La Sacra Capilla del Salvador del Mundo de Úbeda. Su construcción y su estado actual
La Sacra Capilla del Salvador del Mundo de Úbeda se ubica en el eje este-oeste de axialidad longitudinal de la emblemática plaza de Juan Vázquez de Molina, uno de los conjuntos renacentistas más asombrosos de nuestro país y el recinto abierto más extenso y despejado de toda la retícula urbana en el corazón arqueológico, histórico y arquitectónico de la ciudad, el barrio del alcázar, donde a lo largo de la historia han estado una fortaleza musulmana, la mezquita mayor, la colegiata de Santa María, los grandes palacios del Renacimiento, el antiguo pósito, iglesias, conventos o la judería.
Plaza Vázquez de Molina, con el palacio del deán Ortega a la izquierda y la Sacra Capilla del Salvador de frente |
Como capilla funeraria de don Francisco de los Cobos y su esposa, doña María de Mendoza y Sarmiento, es un edificio excepcional por su carácter
exento y privado, una de las obras más importantes del Renacimiento y uno de
los mayores logros a los que podía aspirar un hombre del siglo XVI. Fue posible gracias al
encuentro entre sus comitentes, el deán don Fernando Ortega, los arquitectos Diego
de Siloe y Andrés de Vandelvira, los escultores Esteban Jamete y Alonso Berruguete,
y el arquitecto, escultor, orfebre y rejero Francisco de Villalpando, que
llevaron a cabo la empresa más ambiciosa de toda la arquitectura religiosa
privada del siglo XVI, un templo que en su día fue símbolo de prestigio y de
poder y que hoy es clave imprescindible para el conocimiento del Renacimiento
español. Para conocer un poco más sobre estos personajes podéis consultar el
artículo La Sacra Capilla funeraria del Salvador del Mundo de Úbeda. Introducción y personajes relevantes.
También
fue el primer hito de un proceso de apropiación, en el que vemos claras
analogías con otros procesos desarrollados en varias ciudades italianas del
Renacimiento, por parte de Cobos y sus protegidos, como el deán Ortega o su
sobrino Juan Vázquez de Molina, de terrenos de propiedad municipal para crear
una plaza cerrada por edificios palaciegos en una disposición en la que el
referente es la propia capilla.
Fachada occidental de la Capilla del Salvador |
La
primera noticia sobre el deseo de la familia Cobos de fundar una capilla
funeraria bajo la advocación de la Concepción de la Virgen en Úbeda es una
carta de mayo de 1525 en la que el obispo de Jaén da su consentimiento a don
Diego de los Cobos para su constitución en la iglesia de Santo Tomás, en la parroquia
a la que pertenecía la familia, muy cerca de la casa familiar, un proyecto
modesto y ajustado a las aspiraciones de un linaje local. Así, ese mismo año don
Francisco adquirió el solar de las ruinas de una antigua capilla junto al altar
mayor y contrató a dos canteros locales para la realización de las obras al
tiempo que gestionaba con Roma bulas, beneficios e indulgencias para la
fundación.
Las
obras quedarían finalizadas a comienzos de la década de 1530 y poco más se sabe
de ella porque la iglesia, que estaba a espaldas de El Salvador, se fue
arruinando a lo largo del siglo XIX hasta terminar desapareciendo por completo.
Pero el
hecho de que el párroco de Santo Tomás se quejara continuamente de que los
oficios y solemnidades celebrados en la nueva capilla impedían el desarrollo
ordinario de los que tenían lugar en el propio templo y el que tanto las
aspiraciones como los recursos y los anhelos de grandeza de don Francisco
habían cambiado mucho, ese panteón empezó a parecerle a don Francisco no
suficientemente digno para su estatus, de ahí que solo nueve años después encargara
al deán de Málaga don Fernando Ortega Salido la negociación para la donación de
unos terrenos del Hospital de la Hermandad de los Venerables Viejos de El
Salvador, también en la parroquia de Santo Tomás, que se materializó a cambio
de una pequeña cantidad económica para la hermandad, varias dotes para
doncellas pobres, que la nueva fábrica tuviera un tamaño similar al de la
iglesia de San Pablo sin tener en cuenta las capillas laterales y que la
capilla mayor se ubicara en el lugar donde en ese momento existía un altar.
