La ex-colegiata de santa María la Mayor de Toro, en Zamora
La ex-colegiata de Toro, declarada Monumento Nacional en
1892 y Bien de Interés Cultural en 2008, es un fiel testigo de la importancia
de la ciudad durante la Edad Media.
Nave central de la colegiata de Toro |
El impresionante puente sobre el Duero, en la calzada romana
que unía Zamora con Zaragoza, es su más importante muestra de la romanización, hoy
muy restaurado pero que se sabe que estaba en condiciones de uso en el siglo X,
incluso después de haber sufrido el turbulento periodo de las invasiones
bárbaras, el dominio musulmán o las devastadoras campañas sobre el valle del
Duero de Alfonso I de Asturias, tras lo que la ciudad empezó a repoblarse de la mano
de Alfonso III para reforzar la frontera con Al-Ándalus. Aun así, esta estrategia no pudo evitar los posteriores ataques de Almanzor, unas escaramuzas que no terminaron hasta la desintegración del Califato de Córdoba, momento a partir del cual Alfonso VI decidió continuar con la tarea repobladora de la mano de su yerno don Raimundo de Borgoña, casado con su hija doña Urraca, iniciándose un periodo de paz.
Puente sobre el Duero a su paso por Toro |
Pero tras la segregación de Castilla y León a la muerte de
Alfonso VII, Toro recuperó su interés estratégico como plaza fronteriza del
reino de León, potenciada por su sucesor, Fernando
II, bajo cuyo patrocinio se fortaleció el recinto y se reconstruyó el
puente romano.
Y es también por esta época cuando se empezaría a levantar
una iglesia mayor en un enclave que la convirtió en el principal punto de
referencia de la ciudad, conformando su característico perfil, además de
vertebrar el despliegue en abanico de la red viaria de Toro hacia el norte.
Los escasos documentos que se conocen no dan información sobre promotores ni arquitectos de la colegiata, quedando solo el estudio de la propia fábrica y su comparación con otros grandes templos de la región levantados a partir de la segunda mitad del siglo XII.
Los escasos documentos que se conocen no dan información sobre promotores ni arquitectos de la colegiata, quedando solo el estudio de la propia fábrica y su comparación con otros grandes templos de la región levantados a partir de la segunda mitad del siglo XII.
Plano de Toro con la ubicación de la colegiata sobre un cerro, con el Alcázar a la derecha y el desarrollo medieval de la ciudad hacia el norte. Planoteca IPCE. La indicación es mía |
Detalle del dibujo de Anton van den Wyngaerde de la ciudad de Toro desde el valle del Duero de 1570, con la colegiata en el centro y el Alcázar a la derecha (2) |
En esta primera fase, que acabaría a la muerte del rey en
1188, se levantó la cabecera, las portadas laterales y los muros exteriores
hasta una altura que queda señalada por el uso de piedra caliza de tonalidad
más clara.
Fachada norte, en la que se aprecia claramente la primera fase constructiva, de sillares de piedra más clara |
El ímpetu constructivo del periodo debió resultar frenético,
pues entre fines del siglo XII y comienzos del XIII se constatan, al menos,
trece parroquias que erigen nuevos templos,
algunas de órdenes militares, como las de los Templarios, del Santo Sepulcro y
Alcántara.
Las obras serían continuadas en la primera mitad del siglo
XIII, durante el reinado de Fernando III
el Santo, cuando vuelven a unirse los reinos de Castilla y León, con Toro
como la primera de las grandes villas leonesas en reconocerle como su nuevo
señor.
Esta segunda fase está protagonizada por una arenisca rojiza
y técnicas constructivas retardatarias, y las obras se dan por concluidas en
la década de 1240 a falta de la portada occidental. A continuación comienza un
periodo de desinterés de los monarcas por la ciudad que termina en 1283, cuando
don Sancho, hijo de Alfonso X el Sabio, futuro Sancho IV, le entrega a su
esposa, doña María de Molina, el señorío de la villa y, finalmente, se termina
la emblemática Portada de la Majestad, muy probablemente gracias a su
patrocinio, aunque no existan documentos que lo corroboren porque un incendio
en 1761 en las Casas Consistoriales destruyó los fondos del archivo municipal.
