El monasterio de San Pedro de Cardeña en Castrillo del Val, Burgos
San Pedro de Cardeña es una abadía en el
término municipal de Castrillo del Val, en la provincia de Burgos. Sin datos
fiables sobre su génesis, la tradición más remota habla de una primera y
pintoresca fundación a mediados del siglo VI por mandato de doña Sancha, esposa del
rey Teodorico Amalo de Italia, como lugar de enterramiento de su hijo, el
infante Teodorico, aunque es evidente que carece de base alguna.
Monasterio de San Pedro de Cardeña |
Hay historiadores que afirman que ya pudo
existir en el siglo VIII, quedando desolado durante las guerras con Al-Andalus
y repoblado a fines del siglo X y otros que consideran que en esta última fecha
no fue una repoblación sino una primera fundación. El caso es que lo que sí
parece constatado son unos privilegios concedidos por Alfonso III el Magno, como
parte de la estrategia repobladora llevada a cabo en el periodo, y una donación
del año 902 de don Gonzalo Téllez, conde de Lantarón y de Cerezo, y su esposa,
doña Flámula, a favor de la Orden de san Benito, lo que convertiría Cardeña en
la primera abadía benedictina en el reino de León, al que pertenecía el
territorio.
El caso es que las guerras y continuos cambios de
frontera de la época propiciaron que en esas fechas las tropas califales
invadieran la zona y destrozaran el cenobio, que empezó a recuperarse gracias a las donaciones del conde de Castilla Fernán González. Pero de nuevo la paz del monasterio se vio destrozada en una posterior
razzia que los estudios históricos más recientes dicen podría haber tenido lugar alrededor de la segunda mitad del siglo X aunque la tradición establece que fue años antes y en la que se dice que un día
de los santos Justo y Pastor, 9 de agosto, fueron asesinados unos doscientos
monjes, conocidos como los “mártires de Cardeña”, finalmente canonizados en
1603, acontecimiento que explica la actual advocación del monasterio a “Santa
María de los Santos Mártires de Cárdena”, que convive con la más antigua y
conocida a San Pedro.
Después de aquel luctuoso hecho, el monasterio
habría seguido contando con el apoyo del conde Fernán González y, sobre todo, de su
hijo, García González, haciendo posible su reconstrucción y el inicio de un
intenso periodo de expansión en el que fueron abundantes los privilegios y
gracias concedidos por los reyes de Castilla pero también por nobles y
príncipes.
Cardeña empezó pronto a gozar de gran
popularidad por la cantidad de reliquias que llegó a atesorar y que atraían las
peregrinaciones, el movimiento devocional en torno a los santos mártires y su posterior
vinculación con la figura del Cid Campeador, donde la tradición estableció que
había dejado a su esposa y a sus hijas, bajo la protección del abad Sisebuto,
camino de su primer destierro en 1081, y donde fueron depositados sus restos
tras de su muerte en Valencia en 1099.
Además, Cardeña también contó con el
afamado Scriptorium Caradignense, muy activo entre los siglos X y XII, foco de
difusión de los textos benedictinos más importantes, la Regla de San Benito y el Libro
de los Diálogos de San Gregorio Magno, además de otros códices, conservándose el primer tomo de los tres que componían la conocida como Biblia de Burgos, con doscientos dos folios en pergamino, en la Biblioteca Pública del Estado en Burgos, y unos ciento cincuenta folios del Beato de Cardeña, que incluye una copia del Beato de Liébana, entre el Museo Arqueológico Nacional, el
Diocesano de Gerona y el Museo Metropolitano de Nueva York.
Biblia de Burgos (1) |
Beato de Cardeña (2) |
En los siglos siguientes sufrió una larga
etapa de decadencia que fue superada a comienzos del siglo XVI tras su
vinculación con la Congregación de San Benito de Valladolid
y la canonización de sus doscientos monjes mártires a comienzos del siglo XVII. Así, a comienzos del siglo XVIII el monasterio
pudo ser ampliado y profundamente reformado.
La invasión francesa, cuando el
monasterio fue expoliado, y las desamortizaciones de la primera mitad del siglo
XIX provocaron la exclaustración y su abandono hasta 1880,
cuando por unos meses fue ocupado por una comunidad trapense procedente de la abadía francesa de Diviélle. Entre 1888 y 1901 acogió a una
comunidad de escolapios. Entre 1905 y 1921 fue ocupado por un grupo de frailes
capuchinos que habían sido expulsados de Toulouse.
