El Ciclo de la Pasión de Cristo en el Arte
Estamos en plena Semana Santa, los días en los que el mundo cristiano conmemora la
Pasión de Cristo, representada en el arte a través de uno de los ciclos
iconográficos más largos pero también de los más tardíos, pues en el arte paleocristiano
no se representa la Crucifixión y en Bizancio, aunque aparece, no es muy
habitual.
Maestà de Duccio di Buoninsegna, retablo de comienzos del siglo XIV conservado en el Museo dell'Opera del Duomo de Siena, que contiene uno de los ciclos de la Pasión más completos que se conocen |
Pero el
Ciclo de la Pasión también es uno de los más representados a partir del Gótico
porque junto con la Pascua de Natividad, que se celebra en la Navidad, la Pascua
de Pasión y Resurrección era habitual que se conmemorara con una puesta en
escena en la propia iglesia, con secuencias que incluso influyeron en la propia
iconografía adoptada en el ciclo en las obras plásticas.
Entrada en Jerusalén
Aunque
estrictamente hablando el ciclo tendría que incluir desde el arresto de
Jesucristo hasta su muerte, lo habitual es que comience con la Entrada en Jerusalén, narrada por los
cuatro Evangelistas de forma muy similar. Jesús se dirige a Jerusalén para
acudir a las celebraciones del templo con motivo de la Pascua judía montado en
asno y acompañado de sus discípulos y cuando está llegando a la ciudad sus
seguidores salen a recibirle cantando el Osana. Es un episodio que persigue que se
cumpla una profecía de Zacarías que anunció que el Mesías llegaría a Jerusalén
montado en burro. En el Evangelio de Juan
se dice que los seguidores tomaron ramas de palmera y salieron a su encuentro, de
ahí la costumbre del Domingo de Ramos. En el Evangelio de Mateo no se habla de ramas sino de que le tiraban sus
mantos para que Él los pisara.
Entrada en Jerusalén (1), pintura mural procedente de la ermita de San Baudelio de Berlanga, en Soria |
Los Actos de Pilatos completan la narración
diciendo que fueron los “hijos de los hebreos”, forma de denominar a los
judíos, los que salieron a recibirle, algo que en el arte ha dado pie a una
interpretación errónea y puede que aparezcan niños saliendo a recibirle.
También se habla de que Zaqueo, que era bajito y no podía ver lo que sucedía,
se subió a un árbol, algo que también puede verse representado.
Entrada en Jerusalén en la Maestà del Duccio |
Expulsión de los mercaderes del templo
Una vez
en la ciudad, Jesús entró en el templo, donde había muchos mercaderes haciendo
sus negocios, se enfada porque ve la casa de su Padre convertida en un mercado
y los expulsa dándoles latigazos. Aunque el episodio también es narrado por los
cuatro Evangelistas, no se ponen de acuerdo sobre su ubicación en el tiempo. El
Evangelio de Juan lo relata al
comienzo de la vida pública de Jesús y es precisamente su relato el que suele
representarse incluido en el ciclo de la Pasión. Jesús vuelca las mesas de los
mercaderes y les echa fuera del templo, y hay vendedores de bueyes, ovejas y
palomas si la fuente es Juan.
Expulsión de los mercaderes del templo de El Greco en la iglesia de San Ginés de Madrid (2) |
Lavatorio de pies
Justo
antes de la Última Cena puede
aparecer El Lavatorio de pies, un
episodio que sólo se narra en el Evangelio
de Juan y que responde a la costumbre oriental en la que los criados de una
casa lavaban los pies a los invitados a un banquete. Se le representa al propio
Jesús en ese acto como demostración de su humildad. En Bizancio es habitual que
Cristo esté de pie, porque se entendía como demasiado humillante que estuviera
arrodillado, como aparece representado en occidente.
Lavatorio de pies de Tintoretto en el Museo Nacional del Prado de Madrid (3) |
Última Cena
La
Última Cena es una de las escenas cumbres del ciclo, de ahí que vaya a
dedicarle un post monográfico que publicaré en breve.
