La historia y las fachadas de la catedral de León, la "pulchra leonina"
La catedral de León, ciudad con sede episcopal desde
mediados del siglo IX gracias a Ordoño I,
cuando se inicia la reorganización de la ciudad, que se convierte en centro administrativo, eclesiástico y militar tras las sucesivas invasiones
durante la Alta Edad Media, está bajo la advocación de Santa María de Regla y es
uno de los edificios más emblemáticos en la ruta medieval de peregrinación a
Santiago, declarado Monumento Nacional, primera declaración de este tipo en
España, en 1844.
Fachada occidental de la catedral de León |
Sobre estas construcciones, a comienzos del siglo X el rey Ordoño II levantó un palacio real que
muy poco después donó, en agradecimiento por la victoria contra Al-Ándalus en
la batalla de San Esteban de Gormaz, al obispo Fruminio II como primera sede
episcopal de la ciudad, que tras unas obras, que debieron consistir en una
simple adaptación a los nuevos usos, se conformó como especie de ciudadela con
murallas propias con seis edificios principales en torno a dos patios: una
cátedra para los actos episcopales, públicos y reales, un baptisterio, una
capilla privada del obispo y una parroquia, esta última ya consagrada bajo la
advocación de Santa María, el Salvador y San Juan Bautista, el palacio
episcopal y el palacio de la canóniga, donde se celebraban las reuniones
eclesiásticas. Las obras irían a muy buen ritmo porque el propio Ordoño II,
después de su fallecimiento en Zamora en el año 924, recibió enterramiento en
la nueva catedral.
Aunque a fines del siglo X las razzias de Almanzor arrasaron
León, los daños en la sede episcopal serían rápidamente reparados, pues en el
999 acogió la solemne ceremonia de coronación del rey Alfonso V.
Pasado un siglo, las condiciones del conjunto ya no
responderían a las nuevas necesidades litúrgicas, derivadas de la implantación
del rito romano de la mano de Cluny, y entre fines del siglo XI y comienzos del
XII se emprendería la erección de una nueva catedral que ya asumió los cánones
románicos de la época aunque todavía mezclados con elementos de tradición local
prerrománica, siendo consagrada durante el reinado de Alfonso VI.
Según las excavaciones realizadas por el arquitecto Demetrio de los Ríos en la década de
1880, la fábrica, que se supone que sería obra de los mismos alarifes de la Colegiata de San Isidoro, sería de
ladrillo y mampostería organizada mediante tres naves rematadas en tres ábsides
semicirculares que mantuvieron la triple advocación a Santa María, el Salvador
y San Juan Bautista. También se cree que tuvo un claustro rectangular anexo
para el desarrollo de la vida espiritual de una comunidad de canónigos adscritos
a la Orden de San Benito.
Planta de la catedral realizada por Demetrio de los Rios en 1884 señalando los restos arqueológicos localizados en el subsuelo (1) |
A fines del siglo XII, con la llegada al trono de León de Alfonso IX, la ciudad empezó a
experimentar un gran cambio social, artístico y cultural y una de las
consecuencias podría haber sido el inicio, hacia 1205, siendo obispo don
Manrique de Lara, de una tercera catedral. Pero la obra quedaría paralizada aquel
mismo año, quizá por la temprana muerte de don Manrique, hasta que en 1254, cuando
tras la unificación de Castilla y León, Alfonso
X el Sabio, gran amigo y protector del nuevo obispo, don Martín III
Fernández, decide patrocinar la obra asegurando su continuidad con múltiples
donaciones.
Según los documentos de archivo, las obras comenzaron por la
cabecera bajo la dirección del maestro Enrique, un artífice probablemente
francés que ya había trabajado en la catedral de Burgos y que es evidente que
conocía el estilo arquitectónico gótico desarrollado en la Isla de Francia.
Fallece en 1277 y le sucede Juan Pérez.
En 1302, durante el obispado de don Gonzalo Osorio, ya pudo
abrirse al culto la totalidad de la iglesia, aunque las obras siguieron para
terminar el claustro y las torres, primero la norte y después la sur, terminada
ya en la segunda mitad del siglo XV.