En
febrero de 1535 ya obtuvo de Paulo III la bula de fundación para erigir un
templo-panteón consagrado al Salvador del Mundo, al que le quedaron
transferidos todos los beneficios y privilegios de la antigua capilla en Santo
Tomás y con el que don Francisco pretendía superar a grandes de España como el II
duque de Haro, don Pedro Fernández de Velasco y Manrique de Lara y su esposa, doña
Mencía de Mendoza y Figueroa, comitentes de la Capilla de los Condestables en la catedral de Burgos, doña María
Manrique de Lara, viuda de don Gonzalo Fernández de Córdoba, I duque de Sessa y
Terranova y la capilla funeraria dedicada al Gran Capitán en la cabecera de la iglesia del monasterio jerónimo de Santa María de la Concepción de Granada, o el III conde de
Miranda del Castañar, don Francisco de Zúñiga Avellaneda y Velasco y su capilla
funeraria en el altar mayor de la iglesia del Monasterio de la Vid, también en la provincia de Burgos. E
incluso superar a la propia corona y la Capilla Real de la catedral de Granada,
pues en vez de acomodar un espacio en una iglesia preexistente, levantó una por
sí misma, un templo-panteón exento.
Las capillas
funerarias eran fundaciones que respondían a unas inquietudes concretas. Y
es que durante la Baja Edad Media el cristianismo tomó conciencia de que
la Parusía y el Juicio Final anunciados en
el Apocalipsis de San Juan no iban a ser inmediatos,
formándose la idea de un juicio individual justo después de la muerte que dio
origen al concepto de Purgatorio, un lugar intermedio antes de
alcanzar el Paraíso al que los purgantes podrían llegar dependiendo de las
misas, oraciones y buenas obras que los vivos ofrecieran por ellos después de
su muerte.
|
Así, a partir del siglo XIV, en un periodo de constante
preocupación por la salvación del alma, comienzan a fundarse infinidad de
capellanías privadas en monasterios, catedrales y parroquias en las que
celebrar misas por las almas de sus comitentes.
Pero con la introducción del Humanismo, a estos
fines religiosos, las fundaciones también empezaron a querer mostrar el
poder y el prestigio de los difuntos en vida, y quizá sea la Capilla de los Condestables el primer ejemplo
nobiliario en este sentido, conformada como una demostración de poder y de
una nueva forma de enfrentarse a la muerte que implicaba un profundo cambio de
mentalidad, pues a los valores netamente cristianos de salvación de las almas,
el proyecto añadió el profundo deseo de que su recuerdo perdurara a través de
los tiempos mediante una construcción arquitectónica, dentro de la idea
humanista que defendía que por encima de sus hazañas, los grandes hombres
serían recordados por sus empresas constructivas, una inmortalidad
también laica, la pervivencia de la casa y el linaje.
Después
de la compra de otros terrenos particulares necesarios, la Sacra Capilla de El
Salvador comenzó a levantarse en 1536 según trazas de Diego de Siloe, ya maestro mayor de obras de la catedral de Granada,
y ejecución de los canteros Alonso Ruiz,
que ya había trabajado para los Cobos en la capilla de la Concepción, y Andrés de Vandelvira, todo bajo la
supervisión del deán Fernando Ortega.
Pero
las dudas de don Francisco sobre la viabilidad del proyecto hicieron que en
1539 las obras quedaran suspendidas, quizá porque sopesó construir su panteón
en la villa de Sabiote, que recientemente había adquirido, y porque no estaría
satisfecho con la labor de Siloe, que no las visitaba lo suficiente porque
estaba demasiado ocupado como maestro mayor de obras catedralicias, aunque este
hecho ya era conocido por el fundador cuando le encargó la labor en su capilla.
El caso
es que en 1540 Andrés de Vandelvira
firmó un nuevo contrato con cambios en el proyecto siloesco que afectaron a la
sacristía, que se amplió considerablemente, y las portadas, añadiéndose otra
lateral, pues en el proyecto inicial solo había una, y las obras se reanudaron,
todo ello bajo la supervisión de Luis de Vega.