Lavatorio y Última Cena en la Maestà del Duccio |
Oración en el Huerto
Terminada
la cena, Jesús se retira a orar, acompañado de algunos de sus discípulos, al
Huerto de los Olivos o de Jetsemaní. La fuente más utilizada es el Evangelio de Lucas. Es como una última
tentación porque Jesús le pide a su padre que le libre de la muerte. Sufre pero
es confortado, o por Dios Padre o por un ángel. Después del siglo XVI puede
aparecer un cáliz con la Sagrada Forma en la escena, que aunque no tiene ningún
sentido narrativo busca reflejar el pasaje en el que Cristo le dice a su padre:
“aparta de mí este cáliz”, alusión simbólica a su sacrificio.
Oración en el huerto en una vidriera de la iglesia de la Cartuja de Miraflores, en Burgos |
Por lo
menos le acompañan tres de sus discípulos. Aunque en el Evangelio de Lucas no se precisa quiénes son, en el Evangelio de Mateo y el Evangelio de Marcos se dice que son
Pedro, Santiago el Mayor y Juan, sus más allegados.
Duccio
representa los dos momentos simultáneos: Cristo se aparta, duda, es
reconfortado, vuelve donde sus discípulos y les amonesta por haberse quedado
dormidos y expuestos a las tentaciones, ante las que hay que permanecer
vigilantes.
Oración en el Huerto en la Maestà del Duccio |
Prendimiento
La
escena del Prendimiento puede aparecer en combinación con la Oración en el
Huerto, pero si sólo aparece una de los dos, la habitual es la primera. Se supone que
sucede de noche. Los soldados llegan con el populacho que porta antorchas y
faroles. Se elige el momento en el que Judas besa a Jesús, señal para
identificarlo ante los soldados. Santiago de la Vorágine en la Leyenda Dorada dice que fue necesario
porque se parecía mucho a Santiago el Mayor, que era su primo. De todos modos,
no hay que olvidar que era un saludo normal al maestro y no tenía que levantar
sospechas. Los Evangelios no dicen
dónde le besa; lo normal era en la mano pero en las representaciones lo hace en
la mejilla; también puede abrazarlo o incluso besarlo en la boca, como en
Giotto. A Judas se le representa feo, a veces pelirrojo y suele vestir de
amarillo, color de la traición.
El Evangelio de Lucas y el Evangelio de Juan hablan de las
distintas reacciones de los discípulos: Pedro se vuelve violento y le corta la
oreja a Malco, siervo del Sumo Sacerdote que iba entre la multitud, pero Jesús
le sana y conmina a Pedro para que se aplaque. Se elige este pasaje para
contraponer la violencia de Pedro con la mansedumbre de Jesús que, tras haber
orado, acepta todo lo que le va a ocurrir porque es su misión. El resto de los
discípulos salen corriendo. El Evangelio
de Marcos incluso relata cómo uno de ellos fue agarrado por el manto pero
logra huir desnudo.
El Beso de Judas, el Prendimiento y Pedro cortándole la oreja a Malco en la Maestà del Duccio |
El Beso de Judas, el Prendimiento y Pedro cortándole la oreja a Malco de Fra Angelico en una de las celdas del Convento de San Marcos de Florencia |
Proceso
El
siguiente pasaje es el Proceso. Jesús
sufre un proceso religioso ante el Sanedrín y otro civil ante Pilatos. Aunque
es un pasaje largo sólo aparece completo en ciclos muy extensos. Según
el Evangelio de Juan se le juzga por
blasfemo por decir que es el Mesías. Primero le llevan, atado, ante Anás, que
no se pronuncia y lo remite a Caifás, presidente del Sanedrín y su yerno. El
pasaje ante Anás es muy excepcional y es más normal representarlo ante Caifás. A veces se suman ambos y la comparecencia se realiza ante los dos
personajes aunque en el pasaje evangélico sean dos escenas sucesivas.