Tanto por su programa arquitectónico como por su simbología,
la catedral de León se pone en relación con Saint Denis, Notre Dame de París y,
sobre todo, Notre Dame de Reims, una influencia llegada hasta León a través del
Camino Francés de peregrinación a Santiago, de la que toma el gran desarrollo
del crucero y del presbiterio para colocar el coro, y la
girola con capillas radiales, en León poligonales.
En alzado las referencias más cercanas están en Notre Dame
de Amiens y la Sainte Chapelle, con los muros convertidos en una liviana
estructura pétrea gracias a que los empujes de las bóvedas van a parar a los
arbotantes, una “desmaterialización” que permitió ubicar grandes ventanales con vidrieras.
Sin embargo, son características locales la no correspondencia de la cabecera con el
cuerpo mediante cinco naves, presentando sólo tres, las torres de la fachada
occidental separadas, quizá por influencia de la catedral de Santiago de
Compostela, dejando ver los arbotantes de la nave central, y la ubicación del
claustro sin articulación orgánica con el templo.
Desde el principio la catedral arrastró graves problemas de
cimentación por estar asentada sobre los hipocaustos de las termas del siglo
II, agravados con la acumulación de humedades, las filtraciones de aguas y el
uso de piedra caliza en la mayoría de la edificación, de escasa resistencia a
los agentes atmosféricos, provocando constantes intervenciones que han
convertido el templo en paradigma de transformaciones, restauraciones y
acciones para su conservación, y que han servido para alimentar la famosa
leyenda del topo, que dice que uno de estos animales destrozaba durante la
noche lo construido a lo largo del día evitando que la obra avanzara hasta que
fue cazado y muerto a garrotazos, asegurándose que un pellejo que cuelga en el
interior de la puerta de san Juan es su piel que, en realidad, es el caparazón
de un tortuga laúd de la que se desconoce su origen, aunque se piensa que sería
una ofrenda de alguno de los próceres de la catedral procedente de su gabinete
de curiosidades.
La primera intervención constatada es ya del propio siglo
XV, cuando todavía se trabajaba en los remates triangulares de los hastiales
norte y sur, en la torre sur, en la librería, actual capilla de Santiago, en la
sillería del coro y en las pinturas de Nicolás Francés y el retablo. La
intervención corrió a cargo del maestro
Jusquin, que levantó dos torrecillas cuadrangulares huecas, conocidas como
“Silla de la reina” y “La Limona”, entre los estribos que reciben los
arbotantes de la nave central próximos a la cabecera y los que, en
perpendicular a éstos, recogen los empujes de la nave mayor del transepto.
A comienzos del siglo XVI Juan de Badajoz el Mozo levantó el hastial occidental plateresco,
el trascoro, la sacristía, adosada al lado sureste, y rehizo las bóvedas del claustro.
Bóveda del claustro de Juan de Badajoz el Mozo |
Los problemas estructurales continuaron y en 1631 se
derrumbó parte del crucero, contratándose a Juan de Naveda, arquitecto mayor de Felipe IV, para su
reconstrucción, que optó por una cúpula barroca demasiado pesada para los arcos
torales góticos, por lo que a fines del siglo ya empezó a desviar las cargas
hacia el hastial sur y terminó por quebrarlo, siendo desmontado hasta la línea
superior del pórtico por el arquitecto Manuel
Conde Martínez, que sustituye esa parte por una especie de espadaña
barroca.
Sección transversal con la cúpula desaparecida de Naveda sobre el crucero (1) |
Como los problemas continuaron, a comienzos del siglo XVIII Joaquín de Churriguera levantó cuatro
grandes pináculos sobre los pilares del crucero, pero las consecuencias fueron
nefastas. Los siguientes años son una sucesión de grandes arquitectos
desfilando por León buscando atajar una situación cada vez más acuciante que se
vio agravada con el terremoto de Lisboa de 1755, que afectó profundamente a los maineles y a las vidrieras y abrió grandes grietas en la fachada sur que
obligaron a cegar el triforio y desmontar el rosetón, sustituido por una
ventana geminada barroca.
Pero los desprendimientos de piedras en el hastial sur
continuaron y en 1830 Fernando Sánchez
Perdejo reforzó los contrafuertes de toda esa fachada. En 1849 el jesuita Padre Ibáñez diseñó y colocó un
nuevo rosetón en el hastial sur.
