La historia de Santa María de Alcobaça y su iglesia
La Real Abadía de Santa María de Alcobaça, habitualmente
conocida simplemente como “Mosteiro de Alcobaça”, se encuentra en la
confluencia de los ríos Alcoa y Baça, dentro de un gran territorio de más de
cuarenta y cuatro mil hectáreas que en 1153 D. Afonso Henriques entregó a la
Orden del Císter como parte de la estrategia de consolidación de su poder en
los territorios conquistados a Al-Andalus.
Fachada principal del monasterio de Alcobaça |
Fue una jugada diplomática en la que el nuevo monarca también buscó y logró convertir al abad Bernardo de Claraval, uno de los protagonistas de la Europa del Medievo y figura clave en el desarrollo del Císter en Europa, en su aliado, tras haberse autoproclamado rey de Portugal, para conseguir que Roma reconociera su nuevo reino, ofreciendo a cambio a la nueva Orden una posición trascendental en ese territorio para su propia expansión hacia el sur a medida que se iba repoblando la península.
Escultura yacente de D. Afonso Henriques, primer rey de Portugal, en el altar mayor del Monasterio de Santa Cruz de Coimbra |
La primera comunidad estuvo compuesta por doce monjes procedentes del monasterio de
Claraval a la que después se añadieron otros venidos de S. João de Tarouca,
y que quedaron instalados en un edificio provisional de madera conocido como Santa
Maria-a-Velha o Abadia Velha, donde después se levantó la iglesia de Nossa
Senhora da Conceição.
La erección del gran complejo conventual se inició en 1178, una construcción que coincide con la canonización de san Bernardo por Alejandro III el 18 de enero de 1174, primer monje cisterciense inscrito en el calendario de los santos, y que supone, si cabe, un mayor impulso para el monasterio. Aunque hubo varias campañas, con un primer periodo de obras interrumpidas por dos ataques consecutivos desde Al-Andalus y la destrucción de algunos de los edificios iniciados, el convento terminó convirtiéndose en una de las casas más importantes del Císter, foco cultural, religioso e ideológico.
Bernardo de Claraval muere el 20 de agosto de 1153, a los 63 años, y es canonizado en 1174 (1) |
Su gran periodo de expansión empezó a mediados del siglo
XIV, durante el reinado de D. Pedro I, y se extendió hasta el primer tercio del
siglo XV, durante el reinado de João I, con un abad convertido en gobernante de
un poderoso feudo que abarcaba los actuales municipios de Alcobaça, Nazaré,
Marinha Grande, Porto de Mos y Caldas da Rainha.
En los siglos siguientes fueron añadiéndose más dependencias hasta llegar a un total de cinco patios, y se conformaron las alas norte y sur a ambos lados de la fachada de la iglesia, dando lugar a la imagen que conocemos en la actualidad.
Fachada principal del monasterio |
Plano del gran complejo monacal de Alcobaça en el entramado urbano de la población (2). La señalización es mía |
Pero tras tal esplendor, que llegó a su punto álgido en el
siglo XVII, el convento inició una decadencia financiera de la que ya no se
recuperó. El terremoto de 1755 y unas inundaciones en 1772 afectaron gravemente
al complejo y las obras de restauración resultaron demasiado onerosas para las
arcas del monasterio.
La situación se vio agravada con la invasión francesa en 1810, cuando el monasterio fue saqueado y ardieron varias de sus dependencias, a la que siguieron los disturbios antirreligiosos protagonistas del primer tercio del siglo XIX, las leyes desamortizadoras y la extinción definitiva de las órdenes religiosas decretada en Portugal en 1834, cuando después de tantos siglos, Alcobaça quedó abandonado y fue nacionalizado.
Lo siguiente fue su venta por lotes y los múltiples usos dados a sus distintas dependencias, como ayuntamiento, cámara municipal, tribunal de justicia, conservatorio, biblioteca y hasta un teatro y casa de cultura instalados en el antiguo refectorio que funcionaron durante casi noventa años.
