeadas, un cuerpo superior de una calle y ático que
sobresale por encima del cuerpo de la iglesia formado por un frontón curvo
partido.
Portada barroca de la fachada norte |
El vano de acceso ocupa la calle central y muestra arco de
medio punto sobre pilastras cajeadas flanqueado por otras pilastras también
cajeadas que soportan un frontón triangular rematado en los extremos por sendos
pedestales con bolas y partido con una hornacina que repite el mismo esquema y
que aloja la figura de San Zoilo, representado como un joven con coraza a la
romana que recoge un voluminoso manto con una mano y en la otra, mutilada,
portaría la palma o una bandeja con sus riñones en alusión a su martirio.
Escultura de san Zoilo sobre el vano de entrada |
Las calles laterales muestran sendas hornacinas que vuelven
a repetir el esquema del vano central, con pilastras y frontón con bolas, y que
cobijan dos esculturas. A la derecha está San Juan Bautista, primitiva
advocación del monasterio, vestido con la piel de camello, con un amplio manto
que alude a su martirio que solo le cubre el hombro izquierdo. Le falta el
brazo derecho, con el que sostendría la cruz o el cordero y tiene la mano
izquierda extendida sobre el pecho en vez de presentar la típica postura con el
dedo índice señalando al cielo. A la izquierda aparece San Félix, advocación
que adquiere el monasterio junto a la de San Zoilo en la refundación, aunque
después la terminara perdiendo. Viste hábito benedictino y sostiene un libro
con una mano y la otra, mutilada, quizá tuviera la pala del martirio que sufrió
en Córdoba.
San Juan Bautista y san Félix en las hornacinas laterales |
Sobre las hornacinas aparece dos escudos. El de la izquierda
es el del monasterio, con los brazos de San Zoilo y San Félix, el cordero en
alusión a San Juan Bautista y el puente sobre el río que identifica a Carrión.
El de la derecha es el emblema general de una casa benedictina, igual al que
aparece en la Crónica General de la orden
de San Benito del padre Antonio de Yepes editado en 1609.
En el cuerpo bajo corre un entablamento y después se sitúa un
friso en el que apoya el segundo cuerpo, con una calle central flanqueada por
aletones. En el centro del friso pero ocupando también parte del segundo cuerpo
aparece el escudo de Carlos II rodeado del collar con el Toisón de Oro sujetado
por dos leones rampantes.
Segundo cuerpo de la portada norte |
Encima del escudo hay una hornacina con la escultura de
bulto de San Benito que sostiene la Regla benedictina con una mano mientras que
con la otra sujeta el báculo abacial y a los pies se ve la mitra episcopal a la
que renunció. El conjunto se remata con frontón partido avolutado con la figura de San Miguel en el centro flanqueado por elementos apiñonados.
Hornacina con la escultura de san Benito |
El acceso al conjunto se realiza mediante una portada en el paño norte del cuerpo del patio organizada mediante un vano rectangular flanqueado por dobles columnas jónicas que soportan un entablamento y un frontón con el escudo de la Compañía de Jesús en el centro.
Portada de acceso al convento |
Tras el zaguán se accede directamente a la crujía norte del
gran patio jesuita, que tiene una sencilla estructura de cuatro pisos con
ventanas alineadas enmarcadas por molduras. Aunque los jesuitas renovaron el patio del siglo XVIII, conservaron la portada ubicada en el lienzo este, que presenta vano rectangular flanqueado por dobles pilastras cajeadas que sustentan un friso de triglifos y rosetas y un frontón curvo partido que aloja el escudo del monasterio y sobre el que se sitúa un balcón flanqueado por parejas de plintos rematados en bolas con pináculos. Las dependencias visitables están adosadas a esta crujía este del patio, con la iglesia y el claustro del siglo XVI, pues este patio grande y otras dependencias hacia el sur del complejo fueron vendidos por la diócesis de Palencia en 1991 la Diócesis a una empresa privada para transformarlas en hospedería, función que sigue desempeñando en la actualidad.
Patio (1) |
La iglesia barroca es fruto de una reedificación que comenzó en 1642 aprovechando
al máximo los muros del templo románico y limitándose a derribar los
intercolumnios, tabicar ventanas y afeitar impostas, fustes y capiteles de los
muros. Se accede a ella a través de una galería de doble arcada con pilares
cuadrangulares de piedra que sustentan bóvedas de arista pero en origen estaría
abierta al patio. En la actualidad, además de comunicar con una zona de hotel,
expone una maqueta de la iglesia románica, varios capiteles recuperados durante
las restauraciones y pertenecientes al desaparecido claustro románico y otros
restos. También conserva los restos de la primitiva galilea, la zona de enterramiento
de la familia Beni-Gómez, de la que ya hablé en el Monasterio de San Zoilo en Carrión de los Condes, de Palencia, a lo largo de su historia, al que podéis acceder desde este enlace.