En 1859, con nuevos desprendimientos de piedras en el
crucero y la nave central y temiéndose la ruina total del templo, el gobierno
contrató a Matías Laviña, arquitecto
que desconocía el comportamiento físico de las estructuras constructivas góticas porque se había formado en el clasicismo, para que se encargara de la
reconstrucción. Desmontó la cúpula y los cuatro pináculos y prosiguió
desmontando el crucero y toda la fachada sur, aunque con ello no logró
controlar el peligro de un hundimiento total.
En 1868 muere Laviña y le sucede en el cargo Andrés Hernández Callejo, que al
pretender seguir desmontando el edificio, es cesado en favor de Juan de Madrazo y Kunz, seguidor y
amigo de Viollet-le-Duc, el gran restaurador francés, que tomando como
referencia la restauración que éste había realizado en Notre Dame de París,
proyecta un inteligente sistema de encimbrado de las bóvedas altas que sostuvo
todos los empujes del templo salvándolo del colapso mientras procedía a la
reconstrucción de lo desmontado por Laviña levantando el templo que hoy
conocemos, fruto de un elaboradísimo proyecto de extrema erudición historicista
en el que también se decidió reedificar toda la fachada sur a imagen de la
norte con el claro objetivo de que la catedral recuperara su estado primigenio
gótico eliminando todo lo que alterara esa imagen.
Rosetón y hastial de la fachada sur, realizados en el siglo XIX a semejanza de los conservados en la fachada norte |
Pero en 1879 el progresismo y el ateísmo de Juan de Madrazo
en una época tan convulsa de la historia de España, despertó la animadversión
del cabildo, del obispo y de la sociedad
conservadora leonesa, que le acusaron de masón, protestante y acatólico y
provocaron su destitución sin haber concluido su proyecto, y su sustitución por
Demetrio de los Ríos que,
afortundadamente, continuó con los mismos criterios puristas de Madrazo
buscando que la catedral recuperase su aspecto gótico, por lo que optó por
desmontar el hastial occidental plateresco de Juan López de Rojas y Juan de Badajoz el Mozo
para sustituirlo por uno neogótico siguiendo el diseño del de la fachada sur y
terminó de reconstruir las bóvedas del crucero de la nave central.
En 1881 Juan de Madrazo recibió, a título póstumo, la
Medalla de Oro en la Exposición Nacional de Bellas Artes por su labor de
restauración en la catedral de León.
"Si cualquier Catedral del mundo puede considerarse
como un legado a las generaciones futuras, destinadas fatalmente a restaurarlas
de continuo, la de León, por sus especialísimas circunstancias, está, más que
ninguna otra, sujeta a esta ley ineludible de todo edificio en general, y de
las Catedrales muy señaladamente" (2)
Fotografía de Hausser y Menet de 1886 del crucero durante los trabajos de restauración (1) |
Tras la muerte de Demetrio de los Ríos en 1895 Juan Bautista Lázaro se hizo cargo de
la dirección de obras, que con la ayuda de Juan
Crisóstomo Torbado, empezó a recomponer las vidrieras, varios años
desmontadas y almacenadas y en grave deterioro. Para emprender esta ardua tarea
se reabrió en la catedral un taller de vidrieras al estilo medieval en el que
se restauraron las conservadas y se compusieron otras nuevas.
En 1901, tras un largo proceso de restauración de los más
complicados y arriesgados de los emprendidos en Europa en el siglo XIX, la
catedral fue reabierta al culto. Aunque su estabilidad estaba asegurada y hubo
un proyecto para levantar una flecha sobre el crucero, finalmente se desechó
por miedo.
En las primeras décadas del siglo XX se realizaron labores
para aislar la catedral de su entorno urbano y resaltar su monumentalidad
derribando varias dependencias anexas pero que eran constitutivas de su ser a
pesar de alterar su armonía, como la llamada Puerta del Obispo, edificio que
unía la catedral con el Palacio Episcopal. En 1930 se termina la verja exterior
iniciada en 1794 cerrando el atrio.
Dibujo de 1858 con las viviendas que rodeaban el ábside (1) |
En 1930 Juan
Crisóstomo Torbado inició la restauración
del claustro. En 1963 Luis Menéndez
Pidal rehizo la rosa calada del remate triangular del hastial sur imitando
la del norte. En 1966 un incendio destruyó la techumbre de las naves altas pero
las consecuencias no fueron muy graves y se pudo reparar.
