La historia de Santa María de Alcobaça y su iglesia

La Real Abadía de Santa María de Alcobaça, habitualmente conocida simplemente como “Mosteiro de Alcobaça”, se encuentra en la confluencia de los ríos Alcoa y Baça, dentro de un gran territorio de más de cuarenta y cuatro mil hectáreas que en 1153 D. Afonso Henriques entregó a la Orden del Císter como parte de la estrategia de consolidación de su poder en los territorios conquistados a Al-Andalus.

Alcobaça
Fachada principal del monasterio de Alcobaça

Fue una jugada diplomática en la que el nuevo monarca también buscó y logró convertir al abad Bernardo de Claraval, uno de los protagonistas de la Europa del Medievo y figura clave en el desarrollo del Císter en Europa, en su aliado, tras haberse autoproclamado rey de Portugal, para conseguir que Roma reconociera su nuevo reino, ofreciendo a cambio a la nueva Orden una posición trascendental en ese territorio para su propia expansión hacia el sur a medida que se iba repoblando la península.

sepulcro D. Afonso Henriques
Escultura yacente de D. Afonso Henriques, primer rey de Portugal, 
en el altar mayor del Monasterio de Santa Cruz de Coimbra

La primera comunidad estuvo compuesta por doce monjes procedentes del monasterio de Claraval a la que después se añadieron otros venidos de S. João de Tarouca, y que quedaron instalados en un edificio provisional de madera conocido como Santa Maria-a-Velha o Abadia Velha, donde después se levantó la iglesia de Nossa Senhora da Conceição.

La erección del gran complejo conventual se inició en 1178, una construcción que coincide con la canonización de san Bernardo por Alejandro III el 18 de enero de 1174, primer monje cisterciense inscrito en el calendario de los santos, y que supone, si cabe, un mayor impulso para el monasterio. Aunque hubo varias campañas, con un primer periodo de obras interrumpidas por dos ataques consecutivos desde Al-Andalus y la destrucción de algunos de los edificios iniciados, el convento terminó convirtiéndose en una de las casas más importantes del Císter, foco cultural, religioso e ideológico.

Bernardo de Claraval
Bernardo de Claraval muere el 20 de agosto de 1153, a los 63 años, 
y es canonizado en 1174 (1)

Su gran periodo de expansión empezó a mediados del siglo XIV, durante el reinado de D. Pedro I, y se extendió hasta el primer tercio del siglo XV, durante el reinado de João I, con un abad convertido en gobernante de un poderoso feudo que abarcaba los actuales municipios de Alcobaça, Nazaré, Marinha Grande, Porto de Mos y Caldas da Rainha.

En los siglos siguientes fueron añadiéndose más dependencias hasta llegar a un total de cinco patios, y se conformaron las alas norte y sur a ambos lados de la fachada de la iglesia, dando lugar a la imagen que conocemos en la actualidad.

Alcobaça
Fachada principal del monasterio


Plano Alcobaça
Plano del gran complejo monacal de Alcobaça en el entramado urbano de la población (2). La señalización es mía

Pero tras tal esplendor, que llegó a su punto álgido en el siglo XVII, el convento inició una decadencia financiera de la que ya no se recuperó. El terremoto de 1755 y unas inundaciones en 1772 afectaron gravemente al complejo y las obras de restauración resultaron demasiado onerosas para las arcas del monasterio.

La situación se vio agravada con la invasión francesa en 1810, cuando el monasterio fue saqueado y ardieron varias de sus dependencias, a la que siguieron los disturbios antirreligiosos protagonistas del primer tercio del siglo XIX, las leyes desamortizadoras y la extinción definitiva de las órdenes religiosas decretada en Portugal en 1834, cuando después de tantos siglos, Alcobaça quedó abandonado y fue nacionalizado.

Lo siguiente fue su venta por lotes y los múltiples usos dados a sus distintas dependencias, como ayuntamiento, cámara municipal, tribunal de justicia, conservatorio, biblioteca y hasta un teatro y casa de cultura instalados en el antiguo refectorio que funcionaron durante casi noventa años.

Pero a partir de 1928 el estado portugués, a través de la Direcção-Geral dos Edifícios e Monumentos Nacionais (DGMEN) y en la actualidad asumido por IGESPAR, inició un largo proceso de reunificación y recuperación de todo el complejo que no quedó concluido hasta 2002.