Galería con la galilea ante la portada occidental |
Capiteles recuperados del claustro románico expuestos en la galería |
La galilea estaba justo delante de la portada occidental de la iglesia románica,
que quedó tapiada durante las obras barrocas y no se recuperó hasta 1993.
Portada occidental de la iglesia |
Fechada en torno a 1100, se compone de cinco arquivoltas de
medio punto alternando rosca plana con dos gruesos baquetones y una de ellas
conserva restos de una inscripción en capitales romanas alusiva a San Juan
Bautista, una cita del Evangelio de Mateo
sobre la predicación del santo en el desierto donde se describe que tenía una
túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero
“...PILIS CAMELORVM ET ZONAM PELI[…]AM…”
Aunque podría pensarse que estaría en relación con la
primera advocación del cenobio a san Juan Bautista, de la que ya he hablado en
el artículo Monasterio de San Zoilo en Carrión de los Condes, de Palencia, a lo largo de su historia, parece ser
que la inscripción es de fines del siglo XVI, cuando el primitivo pórtico se
conformó como Capilla de san Juan, también conocida como Capilla de los Condes
por ser su lugar de enterramiento.
Inscripción de la portada |
Las arquivoltas apoyan en pilares y en cuatro columnas con
fustes de mármol reaprovechados, quizá de alguna villa romana cercana. En
cuanto a los capiteles, el exterior del lado del Evangelio presenta cuatro
figuras emparejadas portando bandejas sobre las que aparecen los bustos de unas
figuras aladas que sustentan libros y están en actitud de bendecir, una escena
de difícil identificación; el interior de este mismo lado muestra parejas de
animales fantásticos con cola de serpiente. Ambos se relacionarían con la
ascensión del alma y las amenazas del mal. El capitel interior del lado de la
Epístola parece representar a Balaam
sobre la burra, quizá indicando la debilidad de la fe; y el exterior
muestra una escena de vendimia, quizá relacionada con la inminencia de la
Parusía, con el pasaje apocalíptico del vino de la ira de Dios, o con la
parábola del sembrador, mensaje de salvación a través de la correcta recepción
del mensaje de Cristo.
“Los que reciben la semilla en tierra buena son los que oyen
la palabra, la reciben y dan fruto” (Mc 4, 20)
Capiteles del lado del Evangelio |
Capiteles del lado de la Epístola |
Así, la iconografía general del portal estaría relacionada
con el triunfo sobre la muerte, en consonancia con su función funeraria y las celebraciones procesionales cluniacenses de Pascua y con la festividad de
los difuntos el 2 de noviembre, en las que la galilea, espacio occidental de los
templos de la Orden, tenía un papel litúrgico protagonista (en el artículo del Monasterio de San Zoilo en Carrión de los Condes, de Palencia, a lo largo de su historia hablo más detalladamente de estos ritos).
En el Panteón Real de San Isidoro de León
y en la Portada sur de la Catedral de Jaca también se localizan capiteles con Balaam sobre la burra, interpretados
como símbolos de la recuperación de un tema antiguo emanado de la Roma
constantiniana y postconstantiniana como reflejo de la vuelta a la Iglesia
primitiva promovida por la Reforma Gregoriana difundida por Cluny a la que se
le añade un nuevo significado relacionado con las virtudes necesarias para un
monje de la época.
La iglesia tiene planta
rectangular de una sola nave de tres tramos de gran amplitud, coro alto a los
pies, cubiertas con bóveda de arista con yeserías, crucero que no sobresale en
planta cubierto con cúpula sobre pechinas y presbiterio elevado más estrecho y
de testero plano. La iluminación natural procede de dos ventanas en la nave,
cuatro en la cúpula, otras dos en los lados del presbiterio y un óculo sobre el
altar mayor.
La iglesia desde los pies |
La iglesia desde el crucero |
Aunque no se sabe quién fue el tracista del nuevo templo,
primero trabajaron en él Melchor Ruiz, Tomás García y Domingo Ponce. Al
comenzar por la cabecera, primero se derribaron el ábside y parte del cuerpo de
la iglesia románica. Tras levantar los muros de la capilla mayor se decidió
trasladar el sepulcro de doña Teresa Pelaez a un nicho en alto en el lado del
Evangelio.
En 1645 debía estar terminado el ábside y el crucero, pues
se contrata la decoración de la cúpula con un trampantojo que imitara vidrieras
en los vanos ciegos representando a los santos del siglo VII Ildefonso,
Isidoro, Leandro y Fulgencio, todos eruditos y fundadores de monasterios, y los
santos Juan Bautista, Zoilo, Félix y Benito en las pechinas como advocaciones
del templo y fundador de la Orden benedictina. Lamentablemente, no queda nada
de esta decoración.
Después se levantó el último tramo de la nave y las obras
quedaron paralizadas hasta 1666, cuando Diego de Zorlado Ribero dio la traza
para terminarla incluyendo un coro alto y la nueva portada norte de la que ya
he hablado, terminada en 1693.
El sotocoro,
separado por una reja del resto de la iglesia, presenta arco rebajado con
bóveda con las armas del monasterio en el centro y pechinas decoradas con
hojarasca. A los lados se conservan todavía las ventanas abocinadas del
primitivo templo románico.