En las últimas décadas del siglo XX se trabajó en el
refuerzo de las estructuras y el tratamiento y limpieza de la piedra, y en los
últimos años se suceden las campañas de restauración y consolidación de las
vidrieras, deterioradas por estar expuestas a un medioambiente contaminado.
La fachada occidental
se compone de pórtico con triple portada sobre el que se ubica una terraza,
gran rosetón central y hastial neogótico que sustituyó a otro plateresco del
siglo XVI.
Fotografía de la fachada occidental cuando todavía tenía el hastial plateresco (1) |
Fotografía de la catedral tras las restauraciones que incorporaron las fachadas occidental y meridional nuevas (1) |
La catedral en la actualidad |
Está flanqueada por dos torres que están adosadas a las
naves laterales en vez de surgir de ellas, lo mismo que en Santiago de
Compostela, por lo que dejan ver los arbotantes sobre las naves laterales, y
que no son simétricas, una característica habitual en el gótico porque
frecuentemente se construyen en épocas distintas. Así, la torre norte aloja el
cuerpo de campanas y se realizó en los siglos XIII y XIV, más sobria y maciza y
culminada mediante una aguja cerrada, mientras que la sur o del reloj es de los
siglos XIII al XV, con aguja calada.
Detalle de la fachada occidental |
Las portadas se realizaron en la segunda mitad del siglo
XIII y son el ejemplo más significativo de escultura gótica de la península
aplicada a la arquitectura, tanto por sus arcos como por las figuras de que se
ubicaban en sus jambas y que en la actualidad están en el claustro pendientes
de su restauración.
Pórtico de la fachada occidental |
La portada central
es la del Juicio Final, tema
predilecto para las portadas occidentales de las catedrales góticas porque es
el lugar por donde se pone el sol, metáfora del inicio de las tinieblas, en
relación con el afán de la Iglesia por mostrar la Muerte, el Juicio, el
Infierno y el Paraíso, las llamadas “Cuatro Postrimerías”, como aviso a los
fieles de la segunda venida de Cristo.
Portada del Juicio Final |
Las tres arquivoltas
se centran en el anuncio. En la clave y las cuatro dovelas centrales de la
interior aparecen los ángeles anunciadores tocando tubas y caramillos. El resto
está ocupado por los muertos saliendo de sus tumbas ayudados por ángeles para
presentarse ante Dios en el Juicio. Entre ellos se distinguen a reyes, nobles,
obispos, religiosos y gente humilde, la mayoría semidesnudos pero identificados
por los hábitos, las coronas, las mitras… Casi todos son personas jóvenes,
seguramente siguiendo a San Agustín en la Ciudad
de Dios, donde afirma que se resucitará con la misma edad de Cristo en el
momento de su propia Resurrección.
Arquivoltas de la Portada del Juicio Final |
El tímpano se divide en tres registros. El central, más
grande, muestra los instantes previos a la sentencia, con Cristo Juez,
reminiscencia románica, pero con el torso y los pies desnudos dejando ver las
heridas de su Pasión, mezclado ya con la iconografía gótica de Varón de
Dolores, cuando ya muestra su condición humana, flanqueado por dos ángeles de
pie que sujetan los instrumentos de la Pasión, con las manos enguantadas para
no tocar directamente los símbolos, y por la Virgen y san Juan Evangelista
arrodillados suplicando, en su labor de intercesores. La escena se completa con
el registro superior, con dos ángeles portando la corona de espinas sobre la cabeza
de Cristo.
Tímpano de la Portada del Juicio Final |
En el registro inferior se muestra la escena posterior a la
sentencia, con una psicostasis
central en la que san Miguel, heredero del dios egipcio Thot, del griego Hermes
y del romano Mercurio, que celebra su día el 29 de septiembre, equinoccio de
otoño, regido por Libra, sostiene la balanza para cumplir su misión pesando las
almas.
A la izquierda, la derecha de Dios, se sitúan los
bienaventurados, entre los que se distingue algún personaje del pueblo llano, a
un papa, a un obispo, a cuatro frailes, a nobles, entre los que sobresale un
personaje coronado que se ha identificado con Alfonso X… esperando sosegados y
felices mientras asisten a una fiesta animada por ángeles músicos a ser
recibidos por san Pedro ante las Puertas del Cielo.