Pero a partir de 1928 el estado portugués, a través de la Direcção-Geral dos Edifícios e Monumentos Nacionais (DGMEN) y en la actualidad asumido por IGESPAR, inició un largo proceso de reunificación y recuperación de todo el complejo que no quedó concluido hasta 2002.
Obras de restauración en el crucero de la iglesia (2) |
En
1989 el monasterio de Alcobaça fue clasificado como Patrimonio de la Humanidad. En
la actualidad el complejo monumental está compuesto por la iglesia, el denominado núcleo barroco, que abarca la Sacristia Nova, la Capela Relicário,
la Capela do Desterro y todo su patrimonio escultórico en terracota, y el claustro de D. Dinis y sus dependencias, a los que dedicaré un artículo aparte.
La fachada de la iglesia responde a una remodelación barroca terminada en 1725. Elevada sobre una escalinata, se divide en tres cuerpos de tres calles separadas por pilastras compuestas.
Fachada de la iglesia |
Dibujo de la fachada (3) |
En
el centro del primer cuerpo conserva la portada gótica arquivoltada sobre columnas de
capiteles de decoración vegetal, flanqueada por dos paños laterales con nichos
que alojan las estatuas de los santos Bernardo y Benito.
Paño lateral del Evangelio con la escultura de san Bernardo |
Paño lateral de la Epístola con la escultura de san Benito |
El
segundo cuerpo está separado por un arquitrabe con grutescos y cuenta con el
rosetón primitivo en el centro flanqueado por dos ventanas de arco de medio
punto abarcado por otro conopial y las cuatro
Virtudes Cardinales ante los pilares. Finalmente, el tercer cuerpo muestra dos
torres de campanas que flanquean un nicho con la imagen de Nuestra Señora de la
Asunción.
Segundo y tercer cuerpo de la fachada |
La
iglesia es la primera construcción
portuguesa que adoptó los nuevos usos góticos, con trazas seguramente dadas por un maestro
de origen francés, y que se conforma como la más grande de Portugal y una de
las más grandes del Císter, con ciento seis metros desde los pies a la cabecera. Pero
la imponente visión que ofrece en la actualidad no era la que tenía en origen,
pues las necesidades litúrgicas de la Orden dividían el espacio en la zona del
coro de monjes, la parte reservada a los conversos y, finalmente, y ya a los
pies del templo, la zona para el pueblo.
Nave central de la iglesia de Alcobaça desde los pies |
Nave central de la iglesia de Alcobaça desde el último tramo de la nave central |
Está
orientada siguiendo el eje oeste-este, la forma canónica de hacer coincidir la
cabecera hacia oriente, por donde sale el sol y en dirección hacia Jerusalén.
Las obras se iniciaron en 1178 y fue consagrada en 1252.
El ábside antes de que retiraran el retablo barroco (2) |
El ábside en la actualidad |
Presenta
planta de cruz latina de tres naves de gran altura y 12 tramos, transepto desarrollado con tres naves, con la cercana al ábside, a ambos lados,
convertida también en capillas, y ábside con girola y nueve capillas radiales.
Planta de la iglesia (2). Las indicaciones son mías |
Detalle del ábside, ante la girola |
Las capillas de la girola antes de que retiraran todo su amueblamiento para dejarlas desnudas (2) |
Detalle de la girola en la actualidad |
La
robusta cubierta de crucería se conforma como el primer ejemplo de este tipo en
Portugal, con los nervios que no llegan al suelo, apoyados en grandes ménsulas, una característica muy típica de la arquitectura cisterciense, sobre semicolumnas adosadas a pilares
cruciformes. Al exterior, aunque
todavía contrarresta los empujes de las naves mediante potentes contrafuertes, ya cuenta con arbotantes en el ábside, solución
claramente gótica.
Crucería gótica de la nave central |
Arbotantes del ábside |
Tampoco
soluciona el problema de iluminación que provoca la elevación de las naves,
quedando un cuerpo casi en penumbra, iluminado sólo por las ventanas en las
naves laterales y un rosetón a los pies, lo que hace
destacar todavía más la luz de la cabecera, con vanos abiertos en el
ábside y en los brazos del crucero.