Cristo ante Anás y Primera negación de Pedro en la Maestà del Duccio |
Caifás
interroga a Jesús y como éste afirma que es hijo de Dios, Caifás se rasga las
vestiduras, precepto judío cuando se oye una blasfemia, y el Sanedrín le
condena a muerte.
Cristo de los ultrajes
Tras el
interrogatorio, Caifás, igual que después hará Pilatos, entrega a Jesús al
populacho para que se burle de él. Le ponen una venda en los ojos y comienzan
a pegarle, escupirle, insultarle... reclamándole, ya que se dice profeta, que
adivine quién se lo hace. La escena se distingue de la Coronación de Espinas porque aquí lleva venda en los ojos y no
corona.
Negación de Pedro
La Negación de Pedro es una escena
accesoria. En la Última Cena, cuando los discípulos se escandalizan cuando
Jesús les comunica que uno de ellos le va a traicionar, les replica que no lo
hagan porque todos serán escandalizados de Él, y cuando Pedro contesta que él
no lo hará, Jesús le dice que le negará por tres veces antes de que cante el
gallo, y aunque Pedro será el único que le acompañe tras ser detenido, ya que
los demás huyen, cuando es reconocido como uno de sus seguidores, lo niega en tres
momentos distintos y cuando el gallo canta se da cuenta de que se ha cumplido
lo que Jesús le dijo en la Cena. Por eso a veces el gallo es atributo de Pedro.
Su representación, que desaparece tras Trento porque no deja en buen lugar al
Padre de la Iglesia Católica, fue sustituida por las Lágrimas de San Pedro, episodio más honroso y manifestación de su
arrepentimiento tras las negaciones.
Cristo de los ultrajes y Negación de Pedro mientras Cristo está ante Caifás en la Maestà del Duccio |
Comparecencia ante Pilato
Como los
judíos no tenían autoridad sobre las penas capitales, prerrogativa de Roma, necesitaban
que la condena a muerte del Sanedrín fuera ratificada por la autoridad romana,
el prefecto Poncio Pilato. Pero los judíos necesitaban un motivo político que
alegar y aluden a que se ha proclamado Rey de los Judíos, que es un agitador
político que pone en peligro la hegemonía del emperador romano. Se le acusa de
estar en relación con los zelotas y hasta de ser uno de sus cabecillas,
movimiento que tiene su origen en Galilea, patria de Jesús y de todos sus
discípulos salvo de Judas, que es quien le traiciona.
Cristo ante Pilato en una sarga de Oña en el Museo de Burgos |
Los Evangelios tratan a Pilato de forma
amable y cargan las culpas de la muerte de Jesús en los judíos. Pilato parece
querer salvarle de algo que considera injusto y primero dice que el tema no le
incumbe y le manda a Herodes Antipas, tetrarca de Galilea a las órdenes de Roma
que, como no tiene autoridad alguna, lo remite de nuevo a Pilato después de
vestirle de blanco.
Cristo ante Herodes en la Maestà del Duccio |
Cristo ante Pilato tras haber estado ante Herodes en la Maestà del Duccio |
Los
siguientes intentos de salvarle son diferentes en los Evangelios Sinópticos. En Pascua el gobernador tenía la costumbre
de liberar a un preso. Decide sacar a uno de los más peligrosos y sanguinarios,
Barrabás, y pregunta al pueblo a quien quiere que salve esperando que diga a
Jesús, pero el pueblo pide salvar a Barrabás. Es una escena que se representa
excepcionalmente.
Flagelación
El Evangelio de Mateo y el Evangelio de Marcos colocan la Flagelación justo antes de la Crucifixión, cuando ya ha terminado el
proceso. Sin embargo, el Evangelio de Lucas
y el Evangelio de Juan la sitúan
antes porque es como otro intento de Pilato de salvar a Jesús aplicándole un
severo castigo y confiando en que el pueblo se conforme con eso, de ahí que
todavía no porte la corona de espinas. Jesús aparece semidesnudo y atado a una
columna. En la Edad Media la columna es alta y delgada porque toma como
referencia una reliquia custodiada en Jerusalén de estas características, pero
a partir del siglo XVI la columna suele ser baja y gruesa porque se toma otra
reliquia, la custodiada en la Basílica
de Santa Práxedes en Roma.