Al
tiempo que iban avanzando las obras se fueron comprando las reliquias, el ajuar
y los muebles necesarios para la dotación de la capilla. Se sabe que don Diego
López de Ayala, canónigo de la catedral de Toledo, encargó en 1541 en esa
ciudad, como apoderado de Cobos, varias piezas al platero Francisco Martínez de
San Román. También destacó un importante conjunto de tablas de primitivos
flamencos, cuatro cabezas relicarios de vírgenes mártires, La Piedad encargada por Ferrante Gonzaga a Sebastiano del Piombo
para regalársela a don Francisco, el San
Juan Bautista niño de Miguel Ángel que según Argote de Molina le regalo al
fundador el Senado veneciano o la Magdalena
Penitente de Giovanni Antonio Bazzi que don Álvaro de Mendoza, obispo de
Ávila, regaló a su hermana, doña María de Mendoza.
A mediados de la década de 1540 don Francisco enfermó y a comienzos de 1547 salió de Madrid para dirigirse a Úbeda pensando en que un cambio de aires le ayudaría a recuperarse, pero el 10 de mayo de 1547 murió y fue enterrado provisionalmente en su primer proyecto funerario, la Capilla de la Concepción de Santo Tomás. Doña María de Mendoza, treinta años más joven que su esposo, todavía vivió cuatro décadas y se preocupó de concluir la fábrica de la Sacra Capilla.
En 1544
se habían redactado los estatutos fundacionales, en los que quedaron establecidos
los deberes del capellán, acólitos, sacristán, coro, organista… se
especificaron los ternos que debían utilizarse en cada celebración importante,
la renta anual asignada y otros muchos detalles sobre el funcionamiento de la
Sacra Capilla y la organización con gran lujo y suntuosidad de todos los actos
que allí se desarrollasen. Como ejemplo, se establece que los capellanes debían
entonar los cánticos en las horas canónicas
“por la
misma orden e manera que se dize e canta en la capilla Real de los Católicos
Reyes de Granada”.
Los
estatutos también establecieron que los miembros del linaje pudieran ser
enterrados en la capilla mayor y que también lo pudiera hacer el deán Fernando
Ortega en agradecimiento a los servicios prestados, pero sin que se colocaran
sepulcros en la rotonda, que quedaba reservada para el fundador y su esposa.
Finalmente
el panteón fue consagrado en 1559.
El
amueblamiento interior continuó y en 1561 el maestro entallador Blas de Briño
entregó la sillería del coro alto, en 1568 doña María formó la capilla musical
y poco después se encargó un órgano a Diego de Sanforte que fue entregado en
1583.
El
proyecto global ubetense incluía, además del panteón, palacio, convento y
universidad, pero a la muerte de don Francisco quedó reducido por resultar
demasiado ambicioso para los nuevos tiempos, todo ello a pesar de los esfuerzos
de su viuda por cumplir los deseos de su esposo.
El palacio sí se había materializado. Don
Francisco de los Cobos tuvo dos suntuosos palacios, ambos encargados al
arquitecto del emperador Luis de Vega,
uno en Valladolid, que posteriormente se convirtió en Palacio Real, y otro el
de Úbeda, que conocemos por un gran plano conservado en el Archivo de Simancas
y que en 1601 don Francisco de los Cobos y Luna, nieto del fundador, afirmó que
era incluso mejor que el de Valladolid. Fue fruto de la ampliación de las
antiguas casas de los Cobos en la parroquia de Santo Tomás a partir de 1531 y
comunicaba interiormente con la Sacra Capilla, pero quedó destruido en un
incendio en el siglo XIX, conservándose la fachada y una fuente renacentista
traída de Italia que estuvo originalmente en uno de sus patios y que hoy se ubica en la Plaza
Vázquez de Molina. A partir de 1986 el
ayuntamiento, a través de una escuela taller y tras la cesión gratuita a la
ciudad del inmueble por la Casa de Medinaceli, también propietaria de la Sacra
Capilla, estuvo realizando obras de reconstrucción para convertirlo en sede de
la UNED en Úbeda, pero en el año 2000 la Casa Ducal impugnó ante los tribunales
el convenio por no estar de acuerdo con las obras que se estaban realizando
y en 2010 el Tribunal Constitucional confirmó el fallo del Tribunal Supremo de
2007 que establecía que la propiedad no era del consistorio sino de la Casa Ducal,
por lo que el proyecto quedó inconcluso. En 2019 ambas instituciones llegaron a otro acuerdo y se retomó la
idea, pero la pandemia ha paralizado de nuevo el proyecto.
