El Museo de Burgos y su sección de Arqueología
El Museo de Burgos tiene su origen en las leyes
desamortizadores del siglo XIX y la labor de la Comisión Provincial de
Desamortización, que empezó a reunir, catalogar y custodiar todos los
bienes artísticos procedentes de iglesias conventos y monasterios burgaleses desamortizados.
Patio de la Casa Miranda, con objetos arqueológicos
encontrados en yacimientos burgaleses
Pero lo búsqueda de una sede estable fue un gran problema,
con más de treinta años de continuos traslados de las obras, que fueron
almacenadas sucesivamente, en el Seminario Conciliar de San Jerónimo, el
Instituto San Nicolás, la Cartuja de Miraflores y de nuevo dispersas entre varias
instituciones hasta que en 1871 se inauguraron los llamados Museos de Bellas
Artes y Antigüedades en el Convento de las Trinas. Ese emplazamiento
también fue provisional, pues en 1878 las obras fueron trasladadas al Arco de
Santa María para formar el llamado Museo Arqueológico y de Bellas
Artes hasta su traslado a su actual ubicación, donde en 1955 se inauguró el Museo Arqueológico
Provincial de Burgos, que en 1973 pasó ya a denominarse,
simplemente, Museo de Burgos.
Fotografía de Eustasio Villanueva de una de las salas del Museo
Arqueológico y de Bellas Artes de Burgos, enclavado en el Arco de Santa María
hasta 1955 (1)
Durante todos estos años, además de las obras recopiladas a
partir de las desamortizaciones, desde 1930 también fueron incorporándose
materiales arqueológicos procedentes de las excavaciones de los yacimientos de
la provincia.
El edificio fue completamente reformado a partir de 1979 contando
con un programa museológico y museográfico que implicó la renovación de los espacios,
la dotación de servicios y medios técnicos y la estructuración de los fondos en
la Sección de Prehistoria y Arqueología, instalada en la Casa Miranda, y la
Sección de Bellas Artes, para lo que se remodeló la vecina Casa de Íñigo Angulo.
El patio de la Casa Miranda antes de la restauración de 1955
(2)
El patio en la actualidad
La Casa Miranda es un palacio mandado erigir en 1545 por el
canónigo y protonotario don Francisco Miranda y Salón. Aunque tradicionalmente
se atribuía a Juan de Vallejo, el hallazgo de un decisivo documento ha hecho
que algunos historiadores hoy defiendan que se debió a Juan Ortiz de la Mata. Con
posterioridad le fue añadida un ala a la izquierda de la fachada de la calle
Calera, de planta rectangular, poco profunda, y abierta mediante arcadas a un
jardín que comunica con la otra fachada a la calle Miranda. El inmueble fue
propiedad de los Miranda hasta el siglo XVIII, cuando se transformó en casa de
vecindad, pasando después por distintos usos hasta su conversión en museo.
Ala añadida al cuerpo principal del palacio
La fábrica es de sillería en la planta baja y ladrillo en
los pisos superiores, articulados mediante pilastras. La fachada principal es
la de la calle Calera, con una portada con arco de medio punto flanqueado por
dobles columnas sobre pilastras, frontón y ventana superior, todo decorado con bajorrelieves
con guirnaldas, rosáceas, genios, bustos y la heráldica familiar, con los
escudos de las familias Miranda Salón y Castillo Santacruz sobre el
entablamento.
Fotografía de la fachada de la Casa Miranda a la calle
Calera antes de su conversión en museo (3)
Fachadas de la Casa Miranda y la Casa de Íñigo Angulo a la
calle Calera en la actualidad
Portada de la Casa Miranda a la calle Calera
En la actualidad el acceso al museo se realiza por la otra
fachada, la que da a la calle Miranda, que cuenta con portada lisa con el
escudo de los Miranda sobre la clave y dos ventanas decoradas con guirnaldas y
una inscripción respectivamente.
Fachada de la calle Miranda, entrada actual al museo
En 1934 esta fachada fue retranqueada para establecer el
actual trazado de la calle, de ahí que hoy el palacio presente planta
trapezoidal irregular.
Esquema de las salas del museo en la Casa Miranda
Lo más llamativo del edificio es su patio, un singular
ejemplo del renacimiento del siglo XVI que hoy articula las dependencias del
museo. Tiene planta cuadrangular con doble galería arquitrabada sobre por
columnas tripartitas rematadas con un elemento compuesto por capitel y zapata.
Patio de la Casa Miranda
El friso de la galería baja está recorrido por una
inscripción que hace referencia al fundador y la fecha de erección: FRANCISCVS
DE MIRANDA SALON ABBAS DE / SALAS CANONICVS BVRG PROTONOTARIVS ET / SCRIPTORI
APLICVS PATRIAE RESTITV / TVS FACIENDVM CVRAVIT. ANO MDXLV.
Los antepechos de la galería superior muestran una rica
decoración con relieves de distintas parejas, tanto mitológicas como históricas,
en clave amatoria, una temática muy del gusto manierista que refleja el ideal
social e intelectual de su propietario. Aunque la identificación de todas ellas
resulta complicada por la ausencia de atributos, se han reconocido a partir de
modelos presentes en la literatura y relacionado con distintos modelos de
amor: pertenecen a las históricas César y Cleopatra (amor sabio que domina al guerrero) y Nerón y Popea (amor
adúltero con final trágico); en cuanto a las mitológicas, todas del ciclo troyano, se distinguen Demofonte y
Filis, Protesilao y Laodamia (ambas como reflejo del amor que arrastra al
suicidio), Eneas y Creusa, Paris y Helena (ambas como reflejo del amor pasional
que destruye), Hipólito y Fedra (amor adúltero con final trágico) y Jasón y
Medea (amor sabio que domina al guerrero). Lo más seguro es
que el programa iconográfico fuera elaborado por el propio don Francisco
Miranda inspirándose en la literatura clástica y en Los Triunfos de Petrarca.