Bienaventurados |
A la derecha aparecen los condenados sufriendo los
tormentos, arrojados a calderas o devorados por monstruos. Podrían distinguirse
los pecados capitales, como la lujuria, una mujer desnuda mientras una serpiente
le muerde los genitales, o la avaricia, un hombre con una bolsa de monedas.
También hay una representación del Leviatán, monstruo marino de origen fenicio
descrito en la Biblia como pez gigantesco y que se asocia con la boca del
Infierno, de ahí que esté representado como tres cabezas de las que surgen llamas mientras están devorando a los condenados.
Condenados |
Algunas de las arquivoltas de este lado de la derecha
también muestran representaciones de torturas, que en pendant con el lado
izquierdo, donde también se extienden bienaventurados, podría tratarse de una
representación doblada del Purgatorio dividiendo a las almas que lograrán la
redención de las que serán condenadas para siempre Pero estos bienaventurados
son mártires y santos de vida ejemplar, como san Esteban, santa Margarita de
Antioquía, san Mateo, santa Clara, san Andrés, san Froilán, san Pablo, san
Lorenzo… Las figuras muestran ya el naturalismo propio del gótico,
con expresión e individualización de los rostros, un minucioso trabajo de los
pliegues de los ropajes y en la sensación de movimiento.
Detalle de las arquivoltas de la izquierda, con las almas saliendo de las tumbas
y las rescatadas del purgatorio
|
Esta portada también se conoce como de la Virgen Blanca por la escultura que ocupó el parteluz, hoy en la capilla central de la girola, sustituida aquí por una réplica, y que fue una novedad que responde a la creciente devoción a María de la época, pues lo habitual en las portadas centrales góticas era Cristo maestro rodeado del apostolado. Es del tipo iconográfico de la Virgen con Niño pisando el dragón en alusión a su condición de nueva Eva, como corredentora, en relación con la iconografía mariana general del pórtico, y se considera una de las obras escultóricas de mayor calidad del gótico español.
Parteluz de la Portada del Juicio Final |
Se cree que existió un proyecto iconográfico conjunto para
las esculturas que debían ocupar las jambas
de las tres portadas, que no pudo concretarse por falta de presupuesto y que
terminó provocando un caos en la ubicación de las tallas que dificulta
seriamente su lectura. De todos modos, en la actualidad las jambas lucen
desnudas porque las esculturas fueron retiradas en 2009 y reubicadas en las
galerías del claustro y en la capilla de san Juan de Regla en espera de una
restauración.
Esculturas de las jambas de las portadas occidentales en la capilla de san Juan de Regla |
Esculturas de las jambas en el claustro |
La Portada del Juicio Final fue la más completa, pues estaba
previsto que mostrara a los doce Apóstoles y faltaron solo dos, Simón el Zelote
y Matías, aunque se añadió a san Pablo, colocados siete a la izquierda y cuatro
a la derecha y mirándose dos a dos, como estableciendo conversación. Todos
lucen abundante melena ondulada y salvo Juan, Mateo y Felipe, tienen barba,
llevan los pies desnudos, visten túnica y manto y portan libro o filacteria como símbolo de la ciencia y la sabiduría que poseen.
Apóstoles de las jambas de la izquierda en la Portada del Juicio Final antes de ser retirados en 2009 (3) |
Apóstoles de las jambas de la derecha en la Portada del Juicio Final antes de ser retirados en 2009 (3) |
Esta Portada del Juicio
Final sirvió como telón de fondo de juicios medievales en algunas
catedrales góticas, de ahí que entre esta portada y la del Evangelio, dedicada
a San Juan Bautista, se ubique el locus Apellationis, un fuste
procedente de la iglesia románica y una escultura que representa a un rey juez
bajo dosel-baldaquino, tal y como se ve en miniaturas carolingias o románicas,
que se ha querido identificar con Salomón como símbolo de la justicia regia y
espejo de la justicia de Dios y ante el que, de acuerdo al Fuero Juzgo o Liber
Iudiciorium, se podía apelar una sentencia anterior ante un tribunal
compuesto por cuatro jueces: un canónigo de la catedral, un representante del
rey, un representante de la nobleza y un representante de la ciudad.