Obras de restauración en el crucero de la iglesia (2)

En 1989 el monasterio de Alcobaça fue clasificado como Patrimonio de la Humanidad. En la actualidad el complejo monumental está compuesto por la iglesia, el denominado núcleo barroco, que abarca la Sacristia Nova, la Capela Relicário, la Capela do Desterro y todo su patrimonio escultórico en terracota, y el claustro de D. Dinis y sus dependencias, a los que dedicaré un artículo aparte.

La fachada de la iglesia responde a una remodelación barroca terminada en 1725. Elevada sobre una escalinata, se divide en tres cuerpos de tres calles separadas por pilastras compuestas.

Fachada Alcobaça
Fachada de la iglesia

Dibujo de la fachada (3)

En el centro del primer cuerpo conserva la portada gótica arquivoltada sobre columnas de capiteles de decoración vegetal, flanqueada por dos paños laterales con nichos que alojan las estatuas de los santos Bernardo y Benito.

Paño lateral del Evangelio con la escultura de san Bernardo

Paño lateral de la Epístola con la escultura de san Benito

El segundo cuerpo está separado por un arquitrabe con grutescos y cuenta con el rosetón primitivo en el centro flanqueado por dos ventanas de arco de medio punto abarcado por otro conopial y  las cuatro Virtudes Cardinales ante los pilares. Finalmente, el tercer cuerpo muestra dos torres de campanas que flanquean un nicho con la imagen de Nuestra Señora de la Asunción.

Segundo y tercer cuerpo de la fachada

La iglesia es la primera construcción portuguesa que adoptó los nuevos usos góticos, con trazas seguramente dadas por un maestro de origen francés, y que se conforma como la más grande de Portugal y una de las más grandes del Císter, con ciento seis metros desde los pies a la cabecera. Pero la imponente visión que ofrece en la actualidad no era la que tenía en origen, pues las necesidades litúrgicas de la Orden dividían el espacio en la zona del coro de monjes, la parte reservada a los conversos y, finalmente, y ya a los pies del templo, la zona para el pueblo.

interior Alcobaça
Nave central de la iglesia de Alcobaça desde los pies

nave Alcobaça
Nave central de la iglesia de Alcobaça desde el último 
tramo de la nave central

Está orientada siguiendo el eje oeste-este, la forma canónica de hacer coincidir la cabecera hacia oriente, por donde sale el sol y en dirección hacia Jerusalén. Las obras se iniciaron en 1178 y fue consagrada en 1252.

El ábside antes de que retiraran 
el retablo barroco (2)

El ábside en la actualidad

Presenta planta de cruz latina de tres naves de gran altura y 12 tramos, transepto desarrollado con tres naves, con la cercana al ábside, a ambos lados, convertida también en capillas, y ábside con girola y nueve capillas radiales.

planta iglesia Alcobaça
Planta de la iglesia (2). Las indicaciones son mías

Detalle del ábside, ante la girola

Las capillas de la girola antes de que retiraran todo su 
amueblamiento para dejarlas desnudas (2)

girola Alcobaça
Detalle de la girola en la actualidad

La robusta cubierta de crucería se conforma como el primer ejemplo de este tipo en Portugal, con los nervios que no llegan al suelo, apoyados en grandes ménsulas, una característica muy típica de la arquitectura cisterciense, sobre semicolumnas adosadas a pilares cruciformes. Al exterior, aunque todavía contrarresta los empujes de las naves mediante potentes contrafuertes, ya cuenta con arbotantes en el ábside, solución claramente gótica.

Crucería gótica de la nave central

arbotantes Alcobaça
Arbotantes del ábside

Tampoco soluciona el problema de iluminación que provoca la elevación de las naves, quedando un cuerpo casi en penumbra, iluminado sólo por las ventanas en las naves laterales y un rosetón a los pies, lo que hace destacar todavía más la luz de la cabecera, con vanos abiertos en el ábside y en los brazos del crucero.

Nave de la Epístola

Cubierta de la nave de la Epístola, con ventanas de medio punto abocinadas

rosetón Alcobaça
Rosetón a los pies del templo

En el testero este del crucero de la Epístola se encuentra la capilla de san Bernardo, decorada con un excepcional retablo de terracota de comienzos del siglo XVIII procedente del afamado taller de alfarería de Alcobaça y que relata la muerte del santo, aunque en pésimo estado de conservación.