Nave de la Epístola |
Cubierta de la nave de la Epístola, con ventanas de medio punto abocinadas |
Rosetón a los pies del templo |
En
el testero este del crucero de la Epístola se encuentra la capilla de san Bernardo, decorada con un excepcional retablo de
terracota de comienzos del siglo XVIII procedente del afamado taller de
alfarería de Alcobaça y que relata la muerte del santo, aunque en pésimo estado
de conservación.
Capilla de san Bernardo |
Detalle del grupo escultórico de terracota del retablo de san Bernardo |
Entre los muros de la iglesia recibieron sepultura muchos de los primeros reyes portugueses. D. Afonso II y D. Afonso III ocuparon dos túmulos funerarios a los lados
de la capilla de San Bernardo, y también recibieron sepultura en el lugar
D. Urraca, primera esposa de D. Afonso II, D. Beatriz de Gusmão, esposa de D.
Afonso III, y tres de los hijos del matrimonio.
En el siglo XVIII se decidió construir la Sala dos Túmulos o Panteão Régio de la primera dinastía portuguesa. Contiguo a este crucero de la Epístola, es una construcción neogótica trazada por Guilherme Eldson para alojar los túmulos medievales de reinas e infantes que reposaban en el transepto. Presenta tres naves con cubierta ojival y cuenta con cuatro arcosolios, las tres arcas de los infantes mencionados y el túmulo de D. Urraca.
Panteón Real de Alcobaça |
Algunos de los túmulos en el Panteón Real |
Pero
las obras de arte funerario más destacadas son los túmulos de D. Pedro I y D.
Inés de Castro. Aunque en origen, y tal y como dispuso D. Pedro I, estaban juntos en el transepto de la Epístola, han ido pasando por distintos emplazamientos, incluso
trasladados al panteón neogótico, hasta su ubicación actual, uno frente al otro a ambos
lados del crucero.
Los sepulcros de D. Pedro I y D. Inés de Castro cuando estaban en el panteón neogótico del crucero de la Epístola (2) |
Los personajes fueron protagonistas de una historia de amor que
comenzó cuando todavía él era príncipe y se enamoró de D. Inés, una de las
damas de su esposa, y aunque a la muerte de ésta quiso contraer matrimonio con
ella, y su padre, D. Afonso IV, que no aceptaba esos amores, se lo prohibió, el
príncipe, desobedeciéndole, se casó en secreto con su amada, con la que ya
tenía cuatro hijos, por lo que el monarca acusó a la dama de alta traición y
ordenó su degollamiento en los jardines de la Quinta das Lágrimas, una finca
cercana al Monasterio de Santa Clara a Velha de Coimbra, donde recibió
sepultura.
Pero lo primero que hizo D. Pedro I al acceder al trono fue ordenar su exhumación, coronarla como reina de Portugal y exigir su juramento a la nobleza, convirtiéndola en la única reina de la historia coronada tras su muerte.
A continuación mandó construir los dos túmulos
funerarios, hoy considerados obras esenciales de la escultura funeraria gótica
europea. En 1361 tuvo lugar la solemne ceremonia de traslado de los restos de su amada desde Coimbra para
ocupar uno de ellos y el rey quedó en espera de unirse con D. Inés a su muerte,
acaecida en 1367.
Apoyado sobre seis leones, el sarcófago de D. Pedro I contiene escenas de la Vida de san Bartolomé en los laterales, un impresionante rosetón que representa la Rueda de la Vida y relata la historia de amor en uno de los frentes, donde puede leerse la inscripción “hasta el fin del mundo”, y la Extrema unción en el otro. En el friso superior de remate aparecen los escudos de Portugal.
Sarcófago de D. Pedro I |
Representación de la Rueda de la Vida con la historia de amor de los fallecidos en uno de los frentes del sarcófago de D. Pedro I |
La Extrema unción |
Sobre
el sacrófago aparece la figura yacente del monarca, coronado, sujetando la espada con la mano izquierda, con un perro a sus pies, y protegido por seis
ángeles, dos de ellos turiferarios.