En cuanto al rango del templo, la tradición defiende que se
constituyó como abadía pero se sabe que a mediados del siglo XIII era simple
parroquia, y aunque el primer documento que menciona la existencia de un
cabildo es de 1332, lo más probable es que lograra esa jurisdicción antes,
también en tiempos de Sancho IV y María de Molina, dependiente de la diócesis
de Zamora. El rango de colegiata lo perdió en virtud del Concordato entre el Estado Español y la Santa Sede firmado en 1851, que en su art. 21 estableció que quedaran suprimidas todas las colegiatas, convertidas en iglesias parroquiales, con el nombre de parroquia mayor si en la localidad hubiese otra u otras parroquias, como en este caso. También se establecieron excepciones y algunas conservaron el rango, pero no la de Toro.
En el siglo XX experimentó varios procesos de restauración, protagonizados por los arquitectos Alejandro Ferrant Vázquez, Luis Menéndez
Pidal o Francisco Pons-Sorolla, que afectaron a la cabecera, eliminándose
las dependencias que habían sido adosadas a lo largo de los siglos y dejando la
colegiata exenta. En la década de 1980 se restauraron la torre y el pórtico de la Majestad y en 2012 le tocó a la portada norte.
Observada en planta, presenta tres naves de tres tramos, transepto
que casi no sobresale en planta de igual anchura que la nave central, falsa cúpula en el crucero, tres capillas absidiales con tramo recto y remate
semicircular y tres accesos, uno a los pies y otros dos laterales abiertos en los
tramos centrales de las naves laterales. Con posterioridad se adosó una
sacristía al crucero de la Epístola y la capilla de la Majestad en la fachada
oeste.
Planta (1). Las indicaciones son mías |
La cabecera
destaca por los volúmenes formados por los tres ábsides, más alto y profundo el
central, un perfil románico clásico con una disposición que podría darnos una
idea de cómo sería la cabecera de la catedral de Zamora antes de la
intervención en época de los Reyes Católicos para convertirla en un testero
plano.
Cabecera de la ex-colegiata de Toro |
Los tres ábsides cuentan con basamento y se dividen en dos
cuerpos, el inferior ciego, aunque el central está decorado con arcos ciegos
que los laterales no presentan. Los cuerpos superiores de estos últimos cuentan
con una ventana central de arco de medio punto con columnillas y capiteles y en el central se disponen tres calles divididas con columnas
encastradas con tres arcos muy similares a los de los laterales, todos
ciegos menos los centrales de cada calle. Casi todos los capiteles tienen
decoración vegetal, con dos excepciones zoomórficas. Las cornisas están formadas por arquillos de tradición
lombarda sobre ménsulas piramidales invertidas. Como el presbiterio tiene mayor altura que el ábside, se
aprovechó para abrir un rosetón que también ilumina el interior.
En cuanto al cimborrio,
se inspira en los de la catedral de Zamora y la Catedral Vieja de Salamanca,
formando parte del conocido grupo de “cimborrios del Duero”, al que hay
que añadir la llamada Torre del Melón de la antigua sala capitular de la
Catedral Vieja de Plasencia.
El cimborrio desde la calle Mayor de Toro |
Presenta dos pisos, diferenciándose en este sentido del zamorano, con vanos de medio punto polilobulados y cuatro torrecillas en
los ángulos que actúan como contrafuertes, añadidas por necesidades de estabilidad y que son
resultado de la proyección horizontal de los cuatro pilares del crucero. El conjunto está rematado por un armazón de madera
cubierto con faldones de teja curva.
Detalle del cimborrio |
La fachada norte
abre a la ciudad, ante una plaza y rodeada de un atrio que indicaba la
jurisdicción del templo. En ella destacan el gran rosetón del transepto del Evangelio,
la portada y la torre.