El convento quedó sólo en proyecto.
En
cuanto a la universidad, en 1570
doña María escribió al capellán mayor, Domingo de Ocón instándole a que la
edificase, aunque siendo consciente de la imposibilidad de ejecutar todo el
proyecto, en 1580 logró de Gregorio XIII la exención de esa obligación. Pero
como esta decisión provocó fricciones entre el cabildo de la ciudad y la
familia, al final ambas partes aceptaron que se crearan dos cátedras, una de
latinidad y otra de retórica, que sabemos que en 1634 todavía existían.
Doña
María falleció en 1587 en Valladolid y sus restos fueron trasladados a Úbeda para
recibir sepultura junto a su marido en la cripta de la Sacra Capilla del
Salvador.
La
Sacra Capilla presenta planta de
nave única de tres tramos cubiertos con bóvedas góticas de ligaduras que se cree que no responderían
al planteamiento inicial de Siloe, que tendría previsto una cubrición
renacentista, capillas entre contrafuertes y gran cabecera circular, bajo la que
se sitúa la cripta de enterramiento, cubierta de cúpula casetonada. Siguiendo
planteamientos humanistas del siglo XVI supone la unión de dos espacios de usos
y funciones simbólicas diferentes, un círculo como ámbito funerario y un
rectángulo para acoger a los fieles, separados por una reja que actúa real y
simbólicamente dividiendo el templo, un cilindro perfectamente
enlazado con un rectángulo por medio de un gran arco toral.
Planta de la capilla del Salvador (1) |
Sección longitudinal de la Capilla del Salvador (1) |
Sección transversal a la altura de la cabecera y la sacristía de la Capilla del Salvador (1) |
Cubiertas de crucería con combados de la nave |
La nave
toma como referencia las basílicas romanas y paleocristianas y la cabecera remite
a los espacios funerarios desde la antigüedad y al Panteón de Roma, además de
la Cappella Caracciolo di Vico en la iglesia del convento de San Giovanni a
Carbonara de Nápoles, donde hacia 1516 Diego de Siloe estuvo trabajando junto a
Bartolomé Ordóñez, un ámbito de planta circular con semicolumnas pareadas
flanqueando nichos y cubierto con cúpula casetonada que parece inspirarse
directamente en el interior del templete de San Pietro in
Montorio de Bramante.
Cappella Caracciolo di Vico (2) |
En
cuanto a la unificación de ambos espacios, podemos observarlo en las obras para
aunar el Mausoleo de Santa Elena con la iglesia de los mártires Pedro y Marcelo
en Roma en el siglo IV y en el edificio resultante de la unión de la basílica
del Santo Sepulcro con la Iglesia del Gólgota en Jerusalén en el siglo XII, que
es posible que se conservase hasta el siglo XVI y que Michelozzo Michelozzi y Leon
Battista Alberti pudieran haber llegado a conocer, utilizando ese esquema en el
siglo XV para el panteón de los Gonzaga, señores de Mantua, en la iglesia de la
Annunziata de Florencia, en el que Alberti retomó el esquema general de su
malogrado proyecto de capilla funeraria para Segismundo Malatesta. Muy
posiblemente Siloe habría tenido en cuenta estos referentes para diseñar el
impresionante espacio renacentista de la catedral de Granada, de la que era
maestro de obras, trasladándolo a Úbeda en 1536 pero reduciendo las
proporciones.