Ámbito entre la Portada de san Juan y la del Juicio en el que se ubica la escultura identificada con Salomón, en relación con el Locus Apellationis, justo delante |
Locus Apellationis de la catedral de León (4) |
La Portada de san
Francisco de Paula, fundador de la Orden de los Mínimos, en el lado de la
Epístola, debe su nombre a su antigua advocación a ese santo como titular de la
capilla bajo la torre sur o del reloj, que hoy es la de santa Lucía.
Portada de san Francisco de Paula |
Está dedicada al Triunfo de la Virgen y en las tres
arquivoltas se representan el cortejo de ángeles que acompañan a Cristo en su
venida a la Tierra para recoger a transportar al Cielo el alma de su Madre
junto a apóstoles, profetas, sibilas, reyes, santos y la Parábola de las
Vírgenes Necias y Prudentes, que advierte de la necesidad de estar preparados
para la Venida de Cristo.
Jambas de la Portada de san Francisco de Paula |
Detalle de las jambas de la Portada de san Francisco de Paula |
El tímpano está dividido en dos registros donde se
representan una Dormición, con María fallecida rodeada de los apóstoles mientras Cristo recoge su alma, y una Coronación de la Virgen, con María
orante ante Cristo mientras dos ángeles portan la corona flanqueados por otros
dos ángeles ceroferarios que recuerdan que todo acto sagrado se desarrolla
entre cirios encendidos.
Tímpano de la Portada de san Francisco de Paula |
El ciclo completo de las figuras de las jambas se compondría
de doce esculturas, aunque solo se conservan seis y, además, no ocupan el lugar
para el que fueron realizadas. Están en relación con la dedicación de la
portada a la Virgen y muestran figuras del Antiguo y del Nuevo Testamento.
En las jambas de la derecha estaría previsto que se ubicaran
la Epifanía y la Presentación en el Templo, con los tres Reyes Magos Melchor, Gaspar
y Baltasar, y el anciano Simeón, todos mirando hacia la derecha, donde estaría
la Virgen con el Niño, pero los cuatro fueron colocados en la Portada Sur. En
los dos espacios que restan de la derecha se ubicaría la Visitación, con María y su prima Santa Isabel, que se piensa que no
llegaron a esculpirse. En las jambas de la izquierda se tendrían que haber
situado la Anunciación, con María y
el arcángel San Gabriel, hoy en el museo catedralicio, junto al rey Salomón,
que se colocó en la Portada de San Juan, la Reina de Saba, ambos prefiguraciones de
Cristo en el Antiguo Testamento, y la Sibila de Eritrea, símbolo de la promesa
de salvación.
La Portada de San
Juan Bautista, en el lado del Evangelio, también está dedicada a la Virgen.
En la arquivolta interior se muestra el Árbol de Jesé en alusión a la
genealogía de Cristo, en la siguiente aparecen escenas de la Vida del Bautista, y en la exterior se ubican obispos y monjes y
escenas del Antiguo Testamento. En el dintel se representa un coro angelical y
el tímpano está dividido en tres registros con el Ciclo de la Vida de la
Virgen; en el inferior aparece una Natividad central, con la Visitación a la
izquierda y el Anuncio a Herodes y el Anuncio a los Pastores a la derecha; el
segundo registro está protagonizado por una Epifanía, con la Virgen con el Niño
en el centro, y una Huida a Egipto; y en el último registro se representa la
Matanza de los Inocentes.
Decoración escultórica de la Portada de san Juan Bautista |
Dintel y tímpano de la Portada de san Juan Bautista |
La iconografía de las esculturas de las jambas también
estaba en relación con María, con Aarón y Gedeón como sus prefiguraciones en
el Antiguo Testamento y los profetas mesiánicos Isaías, Jeremías y Daniel y
David y Salomón como antepasados de Cristo.
La fachada sur ha
sido la más castigada por los problemas estructurales del edificio.
Fachada sur |
También cuenta con un triple pórtico, realizado entre 1265 y
1275. En el centro está la Portada de la
Revelación, que toma como referente la Portada del Sarmental de la catedral
de Burgos para representar la Teofanía intemporal de Cristo, un tema ya obsoleto
en esa época.
Portada de la Revelación |
En las arquivoltas aparecen ángeles y los Ancianos del
Apocalipsis y en el tímpano, dividido en tres registros, los apóstoles,
Cristo Pantocrátor con el Libro de la Ley transmitiendo los textos sagrados a los
evangelistas, de ahí que esté rodeado del Tetramorfos y los propios
evangelistas escribiendo los Santos Evangelios sentados en pupitres, y ángeles.