Fachada norte de la colegiata, con el hoy acceso principal en la portada abierta al segundo tramo de la nave del Evangelio |
La portada norte,
es románica, fechada a fines del siglo XII. Se organiza mediante un
plinto muy restaurado en la primera mitad del siglo XX, sobre el que se
levantan columnas agrupadas de tres en tres con capiteles muy deteriorados que
parecen indicar decoración vegetal y zoomórfica, ábaco común y cuatro
arquivoltas de medio punto, la interior apoyada sobre las jambas de la puerta y
las otras tres sobre los grupos de tres columnas.
Portada norte |
La primera arquivolta cuenta con decoración vegetal y un
trasdós polilobulado en el que se alternan elementos vegetales con bustos de
ángeles con las alas desplegadas.
Capiteles y arquivoltas de la izquierda |
Capiteles y arquivoltas de la derecha |
La segunda arquivolta presenta siete ángeles turiferarios a
cada lado, todos dispuestos de forma radial y girados hacia la figura central
en la clave, un Cristo bendiciendo.
Detalle de la primera y la segunda arquivolta |
La tercera arquivolta de nuevo presenta decoración vegetal,
con una flor de cardo con las hojas abiertas en cada una de las dovelas.
Finalmente, la cuarta arquivolta desarrolla un Juicio Final, con Cristo en Majestad
flanqueado por la Virgen y San Juan con barba, de ahí que tenga que
identificarse con el Bautista en vez del Evangelista, formando una Déesis de
tradición bizantina, y los veinticuatro ancianos del Apocalipsis con variados
instrumentos, todos sentados sobre un banco corrido y reposando los pies en
escabeles.
Detalle de la cuarta arquivolta, con una Deesis central flanqueada por los ancianos del Apocalipsis |
La torre, en el
lado del Evangelio de la fachada oeste, lo mismo que en la Catedral Vieja de Salamanca, se
levantó una vez terminado el cuerpo del templo. Tiene planta cuadrada de
potentes muros y contrafuertes y ha sido sometida a múltiples reconstrucciones,
la última barroca, de mediados del siglo XVIII, cuando se opta por demoler la
mitad superior para erigir un nuevo cuerpo de campanas y un remate octogonal,
obra de Francisco Escudero.
La famosa portada de la Majestad se ubica en la
fachada occidental y fue el acceso principal de la colegiata hasta la
construcción de una capilla a los pies del templo, hoy capilla de santo Tomás Apóstol,
de ahí que en la actualidad haya primero que acceder a la colegiata para salir
a la capilla y contemplarla (dada su espectacularidad, incrementada, si cabe,
por conservar su policromía original, le dedico un artículo aparte que puede
consultarse aquí).
Acceso a la capilla de santo Tomás Apóstol desde los pies de la colegiata |
Portada de la Majestad en la capilla de santo Tomás Apóstol |
La fachada sur
abre a un gran balcón con vistas al Duero conocido como el Espolón, desde el que se ve el famoso puente
y toda la vega. En ella destaca la capilla de santo Tomás adosada a los pies,
portada del Espolón, abierta al segundo tramo de la nave de la Epístola y el
volumen de la sacristía, adosado al transepto de ese lado.
Fachada sur |
Vista del valle del Duero desde la colegiata |
La portada sur o del Espolón es contemporánea a la del
norte pero más sencilla, con la parte baja con tres parejas de columnas con
capiteles con decoración vegetal de aspecto corintio sobre las que se apoyan
cuatro arquivoltas baquetonadas ligeramente apuntadas y decoradas con motivos
geométricos y vegetales, la primera de nuevo apoyada sobre las jambas de la
puerta.
Portada del Espolón |
Al exterior se observan múltiples ventanas y rosetones. Además de las
mencionadas en la zona absidial y el cimborrio, entre las ventanas destacan las tres de la fachada norte, de distinta hechura
y cada una abierta a un tramo de la nave del Evangelio.
Los rosetones y
óculos, también de diverso tamaño y trazado, se encuentran en los hastiales
este y oeste de la nave central, en los transeptos y el hastial oeste y en los
dos últimos tramos de la nave de la Epístola.
Óculo sobre la portada del Espolón |
Ya en el interior, las naves están separadas por pilares
cruciformes pensados para adosar columnas en los acodos, aunque en algunos faltan. El primer tramo de cada nave lateral se
cubre con bóveda de aljibe de cañón apuntado que aparenta ser de crucería por
la incorporación de cuatro nervios diagonales que refuerzan sus aristas,
mientras que los dos tramos restantes ya tienen bóveda de crucería real, esta
vez octopartita.