Yacente de sepulcro de D. Pedro I |
El
sarcófago de D. Inés de Castro se
apoya en seis figuras antropomorfas y, según la leyenda, tres de ellas muestran
los rostros de sus asesinos.
Sarcófago de D. Inés de Castro |
En
los laterales se desarrollan escenas de la Vida de Cristo, con una Crucifixión en uno de los frentes y un Juicio Final en el otro. En el friso
superior de remate aparecen los emblemas de Portugal y los de los Castro. La figura yacente también está coronada y protegida por los mismos seis ángeles.
Tres escenas de la Pasión, con Pilatos lavándose las manos, la Flagelación y la Subida al Calvario |
Crucifixión en uno de los frentes del sepulcro de D. Inés de Castro |
Representación del Juicio Final en uno de los frentes del sepulcro de D. Inés de Castro |
En
cuanto a sus dependencias anejas al templo, están la sacristía, la capilla-relicario, la
capilla funeraria exenta y el panteón real.
A la Sacristia Nova se accede través de la cuarta capilla radial del ábside. Recibe ese nombre
porque fue construida durante el reinado de D. Manuel I, en los veinte primeros
años del siglo XVI, un periodo de gran poderío económico de la Orden, para
sustituir a la medieval, que está en la panda este del claustro de D. Dinis,
adosada al testero norte del crucero del Evangelio, y que se habría quedado
pequeña.
Se sabe que en ella actuó,
como maestro de obras reales, João de Castilho, que también dirigió las obras
del Monasterio
de Santa María de la Victoria de Batalha, ya durante el reinado de D. João III.
Pero
el terremoto de 1755 la afectó profundamente y sólo sobrevivió el atrio, un
ámbito cubierto con bóveda estrellada, y dos portadas manuelinas, la de la
sacristía y la de la Capela do Senhor dos Passos, no visitable, realizadas según trazas de João
de Castilho y en los que también trabajaron João de Ruão, Mestre Nicolau y Rui
Garcia.
Atrio de la sacristía nueva con la portada manuelina |
Así, el interior ya data de 1770, reconstruido siguiendo la estética barroca, un ámbito
rectangular con una cubierta de medio cañón rebajado decorada con estucos y con
la Apoteosis de san Bernardo.
Sacristía nueva |
La
Capela Relicário, también denominada
“O Espelho do Céu”, se encuentra en la cabecera de la sacristía. Se levantó
entre 1669 y 1672, durante el abaciato de fray Constantino de Sampaio, y es un
espacio de planta octogonal cubierto con cúpula de piedra casetonada y
policromada y con linterna, proporcionando una luz muy teatral al ámbito, que
está completamente revestido por un retablo poligonal de talla dorada con seis
niveles de nichos que albergan una colección de estatuas
relicario, una obra excepcional del arte portugués.
Detalle de la cúpula de la capilla-relicario |
Seis
de ellas son de cuerpo entero, destacando una Virgen, protagonista
absoluta del imaginario cisterciense, flanqueada por los santos Benito y
Bernardo con los hábitos benedictino y cisterciense respectivamente.
Retablo de la capilla-relicario |
Detalle de los bustos relicario |
En
cuanto a la Capela do Desterro, una
construcción exenta de comienzos del siglo XVIII concebida como monumento
dinástico en el “cemitério dos Monges”, se accedía a ella a través de la "Porta
dos Mortos", en el transepto de la Epístola, aunque ahora se hace a través
del atrio de la sacristía. Es un pequeño templo votivo con una fachada retablo barroca
compuesta por vano adintelado flanqueado por columnas torsas que soportan un
frontón en cuyo centro se abre un óculo, y todo ello coronado con un grupo
escultórico que representa la Anunciación a San José.
