La historia y la arquitectura de San Baudelio de Casillas de Berlanga, en Soria
La pequeña ermita de San Baudelio de Casillas de Berlanga en Soria, en un enclave espectacular, en medio de la naturaleza, muestra un sencillo
aspecto exterior y esconde en su interior infinita belleza y múltiples enigmas a los que historiadores y diletantes
han tratado de dar respuesta durante todo el siglo XX y lo que llevamos andado
del XXI.
Exterior de la ermita de San Baudelio de Berlanga |
Aunque la construcción es anterior, el primer vestigio
documental data de 1136 y menciona una iglesia vinculada a un monasterio que en la segunda mitad del siglo XII ya habría perdido esa condición para convertirse
en simple ermita de devoción rural dependiente del cabildo de Sigüenza hasta comienzos del siglo XIX, cuando pasa a manos privadas.
Además, las excavaciones realizadas durante el último tercio del
siglo XX descubrieron una zona de enterramiento detrás del ábside, tumbas antropomorfas excavadas en la roca, orientadas E-O y que estuvieron
cubiertas con sencillas lajas de piedra, y también
se detectó actividad agropecuaria en los alrededores, favorecida por un
manantial cercano, con un poblado que estaría explotando esas tierras hasta el
siglo XVII.
Entorno de San Baudelio, con la zona de enterramiento en primer plano a la derecha |
La iglesia se erigiría a fines del siglo XI durante el proceso de articulación de
la zona tras la conquista de Alfonso VI, rey de León, Castilla y Galicia, de las plazas fuertes de Gormaz y
Berlanga.
Está cimentada sobre la roca viva y acoge una cueva natural ampliada
artificialmente que quizá no llegara a terminarse y que sería un eremitorio
transformado después en cenobio, simple espacio de habitación, sin haberse
encontrado indicios de funciones funerarias o litúrgicas.
La construcción es de aparejo de mampostería reforzado con
sillares en las esquinas, sin ningún tipo de adorno exterior, lo mismo que
otras iglesias construidas en el siglo XI en la región, como Llanosos, San Miguel de Gormaz o Fuentearmegil.
San Miguel de Gormaz, la espadaña es ya del siglo XV |
Se compone de nave cuadrangular con tribuna a los pies y ábside
rectangular, elevado sobre cuatro escalones y abierto mediante un gran arco de herradura doblado.
Planta de San Baudelio (1) |
Arco de herradura doblado del ábside |
El acceso desde el exterior es también en arco de herradura doblado
y ligeramente peraltado abierto en el muro norte. Sólo cuenta con dos
minúsculas ventanas, una sobre el altar del ábside y otra en el muro norte, a
la altura de la tribuna.
Detalle de la puerta de arco de herradura doble (2) |
La tribuna, con antecedentes, por ejemplo, en el prerrománico
astur, se alza sobre columnillas que soportan arcos de medio punto irregular
prolongado aparentando herradura, generando un ámbito inferior que acoge el
único acceso a la cueva y que cuenta con un banco corrido por todo el
perímetro, detalle habitual en los edificios de uso monástico. En este primer
periodo, a la parte superior se accedería por una escalera móvil de madera.
Parte inferior de la tribuna, con el acceso a la cueva al fondo a la derecha |
Parte superior de la tribuna desde el arco de acceso al presbiterio |
La cubierta es de bóveda esquifada con ocho arcos de
herradura que parten de las esquinas y de la mitad de los paños desde media
altura de los muros y descargan en un imponente pilar cilíndrico central.
Excepto por lo del pilar, quizá fruto de tener que cubrir un espacio mayor del
habitual, es un tipo de cubierta de características hispano-musulmanas, de lo
que se deduciría que los artífices se habrían formado en la tradición
constructiva taifal.
Esquema de la cubierta (3) |
Detalle del pilar central y el arranque de los nervios |
Con la invasión almorávide, San Baudelio quedó abandonada
hasta la definitiva conquista de la zona por Alfonso I de Aragón en 1118, que nombró
señor de Berlanga al aragonés Fortunio Aznárez, promotor de su recinto
fortificado, encargado de poblar y organizar la zona y seguramente también comitente
del cenobio de San Baudelio, que en esa época experimentó una transformación
arquitectónica y recibió su decoración pictórica, unas reformas que habría que
situar antes de la muerte del monarca en 1134.
Fortaleza de Berlanga |
En esta segunda fase arquitectónica se amplió la tribuna
prolongando la zona central hasta unirla con el pilar que soporta la bóveda
para crear una pequeña capilla cubierta con bóveda de cañón, se construyó una
escalera adosada al muro sur para acceder a dicha tribuna y se abrió una sencilla
segunda puerta en arco de medio punto dovelado en el muro oeste y que comunica la
tribuna con el exterior, quizá para acceder a una posible construcción de
madera de uso monacal adosada al costado oeste.