Arquivoltas de la Portada de la Revelación |
El parteluz está ocupado por san Froilán, obispo de comienzos
del siglo X y patrón de la diócesis de León, con sus restos enterrados en la
catedral por orden de Ordoño II, enviados a Moreruela para protegerlos de las
razzias y devueltos a León por orden del obispo Manrique de Lara.
Tímpano de la Portada de la Revelación |
A la derecha está precisamente la Portada de san Froilán, la primera dedicada a ese obispo, con
arquivoltas con ángeles y tímpano con escenas de la vida del santo y las
peripecias de sus reliquias. Aunque en la actualidad está cegada, en la Edad Media
tuvo mucha importancia porque era por donde entraba el obispo desde el Palacio
Episcopal además de ser la empleada por los peregrinos camino de Santiago para acceder
a la catedral a venerar las reliquias de este santo, unas de las más preciadas
del templo.
Portada de san Froilán |
A la izquierda está la Portada
de la Muerte, llamada así por un esqueleto con alas en una de las ménsulas
colocado en época posterior. Destaca por el tamizado heráldico con los escudos
de Castilla y León que la acompaña y sólo presenta decoración en las
arquivoltas y en las jambas porque la del tímpano se ha perdido.
Portada de la Muerte |
La fachada del
transepto norte está parcialmente tapada por el claustro. Se organiza
mediante un hastial con triforio con un gran rosetón que conserva las vidrieras
de fines del siglo XIII y rematado con un triángulo con una rosa calada del
siglo XV, utilizada como modelo para la reconstrucción de los hastiales
meridional y occidental a fines del siglo XIX porque se conserva con pocas
alteraciones desde la construcción gótica del templo.
Fachada norte desde el claustro |
Como en las otras dos fachadas, contaba con una portada
triple, pero la de la izquierda desapareció con la construcción del claustro y la de la derecha se usa como entrada al pórtico de salida al claustro desde el
templo. En cuanto a la central, se conoce como Portada de la Virgen del Dado, data de la última década del siglo
XIII y conserva la mayoría de su policromía, fechada a comienzos del siglo XVI
y atribuida a León Picardo.
Portada de la Virgen del Dado |
Está dedicada a la Ascensión de Cristo según una iconografía
retardataria, con tímpano con Pantocrátor en mandorla sostenida por cuatro
ángeles y los cuatro Evangelistas, y jambas con una Anunciación y los apóstoles
Pedro, Pablo, Santiago y Mateo.
Jambas de la Portada de la Virgen del Dado |
El parteluz
cuenta con una Virgen con Niño que da nombre a la puerta a partir de una
leyenda que dice que un soldado arrojó sus dados enfadado por haber perdido en
el juego impactando contra el rostro de Niño, que empezó a sangrar
milagrosamente.
Parteluz de la Portada de la Virgen del Dado |
El exterior del
ábside es espectacular por sus arbotantes, que desvían los empujes de las
cubiertas a los contrafuertes, rematados con pináculos decorativos, permitiendo
perforar los muros para cubrirlos con vidrieras.
Ábside de la catedral de León, parcialmente tapado por la sacristía añadida en el siglo XVI por Juan de Badajoz el Mozo |
Hasta aquí el exterior de la catedral. Simplemente abriendo los siguientes enlaces podrás ver el interior, sus extraordinarias vidrieras y el claustro, detenerte en su retablo mayor o conocer las vicisitudes por las que pasó su coro.
Y si abres este enlace de LEÓN podrás pasearte por todos los artículos de la ciudad y la provincia en Viajar con el Arte:
Referencias:
(1) GONZÁLEZ-VARAS IBÁÑEZ, I., Catedral de León. Historia y restauración (1859-1901), Universidad
de León, León, 1993.
(2) RÍOS, D. de los, La Catedral de León. Madrid, Tomo II, 1895, p. 6.
Fuentes:
AZCÁRATE, M., “La coronación de la Virgen en la escultura de
los tímpanos góticos españoles”, Anales
de la Historia del Arte, nº 4, Homenaje al prof. don José Mª de Azcárate,
Madrid, 1994, pp. 353-363.
BERRUETA, MARIANO D., Guía
del caminante en la ciudad de León, León, 1957.