Capela do Desterro |
El interior muestra planta rectangular, revestido de azulejos atribuidos a António
Vital Rifarto con escenas de la Huída a Egipto y otros episodios de la Vida de
Jesús, puestos en paralelo con la restauración monárquica portuguesa. Cuenta
con un espectacular altar mayor barroco en talla dorada y alberga los restos
mortales de D. Constanza, virgen y mártir.
Interior de la Capela do Desterro |
Panel del lado del Evangelio |
Panel del lado de la Epístola |
Y
todavía nos queda “pasearnos” tranquilamente por las dependencias monacales en torno a sus espectaculares claustros.
Ya sabéis: pinchad aquí.
San
Esteban convento e iglesia,
de Salamanca
San
Martiño Pinario en Santiago de Compostela
Santa
María del Paular en Rascafría (Madrid)
Santo
Tomás de Ávila
San
Antonio el Real de Segovia
Convento
de Santa Cruz e iglesia,
de Segovia
Santa
María del Parral de Segovia
San
Miniato al Monte de Florencia
Basilica
dei Santi Giovanni e Paolo de Venecia
Basilica di Santa Maria Gloriosa dei Frari de
Venecia
Monasterio
de San Michele in Isola de Venecia
San
Giorgio Maggiore de Venecia
Convento
da Madre de Deus, hoy Museu Nacional do Azulejo en Lisboa
Imágenes
ajenas:
(2)
MARTINS, Ana Maria Tavares Ferreira, As
arquitecturas de Cister em Portugal, 3 vols., tesis doctoral, 2011. https://ubithesis.ubi.pt/handle/10400.6/693
Fuentes:
MARTINS, Ana Maria Tavares Ferreira, As arquitecturas de Cister em Portugal, 3 vols., tesis doctoral,
2011. https://ubithesis.ubi.pt/handle/10400.6/693
Comentarios
La volvere a ver a lo largo de la semana
Qué desnuda belleza la del interior de la iglesia, pero dónde se encuentra todo el mobiliario y obras de arte que contenía?
Ese andamio en el crucero incumple todas las normas de seguridad, incluidas las de aquella época!!
Cual es la dinastía de aquellos reyes portugueses?
Gracias.
En cuanto a la dinastía, es la de los Capetos, concretamente la rama Capeto-Borgoñona de Portugal, fundada por Enrique de Borgoña, conde de Portugal y padre de D. Afonso Henrique, primer rey de Portugal como Afonso I y fundador de Alcobaça. Un abrazo.
Como me alegro de haber encontrado este blog!
Un abrazo.
Un saludo.
Un saludo.
Fantásticos los sepulcros. Desconocía la leyenda referente a los soportes del túmulo de la reina, aunque me parece verosímil por la rareza de los mismos (creo no haber visto nunca ese tipo de soportes) y por lo individualizado de las facciones de las "bichas".
Voto por la compra de los andamios de la foto para su montaje en el Reina Sofia, me parecen una obra de arte, ahí, ahí con el Monumento a la Tercera Internacional de Tatlin.
Hasta el próximo lunes que me refresques el resto del monasterio,
gracias y un abrazo
Por cierto, mi abuela materna era Gadea Abad, de Novelda. ¿Tienes procedencia de allí?
Muchas gracias y saludos
Tomar es un lugar verdaderamente fascinante. La última vez que lo visité estuve recorriéndolo unas cinco horas, paladeándolo rincón a rincón. Tengo pendiente dedicarle más de un artículo aquí pero todavía no sé cómo enfocarlos, me lo tengo que pensar.
Mi familia paterna procede de un pueblo de Segovia, Aldealengua de Santa María. Ya sabíamos que hay algún que otro Gadea por la zona de Levante, pero no conocemos ninguna conexión suficientemente cercana como para que la familia tenga recuerdo de ello. En cualquier caso, encantada de compartir apellido.
Un saludo.
Gracias por tus artìculos, Sira. Hoy he estado en Aranda y a puntito de parar en Gumiel y me has venido al recuerdo constantemente. Al igual que le pasa a Nacho San Marcos, tu literarura me sirve de guía viajera.