Detalle de las cubiertas de la nave del Evangelio |
Sin embargo, la nave central y el transepto están cubiertos
con unos arcaizantes cañones apuntados reforzados con arcos fajones doblados
que indican la presencia de un taller posterior menos evolucionado que el que
se encargó de la obra con anterioridad, dejando sin funcionalidad los pilares
con columnas en las que tendrían que apear los nervios de una cubierta de
crucería que, sin embargo, acaban inesperadamente a la altura de la imposta.
Interior del templo desde el segundo tramo de la nave central |
Nave central desde el crucero, con los pilares preparados para soportar una cubierta de crucería en vez del cañón apuntado que presenta |
En la cabecera,
el altar mayor tiene bóveda de cañón apuntado en el tramo recto y bóveda de
horno en el remate semicircular, mientras que los ábsides laterales tienen
medio cañón puro.
La capilla mayor
está cerrada por una verja de hierro
forjado del siglo XVII y en los extremos cuenta con sendos púlpitos del mismo
material. Muestra el escudo de los Fonseca en la parte superior porque en 1468
se convirtió en patronato de una rama de la familia, de ahí los arcosolios en los testeros del
presbiterio.
Capilla mayor |
Arcosolios del testero del Evangelio |
Arcosolios del testero de la Epístola |
El retablo mayor
es una obra barroca del siglo XVIII de Simón Gavilán y Tomé. Tiene forma de
templete que cobija una talla de la Virgen de la Asunción, titular del templo, rematado
con una pequeña cúpula rodeada de las Virtudes.
Retablo mayor, dedicado a la Virgen de la Asunción |
El ábside del
Evangelio estuvo bajo la advocación de san Nicolás de Bari, después fue
sede de la Cofradía de la Piedad y más tarde de la Hermandad de san Valentín,
pasando a patronato de la familia Ulloa en el siglo XVII, con nichos
sepulcrales en los testeros, hoy vacíos.
Ábside del Evangelio |
En la actualidad cuenta con una pequeña tabla procedente de
la iglesia de Fuentesecas con un Llanto sobre Cristo muerto, obra de Lorenzo de
Ávila fechada ha. 1550.
Llanto sobre Cristo muerto de Lorenzo de Ávila y talla de un Ecce Homo en la capilla absidial del Evangelio |
El ábside de la
Epístola fue sede de la Cofradía de Nuestra Señora de la Asunción y
Santiago en el siglo XV y después se convirtió en patronato de la familia
Enríquez, con un retablo hoy sustituido por otro plateresco de Luis del
Castillo fechado en 1530, aunque con posteriores añadidos tardobarrocos, que se
organiza mediante banco, dos cuerpos de tres calles y ático en el que se
distribuyen diez tablas que narran la Vida y Pasión de Cristo, desde la
Anunciación hasta la Crucifixión.
Ábside de la Epístola |
Detalle de las escenas de la Flagelación, el Ecce Homo, la Subida al Monte Calvario y la Crucifixión en el ático |
En cuanto a la cubrición
del crucero, responde a un criterio retardatario y, además, como
improvisado, pues la estructura portante no está diseñada para este tipo de
cubierta. Así, sobre los cuatro arcos torales se desarrollan pechinas de
irregular curvatura, sin formar triángulos esféricos ni ser parte de una bóveda
baída, que soportan una linterna de planta hexadecagonal con doble orden de
dieciséis vanos de medio punto sobre los que se sitúa una falsa cúpula,
compuesta por un haz de dieciséis nervios que sostienen plementos de ladrillo.
Cubierta del crucero |
La mayoría de los capiteles de las columnas adosadas a los
pilares que separan las naves presentan decoración vegetal, pero las de los
arcos torales del crucero cuentan con escenas historiadas, distinguiéndose a Daniel
en el foso de los leones, una jauría de perros, una Despedida de un caballero y
su dama o una arpía, dentro de las formas zoomórficas procedentes
del bestiario medieval.