Sección en la que se aprecian las modificaciones arquitectónicas, con la adición de la capilla en la tribuna, el cubículo sobre el pilar central y la apertura del vano en el muro oeste (1) |
Milagros Guardia pone en relación estas modificaciones con la vida de los monjes,
que desde la cueva accederían a la tribuna, ahora dotada de su correspondiente capilla,
y a las dependencias monacales exteriores, un recorrido y espacios que estarían
vetados al pueblo.
Dicha capilla podría explicarse por la especial dedicación
de los cluniacenses al rezo por los difuntos, unas prácticas difundidas en la
península a partir de 1080, cuando Gregorio VII suprime el rito hispánico por
el romano y los benedictinos de Cluny se encargan de su implantación, que en
Aragón, como feudo papal desde el reinado de Sancho Ramírez, fue muy rápida. Otros
autores, sin embargo, la interpretan al modo carolingio, destinada al culto del
pueblo sin interferir en los ritos monásticos desarrollados en la nave.
También sería en estas reformas cuando la coronación del
pilar central se convirtió, aprovechando el espacio creado por el arranque de
los arcos, en un pequeño cubículo semicircular cubierto con cupulilla de seis
nervios cruzados dos a dos, y que ha permanecido invisible hasta época
contemporánea, sólo comunicado con el exterior mediante ocho lumbreras
rematadas por pequeños arcos de herradura entre los nervios.
Pequeño cubículo sobre el pilar central que se aprecia a través de los nervios |
Las descripciones que, a partir de mediados del siglo XI, hacían los peregrinos a Jerusalén del edículo del Santo Sepulcro, hablan de una pequeña
estructura con atrio rectangular con altar y de una cámara ultrasemicircular
rodeada de columnas que albergaba la tumba rupestre y el arca funeraria, que
al exterior mostraba una linterna poligonal con arcos sobre columnas soportando
una pequeña cúpula, con todo el conjunto resguardado por la Anástasis, un edificio
centralizado coronado por un óculo central.
Dibujo del reverso de un sello de los canónigos del priorato del Santo Sepulcro con la representación del edículo del Santo Sepulcro albergado en la Anástasis de Jerusalén, según Biddle (1999) (1) |
Teniendo en cuenta estos datos, Milagros Guardia sugiere una
lectura de San Baudelio en relación con el Santo Sepulcro y su Anástasis y llama
la atención sobre su parecido con el Santo Sepulcro de Weinmark en Augsburgo,
de ha. 1130, y con obras de la segunda mitad del siglo XII o comienzos del XIII
que se sabe que buscaron claramente rememorar la Anástasis, como el Santo Sepulcro de Torres del
Río, la Vera Cruz de Segovia o la Capilla del monasterio de Tomar en Portugal.
Iglesia de la Vera Cruz de Segovia |
Quizá Fortunio Aznárez, miembro de la corte aragonesa, quiso
rememorar esa peregrinación realizando esas pequeñas pero significativas
reformas arquitectónicas que concluyeron con la aplicación de la espectacular
decoración pictórica de sus muros, en una época en la que los miembros de la
familia real aragonesa tenían veto papal para ir de Cruzada a Tierra Santa
porque el papado estaba más interesado en las conquistas a los musulmanes
peninsulares, mucho más rentables.
La cubierta se interpretaría como una palmera, con los
brochazos que recorren el pilar imitando las hojas cortadas del tronco, un
árbol cargado de simbolismo cristiano como uno de los que estaban en el paraíso
además de estar plantado en el centro de Jerusalén evocando la Jerusalén
celestial, de ahí que sus hojas fueran el atributo de los peregrinos a Tierra
Santa.
De todo ello, lo que en la actualidad se conserva es la
cueva en la que se asienta la iglesia, la estructura y algo de decoración
pictórica, con el resto disperso por diferentes museos.
San Baudelio a comienzos del siglo XX, poco antes del arranque de las pinturas (4) |
Y es que, después de siglos de abandono, aunque en 1917 San
Baudelio fue declarado Monumento Nacional, como dicha declaración no les fue
notificada a sus dueños, varios vecinos de Casillas, en 1922 estos vendieron las
pinturas a un anticuario llamado Leone Leví.
La Resurrección de Lázaro antes del arranque (5) |
La Entrada a Jerusalén antes del arranque (5) |
Las Bodas de Caná antes del arranque (5) |
Las Tentaciones de Cristo antes del arranque (5) |
De nada sirvieron ni la denuncia de la Comisión Provincial de
Monumentos de Soria, ni la oposición de la Diócesis de Sigüenza, a la que
pertenecía la ermita, ni los informes del Ministerio de Instrucción Pública y
de la Junta de Excavaciones, ni siquiera una Real Orden suspendiendo la venta,
pues tras un largo pleito, en 1925 se falló a favor de la legitimidad del
proceso.