Flagelación en la iglesia de San Maurizio de Milán |
Estas
escenas sufren un proceso de dramatización a medida que avanza el Gótico,
influyendo en ello los Dramas Litúrgicos
o Misterios, de gran arraigo popular en el Gótico final con los dos temas ya
mencionados de la Natividad y Pasión, tradición que se mantiene en la
actualidad. También
a fines del Gótico, con el auge del culto mariano, puede aparecer la Virgen
entre el tumulto. Los Evangelios
dicen que fueron cuarenta latigazos, pero este hecho también se exagera y Santa
Brígida, en sus visiones, llega a afirmar que fueron más de cinco mil.
Coronación de Espinas
Otra de
las vejaciones que sufre Cristo en su Pasión es la Coronación de Espinas. El relato de los Evangelios varía. Pilato entrega a Cristo a los soldados para que
hagan con él lo que quieran, y como ha sido condenado por proclamarse Rey de
los Judíos, le disfrazan de Rey para mofarse, con una túnica roja, color de los
emperadores, un manto, una corona de espinas y una vara como cetro. En un
primer momento la corona de espinas no se representa como un suplicio sino como
una simple burla, pero con el tiempo se va exagerando su importancia y
haciéndose más evidente, convirtiéndose en un tema frecuente en el Gótico,
coincidiendo con la adquisición de San Luis de Francia de la reliquia de la
corona de espinas y la construcción de la Sainte Chapelle para albergarla. La
escena adquiere más importancia en los ciclos y con el tiempo se exageran las
heridas que produce. Santa Brígida describe que la corona descendía hasta casi
el centro de la frente y que la sangre corría abundantemente por el rostro de
Cristo.
Flagelación y Coronación de espinas en la Maestà del Duccio |
Coronación de espinas y Flagelación en el retablo mayor de la colegiata de San Antolín de Medina del Campo |
Ecce Homo
El
siguiente pasaje relata cuando Pilato saca a Jesús al balcón del Pretorio y lo
enseña al pueblo exclamando “Ecce Homo”
(he aquí al hombre). Su intención es salvarle dando el castigo recibido por
suficiente, pero el pueblo pide su crucifixión y Pilato no tiene más remedio
que condenarle. Esa frase da lugar a un modelo iconográfico en el que Jesús
aparece con las manos atadas, una soga al cuello, semidesnudo y mostrando las
heridas de los latigazos, a veces con manto púrpura y coronado de espinas. Es
una representación que persigue conmover y se convierte en independiente en el Gótico final como imagen icónica de
piedad, fuera del Ciclo de la Pasión. Es propia de esta época, en el ámbito de
la exacerbación de la violencia para conmover al fiel.
Tablas del Ecce Homo y Cristo atado a la columna en el Museo Machado de Castro de Coímbra |
Pilato lavándose las manos
Pero como
Pilato sigue convencido de la injusticia que se va a cometer, según el Evangelio de Mateo, se proclama inocente
de la sangre del justo y se lava las manos, gesto simbólico de inocencia judío
y no propio de los romanos (en el acervo
popular el gesto ha quedado como símbolo de no querer saber nada de un asunto,
desentenderse de algo). Es
una representación que siempre aparece en los ciclos porque supone el fin del
proceso.