Las esculturas con los símbolos de los Evangelistas de las
pechinas, salvo el león, que es moderno, datan de la época de doña María de
Molina, cuando también se culminó la portada de la Majestad a los pies del
templo.
Símbolo de san Mateo en una de las pechinas |
Símbolo de san Lucas en una de las pechinas |
También son de ese periodo las cuatro grandes esculturas en
piedra policromada adosadas a los cuatro pilares del segundo tramo de la nave
central, Santiago y el Evangelista y otras dos componiendo una Anunciación. Están bajo doseletes
góticos y apoyan en ménsulas historiadas. Las de san Gabriel y la Virgen muestran
los episodios del Génesis de la Creación de Adán y Eva y el Pecado Original, la
de san Juan es un rostro entre vegetación y la de Santiago muestra tres figuras
orantes.
Santiago y san Juan Evangelista |
La Anunciación |
El Pecado Original en la ménsula de la Virgen |
Este ámbito estaba ocupado por el coro, hoy desaparecido. La reja, realizada en 1583 por Juan Tomás
Celda y Diego Roa con el patrocinio de don Rodrigo de Ulloa, primer marqués de
La Mota, procede del desaparecido monasterio de san Ildefonso.
Ámbito que estuvo ocupado por el coro, con la reja del monasterio de san Ildefonso y las esculturas de la Anunciación |
En el transepto del
Evangelio se encuentra un retablo de la Asunción y los Santos Juanes
procedente del Hospital de la Cruz de Toro, que fue patrocinado por don Juan
Rodríguez de Fonseca, arzobispo de Burgos nacido en Toro, de ahí la presencia
de sus escudos.
Transepto del Evangelio desde el de la Epístola |
Con trazas atribuidas a Pedro Díez ha. 1530 y las pinturas
de Lorenzo de Ávila se organiza mediante banco, dos cuerpos de tres calles y
ático y conserva ocho de sus nueve pinturas. El banco tiene el espacio central
vacío, flanqueado por los apóstoles Pedro y Santiago el Mayor. El primer cuerpo
está presidido por la Virgen de la Asunción, flanqueada por el Bautista y el
Evangelista y en el segundo aparece un Calvario con las escenas de la Natividad
y la Epifanía. El ático está reservado para el escudo del promotor.
Retablo de la Asunción y los Santos Juanes |
Detalle del rosetón del transepto del Evangelio, el más grande del templo |
En el transepto de la
Epístola se encuentra un órgano barroco de comienzos del siglo XVIII, con
mecánica de Manuel de Villa y caja de Manuel López de Ribera y Francisco y
Santiago Rico.
Órgano barroco en el transepto de la Epístola |
En el primer tramo de la nave de la Epístola está el retablo
de san Ildefonso, una obra de 1767 atribuida a José García y patrocinada
por don Alonso López de Arce y su esposa, doña Joaquina Ramos, con una
escultura del santo titular y otra de san Joaquín, santo patrón de la dama, en
el ático.
Retablo de san Ildefonso |
Al ser una iglesia musealizada, por todo su ámbito se encuentran
distribuidos retablos, esculturas, tallas de devoción, Crucificados,
pinturas...
La nave de la Epístola desde el transepto, con obras de arte distribuidas. Al fondo se ve el retablo del Cristo de la Pasión |
Crucificado anónimo del siglo XV repintado en el XIX y Crucificado atribuido a Antonio Picardo fechado en la primera mitad del siglo XVI, procedente del desaparecido convento de san Ildefonso de Toro |
El Retablo del Cristo
de la Pasión se encuentra a los pies de la nave de la Epístola. Está fechado
en el siglo XVIII, con un Crucificado central atribuido a Juan Calleja, los
bustos del Ecce-homo y la Dolorosa a los lados y ático con san Ignacio de
Loyola.
Retablo del Cristo de la Pasión |
El retablo de la Virgen de las Paces fue realizado en 1642
con el patrocinio de doña Petronila de la Paz Enríquez para su capilla
funeraria en el ábside de la Epístola. Tiene una
escultura de la Virgen rodeada de cuatro ángeles tocando instrumentos
musicales y ático con un Calvario, tablas al óleo de Cristóbal
Sánchez.