Capilla de san Bernardo

terracota Alcobaça
Detalle del grupo escultórico de terracota del retablo de san Bernardo

Entre los muros de la iglesia recibieron sepultura muchos de los primeros reyes portugueses. D. Afonso II y D. Afonso III ocuparon dos túmulos funerarios a los lados de la capilla de San Bernardo, y también recibieron sepultura en el lugar D. Urraca, primera esposa de D. Afonso II, D. Beatriz de Gusmão, esposa de D. Afonso III, y tres de los hijos del matrimonio.

En el siglo XVIII se decidió construir la Sala dos Túmulos o Panteão Régio de la primera dinastía portuguesa. Contiguo a este crucero de la Epístola, es una construcción neogótica trazada por Guilherme Eldson para alojar los túmulos medievales de reinas e infantes que reposaban en el transepto. Presenta tres naves con cubierta ojival y cuenta con cuatro arcosolios, las tres arcas de los infantes mencionados y el túmulo de D. Urraca.

Panteón Real de Alcobaça

Algunos de los túmulos en el Panteón Real

Pero las obras de arte funerario más destacadas son los túmulos de D. Pedro I y D. Inés de Castro. Aunque en origen, y tal y como dispuso D. Pedro I, estaban juntos en el transepto de la Epístola, han ido pasando por distintos emplazamientos, incluso trasladados al panteón neogótico, hasta su ubicación actual, uno frente al otro a ambos lados del crucero.

Los sepulcros de D. Pedro I y D. Inés de Castro cuando 
estaban en el panteón neogótico del 
crucero de la Epístola (2)

Los personajes fueron protagonistas de una historia de amor que comenzó cuando todavía él era príncipe y se enamoró de D. Inés, una de las damas de su esposa, y aunque a la muerte de ésta quiso contraer matrimonio con ella, y su padre, D. Afonso IV, que no aceptaba esos amores, se lo prohibió, el príncipe, desobedeciéndole, se casó en secreto con su amada, con la que ya tenía cuatro hijos, por lo que el monarca acusó a la dama de alta traición y ordenó su degollamiento en los jardines de la Quinta das Lágrimas, una finca cercana al Monasterio de Santa Clara a Velha de Coimbra, donde recibió sepultura.

Pero lo primero que hizo D. Pedro I al acceder al trono fue ordenar su exhumación, coronarla como reina de Portugal y exigir su juramento a la nobleza, convirtiéndola en la única reina de la historia coronada tras su muerte.

A continuación mandó construir los dos túmulos funerarios, hoy considerados obras esenciales de la escultura funeraria gótica europea. En 1361 tuvo lugar la solemne ceremonia de traslado de los restos de su amada desde Coimbra para ocupar uno de ellos y el rey quedó en espera de unirse con D. Inés a su muerte, acaecida en 1367.

Apoyado sobre seis leones, el sarcófago de D. Pedro I contiene escenas de la Vida de san Bartolomé en los laterales, un impresionante rosetón que representa la Rueda de la Vida y relata la historia de amor en uno de los frentes, donde puede leerse la inscripción “hasta el fin del mundo”, y la Extrema unción en el otro. En el friso superior de remate aparecen los escudos de Portugal.

sepulcro D. Pedro I
Sarcófago de D. Pedro I

Representación de la Rueda de la Vida con la historia de amor de los fallecidos 
en uno de los frentes del sarcófago de D. Pedro I

Extrema unción
La Extrema unción

Sobre el sacrófago aparece la figura yacente del monarca, coronado, sujetando la espada con la mano izquierda, con un perro a sus pies, y protegido por seis ángeles, dos de ellos turiferarios.

Yacente de sepulcro de D. Pedro I

El sarcófago de D. Inés de Castro se apoya en seis figuras antropomorfas y, según la leyenda, tres de ellas muestran los rostros de sus asesinos.

sepulcro D. Inés de Castro
Sarcófago de D. Inés de Castro

En los laterales se desarrollan escenas de la Vida de Cristo, con una Crucifixión en uno de los frentes y un Juicio Final en el otro. En el friso superior de remate aparecen los emblemas de Portugal y los de los Castro. La figura yacente también está coronada y protegida por los mismos seis ángeles.

Tres escenas de la Pasión, con Pilatos lavándose las manos, la Flagelación 
y la Subida al Calvario

Crucifixión Alcobaça
Crucifixión en uno de los frentes del sepulcro de D. Inés de Castro

Juicio Final Alcobaça
Representación del Juicio Final en uno de los frentes del sepulcro de D. Inés de Castro

En cuanto a sus dependencias anejas al templo, están la sacristía, la capilla-relicario, la capilla funeraria exenta y el panteón real.