Sepulcros condales en el sotocoro (2) |
Este espacio ahora acoge los sepulcros de la familia Banu-Gómez
y de otros nobles que en origen estuvieron en la galilea, aunque sus traslados y
modificaciones han sido tan abundantes a lo largo de los siglos que los restos
óseos y las cubiertas de los sarcófagos fueron mezclados. Se fechan entre los
siglos XI y XIII. Los ocho más antiguos son lisos con tapa a doble vertiente y
contienen epitafios que identifican al difunto y la fecha de su muerte, aunque
algunos de estos epitafios no son contemporáneos al fallecimiento y se han
localizado errores. Hay también un sepulcro completo, una caja con decoración
en los cuatro frentes y dos tapas datables entre 1230 y 1260 que se adscriben a
los conocidos como “primeros talleres de Carrión”. Se compondrían de una urna
sobre figuras animales, normalmente leones, con los frentes decorados con
arquerías con temas figurados y tapas con yacentes.
El Sepulcro de Alvar
Fernández Podestat, miembro de la familia Lara, una de las más poderosas
del momento en la Corona de Castilla, fallecido hacia 1262, presenta tapa con el yacente con los ojos abiertos, la cabeza sobre un almohadón, vestido con túnica y capa y tiene un
perro a los pies como símbolo de fidelidad. Va enmarcado por un arco
trilobulado que conserva una inscripción en la que se identifica al artífice,
Pedro Pintor, de lo que se deduce que sería escultor y también policromó el
sepulcro:
“Don Pedro el pintor me fiço este mio monumento Alvar
Fernández Podestat”
Sepulcro de Alvar Fernández Podestar (3) |
Algunos estudiosos atribuyen a este Pedro Pintor el Sepulcro
de doña Inés Rodríguez de Villalobos procedente del Monasterio de Santa María
de Aguilar de Campoo, hoy en el Museo Arqueológico Nacional. Se considera que
podría haber sido maestro de Antón Pérez Carrión, que en 1292 firmó el Sepulcro
de don Nuño Díaz de Castañeda, también de Aguilar de Campoo, al que muy
recientemente se le han atribuido cinco sepulcros de la familia Téllez de
Meneses del monasterio de Santa María de Palazuelos, Valladolid, repartidos en
el propio monasterio y en el Museo
Diocesano de Valladolid, gracias a la localización de una inscripción
en uno de los conservados en Palazuelos, y también los impresionantes Sepulcros del infante don Felipe de Castilla de Suabia y de su segunda esposa en la iglesia de Santa María de Villalcázar de Sirga.
La caja, cuya
labor escultórica parece anterior, datada hacia 1230, por sus dimensiones, no
parece corresponder a la tapa. Las representaciones aparecen bajo arcos
trilobulados soportados por columnas con capiteles vegetales sobre los que
aparecen formas acastilladas. La cabecera presenta una Déesis y en los pies
figura una Visitación mientras que en los laterales aparece Cristo en majestad en
mandorla rodeado del Tetramorfos y acompañado de un Apostolado formando
parejas.
Detalle de Cristo en majestad en el Sepulcro de Alvar Fernández Podestat |
Visitación a los pies del Sepulcro de Alvar Fernández Podestat (2) |
La caja con
decoración en los cuatro frentes, ante la ausencia de tapa y de elementos
heráldicos, no permite identificar a qué personaje pertenecía. También presenta
arcos, en este caso simplemente apuntados. En la cabecera aparece un Calvario y
en los pies está San Miguel venciendo al demonio. En cuanto a los laterales, en
uno se presenta Cristo en Majestad con el Tetramorfos y el Apostolado y en el
otro está la Virgen en majestad con el Niño en el regazo en el centro con san
José al lado y los Reyes Magos formando una Epifanía y en el otro lado aparece
una Anunciación.
Caja con decoración en los cuatro frentes a la que le falta la tapa (3) |
Las dos tapas restantes muestran a sendos caballeros
yacentes con las cabezas sobre almohadones, perro a los pies y vestidos con
túnica larga, capa y calzas. En uno de ellos ha desaparecido el marco
arquitectónico que lo abarcaba pero el otro está cobijado bajo un arco túmido
adornado con elementos acasillados apoyado en sendas columnas estilizadas con
capiteles vegetales.
El segundo tramo de la nave presenta dos arcos de medio punto superpuestos con los
intradoses decorados con molduras geométricas a cada lado. Los superiores
conforman dos tribunas. En la del lado
del Evangelio se aloja un órgano barroco realizado por Gregorio González Roldán en 1716 y la de la Epístola está vacía e ilumina la nave mediante una
lucerna abierta en el arco de medio punto del muro.
