La iglesia del convento de San Esteban, en Salamanca
Por ello, los propios conventos eran como una extensión de las enseñanzas universitarias, entre los que destacaba el dominico de San Esteban, con una primera fundación en 1250 en la iglesia parroquial de San Esteban a la que posteriormente se añadió la construcción de un primitivo convento del que se conserva muy poco.
Además de por su labor docente, San Esteban también fue protagonista de la cultura europea del periodo, pues gracias al apoyo que Colón recibió del prior y teólogo fray Diego de Deza, una de las figuras más relevantes de la Iglesia durante el reinado de los Reyes Católicos, confesor de Fernando el Católico, fue posible la llegada a América, con las consecuencias de todo tipo que ese acontecimiento tuvo para Europa.
Diego de Deza y Colón en el Monumento a Colón de la plaza de Colón de Madrid, obra de Arturo Mélida de 1885 (1) |
El actual edificio comenzó a erigirse en 1524 bajo el patrocinio de fray Juan Álvarez de Toledo, hijo del II duque de Alba, don Fadrique de Toledo y de Doña Isabel de Pimentel y Zúñiga, obispo de Córdoba y Burgos, cardenal a propuesta de Carlos V y que había sido novicio en el monasterio.
Aunque a la muerte del comitente en 1557, el largo pleito abierto entre sus herederos paralizó las obras, la importancia de la comunidad dominica salmantina, donde se formaban las figuras más destacadas de la Iglesia contrarreformista de la Monarquía Hispánica, ocupando múltiples obispados, hizo posible su reanudación de la mano de distintos arquitectos y comitentes, en una labor artística y de financiación conjunta que explica la grandeza del convento y la mezcla de estilos que presenta, con las obras prolongándose hasta comienzos del siglo XVIII.
Pero llegó el convulso siglo XIX, que hizo estragos en San Esteban. Así, durante la ocupación francesa se convirtió en cuartel, hospital general y albergue de pobres, perdió gran parte de su riqueza artística y la iglesia permaneció cerrada hasta 1814.
Además, las sucesivas desamortizaciones y la disolución de la Orden dominica en 1835 provocaron su forzado abandono y el traspaso de la propiedad al Obispado, que decidió establecer la parroquia de San Pablo en la iglesia, con el resto del convento convertido en cuartel de caballería.
Fotografía del Charles Clifford de mediados del siglo XIX de la fachada de la iglesia. A la derecha se observa que el techado del pórtico del convento ha desaparecido (2) |
El progresivo deterioro parecía imparable hasta que la Comisión de Monumentos se hizo cargo del conjunto y en 1865 convirtió el claustro en Museo Provincial de Bellas Artes tras una restauración, sobre todo de la planta superior, donde se habían tabicado los arcos y se decidió abrirlos de nuevo y colocar vidrieras, además de emprender la recuperación del resto de estancias.
Claustro de los reyes. Grabado de G. A. Gusman poco posterior a 1864. Por esa fecha ya estaban los cristales en la galería alta, acondicionada como sala del Museo Provincial de Bellas Artes (3) |
Galería del claustro alto en la actualidad, ya sin cristaleras |
Con la Orden ya restaurada en España y después del decreto de expulsión de los dominicos en Francia en 1879, San Esteban fue ofrecido a la comunidad de Toulouse como sede para un noviciado y casa de estudios, con lo que el convento, tras cuarenta y cinco años sin frailes, volvió a ser habitado. Además, en 1897 se restauró el Estudio General de Teología nacido en San Esteban en 1222, elevado a Facultad de Teología en 1947 y que todavía sigue en activo.
Aspecto imponente del cuerpo de la iglesia |
Las primeras trazas de la iglesia, en la que fray Juan Álvarez de Toledo se reservó la propiedad y patronazgo de la capilla mayor, el crucero y una de las capillas laterales para fijar su enterramiento, y así lo expresó en su testamento, aunque finalmente sería sepultado en la cripta, se debieron a Juan de Álava, que también trabajó en las de la Catedral Nueva; pero en 1533, y sin que se sepan razones, fray Juan nombró nuevo director de obras al hermano lego dominico fray Martín de Santiago, que vivía en el propio convento, y que realizó modificaciones sugeridas por el propio comitente, como la elevación de las bóvedas de la nave central o la ampliación de la cabecera.
Sección transversal. Se aprecia la gran altura de la nave, ligerísimamente apuntada (3) |
Nave de la iglesia de San Esteban |
El interior puede decirse que es la última y más depurada versión de templo conventual del gótico tardío, a pesar de lo avanzado de las fechas. Presenta planta de cruz latina, nave única, seis capillas por cada lado entre los contrafuertes, crucero cubierto con cimborrio y brazos no sobresalientes, coro alto a los pies y, en este caso, una cabecera profunda porque se pensó para dar enterramiento al fundador.