En la
Capilla del Salvador la unión de ambas formas se consigue con un gran arco
toral y mediante el ritmo alterno marcado por doce semicolumnas corintias de
orden gigante sobre pedestales distribuidas, seis en la nave longitudinal y seis
en la rotonda o capilla mayor, manteniendo un posible simbolismo del número
doce. El orden corintio, además, adquirió en el renacimiento un significado
resurreccional y triunfal.
Interior de la Capilla del Salvador |
La nave
cuenta con coro alto a los pies
soportado por un arco de medio punto rebajado apoyado sobre los contrafuertes
de la fábrica y bóveda de terceletes.
Coro alto a los pies |
Entre
1556 y 1561 Blas de Briño labró una doble sillería de nogal con medallones grutescos y molduras, sitiales con
respaldos con balaustres con figuras de santos, apóstoles, los arcángeles
Miguel y Gabriel y sitial del Capellán Mayor con la Encarnación de la Virgen.
Aunque fue desmantelada durante la Guerra Civil ha sido restaurada en estos
últimos años pero no se puede ver durante la visita al monumento.
Las capillas laterales entre las
semicolumnas abren a la nave mediante arcos de medio punto y se cubren por
bóvedas casetonadas. En el lado de la Epístola están la Capilla de las Ánimas
de Cristo, la puerta norte y Capilla de Nuestra Señora de las Angustias, donde
se conservaba una Piedad de Sebastiano del Piombo que en la actualidad está en
el Museo del Prado, y en el lado del Evangelio se sitúan la Capilla de la
Virgen de Belén, la puerta sur y la Capilla de la Santa Cruz o de San Gregorio.
Por
encima se ubica un entablamento que también cumple la función, mediante una
balaustrada, de paso que recorre todo el recinto, tanto la nave como la capilla
mayor, que en las condiciones de 1536 se dice que debía servir
“de
anden por donde se andara por lo alto de toda la capilla mayor en la nave de la
iglesia e asy mesmo podra esto servir para musica de organos o de menestriles
altos o podra para eso mesmo servir para entoldar la dicha capilla e iglesia”.
En los
lunetos se abren las ventanas, tres a cada lado y una en la fachada occidental.
Detalle del andito y del cuerpo de ventanas |
Sobre la
puerta del lado de la Epístola se ubica un órgano
que sustituyó al original en 1795, realizado por Francisco Javier Fernández de
San Clemente. Saqueado durante la Guerra Civil, cuando se le sustrajeron todos
los elementos metálicos y se destrozaron maderas y cueros, en 2008 fue
reconstruido, se nombró organista y maestra de capilla y se empezó a formar un
coro de niños seises que dieron su primer concierto en la Navidad de ese año.
Órgano |
La reja es una obra esencial de la forja
del siglo XVI en España. Fue encargada por don Álvaro de Mendoza, obispo de
Palencia y hermano de doña María, viuda de don Francisco, a instancias de ésta,
a los maestros Francisco de Villalpando y Francisco Martínez en 1555. Divide
simbólica y físicamente la rotonda de la capilla mayor, conformada como panteón
y espacio más sagrado, del cuerpo de la iglesia, espacio para los fieles.
Reja |
Presenta
dos cuerpos rematados por una crestería. El bajo aloja una puerta central de
dos hojas con la inscripción “Soli Deo Honor et Gloria” y desarrolla en la
parte baja un mensaje protector sobre el espacio funerario mediante cabezas de
leones entre cestos frutales de los que surgen un cráneo y un querubín,
elementos repetidos en distintos lugares de la iglesia en relación con la
muerte y la vida.
En el
arranque de los balaustres aparecen tondos por parejas que aluden a la
Antigüedad a través de las efigies de Augusto y Livia, Julio César y Cleopatra,
Trajano y Plotina y Alejando Magno y Rosana además de las alegorías de la
Fortuna, una mujer desnuda, y la Abundancia, una mujer vestida portando un
cuerno de frutos.
La
crestería presenta un rico follaje entre el que aparecen otros cuatro tondos,
con la Fe y la Esperanza en el lado de la Epístola y la Justicia y la Caridad
en el del Evangelio, virtudes que un caballero cristiano debe poseer para
alcanzar la vida eterna.