Aunque en 1931 fue
declarado Bien de Interés Cultural con categoría de monumento, durante la
Guerra Civil española fue campo de concentración del bando nacional.
Finalmente, en 1942 fue restaurada la
vida monástica mediante una comunidad cisterciense procedente de San Isidro de
Dueñas, que a lo largo de los años consiguieron rehabilitar la observancia de
la Regla benedictina y el maltrecho edificio, aunque un incendio en 1967
destruyó gran parte del conjunto.
Las abundantes intervenciones que ha
tenido Cardeña a lo largo de los siglos hacen que conserve vestigios de
variados estilos. Cuenta con iglesia y dos claustros,
alrededor de los que se distribuyen distintas dependencias, y se sabe que tuvo
un tercer claustro hoy desaparecido.
Lo primero que uno se encuentra al llegar
al monasterio es, precisamente, lo último construido, el segundo claustro, desarrollado en el
siglo XVII a continuación del románico, con su fachada oeste conformada como la
principal del conjunto, un gran lienzo de sillería flanqueado por dos grandes
torreones de base cuadrada dedicados a los santos Pedro y Benito, representados
en sendas esculturas.
Alzado de la fachada oeste del monasterio, con el volumen del claustro del siglo XVII a la izquierda y la fachada de la iglesia, retranqueada, a la derecha. Planoteca IPCE |
Vista aérea del conjunto (3) |
Detalle de la fachada principal del monasterio |
En el centro se ubica una portada con
arco de medio punto sobre el que se desarrolla un segundo cuerpo de dovelas
bicolores con una hornacina central con una estatua ecuestre de El Cid, que
toma la iconografía de Santiago Matamoros, coronada por el escudo del
monasterio sobre el que figura otro de Castilla y León. Frente a la fachada hay
un monolito que indica dónde, según la tradición, fue enterrado Babieca, el
caballo del Cid.
Portada barroca |
Detalle de la escultura ecuestre del Cid Campeador |
Fachada norte. Planoteca IPCE |
Fachada este, donde se sabe que hubo otro claustro. Planoteca IPCE |
La iglesia,
que empezó a erigirse a mediados del siglo XV, durante el periodo del abad don
Pedro del Burgo, se levanta sobre otra primitiva románica de la que se conserva
un campanario, fechado entre los siglos X y XI, con planta cuadrangular y
cuatro cuerpos con aspilleras y ventanas románicas de diversas épocas.
Tiene fachada gótica de dos cuerpos. En el bajo aparece una portada
apuntada y las esculturas de los santos Pedro y Pablo y la de don Pedro del
Burgo, promotor de la obra, arrodillado ante ellos, además de los escudos de
Cardeña, Castilla y León y del Cid. A continuación se ubica un zócalo y el
conjunto se remata con una espadaña barroca con una escultura central del Cid o
de San Benito flanqueada por los bustos de los mismos santos.
Fachada de la iglesia, al fondo |
Tímpano de la portada de la iglesia |
Fachadas occidental y sur de la iglesia, con el cuerpo de la capilla del Cid a la derecha y la torre campanario asomando por detrás |
Alzado de la fachada sur, con el cuerpo del claustro del siglo XVII a la izquierda y la iglesia a la derecha. Planoteca IPCE |
Fachada sur de la iglesia, con la torre románica adosada al ábside (4) |
La planta
resulta algo extraña, con un gran ábside central flanqueado por dos laterales,
uno circular y otro cuadrado, crucero que sobresale poco en planta, cuerpo de
tres naves, cubiertas de crucería, capillas laterales y coro alto a los pies,
pero solo tiene dos tramos, como si se le hubiera colocado la fachada con la
iglesia inacabada.
El coro
se fecha a fines del siglo XV o comienzos del siglo XVI, con arco escarzano y bóveda
de complicada crucería con nervios adornados con bolas.
El coro desde el crucero |
La nave
central está separada de las laterales, más bajas, mediante cuatro gruesos
pilares que recogen las nervaduras de las bóvedas de crucería de la cubierta,
con dragones y claves en las que aparecen escudos del Cid, de Castilla y León y
de San Pedro de Cardeña.