Planta de la iglesia y complejo trazado de las crucerías de las bóvedas (3) |
Tras la muerte de fray Martín de Santiago, se hizo cargo de las obras Rodrigo Gil de Hontañón, el autor de la solución final del crucero con el cimborrio.
Cimborrio |
Exterior del cimborrio desde el claustro alto |
La nave está cubierta con ricas bóvedas de crucería que transmiten una sensación de continuidad muy distinta a la tradicional fórmula de tramos independientes porque son escasamente apuntadas e incorporan un nervio espinazo que fortalece y enlaza todos los tramos.
Nave de la iglesia con el coro al fondo y la cubierta de crucería con el nervio espinazo que fortalece y enlaza todos los tramos |
En cuanto al ornato, el retablo del altar mayor, de José Benito Churriguera en 1692, se compone de alto zócalo, un primer gran cuerpo arquitectónico que llega hasta el arranque de las bóvedas y otro sobrepuesto que cierra el arco.
Retablo mayor |
El primer cuerpo se articula mediante seis columnas salomónicas colosales cubiertas de uvas y hojas de parra, alusión a la Eucaristía, tabernáculo central y hornacinas con las esculturas de santo Domingo de Guzmán y san Francisco de Asís, que unos autores atribuyen al propio Churriguera y otros a Salvador Carmona. El segundo cuerpo destaca por la pintura del Martirio de san Esteban de Claudio Coello.
Segundo cuerpo del retablo mayor con la pintura del Martirio de san Esteban de Claudio Coello |
Los retablos del crucero se atribuyen al entorno de los Churriguera. El del Evangelio está dedicado a santo Domingo de Guzmán, con una escultura del santo de Salvador Carmona y una pintura con los santos Domingo y Francisco en oración atribuida a Manuel Petit.
Retablo de santo Domingo de Guzmán, con la embocadura de la capilla del Rosario a la izquierda |
Desde este mismo crucero y a modo de arco triunfal, se abre la Capilla del Rosario o de los Anaya-Enríquez, sus fundadores, con la embocadura del arco con pintura mural de Antonio Villamor representando una Coronación de la Virgen y el interior con escenas de la Vida de la Virgen y de la Pasión de Jesús, con otro retablo de los Churriguera.
Capilla del Rosario |
En el crucero de la Epístola se encuentra el Retablo de santo Tomás de Aquino, con escultura de José Larra Domínguez y cuadros de Antonio Palomino.
También en este lado se ubica la Puerta de San José, de acceso al claustro, de arco conopial y menuda y delicada decoración de grutescos.
Puerta de san José, de acceso directo al claustro bajo desde la iglesia |
De entre las capillas laterales, la segunda de la Epístola perteneció al linaje de los Paz y cuenta con un sepulcro parietal con estatua armada de caballero.
Sepulcro en la segunda capilla de la Epístola, capilla funeraria de los Paz |
En la tercera de este mismo lado destaca la pintura mural que prácticamente la cubre por entero, realizada por Villamor y que representa la Pasión de Jesucristo.
Tercera capilla de la Epístola, decorada con una pintura mural con escenas de la Pasión de Cristo por Villamor |
El amplio coro a los pies se alza sobre un arco escarzano de gran luz abarcando dos tramos de la nave en todo su ancho, con una impresionante bóveda de complicada crucería casi plana.
Vista del coro desde la nave |
La iglesia desde el sotocoro, bajo la bóveda casi plana que sustenta el coro alto |
El acceso al coro se realiza desde el ángulo noroeste del claustro alto, a través de una portada plateresca con el escudo de fray Juan Álvarez de Toledo en el ático.
Portada de acceso al coro alto desde el claustro alto |
Lo primero que llama la atención es la espectacular vista de la nave de la iglesia, con el retablo del altar mayor y la cubierta de crucería.
Nave de la iglesia desde el coro alto |
El ámbito cuenta con una sillería trazada por Alonso Balbás a mediados del siglo XVII y costeada por fray Pedro de Tapia, obispo de Córdoba, fray Juan de Épila y fray Francisco de Araujo, obispo de Segovia, el último, enterrado en el propio coro. Su escaso ornato se reduce a hojas talladas en los brazos y otros pequeños detalles en los respaldos, destacando la talla de las misericordias y de la silla prioral, con un cuadro de la Virgen y el escudo de la Orden con una escultura de Santo Domingo de Juan de Mondravilla.
Sillería del coro alto |
El muro del testero está ocupado por La Iglesia Militante y La Iglesia Triunfante, pintura mural de Antonio Palomino fechada en 1705 y financiada por fray Tomás de Reluz, obispo de Oviedo, una gran escena con multitud de figuras, con la Iglesia Militante sobre carro de triunfo junto a santo Tomás de Aquino y la Trinidad rodeada de serafines, el coro de Vírgenes, los Apóstoles y los Mártires, con un lugar destacado para la Virgen, y los santos Juan Bautista, Esteban, Domingo de Guzmán y Antonio de Florencia, además de las Virtudes cardinales y teologales, alegorías de la Ignorancia, el Error, la Herejía y otros vicios y animales que representan los Siete Pecados Capitales.