Tondos con la Fe y la Esperanza en el lado de la Epístola |
Tondos con la Justicia y la Caridad en el lado del Evangelio |
El
remate central sobre la puerta muestra un tondo con el escudo de don Francisco
y doña María rematado por una Exaltación de la Santa Cruz surgiendo de un
jarrón de frutos.
Escudo sobre la puerta |
Traspasando
la reja, a ambos lados abren otros dos arcos de medio punto que dan paso a
sendos espacios de planta cuadrada que a su vez sirven de contrarresto del gran
arco toral que une la Capilla Mayor a la nave. El del lado de la Epístola,
desde hace unos años convertido en Capilla del Sagrario, da acceso a la
escalera que sube a la torre, y el del lado del Evangelio era la sacristía que
ideó Siloe y que terminó convirtiéndose en acceso a la sacristía de Vandelvira. Por
encima de los arcos se ubican las tribunas comunicadas directamente con su
palacio para que los patronos pudieran presenciar los oficios. Están
flanqueadas por cariátides y atlantes, obra de Esteban Jamete.
Arco de la Capilla del Sagrario en el lado de la Epístola |
Arco de la antesacristía en el lado del Evangelio. Se aprecia la portada en esviaje de Vandelvira |
Detalle de la tribuna |
La cabecera presenta otros tres arcos de
medio punto entre semicolumnas, el central más grande. Sobre las semicolumnas se
ubica un entablamento, a continuación aparece el tambor con tres ventanas y dos
hornacinas y una cornisa sobre la que se ubica la cúpula, compuesta por cuarterones
y rematada por un óculo con una linterna.
Cabecera |
Tambor y cúpula |
El retablo mayor original fue realizado
por Alonso de Berruguete en 1559 por encargo de doña María de Mendoza, patrona
única de la capilla tras la muerte de don Francisco.
Retablo mayor |
Se
ubica sobre un basamento de hornacinas que en su momento albergó las esculturas
de San Juan Bautista, una famosa pieza atribuida a Miguel Ángel que fue
prácticamente destruida durante la Guerra Civil y que hace pocos años fue
reconstruida, San Roque, San Sebastián, Adán y Eva y los bustos relicarios de
Santa Marta, Santa Benedictina, Santa Egidia y Santa Paulina.
Sobre
el basamento se ubica la Transfiguración
de Cristo en el Monte Tabor, advocación bajo la que se puso la capilla
funeraria, tomando como referente el grupo con el mismo tema que el propio Berruguete
realizó para el coro de la catedral de Toledo. La escena también aparece en un
panel sobre el arco de entrada de la fachada occidental.
Transfiguración de Cristo en el retablo mayor |
Grupo de la Transfiguración de Berruguete en el coro de la catedral de Toledo (3) |
La
Transfiguración fue narrada por Mateo, Marcos y Lucas. Mateo, que es el más
extenso, dice que Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, al que denomina
“mi hermano”, los llevó a un monte y se transfiguró ante ellos, perdiendo su
apariencia corporal y quedando como un espíritu. Al tiempo, se abrieron los
Cielos y aparecieron Moisés y Elías. Les cubrió una nube de luz y Dios afirmó
que Él era su hijo amado, mientras que los discípulos se asustaron, se taparon
la cabeza y no se atrevieron a mirar. Moisés aparece representando la Ley y
Elías a los Profetas, y su presencia confirmaría que Jesús era el Salvador,
advocación de la capilla, anunciado en el Antiguo Testamento. Así, la
Transfiguración se entiende como una teofanía de Dios pero también como una teofanía
de la Trinidad, cuando se incorpora una paloma a la escena. También representa
la esperanza en la resurrección de los muertos y en la vida eterna,
mostrándonos la muerte como una transfiguración.
Lamentablemente el retablo fue destruido en la Guerra Civil
y sólo conserva del original la figura de Cristo, de la que se tiene un dibujo
preparatorio en los Uffizi, aunque modificada en el siglo XVIII, cuando se
doraron las figuras.