Detalle de una de las parejas de los antepechos del patio
Estos antepechos con parejas se alternan con otros con
decoración heráldica de las familias Miranda Salón y Santa Cruz. Algunos de
esos temas se repiten en el friso superior, y también llaman la atención las
gárgolas de hombres y animales fantásticos situadas en el eje de cada una de
las columnas.
Detalle de las zapatas de las columnas, el friso con la inscripción y los antepechos de la galería
superior
La iconografía se completa con la decoración de las
portadas, con una lectura global en relación con el Triunfo de la familia
Miranda plasmado a través de las virtudes del estudio y del amor conyugal
cristiano frente al amor pasional, como se puede ver en la ventana de la
fachada sur: VERITAS ET PAT(I)E(N)TIA O(MN)IA VI(N)CV(NT).
Ventana de la fachada a la calle Miranda con la inscripción VERITAS
ET PAT(I)E(N)TIA O(MN)IA VI(N)CV(NT)
La escalera de acceso a los pisos superiores, en un ángulo suroeste,
es la única que se conserva de la construcción original, destacando su
decoración de amorcillos con guirnaldas, animales fantásticos y candelieri.
Embocadura de la única escalera original conservada en el
palacio
La Casa Miranda acoge la sección de Prehistoria y
Arqueología, dividida en ocho salas distribuidas en dos plantas con piezas que van desde el paleolítico hasta la época visigoda, además de otras obras que,
por su especial tamaño, se encuentran en el propio patio, destacando el gran Mosaico de Atlanta y Meleagro en la caza del
jabalí de Calidón encontrado en Cardenajimeno o las estelas funerarias romanas
procedentes de diversos yacimientos arqueológicos.
Patio, con el Mosaico de Atlanta y Melagro en la caza del
jabalí al fondo
Atlanta y Meleagro
Otro detalle del mosaico
Estela funeraria romana
Por las distintas salas se distribuyen piezas
encontradas en Atapuerca o en Ojo Guareña y múltiples objetos de Clunia que dan
testimonio de la romanización de la zona. En toda esta sección del museo se
aprecia una museografía ya muy desfasada aunque cuidada, con información
sencilla y atractiva. La mayoría de los objetos se distribuyen en vitrinas,
unas adosadas a las paredes y otras exentas, agrupadas por yacimientos.
Vitrinas dedicadas a Atapuerca
Detalle de una de las vitrinas de Ojo Guareña
La ciudad de Clunia fue el asentamiento romano más
importante de Burgos y una de las ciudades más grandes de la Hispania romana,
como lo testimonian su gran foro o su teatro para unos 10.000 espectadores, que presenta la particularidad de que fue construido a la manera griega, aprovechando una ladera para tallar en ella las
graderías media y superior. En el museo hay dos estupendas maquetas que da idea
de cómo eran estos complejos.
Maqueta del yacimiento de Clunia
Maqueta con la reconstrucción del teatro de Clunia
Maqueta de la reconstrucción del foro de Clunia
En cuanto a los materiales arqueológicos de Clunia en el
museo, la mayoría proceden de excavaciones realizadas en la década de 1930, con
terra sigillata, estelas funerarias,
capiteles o esculturas de bulto redondo.
Vitrina con terra sigillata del yacimiento de Clunia
Piezas de Clunia, con una estatua de bulto de Isis del siglo
II dC. en primer plano y capiteles al fondo
Fragmentos de esculturas romanas de Clunia
La sección de Arqueología concluye con objetos del periodo
paleocristiano y visigodo, como varios relieves de la ermita de Santa María de
Quintanilla de las Viñas.
Vitrina con objetos visigodos
Pero todavía queda mucho museo, toda la impresionante
sección de Bellas Artes, en la que destacan, sobre todo, piezas excepcionales
del periodo medieval y a la que podéis acceder a través de este enlace.
Imágenes ajenas:
(2) OSABA Y RUIZ DE ERENCHUN, B., “Historial del Museo
Arqueológico de Burgos”, Boletín de la
Institución Fernán González, CSIC, Burgos, 1960, nº 150, 24.
(3) OSABA Y RUIZ DE ERENCHUN, B., “Historial del Museo
Arqueológico de Burgos”, Boletín de la
Institución Fernán González, CSIC, Burgos, 1960, nº 152, 222.
Fuentes:
CASTILLO, B., Guía
breve. Museo de Burgos. Burgos, Junta de Castilla y León, 1997.
OSABA Y RUIZ DE ERENCHUN, B., “Historial del Museo
Arqueológico de Burgos”, Boletín de la
Institución Fernán González, CSIC, Burgos, 1959, nº 148, 677-700; 1959, nº
149, 778-798; 1960, nº 150, 17-29; 1960, nº 151, 126-137; 1960, nº 152,
214-226; 1960, nº 153, 317-330.
http://www.museodeburgos.com/index.php?option=com_content&task=category§ionid=6&id=21&Itemid=129
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Antonio