A la Sacristia Nova se accede través de la cuarta capilla radial del ábside. Recibe ese nombre porque fue construida durante el reinado de D. Manuel I, en los veinte primeros años del siglo XVI, un periodo de gran poderío económico de la Orden, para sustituir a la medieval, que está en la panda este del claustro de D. Dinis, adosada al testero norte del crucero del Evangelio, y que se habría quedado pequeña.

Se sabe que en ella actuó, como maestro de obras reales, João de Castilho, que también dirigió las obras del Monasterio de Santa María de la Victoria de Batalha, ya durante el reinado de D. João III.

Pero el terremoto de 1755 la afectó profundamente y sólo sobrevivió el atrio, un ámbito cubierto con bóveda estrellada, y dos portadas manuelinas, la de la sacristía y la de la Capela do Senhor dos Passos, no visitable, realizadas según trazas de João de Castilho y en los que también trabajaron João de Ruão, Mestre Nicolau y Rui Garcia.

portada manuelina Alcobaça
Atrio de la sacristía nueva con la portada manuelina

Así, el interior ya data de 1770, reconstruido siguiendo la estética barroca, un ámbito rectangular con una cubierta de medio cañón rebajado decorada con estucos y con la Apoteosis de san Bernardo.

sacristía nueva Alcobaça
Sacristía nueva

La Capela Relicário, también denominada “O Espelho do Céu”, se encuentra en la cabecera de la sacristía. Se levantó entre 1669 y 1672, durante el abaciato de fray Constantino de Sampaio, y es un espacio de planta octogonal cubierto con cúpula de piedra casetonada y policromada y con linterna, proporcionando una luz muy teatral al ámbito, que está completamente revestido por un retablo poligonal de talla dorada con seis niveles de nichos que albergan una colección de estatuas relicario, una obra excepcional del arte portugués.

capilla relicario Alcobaça
Detalle de la cúpula de la capilla-relicario

Seis de ellas son de cuerpo entero, destacando una Virgen, protagonista absoluta del imaginario cisterciense, flanqueada por los santos Benito y Bernardo con los hábitos benedictino y cisterciense respectivamente.

capilla relicario Alcobaça
Retablo de la capilla-relicario

capilla relicario Alcobaça
Detalle de los bustos relicario

En cuanto a la Capela do Desterro, una construcción exenta de comienzos del siglo XVIII concebida como monumento dinástico en el “cemitério dos Monges”, se accedía a ella a través de la "Porta dos Mortos", en el transepto de la Epístola, aunque ahora se hace a través del atrio de la sacristía. Es un pequeño templo votivo con una fachada retablo barroca compuesta por vano adintelado flanqueado por columnas torsas que soportan un frontón en cuyo centro se abre un óculo, y todo ello coronado con un grupo escultórico que representa la Anunciación a San José.

Capela do Desterro Alcobaça
Capela do Desterro

El interior muestra planta rectangular, revestido de azulejos atribuidos a António Vital Rifarto con escenas de la Huída a Egipto y otros episodios de la Vida de Jesús, puestos en paralelo con la restauración monárquica portuguesa. Cuenta con un espectacular altar mayor barroco en talla dorada y alberga los restos mortales de D. Constanza, virgen y mártir.

Capela do Desterro Alcobaça
Interior de la Capela do Desterro

Capela do Desterro Alcobaça
Panel del lado del Evangelio

Capela do Desterro Alcobaça
Panel del lado de la Epístola

Y todavía nos queda “pasearnos” tranquilamente por las dependencias monacales en torno a sus espectaculares claustros. Ya sabéis: pinchad aquí.

Otros MONASTERIOS en Viajar con el Arte:

San Esteban convento e iglesia, de Salamanca
San Martiño Pinario en Santiago de Compostela
Santa María del Paular en Rascafría (Madrid)
Santo Tomás de Ávila
San Antonio el Real de Segovia
San Miniato al Monte de Florencia
Convento da Madre de Deus, hoy Museu Nacional do Azulejo en Lisboa
Imágenes ajenas:

(2) MARTINS, Ana Maria Tavares Ferreira, As arquitecturas de Cister em Portugal, 3 vols., tesis doctoral, 2011. https://ubithesis.ubi.pt/handle/10400.6/693

Fuentes:

MARTINS, Ana Maria Tavares Ferreira, As arquitecturas de Cister em Portugal, 3 vols., tesis doctoral, 2011. https://ubithesis.ubi.pt/handle/10400.6/693