Dibujo de Alonso Berruguete de Cristo Salvador, 1554, Uffizi (4) y Cristo Salvador del retablo mayor (5) |
El retablo que hoy contemplamos en la capilla fue realizado
a mediados del siglo XX por el imaginero gaditano Juan Luis Vasallo intentando
aproximarse al original.
En los intercolumnios que flanquean el retablo mayor se
ubican cuatro hornacinas con las
esculturas de los cuatro Evangelistas realizadas por Pedro de Zayas en 1634.
Por encima de las hornacinas aparecen los escudos de Cobos y Mendoza sostenidos
por tenantes sedentes.
El baldaquino que cubre el retablo mayor y los retablos
laterales, obras de José García de Pantaleón, son del siglo XVIII, fruto de una
transformación patrocinada por las hermanas Leonor, Isabel Rosa y Baltasara
Teresa de los Cobos y Luna, VIII, IX y X marquesas de Camarasa, y su sobrino segundo
Domingo Gayoso de los Cobos, XI marqués de Camarasa, descendientes de don
Francisco. También pertenecen a esta redecoración del siglo XVIII las pinturas al temple que cubren
la iglesia, realizadas por Ginés de Navarro, un pintor local, y las
esculturas de San Pedro y San Pablo, realizadas por Antonio de Medina, en las
hornacinas del tambor. Además, y finalizando el siglo, se incorporaron un nuevo
enlosado en la nave y el presbiterio alternando piezas de mármol blanco y negro
y las gradas de acceso al altar mayor, obra de José Hermoso Martínez.
Los retablos laterales en la actualidad alojan las esculturas
de la Virgen con el Niño en la Epístola y San José en el Evangelio pero en
origen estuvieron dedicados a San Francisco y a Nuestra Señora de la Caridad respectivamente.
Retablo lateral de la Epístola con la Virgen y el Niño |
Retablo lateral del Evangelio con San José y el Niño |
En
cuanto a las pinturas, sobre los retablos laterales, en las enjutas de los
arcos, se distinguen las Virtudes Cardinales acompañadas por ángeles, todo ello
rodeado de rocalla y racimos florales.
Alegorías de la Prudencia y la Justicia en el lado de la Epístola |
Alegorías de la Fortaleza y la Templanza en el lado del Evangelio |
En las
jambas de los arcos aparecen escenas que desarrollan los ciclos de la Vida
pública de Jesús y la Vida de la Virgen.
En
cuanto a la decoración en los arcos de la Capilla del Sagrario y la
antesacristía, en sus jambas se representan racimos de flores y ángeles y
medallones de rocallas con ¿Quo Vadis Domine? y San Juan Nepomuceno y Santa
Catalina de Siena y San Cristóbal. Bajo las tribunas se representan un santo
ermitaño y Santiago Matamoros y Tobías y Melquisedec.
Escenas del lado de la Epístola dedicadas a la Vida pública de Jesús (6) |
Escenas del lado del Evangelio dedicadas a la Vida de la Virgen (6) |
El
segundo cuerpo de la rotonda está ornamentado con rocallas, guirnaldas de
flores y ángeles revoloteando.
En las
enjutas de la rotonda están las escenas del Antiguo Testamento de un ángel y un
santo, que se ha identificado con la Escalera
de Jacob, y Dios entregando las
Tablas de la Ley a Moisés.
Dios entregando las Tablas de la Ley a Moisés (6) |
Ya en
el tambor, entre las ventanas y las hornacinas con las esculturas de San Pedro
y San Pablo aparecen los cuatro Padres de la Iglesia: San Jerónimo, San
Gregorio, San Agustín y San Ambrosio.
Padres de la Iglesia (6) |
En el intradós del arco toral se representan dos escenas con
ángeles con filacterias donde se lee “Soli Deo” y “Honor et Gloria”, en
consonancia con la inscripción de la reja.
En cuanto a los casetones de la cúpula, dispuestos en tres
círculos concéntricos, muestran ángeles con racimos de flores, partituras e
instrumentos musicales salvo los alineados con el retablo mayor, en los que
aparece la paloma del Espíritu Santo y una cartela con el lema “Sanctus,
Sanctus, Sanctus” entre querubines. La linterna está decorada con un cielo
estrellado.