Órgano barroco |
En el muro de la Epístola del segundo tramo se aprecian los
restos del templo románico, con una puerta de pequeñas dimensiones que
comunicaría con el claustro, una ventana abocinada y un capitel figurado
localizado en labores de desenfoscado en 1999 que muestra una figura con toga y
libro en una cara y un hombre barbado abriendo las fauces de un león,
posiblemente una representación de Sansón o de Hércules como prefiguración de
Cristo, aunque resulta difícil de identificar dada su descontextualización por
conservarse tan poco de la decoración escultórica de la iglesia románica.
Muro de la iglesia románica en el lado de la Epístola (3) |
El tercer tramo cuenta con dos retablos iguales de columnas
jónicas policromados en ocres y granates imitando jaspes realizados en el siglo
XVIII. El del lado de la Epístola tiene un Crucificado
de gran patetismo por la larga y espesa cabellera postiza que le cae tapándole
el rostro fechado a fines del siglo XVI. En el del lado del Evangelio hay una
talla del siglo XVIII de santa Gertrudis, mística alemana del siglo XIV.
El ábside desde el crucero |
El crucero está
decorado con cuatro retablos, dos a cada lado, neoclásicos e iguales, sobre
sencillas mesas de altar, con columnas dóricas que sujetan un frontón curvo
rematado con dentículos y un sol central y policromados con algunos toques
dorados y tonos granate y mostaza intentando imitar el veteado de los jaspes.
Los del lado del Evangelio contienen las pinturas de la Anunciación y San
Gregorio Magno repartiendo limosnas y los de la Epístola representan San Benito
rezando y San Leandro sobre los herejes.
Retablos del crucero |
En el lado del Evangelio también está el Retablo de la
Magdalena, titular de la parroquia desde el siglo XVI, obra del primer tercio
del XVII que ha sufrido muchas modificaciones, con elementos que faltan y otros
añadidos. Cuenta con una hornacina central con una copia realizada por la
Academia Vallisoletana a comienzos del siglo XIX de la Magdalena Penitente de
Pedro de Mena.
El retablo mayor
procede de la iglesia de Nuestra Señora de Arbás de Baquerín de Campos,
trasladado a San Zoilo en 1986 por el Obispado de Palencia ante la inminente
ruina de ese templo. Fechado en la década de 1640, se desconoce quién fue su
tracista. Está dorado y policromado y se compone de banco con pinturas, dos
grandes cuerpos de cinco calles, de orden jónico y corintio respectivamente, con
relieves y esculturas de bulto y ático, con las calles más laterales en oblicuo
para adaptarse al espacio ochavado del ábside de la iglesia de donde procede,
completamente arruinada en la actualidad.
Retablo mayor |
En el banco se
representan la Virtudes cardinales, con la Prudencia y la Justicia en el lado
del Evangelio y la Templanza y la Fortaleza en el de la Epístola. Son pinturas
realizadas después de la ejecución del retablo y se atribuyen al pintor local
Alonso Gómez.
La calle central del banco y del primer cuerpo cuenta con un
tabernáculo clasicista con los
relieves de los Evangelistas, las esculturas de Cristo Redentor y santo Toribio
de Liébana y también contaba con otras esculturas de varios santos en las
hornacinas desaparecidas cuando el retablo ya estaba en San Zoilo.
La calle central del segundo cuerpo presenta una Asunción,
una talla de rostro redondeado, caída simétrica de la cabellera, dividida en
cuatro largos mechones a cada lado, amplia túnica con repintes florales del
siglo XVIII y manto azul con estrellas y orla con capullos en flor. Está
rodeada de seis angelitos en pendant y los dos de arriba la están coronando.
A ambos lados de esta calle central se ubican los cuatro
Padres de la iglesia occidental en bulto redondo realizadas por Tomás de
Sierra, los santos Gregorio Magno y Ambrosio en el cuerpo inferior y Jerónimo y
Agustín flanqueando a la Virgen.
La Asunción flanqueada por los santos Jerónimo y Agustín |
En las calles laterales hay cuatro bajorrelieves con la
Epifanía y la Adoración de los pastores en el cuerpo bajo y la Natividad de la
Virgen y la Visitación en el alto y el ático,
rematado por un frontón con el busto pintado del Padre Eterno, acoge el
habitual Calvario, obra de Antonio
Ribera, flanqueado por dos pinturas de formato cuadrangular con dos ángeles con
los instrumentos de la Pasión.
Calvario del ático |
En el
testero del Evangelio del ábside se encuentra el Sepulcro de doña Teresa Pelaez, trasladado desde su primitivo
emplazamiento a los pies de la iglesia después de que éste fuera remodelada a
mediados del siglo XVII. Es un arcosolio con la escultura de la condesa
orante vestida con hábito y toca mirando hacia el altar mayor colocada sobre la
lauda original de su sepultura con la siguiente inscripción:
FAEMINA CHARA DEO JACET HOC TUMULTA SEPULCHRO, QUÆ COMMITISA
FUIT, NOMINE TARASIA. HÆC
MENSIS IUNIS SUB QUINTO TRANSIT IDUS. OMNIS EAM MERITO PLANGERE DEBET HOMO. ECCLESIAM
PONTEM PEREGRINIS OPTIMA TECTA FECIT, PARCA SIBI, LARGAQUE PAUPERIBUS. DONET EI
REGNUM QUOD PERMANET OMNE PER ÆVUM, QUIMANET & TRINUS REGNAT UBIQUE DEUS.