Bóvedas del crucero y del ábside central |
La capilla
mayor tiene un tramo rectangular y culmina en planta poligonal con cinco
parámetros enmarcados por cinco arcos entre los que si ubican sendas ventanas
de tracería gótica y que recogen los nervios de la cubierta de crucería.
Contiene una sillería gótica de cuarenta y seis sitiales procedente del
monasterio San Juan de Ortega.
Capilla mayor |
La capilla
absidial del Evangelio fue la primera dedicada a los santos mártires, con
pinturas en la bóveda recientemente recuperadas con los grandes dragones rojos que decoran los nervios, una clave de piedra con una
Virgen con el Niño, que se han puesto en relación con el Apocalipsis de San Juan
y la “mujer vestida de sol”, llaves cruzadas en relación con San Pedro y dos
manos sujetando sendas palmas del martirio en alusión a la advocación de la
capilla.
Capilla absidial del Evangelio (5) |
La capilla
absidial de la Epístola, dedicada a San Benito y sobre la que se eleva el
campanario, cuenta con una rica cubierta de crucería del estilo de los Colonia,
ya con algún resabio plateresco.
Bóveda de la capilla de san Benito |
El crucero del Evangelio comunica con el
claustro románico a través de una portada barroca y adosada al crucero de la
Epístola, con una portada simétrica a la del Evangelio, se encuentra la capilla del Cid, de san Sisebuto o de los
Héroes, una construcción también barroca levantada en el siglo XVIII para
dar acomodo al sepulcro del Cid, cuyo cuerpo había sido trasladado desde Valencia a
Cardeña, y donde después también decidiera enterrarse su esposa. Pero en la
actualidad son cenotafios vacíos, pues tras la exclaustración ambos fueron llevados
a la Casa Consistorial de Burgos, donde permanecieron hasta 1921, fecha de un
solemne traslado al crucero de la catedral.
Planta del conjunto. Planoteca IPCE. Las indicaciones son mías |
Portadas del crucero del Evangelio, con salida al claustro, y de la Epístola, con acceso a la capilla del Cid |
Interior de la capilla del Cid, con los sepulcros vacíos en el centro y los escudos de estuco decorando las paredes |
Tiene un retablo barroco realizado por
fray Pedro Martínez en 1738 con una escultura central del abad
san Sisebuto, en el centro se encuentran los sarcófagos vacíos del Cid y su
esposa, fechados en el siglo XVI, y las paredes están decoradas con veintiséis
escudos de estuco coloreado con armas de caballeros, condes de Castilla, hijos
y familiares del Cid y otros personajes ilustres y cuadros contemporáneos con
escenas de la leyenda del Cid.
Retablo de la capilla del Cid |
La sacristía,
con acceso desde el testero del Evangelio del ábside a través de una portada en
esviaje, es también gótica, del mismo estilo que la iglesia.
Puerta en esviaje de la sacristía |
Desde ella se accede, tras atravesar una
antesacristía con un interesante lavabo para las abluciones litúrgicas fechado
a mediados del siglo XVI, y mediante una escalera de caracol sin eje central,
una excepcional obra anónima de estereotomía también del XVI, al archivo
monacal, no visitable.
Lavabo de la sacristía |
Escalera de caracol de acceso al archivo |
El claustro
románico o claustro de los mártires data del siglo XII. Está adosado al
lado del Evangelio del templo a un nivel más bajo y recibe ese nombre porque la
tradición señala que ahí fueron enterrados los doscientos monjes, que no fueron
canonizados hasta 1603, pero que desde el inicio fueron objeto de gran devoción
popular, con una enraizada leyenda que defendía que el día de los santos Justo
y Pastor, conmemoración de la matanza, el suelo donde fueron sepultados
amanecía de color de sangre.
Conserva una la arquería original, muy
restaurada, pues estuvo tapiada durante siglos, de la panda sur, la de mayor
santidad, por estar adosada a la iglesia, y donde se cree que estarían las
tumbas, y otra rehecha a partir de ésta, en la panda este, ambas compuestas por
arcos de medio punto con dovelas bicolores, que aunque recuerdan la decoración
de la mezquita cordobesa habría que ponerlas más en relación con el románico
cluniacense borgoñon, sobre columnas de robustos fustes y capiteles
pseudo-corintios que apoyan sobre un petril corrido. Las pandas norte y oeste
son muy posteriores, tabicadas y con grandes vanos de medio punto con
cristaleras.