La sacristía,
adosada al crucero de la Epístola, es de planta rectangular y en la actualidad
está habilitada como sala de museo.
Volumen de la sacristía, en primer plano a la izquierda, adosada al transepto de la Epístola |
Sacristía |
En ella puede verse la famosa tabla de la Virgen de la Mosca fechada
ha. 1520 y atribuida por algunos autores a Jan Gossaert (lamentablemente durante mi visita a comienzos de junio de 2014 no estaba expuesta), un Calvario de marfil
y carey de hechura italiana del siglo XVII, un retablo de la Virgen de los
Remedios con pinturas de Gaspar de Palencia de 1585 o un busto-relicario de
Santa Teresa de Jesús de Estaban Rueda de ha. 1622.
Virgen de la Mosca (3) |
Y para terminar con este paseo, la última sorpresa es la Cámara del Tesoro, alojada en el
cuerpo bajo de la torre, con piezas litúrgicas de plata, aderezos de imágenes
de devoción, navetas, relicarios…
Cámara del Tesoro de la colegiata de Toro |
Otras COLEGIATAS
en Viajar con el Arte:
La
ex colegiata de san Antolín de Medina del Campo, en Valladolid
Referencias:
(2) VV.AA. La restauración
de la portada de la Majestad de la Colegiata de Santa María la Mayor de Toro,
Toro, 1996.
(3) http://ipce.mcu.es/documentacion/fototeca/fondos/doc-fot-fond-conserv5.html
(3) http://ipce.mcu.es/documentacion/fototeca/fondos/doc-fot-fond-conserv5.html
Fuentes:
VV.AA. La restauración
de la portada de la Majestad de la Colegiata de Santa María la Mayor de Toro,
Toro, 1996.
Comentarios
He estudiado en Salamanca, con Toro a un tiro de piedra durante bastantes años y nunca pensamos en hacerle una visita, años después, ya viviendo en Madrid visité Toro y fue una sorpresa bastante agradable (porque realmente solo íbamos a ver la colegiata). Un casco histórico bastante bien conservado y muy grande con sus casitas de dos plantas y bastantes monumentos de gran interés y unas vistas excepcionales sobre el valle del Duero. Sin duda merece la pena una visita con la única pega de tener algunas zonas del casco un tanto descuidadas.
Muchas gracias por tu esfuerzo.
Un abrazo
En Toro murió, desterrado y con el juicio perdido, el otrora todopoderoso conde-duque de Olivares, ya que la Vila era señorío de la familia de su mujer.
Gracias por otra archiestupenda entrada.
-En primer lugar felicidades por el trabajo. Es realmente bueno y bien documentado, teniendo en cuanto lo que se va cada día por la red.
-Preguntáis por el coro; pues bien fue vendido en parte por la Parroquia durante la restauración de los años 40. Otra parte la "adquirió" (se la llevó) el Estado y nunca más se supo. Sólo quedan tres sitiales en la Sacristía pertenecientes al coro bajo.
- Con respecto al rango de Colegiata, como bien dices la Santa Sede y la Corona firmaron un nuevo Concordato en 1851. En este Concordato se acuerda suprimir algunas Corporaciones Colegiales, pero no coincidiendo con las que no estaban en la capitalidad provincial. El criterio fue más aleatorio... El problema era económico. La Corona se comprometía a pagar unas cantidades a las Corporaciones y dado el número no podía hacer frente a todas...
En Toro al suprimir el Cabildo, el Obispo nombra un Párroco con las funciones del Abad y ocho coadjutores con las de los canónigos. Así en la práctica la Colegiata siguió teniendo Cabildo... Por tanto lo que perdió fue el Cabildo. No el rango. La actual Parroquia de Santa María la Mayor, está en el templo Colegial de la Ciudad.
Respecto al coro y a lo comentado sobre su venta durante los años 40 tengo mis dudas al respecto de las fechas, no de su posible venta. El coro lo recuerdo de mi niñez y soy nacido en el 46 ... No me cuadra
Un saludo muy cordial
google tiene un buscador de fotos
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