ERA T.C.XXXI (4)
Una mujer amada por Dios yace en este sepulcro, que fue condesa
de nombre Teresa. Falleció el día nueve de junio. Digna de que todos la lloren,
levantó la iglesia y el puente para los peregrinos, siendo parca consigo y
generosa con los pobres. Dios trino, que está y reina en todas partes, le dé el
Reino eterno. Era 1131 (año 1093) (4)
Sepulcro de doña Teresa en el testero del Evangelio del abside |
En cuanto al claustro, después de que San Zoilo quedara definitivamente unido a la
Congregación de San Benito en 1532 comenzó un periodo de esplendor en el que el
monasterio dejó de tener abades comendatarios y ya pudo elegir a sus
superiores, en el que el segundo abad elegido por la congragación en esta nueva
etapa fray Gaspar de Villarroel, ya pudo decidir emprender su reconstrucción total como elemento necesario dentro del proceso de renovación espiritual que estaba
experimentando la orden benedictina, que al aceptar la clausura perpetua,
necesitaba de nuevos recintos adecuados a la oración y el estudio.
Claustro |
Las trazas del claustro
bajo se atribuyen a Juan de Badajoz
el Mozo, arquitecto principal de San Benito de Sahagún, donde Villarroel
había sido profeso. Las obras comenzaron en 1537 por el ángulo nororiental, de
acceso al templo, y siguieron por la panda este, con labor escultórica a cargo de Miguel
de Espinosa y Esteban Jamete, la parte de mayor calidad. Después de varios periodos de
inactividad intervinieron Pedro de Castrillo, que trabajó en la panda
sur, donde se desconoce quién fue el escultor, con labor de menor calidad, y
Juan de Celaya, al que se le deben la panda oeste, con labor escultórica de
Antonio Morante, de una calidad equiparable a la de Espinosa, y la terminación
de la panda norte, de la que no se sabe quién fue el escultor. Según una
inscripción en una de las bóvedas de la panda norte el claustro bajo éste quedó terminado en 1577, bajo el abadiato de
fray Ambrosio de Nájera.
“Este claustro se acabó ha trece de julio, año del señor de
1577, siendo abad F. Ambrosio de Nájera. Salió de ésta general, siendo abad, F.
Cristóbal de Agüero. El arquitecto Juan de Celaya lo acabó”
Claustro bajo (1) |
Cada panda del claustro
bajo presenta seis tramos cubiertos con bóvedas de terceletes cuyos nervios
apoyan en ménsulas muy desarrolladas y abren al jardín mediante arcos apuntados
de molduras planas apoyados sobre pilastras cajeadas sobre un basamento
corrido. En el exterior, los arcos están flanqueados por contrafuertes
rectangulares que culminan en columnillas estriadas que sustentan pirámides con
bolas.
Los terceletes de las bóvedas muestran tres distintos
modelos, destacando los ángulos, con combados formando un cuadrifolio central.
En las claves aparecen bustos, pinjantes y otros detalles decorativos más
planos con cabezas de angelitos o tarjetas con inscripciones. Los plementos
también presentan decoración escultórica heráldica, con personajes, jarrones y
cabezas de angelitos flanqueados por bandas y elementos vegetales. Las ménsulas
están decoradas con bustos de personajes bíblicos identificados con cartelas o
calaveras. En los pilares aparecen escudos, bucráneos, medallones…
Los tres tipos de bóvedas del claustro bajo (5) |
Detalle de las bóvedas |
Arquitectónicamente hay una pervivencia del Gótico pero en lo decorativo ya muestra un repertorio más propio del Renacimiento, con
ornamentación a base de bandas de flores, magistrales bustos perfectamente
diferenciados, geniecillos y motivos caprichosos propios de los grutescos, una
característica propia de las obras de Juan Badajoz el Mozo que también podemos
ver en sus obras en León de la Sacristía del Convento de san Marcos,
la Biblioteca de la Colegiata de san Isidoro
y de la Catedral o en la Capilla de don
Juan Manuel en el Convento de san Pablo de Peñafiel.
La labor escultórica desarrolla la Genealogía de Cristo y la Genealogía de San Benito. La Genealogía de Cristo ocupa trece tramos y se basa en el Evangelio de san Mateo, el Evangelio de san Lucas y el Libro de Isaías. Comienza por Adán y Eva en las ménsulas que flanquean la puerta del templo en la panda norte, aunque este tramo del ángulo noreste, el que contiene la puerta de la iglesia, salvo por las ménsulas, es una excepción porque está dedicado a la fundación del monasterio. Así, en la bóveda aparecen los escudos de don Gómez Díaz, de doña Teresa Peláez y dos más de la abadía, con dos palmas del martirio, referencia a la primitiva doble advocación, san Zoilo ocupa la clave central, pues con el tiempo sólo se mantuvo ésta, en una secundaria está san Félix y en las otras tres secundarias aparecen San Benito como fundador de la Orden benedictina, santa Escolástica, su hermana, y María Magdalena como titular del templo parroquial incorporado a san Zoilo en 1479. En los plementos están representados los fundadores y miembros de su familia identificables mediante cartelas.