BOTO VARELA, G., “Sobre reyes y tumbas en la catedral de
León. Discursos visuales de poder político y honra sacra”. En YARZA, J.,
HERRÁEZ Mª V. y BOTO, G. (coord..), La
Catedral de León en la Edad Media. Congreso Internacional celebrado en León en
2003, Universidad de León, León, 2004, pp. 305-365.
CARRIZO SAINERO, G. C., “Influencia del Concilio de Trento
en los relieves del trascoro de la catedral de León”, Tierras de León, vol. 21, 44, 1981, pp. 61-68.
FRANCO MATA, A., “Iconografía funeraria gótica en Castilla y
León (siglos XIII y XIV)”, De Arte,
2, 2003, pp. 47-86.
GONZÁLEZ-VARAS IBÁÑEZ, I., Catedral de León. Historia y restauración (1859-1901), Universidad
de León, León, 1993.
HERRÁEZ, M. V., COSMEN, C. y VALDÉS, M., “La catedral de
León en la transición de los siglos XII al XIII. El edificio tardorrománico”, Anuario del Departamento de Historia y
Teoría del Arte, UAM, vol. VI, 1994, pp. 7-21.
NAVASCUÉS PALACIO, P., “La catedral de León: de la verdad
histórica al espejismo erudito”. En GUTIÉRREZ ROBLEDO, J. L. y NAVASCUÉS
PALACIO, P. (coords.), Medievalismo y
neomedievalismo en la arquitectura española: aspectos generales, Ávila,
1990, pp. 17-66.
NAVASCUÉS PALACIO, P., “El coro y la arquitectura de la
catedral. El caso de León”. En Medievalismo
y neomedievalismo en la arquitectura española, Las Catedrales de Castilla y
León I. Actas de los Congresos de 1992 y 1993, Fundación Cultural Santa
Teresa, 1994, pp. 53-94.
NAVASCUÉS PALACIO, P., Teoría
del coro en las catedrales españolas. Discurso de académico electo leído en el
Acto de Recepción Pública el 10 de mayo de 1998, Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando, Madrid, 1998
REBOLLO GUTIÉRREZ, C., “Maese Nicolás Francés: su obra y
estilo. Estado de la cuestión”, De Arte,
6, 2007, pp. 107‐130.
RUIZ HERNANDO, J. A., “La catedral en la ciudad medieval”,
En GUTIÉRREZ ROBLEDO, J. L. y NAVASCUÉS PALACIO, P. (coords.), Medievalismo y neomedievalismo en la
arquitectura española, Ávila, 1990, pp. 81-114.
SÁNCHEZ-BORDONA, Mª D. y TEIJEIRA, Mª D., “Aproximación a
una tipología arquitectónica: Las Librerías Catedralicias de Castilla y León”. Medievalista
online, nº 6, 2009.
SARTHOU CARRERES, C. y NAVASCUÉS PALACIO, P., Catedrales de España, Madrid,
Espasa-Calpe, 1983.
VALDERAS, A., “Historia de una joven ciudad de dos mil
años”. En HEDIGER, H. (Ed.), Actas y
Comunicaciones del XXXI Congreso de la Asociación Europea de profesores de español
A.E.P.E los días 23-30 de julio de 1996 en León, Budapest, 1998, pp. 5-24.
Comentarios
Tanto por las fotos como por tu texto, erodito, ameno y limpio.
Tan sólo hecho en falta una planta de la catedral, supongo que nos espera en la siguiente entrada.
Cara Sira, creo que ese libro con todas tus entradas es ya justo y necesario, muy necesario.
Magnificos artículos, una pena que no esté en pdf.
Gracias.
Imagino que lo que le voy a plantear no es la primera vez que se lo hayan preguntado. Puede que en la bibliografía, extensa, que incluye al final pueda contener la contestación a la siguiente pregunta.
¿Qué lleva en la mano derecha la Virgen Blanca?
Dentro de la iconografía propia de la Edad Media no he encontrado nada parecido.
Gracias de antemano
Vicente Aguilella
MARTÍN-CANO Abreu, F. B. 178 - (2003, 2008, 2013, 2015): Imágenes femeninas relacionadas con frutos, de diferentes religiones: a) cristiana, b) pagana. Vírgenes con frutos. (Actualizada el 21 / 12 / 15). http://galeon.com/culturaarcaica/virgenesfrutos.htm