Comentarios

Antonio Banús ha dicho que…
Los lunes comprendo lo del Stendhalazo al ver tus publicaciones. Me ha parecido fantastica. Espero con ganas las dependencias monacales.
La volvere a ver a lo largo de la semana
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, Antonio. Espero que no se te haga larga la espera, ;). Procuraré amenizarla con otras maravillas. Un abrazo.
enrique ha dicho que…
Gracias a tu blog, Sira, la unión entre las coronas de Castilla y de Portugal sigue vigente!!
Qué desnuda belleza la del interior de la iglesia, pero dónde se encuentra todo el mobiliario y obras de arte que contenía?
Ese andamio en el crucero incumple todas las normas de seguridad, incluidas las de aquella época!!
Cual es la dinastía de aquellos reyes portugueses?
Gracias.

nacho san marcos ha dicho que…
Genial reportaje, Sira. Como siempre completísimo en tu exposición, y necesario para conocer hasta el más mínimo detalle todos los contenidos artísticos de esta extraordinaria Abadía. Todos tus reportajes conforman un corpus que voy imprimiendo, una guía que yo llevaré conmigo cuando viaje por estos fantásticos lugares, y además presumiré de conocer a la Autora. Gracias infinitas Sira por tus aportaciones, valiosísimas para mi
Sira Gadea ha dicho que…
Pues a mí, Enrique, tanta desnudez me agobia un poco, me da la sensación de que el edificio ha quedado congelado en el tiempo. Echo de menos todo el abigarramiento decorativo que se iría acumulando en un edificio tan importante durante toda la Edad Moderna. Sé que la sillería del coro que ocupaba la nave central, mandada realizar por Manuel I, pereció en la afrancesada, cuando también fueron muy dañados los sarcófagos y se destruirían otras muchas obras de arte. En cuanto a lo que sobrevivió y se decidió retirar buscando la esencia medieval del monumento, no sé dónde ha podido ir a parar, pero ya me ha picado la curiosidad. Quizá en el Museu de Arte Antiga de Lisboa pueda encontrarse algo.
En cuanto a la dinastía, es la de los Capetos, concretamente la rama Capeto-Borgoñona de Portugal, fundada por Enrique de Borgoña, conde de Portugal y padre de D. Afonso Henrique, primer rey de Portugal como Afonso I y fundador de Alcobaça. Un abrazo.
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, Nacho. Espero que algún día incluso podamos visitar alguna de estas maravillas juntos. Sería un gran disfrute para mi, estoy segurísima. Y con la consabida buena mesa y mantel (dibujado, claro) y gin en una sobremesa inolvidable.
enrique ha dicho que…
Entonces eran Borgoñones como los reyes de Castilla...
Sira Gadea ha dicho que…
Borgoñones de pura cepa.
Miguel de Maya ha dicho que…
La historia de D. Pedro I y D. Inés (especialmente la coronación post mortem) y la decoración de sus sarcófagos me ha encantado. Amén (nunca mejor dicho) de las fotografías y descripciones que realizas.

Como me alegro de haber encontrado este blog!
Un abrazo.
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, DKTMK7. Yo me alegro de encontrarte por aquí y espero que te quedes por mucho tiempo. Un abrazo.
Merce ha dicho que…
Tomo nota, porque tengo la intención de hacer un recorrido por Portugal y por lo que te leo esta visita merece la pena. Además la historia de D. Pedro y Dña. Inés me fascinó cuando la ley hace ya muchos años.