Decoración de la bóveda del ángulo noreste del claustro bajo, dedicada a los fundadores del monasterio |
Clave con san Zoilo en la bóveda dedicada a la fundación del monasterio |
La Genealogía de Cristo sigue por la panda este hasta la Genealogía
de María como madre de Cristo y continúa por la sur con el Árbol de Jesé.
Ménsulas de Abraham, Rebeca y Moisés en la panda este |
Las ménsulas externas de la crujía este y dos de la sur en
vez de bustos muestran calaveras que hacen referencia al tránsito hacia la
muerte en un lugar de paso obligado de los monjes con los cadáveres de los
hermanos fallecidos para celebrar las exequias en el templo, y también
estaba en esta zona la sala De profundis, donde se
rezaba un salmo para desear el reposo eterno de los difuntos.
Ménsula con calaveras |
La última bóveda meridional y la primera de la panda oeste
están dedicadas a los macabeos, caudillos del pueblo judío y a personajes
hostiles al mismo. Los macabeos, mártires judíos que se negaron a adorar a los
dioses griegos impuestos por los seleúcidas en el año 164 aC., se utilizan como
ejemplo de actuación por su observancia de la ley y su defensa de la religión
frente a la idolatría, dispuestos incluso a morir por ello. Los personajes con
connotación negativa de la siguiente bóveda buscan reforzar el carácter
ejemplar del resto de protagonistas del ciclo escultórico.
En cuanto a la Genealogía de san Benito, con la que los
monjes de San Zoilo reconocieron a su fundador como el modelo a seguir, ocupa
las ocho bóvedas restantes, en la panda oeste y la norte, y se basa en la Aprobación de la Regla y orden del
gloriosísimo Padre San Benito. Todos los personajes están identificados con
su correspondiente cartela, aunque la repetición de algunos nombres hace dudar.
Aparecen reyes y emperadores como representantes del poder terrenal, papas como
representantes del poder espiritual, abades, monjes y monjas eruditos… y las
ménsulas están protagonizadas por un Apostolado y los cuatro Evangelistas.
Aunque apenas quedan restos de pintura negra que enmarcan
los caracteres latinos cincelados y algunos otros pequeños detalles, la
escultura del claustro estuvo policromada, de ahí que los ojos de todos los
rostros no estén cincelados, lo mismo que ocurre en la sacristía de San Marcos de León, que sí conserva la policromía.
Esquema publicado en la tesis doctoral de Lorena García con la ubicación de las puertas y otros elementos destacables del claustro bajo (5) |
Esquema del ciclo iconográfico del claustro bajo publicado en la tesis doctoral de Lorena García (5) |
En la esquina este de la panda norte está la puerta de la iglesia o Puerta de las Procesiones, que recibe ese nombre porque desde ahí se iniciaban los recorridos procesionales por el claustro. Atribuida a Juan de Badajoz el Mozo, el vano es un arco escarzano abocinado apoyado sobre pilastras dóricas, los dos decorados con un entramado reticulado, y está flanqueado por columnas abalaustradas que soportan un entablamento y un frontón triangular en las enjutas muestra dos tondos con el profeta Daniel, modelo de sabiduría y justicia y prefiguración de Cristo porque se salva de los leones, y la sibila Europa, que vaticinó el episodio de la Huida a Egipto. El frontón, decorado con crestería de flameros flanqueados por dragones, contiene un pelícano, emblema eucarístico, está coronado con un Crucificado, que junto con las figuras de Adán y Eva en las ménsulas que flanquean el vano y que inauguran el ciclo iconográfico de la Genealogía de Cristo, también simbolizan la redención del pecado humano a través del sacrificio de Cristo.
Ángulo noreste del claustro bajo, con la Puerta de las Procesiones de frente y la puerta de la sacristía a la derecha |
Puerta de las Procesiones |
A la izquierda de la Puerta de las Procesiones se ubica el nicho sepulcral de Alonso Barrantes (†
1627) y Juan Díaz de Lavandero († 1631), dos abades y
generales de la Orden cuyos restos fueron reunidos en este nicho, según una
inscripción, en 1633. Es un arco escarzano sobre pilastras que aloja el escudo
general de las abadías benedictinas, el mismo que figura en la fachada norte y
en la Crónica General de la orden de San
Benito de Yepes editado en 1609 al que se le añadió el lema latino “IN
ETERNUMET ULTRA”.