Detalle de la arquería sur, la única original |
Otro detalle de la arquería sur |
Las pandas sur y oeste, con las este y norte, ya del siglo XVII, al fondo, desde la sala capitular |
En su panda este se ubica la sala capitular, obra del siglo XIII de
planta cuadrangular, cubierta octopartita gótica y que conserva la antigua arcada
románica tardía, con arcos ligeramente apuntados, de comunicación con la
galería del claustro.
Sección y planta de la sala capitular. Planoteca IPCE |
Sala capitular (5) |
El claustro desde la sala capitular |
Arcada de la sala capitular desde el claustro (5) |
Detalle de los arcos laterales de la sala capitular a comienzos del siglo XX, antes de su restauración (6) |
En el siglo XVI se le anexionó la capilla de Santa Catalina, un ámbito rectangular
en el testero frente al claustro, abierto mediante arco de medio punto con
intradós angrelado y arquivolta con hojas de vid y dos angelotes en los
extremos. En la actualidad esta capilla, con acceso desde la sacristía, hace
como de vestíbulo de la capitular, que se ha convertido en museo, con una
sillería barroca procedente del monasterio de Obarenes, alguna pintura y
vestiduras litúrgicas.
Capilla de santa Catalina en la sala capitular |
En la panda sur está la portada de acceso
a la iglesia, abierta al crucero del Evangelio y con una escalinata que salva
el desnivel.
La esquina suroeste alberga una
monumental escalera imperial barroca
con caja cubierta con cúpula decorada con pintura mural contemporánea de Juan
Vallejo en la que se muestran los Siete Pecados Capitales inspirada en la
decoración de Goya en la ermita de San Antonio de la Florida de Madrid.
Cúpula de la escalera imperial, decorada por Juan Vallejo en la década de 1970 (7) |
Santa
María la Real de Aranda de Duero
Portada
de Santa María la Real de Aranda de Duero
Santa
María de la Asunción de Gumiel de Izán
Otros MONASTERIOS:
San
Juan de los Reyes de Toledo
San
Benito el Real de Valladolid
San
Martiño Pinario en Santiago de Compostela
Convento
de las Bernardas de Alcalá de Henares, en Madrid
Santa
María del Paular en Rascafría, de Madrid
Santo
Tomás de Ávila
San
Antonio el Real de Segovia
Santa
María del Parral de Segovia
San
Miniato al Monte de Florencia
Convento
da Madre de Deus, hoy Museu Nacional do Azulejo en Lisboa
Santa
Maria da Vitória de Batalha
Santa-Clara-a-Velha de
Coímbra
Santa
Cruz de Coímbra
Santa
María de Celas de Coímbra
Santa
María de Alcobaça
Basilica
dei Santi Giovanni e Paolo de Venecia
Basilica
di Santa Maria Gloriosa dei Frari de Venecia
Monasterio
de San Michele in Isola de Venecia
Referencias:
(6) MENÉNDEZ PIDAL, J., San Pedro de Cardeña (restos y memorias del
antiguo monasterio), New York, The Hispanic Society of America, 1908.
Fuentes:
BENGOECHEA, C. y HOMBRÍA, P., “Recuperación de pinturas
murales en la iglesia del monasterio de San Pedro de Cárdena (Burgos).
Policromía: ornamento y simbolismo”. Espacio,
Tiempo y Forma, serie VII Hª del Arte, t. 15, 2002, pp. 11-26.
MENÉNDEZ PIDAL, J., San Pedro de Cardeña (restos y memorias
del antiguo monasterio), New York, The Hispanic Society of America, 1908.
MORETA VELAYOS, S., El
Monasterio de San Pedro de Cardeña. Historia de un dominio monástico castellano
(902-1338), Salamanca, 1971.
VICENTE GONZÁLEZ, J. de, Boticas
monásticas, cartujanas y conventuales en España, Tresctres, 2002.
www.monasteriosanpedrodecardena.com
http://www.cardena.org/
www.monasteriosanpedrodecardena.com
http://www.cardena.org/
Comentarios
Estupenda toda la entrada y la magnífica información sobre el edifico y su historia.
Nota: voy con retraso en el comentario de las entradas, pero es que mi vida no da para más...