Un saludo.
Sira Gadea ha dicho que…
Pues, Merce, muy cerquita tienes, si no lo conoces, Batalha y Tomar, otros dos monasterios verdaderamente fascinantes. De Batalha publiqué en octubre pasado: http://viajarconelarte.blogspot.com.es/2013/10/mosteiro-de-santa-maria-da-vitoria-en.html
Un saludo.
Merce ha dicho que…
Uy, perdón, la leí... el autocorrector que a veces escribe lo que quiere y le viene en gana...
Boro ha dicho que…
Hace muchos años que visité Alcobaça pero tengo un recuerdo bastante nítido de la sorpresa que me llevé, no me esperaba encontrar uno de los monasterios medievales mejor conservados en todos sus elementos de la Peninsula y no me esperaba ni mucho menos encontrar esa impresionante iglesia de una esbeltez angelical, en parte conseguida por la estrechez e increíble longitud de sus naves, perfectamente apreciable en la foto que pones de una de las naves laterales.
Fantásticos los sepulcros. Desconocía la leyenda referente a los soportes del túmulo de la reina, aunque me parece verosímil por la rareza de los mismos (creo no haber visto nunca ese tipo de soportes) y por lo individualizado de las facciones de las "bichas".
Voto por la compra de los andamios de la foto para su montaje en el Reina Sofia, me parecen una obra de arte, ahí, ahí con el Monumento a la Tercera Internacional de Tatlin.
Hasta el próximo lunes que me refresques el resto del monasterio,
gracias y un abrazo
Sira Gadea ha dicho que…
Gracias a ti, Boro. Yo también recuerdo la primera impresión cuando entré por primera vez, hará unos diez años o así, en este grandísimo templo que parecía no acabar nunca. Imborrable. De todos modos, ya lo he dicho, a mí me da pena verla despojada de todo su amueblamiento. Lo de los andamios es de traca absoluta, parece mentira que aguantaran más de unos minutos. Un abrazo de vuelta.
Boro ha dicho que…
Es cierto lo que dices resulta un tanto frío sin ningún amueblamiento. Es algo que pasa tristemente pasa tb. en muchos de los grandes monasterios cistercienses españoles que se conservan sobre todo en Aragón y Cataluña, donde muchas de las piezas se conservan tras la desamortización en otras parroquias de los alrededores. Supongo que en Alcobaça se entendió más por esa búsqueda de la pureza en el estilo que hemos comentado otras veces.
Antonio Iraizoz ha dicho que…
Hola Sira, acabo de encontrar tu blog casualmente y me ha encantado. Yo escribo sobre personajes portugueses relacionados con Madrid y claro está te doy la enhorabuena por el trabajo que has hecho de Alcobaça que tanto me gusta, incluso (o sobre todo) por su desnudez tan monacal. Recomiendo vivamente a todo el mundo visitar el monasterio de Cristo de Tomar, en particular su periodo entre D. João III y Felipe II, pura maravilla del renacimiento y manierismo de tratado italiano.
Por cierto, mi abuela materna era Gadea Abad, de Novelda. ¿Tienes procedencia de allí?
Muchas gracias y saludos

Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias por tu comentario, Antonio Iraizoz, bienvenido a Viajar con el Arte y espero poder seguir viéndote por aquí.
Tomar es un lugar verdaderamente fascinante. La última vez que lo visité estuve recorriéndolo unas cinco horas, paladeándolo rincón a rincón. Tengo pendiente dedicarle más de un artículo aquí pero todavía no sé cómo enfocarlos, me lo tengo que pensar.
Mi familia paterna procede de un pueblo de Segovia, Aldealengua de Santa María. Ya sabíamos que hay algún que otro Gadea por la zona de Levante, pero no conocemos ninguna conexión suficientemente cercana como para que la familia tenga recuerdo de ello. En cualquier caso, encantada de compartir apellido.
Un saludo.
Calamidad ha dicho que…
Recién llego de viaje y ¿qué es lo primero que hago...? Esperaba impaciente esta entrada. Leí la trágica historia de amor de Inés y Pedro precisamente en la Quinta das Lágrimas y me picó la curiosidad. De haber sabido que estaban enterrados en semejantes túmulos y semejante lugar, me habría dado la vuelta para ir a hacer un repor. Visita apuntada para este verano.

Gracias por tus artìculos, Sira. Hoy he estado en Aranda y a puntito de parar en Gumiel y me has venido al recuerdo constantemente. Al igual que le pasa a Nacho San Marcos, tu literarura me sirve de guía viajera.
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias a ti, Marisa, por tus palabras y por darme siempre ánimos para seguir en la brecha, que entre medias ¡¡lo mucho que me divierto!! Las sepulturas de los amantes son todo un espectáculo que disfrutarás de verdad cuando vayas. Un besazo fuerte.
Unknown ha dicho que…
Magnífico artículo, como siempre.
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, Rafael.
Unknown ha dicho que…
Magnífico e instructivo documento. Como si estuvieses allí. Gracias.
Unknown ha dicho que…
maravilloso
Sira Gadea ha dicho que…
Gracias a ti, Enrique.
Unknown ha dicho que…
Muchas gracias...! Tu trabajo de difusión y análisis es exquisito. Soy mexicana y en junio recorrí partes de Portugal, entre otros visitamos el monasterio de Batalha. Fue un recorrido apasionante y tu blog enriqueció nuestra visita!
Sira Gadea ha dicho que…
Me alegro muchísimo, Lucrecia. Muchas gracias.

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