Nicho sepulcral de los abades Alonso Barrantes y Juan Díaz de Lavandero |
Ya en la panda este
lo primero que nos encontramos es un nicho con una escultura de Cristo atado a la columna de tamaño
natural realizada en piedra caliza y de cuya autoría y datación en el siglo XVI,
pero sin poder precisar fecha, no hay unanimidad entre los especialistas,
atribuido a Antonio Morante por unos y a Miguel de Espinosa por otros. Está
atado con una soga enroscada a una columna alta, tradicional en el siglo XVI, y
elevado sobre un pequeño pedestal adoptando un contraposto que permite observar
su musculatura. Se trasladó aquí procedente de la capilla funeraria de los
condes a los pies del templo, donde estuvo hasta 1963 y antes también había
estado en un retablo descubierto en 2011 en el muro oriental del patio jesuita.
Cristo atado a la columna en el claustro bajo |
Después está la puerta de acceso a la sacristía desde el claustro, un sencillo arco de medio punto sobre
pilastras, un ámbito al que también puede accederse desde el transepto de la
Epístola. Es una estancia rectangular cubierta con bóveda de cañón decorada con
yeserías que data de la primera mitad del siglo XVII, realizada por Juan de la Sierra y Pedro de Verdes. Recibe la luz de tres
vanos y también comunica con la sala capitular, dispuesta a continuación en esta
crujía este del claustro. Aloja una cajonería de nogal del siglo XVI pero tras
las desamortizaciones perdió su rica decoración pictórica. Hoy expone una
pintura probablemente del último cuarto del siglo XVI con el Martirio de San Zoilo, cuatro pinturas anónimas
del siglo XVII con San Benito, Santa Magdalena Penitente, un retrato de
Alejandro VII, San Francisco de Paula y otra de la primera mitad del siglo XIX
con el retrato del abad fray Fulgencio del Campo.
Sacristía |
Sobre la cajonería destaca un sagrario clasicista procedente
del retablo mayor de la iglesia del convento de Santa Clara de Carrión regalado
a San Zoilo por la madre sor Luisa de la Ascensión entre fines del siglo XIX y
comienzos del XX y se ubicó bajo el coro hasta la década de 1940. Después ocupó
la peana del retablo de San Benito hasta que en 2005 fue trasladado a la
sacristía. Presenta una estructura de dos cuerpos sobre amplio zócalo. En el
inferior, separadas por columnas entorchadas corintias, muestra las pinturas de
San Pedro y San Pablo flanqueado una tabla central con dos ángeles que sujetan
un cáliz. En el superior hay también tres óleos, separados por columnas
estriadas, con san Juan Bautista y san Juan Evangelista flanqueando el escudo
de la Orden franciscana.
Sagrario del convento de Clarisas de Carrión |
En la sacristía también se exponen, dentro de unas vitrinas
especialmente acondicionadas en relación a factores lumínicos y ambientales,
dos grandes paños islámicos de seda, uno azul y otro rojo, que combinan
simétricamente animales fantásticos y flores, en excelente estado de
conservación, hallados en 2004 en una de las dos arcas de la iglesia y
seguramente donados por algún miembro de la familia Banu-Gómez. En 2012 ambos
fueron declarados Bien de Interés Cultural con categoría de Bien Mueble.
El paño azul, que podría proceder del sepulcro de doña
Teresa, mide 275 x 208 cm. y es una pieza completa de telar que podría haber
sido una colgadura mural ornamental. Combina elementos sasánidas y bizantinos y
presenta frisos de águilas bicéfalas y rosetas. A la altura de los cuellos de
las del friso superior se localiza una banda epigráfica de caligrafía árabe
ornamental de carácter cúfico simple en amarillo sobre rojo de complicadas
lectura e interpretación para los especialistas, que consideran que es una
imitación incorrecta y muy fragmentada del texto árabe de alabanza a Alá de las
bandas que adornan tejidos fatimíes y andalusíes de los siglos X-XI. Además, en
tres de sus ángulos cuenta con signos pintados sobre la tela que podrían ser
los símbolos de los tejedores o de los mercaderes que los comercializaron.
Inscripción en cúfico simple en el paño azul (2) |
Signos pintados en uno de los ángulos en el paño azul (2) |
Los especialistas lo fechan entre los siglos X y XI y si
perteneciera al sepulcro de la condesa tendría que ser anterior a 1093, año de
su muerte. Se cree que se habría realizado en Al-Andalus o en un taller
cristiano del sur de Italia.
Detalle del paño azul |
La pieza roja podría haber estado en el arca de las
reliquias de los santos titulares del monasterio. Mide 236 x 142 cm. y también
es una pieza completa, quizá un cortinaje, que los especialistas fechan en el
siglo XI con características técnicas más antiguas, propias de Irán o Asia
Central. Se organiza mediante medallones perlados con aves enfrentadas de
espaldas separadas por el árbol de la vida, una composición común en el arte sasánida
y en zonas de influencia ya en el periodo islámico.