La Última Cena antes del arranque (5) |
Las pinturas del presbiterio (5) |
Mientras, como parte de las pinturas ya habían sido
arrancadas por expertos italianos, tras la denuncia de la Comisión se obligó a
su reintegración, pero tras el fallo que declaraba la venta legal, fueron de nuevo arrancadas, pasadas a lienzo, trasladadas a Estados Unidos y
adquiridas por el marchante Gabriel Dereppe, que fue vendiéndolas por lotes a
distintos museos estadounidenses. Sólo quedaron in situ los fragmentos peor conservados y los de arranque
dificultoso.
En 1954 la Fundación Lázaro Galdiano compró la ermita y la
cedió al Patronato Artístico de España. En 1957 el director de colecciones
medievales del Metropolitan propuso al Estado español cambiar una parte de las
pinturas de San Baudelio que conservaba por el ábside de la iglesia románica de
Fuentidueña de Segovia, que son las que hoy pueden verse en el Museo del Prado.
En la actualidad, y después de varias campañas de restauración, se ha conseguido consolidar arquitectónicamente el edificio y se han restaurado las pinturas que todavía quedaban in situ en un largo proceso que ha incluido su arranque para su restauración y la posterior recolocación.
Infografía de cómo sería San Baudelio desde el presbiterio cuando conservaba todo el esplendor de sus pinturas (6) |
Y hasta aquí un escueto compendio de la larga y azarosa
historia de San Baudelio; pero todavía queda el intrincado repaso al ciclo pictórico, que bien se merece una entrada aparte.
De nuevo tengo que dar las gracias a Mariché Escribano
Velasco por haberme invitado a una visita memorable donde las haya y hacer
posible que observáramos y nos deleitáramos con sus explicaciones y con cada
uno de los detalles de esta hermosa y singular ermita perdida en los campos de
Soria.
Imágenes ajenas:
(1) GUARDIA PONS, M., “San Baudelio de Berlanga: estructura
arquitectónica y usos litúrgicos”. En Monumentos
singulares del románico: nuevas lecturas sobre formas y usos, Actas XIII
Curso de Iniciación al Románico (Aguilar de Campoo), Fundación Santa María la
Real, Fundación Santa María la Real, 2012, pp. 181-213.
(3) LAMPÉREZ y ROMEA, V., “La ermita de San Baudilio en
Casillas de Berlanga (Soria)”. Historia
de la Arquitectura Cristiana Española en la Edad Media, tomo 2, pp. 249-251
y descripción de las pinturas en p. 423.
(4) GUARDIA PONS, M., San
Baudelio de Berlanga, una encrucijada, Barcelona, Universidad de Barcelona,
2011.
(5) GARNELO, J., “Descripción de las pinturas murales que
decoran la ermita de San Baudelio en Casillas de Berlanga (Soria)”. Boletín de la Sociedad Española de
Excursiones, tomo XXXII, 2º trimestre, 1924. (separata, con 14 páginas
numeradas de 1 a 14).
Fuentes:
ÁVILA JUÁREZ, A. de, “San Baudelio de Berlanga. Fuente
sellada del paraíso en el desierto del Duero”. Cuadernos de arte e iconografía, tomo 13, nº 26, 2004, pp. 333-396.
GARNELO, J., “Descripción de las pinturas murales que
decoran la ermita de San Baudelio en Casillas de Berlanga (Soria)”. Boletín de la Sociedad Española de
Excursiones, tomo XXXII, 2º trimestre, 1924.
GONZÁLEZ PASCUAL, M., “San Baudelio de Berlanga (Soria): la
reposición de las pinturas murales de la “palmera””. Bienes culturales: revista del Instituto del Patrimonio Histórico
español, nº 6, 2006, 77-98.
GUARDIA PONS, M., San
Baudelio de Berlanga, una encrucijada, Barcelona, Universidad de Barcelona,
2011.
GUARDIA PONS, M., “San Baudelio de Berlanga: estructura
arquitectónica y usos litúrgicos”. En Monumentos
singulares del románico: nuevas lecturas sobre formas y usos, Actas XIII
Curso de Iniciación al Románico (Aguilar de Campoo), Fundación Santa María la
Real, Fundación Santa María la Real, 2012, pp. 181-213.
LAMPÉREZ y ROMEA, V., “La ermita de San Baudilio en Casillas
de Berlanga (Soria)”. Historia de la
Arquitectura Cristiana Española en la Edad Media, tomo 2, pp. 249-251 y
descripción de las pinturas en p. 423.
Comentarios
Gracias Sira!!
Antonio