La Iglesia Militante y la Iglesia Triunfante de Antonio Palomino |
La sacristía, con acceso desde la iglesia a través de la caja de la escalera del claustro mediante una discreta portada que contrasta con el impresionante espacio interior, es obra de los arquitectos Alonso Sardiña y Juan Moreno, iniciada en 1627 y patrocinada por fray Pedro de Herrera Suárez, catedrático de la Universidad de Salamanca, prior del convento y obispo de Canarias, de Tuy y de Tarragona, que la elige como lugar de enterramiento.
Discreta portada de la sacristía bajo la escalera de Soto |
Ejemplo de barroco clasicista, es un ámbito rectangular con pilastras corintias de orden gigante, friso superior de triglifos y metopas y cornisa de amplio desarrollo sobre la que descansa una bóveda de cañón con lunetos profusamente decorada.
Cornisa y bóveda de la sacristía |
El altar mayor adopta la forma de fachada de templo clásico, con un primer cuerpo con cuatro pilastras presidido por un Crucificado y frontón superior partido en el que se encastra una hornacina.
Altar de la sacristía |
La imágenes de la Asunción de la Virgen, San Pedro y San Pablo del testero del altar son obra de Antonio de Paz, lo mismo que la escultura funeraria orante del comitente en la pared de la izquierda, bajo arco de medio punto.
Y dejamos para el final la impresionante portada de San Esteban, concebida por Juan de Álava en el primer proyecto para la iglesia aunque ejecutada años después y una de las más conocidas de la llamada arquitectura plateresca, cuajada de una espectacular decoración, posible gracias a la blanda piedra arenisca de Villamayor y a la habilidad de los escultores, que combina lo figurativo y lo onírico, con delicados grutescos, componiendo una verdadera fachada-retablo alojada bajo un espectacular arco de triunfo con bóveda de medio cañón casetonada con decoración de florones.
Fachada de San Esteban desde la calle san Pablo con el sol de tarde |
Portada |
Ejecutada entre los siglos XVI y XVII, combina calles verticales y tres cuerpos superpuestos. En la calle central se aloja la puerta, flanqueada por los santos Jacinto, Domingo de Guzmán, Francisco de Asís y Catalina de Siena sobre peanas y protegidos por doseletes. En los medallones de las enjutas del arco están Moisés y Elías, y en el entablamento los de Santiago, David, San Jorge y otro santo no identificado.
Primer cuerpo de la portada |
Detalle de los santos Francisco de Asís y Catalina de Siena |
Detalle de la exquisita decoración de la portada, con San Jorge en un medallón |
El segundo cuerpo está presidido por un relieve con la Lapidación de San Esteban, de comienzos del siglo XVII del milanés Giovanni Antonio Ceroni, con los medallones de Salomón y el Sacrificio de Abraham en las enjutas, con los cuatro doctores de la Iglesia además de los santos Andrés, Tomás, Juan Evangelista y Pedro Mártir a los lados.
Lapidación de san Esteban |
En el tercer cuerpo aparece un Calvario, tan habitual en cualquier retablo, también de Ceroni, con medallones de los santos Pedro y Pablo en las enjutas y flanqueado por las esculturas de cuerpo entero de los santos Pedro y Pablo, de nuevo, y León y Gregorio. En el ático aparece el Padre Eterno.
Tercer cuerpo de la portada |
Aquí terminamos con la iglesia, pero todavía nos quedan las dependencias conventuales de San Esteban, que podéis ver en este enlace.
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Imágenes ajenas:
(1) http://es.wikipedia.org/wiki/Diego_de_Deza
(2) https://www.salamancaenelayer.com/2015/02/charles-clifford.html
(3) ESPINEL, J. L., O. P., San Esteban de Salamanca. Historia y Guía (siglos XIII-XX), Ed. San Esteban, Salamanca, 1978.
Fuentes:
ESPINEL, J. L., O. P., San Esteban de Salamanca. Historia y Guía (siglos XIII-XX), Ed. San Esteban, Salamanca, 1978.
FALCÓN, M. Salamanca artística y monumental ó Descripción de sus principales monumentos, Salamanca, 1867.
NAVASCUÉS PALACIO, P., Monasterios en España. Arquitectura y vida monástica. Barcelona, Lunwerg, 2000.
http://es.wikipedia.org/wiki/Convento_de_San_Esteban_(Salamanca)
http://www.salamancapatrimonio.com/sanesteban.htm
http://www.salamancaturistica.com/salamanca/monumentos_dominicos.php
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Un saludo.