Paño rojo |
En la panda sur estaba el refectorio, hoy incorporado al hotel, con otra portada de medio punto sobre pilastras abocinado y con una dovela central con un motivo avolutado y ornamentado con hojarasca.
|
Antigua sala capitular, hoy parte del hotel (1) |
Portada del refectorio |
En el tramo más al sur de la panda oeste hay una puerta de arco carpanel abocinado sobre
pilastras cajeadas con dos tondos con los bustos de los santos Gregorio y
Benito en la parte superior. Comunica con la escalera de acceso al claustro alto, realizada en 1566 y a la que
no se puede acceder porque también forma parte de las dependencias del hotel.
En el último tramo de esta misma panda está la puerta que separa este claustro
del patio neoclásico desarrollado a continuación y que antes comunicaba con la
portería del convento, también con arco carpanel sobre pilastras cajeadas.
Portada de la escalera en el ángulo suroeste |
Escalera de acceso al claustro alto en el ángulo suroeste (1) |
El claustro alto
se inició en 1578 y se acabó en 1604, bajo el abadiato de fray Alonso
Barrantes. A falta de documentación que lo corrobore, hay autores que atribuyen
las trazas a Pedro de Torres, que
también habría realizado labores escultóricas, apreciándose su mano en los
tondos con los bustos de San Zoilo y San Benito, y otros que consideran que
fueron obra de Juan Ribero de Rada,
que está constatado documentalmente que por esas fechas dio trazas en el
monasterio para “un cuarto de casa” desaparecido, un maestro formado en la
tradición gótica tardía hispana que trabajó en el convento de San Francisco de
Medina de Rioseco, en la Catedral Nueva y en el pórtico de San Esteban de Salamanca
y en otros monasterios benedictinos, como San Pedro de Cardeña y San Pedro de Arlanza en Burgos o San Benito de Valladolid. En la
labor escultórica intervinieron Juan de Bobadilla y Pedro de Cicero.
Se organiza mediante tramos separados por pilastras cajeadas
entre las que se ubican antepechos macizos que soportan arcos escarzanos pareados
sobre columnas y semicolumnas con capiteles elevados por un fragmento de
entablamento. Cuando el convento fue rehabilitado como Seminario Menor de la
Diócesis en 1891 para evitar el frío se sustituyeron las contraventanas de
madera por cristaleras.
Arcadas del claustro alto |
La labor escultórica se centra en medallones en las enjutas
centrales de cada lienzo, donde podemos ver representados a los fundadores, otros
miembros varones de la familia, todos con atributos militares, y a santos. Don
Fernando Gómez, san Juan Bautista, primitiva advocación del cenobio, y don
Diego Gómez ocupan la crujía este. Don Gómez Díaz, doña Teresa Peláez y don
Pelayo Gómez están en la sur. Los santos Félix, Benito y Leandro se encuentran
en la oeste. Y los santos Ildefonso, Zoilo y Agapio están en la norte. El
acceso al interior está vetado a las visitas turísticas porque forma parte del
hotel.
Tondos con los condes don Gómez Díaz y doña Teresa Peláez, fundadores del monasterio |
Tondos de los santos Agapio, Benito y Zoilo |
Galerías del claustro alto (1) |
Si no leísteis el artículo anterior del Monasterio de San Zoilo en Carrión de los Condes a lo largo de su historia, podéis acceder a él en este enlace.
Referencias:
(5) GARCÍA GARCÍA, L., Evolución
del patrimonio religioso en Carrión de los Condes, Palencia, desde la Baja Edad
Media hasta nuestros días, Tesis doctoral presentada en la Facultad de
Filosofía y Letras, Universidad de Valladolid, 2012.
Fuentes:
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templos románicos hispanos: morfologías, usos litúrgicos y prácticas cultuales”.
En HUERTA HUERTA, P. L. (coord.), Espacios
y estructuras singulares del edificio románico, Aguilar de Campoo,
Fundación Santa María la Real, 2008, pp. 93-119.
DOKMAK, A. M. y SAYED, Z. S., “Aportaciones de la epigrafía
árabe en el arte románico español. Una facete de la cultura árabe–islámica
medieval”, Mundu bat begirada anitz-Un
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del patrimonio religioso en Carrión de los Condes, Palencia, desde la Baja Edad
Media hasta nuestros días, Tesis doctoral presentada en la Facultad de
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Castilla y León: porticos y galileas”, Gesta, vol.
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Bivar e nos de los condes de Carrión. Los Banu-Gómez de Carrión a la luz de
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Y GALÁN, J. L., "Imágenes explícitas y evocadas en espacios restringidos y
otros ámbitos de acceso limitado", La
imagen en el edificio románico: espacios y discursos visuales, Aguilar de
Campoo, Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico, 2015, pp. 46-83.
BANGO
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arquitectura medieval española”, Anuario
del Departamento de Historia y Teoría del Arte, Universidad Autónoma de
Madrid, Vol. IV, 1992, pp. 93-132.
Comentarios
Gracias.
te felicito
abrazo desde Miami
No puedo más que felicitarte por este enorme y estupendo estudio del claustro de San Zoilo. La de veces que le habré paseado, la de fotos que tengo de él y nunca me había parado a estudiarlo en profundidad hasta hoy.
Decirte que ¡mil gracias!, Sira. :-D