Pilatos lavándose las manos en la Maestà del Duccio |
Cristo camino del Calvario o Cristo con la
Cruz a cuestas
Cristo
sale del Pretorio camino del suplicio. Se le condena a crucifixión, un suplicio
de procedencia persa que pretende no profanar la tierra con los cadáveres de
los condenados, porque es la ejecución romana para las gentes de estatus social
bajo, la más ignominiosa. Los miembros de la clase alta eran condenados a morir
decapitados, por eso, aunque san Pedro fue crucificado, san Pablo, que era ciudadano
romano, fue decapitado. La condena judía habitual era por lapidación, que es
como muere, por ejemplo, san Esteban.
Según el
Evangelio de Juan Cristo cargó la
cruz él solo, algo habitual en la condena. Sin embargo los Evangelios Sinópticos relatan que como estaba muy débil tras los
suplicios y no podía con ella, los soldados llamaron a Simón de Cirene para que
la cargara él. Son dos versiones que dan lugar a representaciones diferentes en
las que puede aparecer Cristo que lleva la cruz solo, llevándola el Cireneo
solo o cargándola los dos. La escena puede presentar otros personajes.
El Evangelio de Lucas dice que le seguían mujeres llorando y otros personajes
insultándole. Otra figura secundaria es la Verónica, que le enjuga el rostro y
éste queda marcado en el paño.
Cristo camino del Calvario ayudado por el Cireneo y con la Verónica arrodillada en el retablo de la Santa Cruz de la iglesia de San Lesmes de Burgos |
También
puede aparecer la Virgen, siempre con nimbo, aunque salvo en el Evangelio de
Juan, que la sitúa al pie de la cruz, los Evangelios
Sinópticos no la mencionan durante toda la Pasión. Pero cuando el culto a
la Virgen adquiere gran importancia y, sobre todo, a partir de san
Buenaventura, la Virgen aparece incluso ante Pilato, en la Flagelación... como
testigo que presencia el sufrimiento de su hijo, trazándose una Pasión
paralela, la Compassio Mariae. Las Actas
de Pilato, Apócrifo del siglo II, introduce a María y a otros personajes
secundarios, como Juan, que acompaña a la Virgen y también está al pie de la
cruz, por lo que es normal que también hiciera el camino del Calvario; o dos o
tres santas mujeres; una de ellas puede ser María Magdalena, que va de rojo,
con el pelo suelto y generalmente rubio; también pueden aparecer los dos ladrones
que después son crucificados junto a Cristo, desnudos y con las manos atadas.
Subida al Calvario en la iglesia de San Maurizio de Milán |
Cristo de la Paciencia o de la Humildad
Una vez
que Cristo llega al monte Calvario, espera a que realicen el proceso previo a su
ejecución. En las representaciones aparece sentado en una roca, desnudo o con
un simple paño porque era costumbre que los soldados se repartieran las
vestiduras de los condenados. En este caso se dice que se la jugaron porque
como no tenía costuras no se pudo partir. Esta escena no es habitual en la Edad
Media pero sí la del Cristo de la
Paciencia, esperando su condena. Puede ampliarse con otros personajes y
también extraerse como otra imagen de piedad, igual que la del Ecce Homo.
Cristo de la Paciencia de Pedro Roldán en un retablo de la iglesia del Hospital de la Caridad de Sevilla |
Crucifixión
Puede
aparecer simplemente el Crucificado o
ser una escena que recrea el acontecimiento histórico, con más personajes. No
se encuentra antes del siglo VI y va introduciéndose muy poco a poco, sin
imponerse hasta los siglos X o XI.
Por ser
otra de las escenas cumbres del ciclo, le dedicaré otro post aparte.
Crucifixión en la Maestà del Duccio |
Crucifixión en la Capilla de San Blas del claustro de la catedral de Toledo |
Descendimiento
Igual que la Crucifixión,
su representación es tardía, surgida en el siglo IX en Bizancio, y es puramente
narrativa, sin valor litúrgico o simbólico especial. Los relatos evangélicos
coinciden, más o menos. en que Cristo muere en viernes. El sábado es el día sagrado de
los judíos, en el que no pueden trabajar, por lo que se hace necesario bajarlo
de la cruz para no esperar al domingo para poder enterrarlo. Un judío rico
seguidor de Jesús, José de Arimatea, miembro del Sanedrín, fue a hablar con
Pilato para solicitar permiso para bajarle de la cruz y enterrarle el mismo
viernes.
La representación tiene dos momentos: cuando lo están
desclavando y cuando lo bajan. Los Evangelios no
coinciden en el número e identidad de los presentes, pero la fuente más
detallada es las Actas de Pilato, que enumera a seis.
Siempre está José de Arimatea, que es el que también compra el sudario y cede
su propia sepultura para el enterramiento; es el único que coincide en todas
las fuentes junto con Nicodemo, magistrado fariseo amigo de Jesús que ayuda a
desclavar a Cristo. Arimatea es más mayor y va más ricamente vestido. Suele ser
el que coge directamente el cuerpo, labor más digna. Nicodemo es más joven y
suele estar quitando los clavos.
Descendimiento en uno de los machones del claustro del monasterio de Santo Domingo de Silos |
Descendimiento en la Maestà del Duccio |
Descendimiento en el Museo Diocesano Catedralicio de Valladolid |
Es normal que también aparezcan María y san Juan. El propio Evangelio de Juan,
cuando relata el acontecimiento, sitúa al apóstol allí, junto a la Virgen. En Bizancio
y en el Románico se sitúan igual que en la Crucifixión,
a derecha e izquierda, de pie y Juan con la mano llevándosela a la cara como
gesto de dolor. En el Románico, José de Arimatea es el que coge el cuerpo y
María y Juan son sólo testigos. Avanzando el Gótico, María adquiere mayor
protagonismo y coge el cuerpo.También pueden aparecer las Santas Mujeres, sin
identificar o con María Magdalena destacada.
Deposición
La Deposición puede
confundirse con el Descendimiento y
su representación no es habitual porque no aporta demasiado. Representa el
momento en el que, una vez descendido, tumban el cuerpo de Cristo en una piedra
sobre un paño blanco. Aparece en horizontal sobre una piedra. En la escena
aparecen José de Arimatea y Nicodemo ungiendo el cadáver y María, Juan y otros
personajes.
Deposición en la iglesia de San Maurizio de Milán |
Llanto sobre el
cuerpo de Cristo
El Llanto sobre el cuerpo de Cristo es muy habitual y similar a la Deposición y un tema también bastante tardío, de fines del siglo XII y
característico de Bizancio tardío y del Gótico, vinculado a la Compasio Mariae,
basado en los relatos de los místicos, que insisten en el papel sufriente de
María coincidiendo con su aumento de protagonismo, convirtiéndose en el
personaje principal de la escena.
Llanto sobre Cristo muerto en el retablo de la Santa Cruz de la iglesia de San Lesmes de Burgos |
Es una escena de dolor de los cercanos a Cristo, interesa el
dolor de los allegados en vez de la muerte de Jesús, buscando la complicidad
con el espectador.
Llanto ante Cristo muerto en el Museo Diocesano Catedralicio de Valladolid |
Entierro
Los Evangelios relatan
que Cristo fue enterrado en un sepulcro cedido por José de Arimatea. Hay
representaciones muy fieles que reflejan un sepulcro excavado en la roca, propio
de los enterramientos judíos de la época. Aparecen los mismos personajes que en
el Llanto y refleja el mismo dolor.
En occidente es más habitual un sepulcro normal de la zona.
Entierro de Cristo en la Maestà del Duccio |
Entierro de Cristo en el Museo Machado de Castro de Coímbra |
Traslado a la sepultura
En el Gótico final, para no ser tan repetitivo en un ciclo, el
Entierro puede sustituirse por el Traslado
a la sepultura, en parte ligado al auge de los Autos
Sacramentales y a la
aparición de Cofradías del Santo Entierro, organizaciones seglares agrupadas en
torno a un culto y que atienden a gentes pobres, realizando las ceremonias en
los entierros.
Santo Entierro de Juan de Juni en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid |
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