Detalle de la decoración de los casetones de la cúpula |
La nave del templo presenta policromía que busca enfatizar
los elementos arquitectónicos, con columnas que combinan el verde azulado del
fuste con el oro de las acanaladuras y el capitel, plintos que imitan mármoles
de colores y entablamento con rocalla, ornamentación vegetal y querubines
revoloteando en consonancia con la decoración de la rotonda.
Al lado
de las puertas laterales, a modo de placas recortadas, hay sendas pinturas en
relación a la fundación y consagración de la capilla:
“Fundaron
y dotaron esta Sacra Yglesia los Yltmos. Ses. D. Francº. de los Cobos,
Commendador Mayor que fue de Leon, y D. Maria de Mendoza su muger; presidiendo
en la Silla de S. Pedro Pío Papa cuarto, y Reinando en España Phelipe II de
este nombre”.
“Consagró
esta Sacra Yglesia el Rmº. Dn. Diego Tavera de buena memoria, Obispo que fue de
Iaen. Domingo 8 dias de Octubre de 1559 a. Presidiendo en la Silla de S. Pedro
Pío Papa cuarto, y Reinando en España Phelipe II de este nombre”.
Leyendas conmemorativas en las puertas de la capilla (6) |
Si
queréis saber más sobre la impresionante Capilla del Salvador de Úbeda, éstas
son el resto de entradas que le dedico en el blog:
La Sacra Capilla funeraria del Salvador del Mundo de Úbeda. Introducción y personajes relevantes
Las fachadas de la Sacra Capilla del Salvador del Mundo de Úbeda
La sacristía de la Sacra Capilla del Salvador del Mundo de Úbeda
Imágenes ajenas:
(1) https://www.academiacolecciones.com/arquitectura/introduccion.php
(2) https://www.pinterest.ru/pin/382243087113777540/
(4) NAVARRETE PRIETO, B. (dir.) y ALONSO MORAL, R. (col.), I segni nel tempo. Dibujos españoles de los
Uffizi, Fundación MAPFRE, Madrid, 2016
(5) http://vbedarecatada.blogspot.com/2011/04/el-renacimiento-del-escultor-alonso.html
(6) ALMANSA
MORENO, J. M., “El mecenazgo del marquesado de Camarasa en el siglo XVIII. La
ornamentación de la Sacra Capilla del Salvador, Úbeda”, Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, nº 210, 2014, pp.
75-124.
Bibliografía:
ALMANSA MORENO, J. M., “El mecenazgo del marquesado de Camarasa
en el siglo XVIII. La ornamentación de la Sacra Capilla del Salvador, Úbeda”, Boletín del Instituto de Estudios Giennenses,
nº 210, 2014, pp. 75-124.
ALMANSA MORENO, J. M., “De yesos y pinturas. Ornamentación
en la arquitectura religiosa de la comarca jiennense de la Loma (Jaén)”. En RODRÍGUEN
MIRANDA, Mª del A. (coord.), Nuevas perspectivas sobre el Barroco
andaluz. Tradición, arte, ornato y símbolo, Córdoba, 2015, pp. 743-757.
ASOCIACIÓN
CULTURAL UBETENSE ALFREDO CAZABÁN LAGUNA, Guía Histórico Artística de Úbeda, Úbeda, El Olivo, 2004.
CHECA
CREMADES, F., Pintura y escultura
del Renacimiento en España. 1450-1600, Madrid, Cátedra, 1999.
CHUECA GOITIA, F., Andrés de Vandelvira, arquitecto, Jaén, Riquelme Vargas, 1995.
Conjuntos monumentales
renacentistas de Úbeda-Baeza. “Enclave humanista del Renacimiento español”.
Formulario para la inscripción de
Úbeda-Baeza en la Lista de Patrimonio Mundial, Junta de
Andalucía-Ayuntamientos de Úbeda y Baeza, junio 1999.
FOSCARI,
A., “Diego de Siloe e la definizione del modello per La Sacra Capilla de El
Salvador in Ubeda. (Una eco espagnola del modello di Leon Battista Alberti per
il Tempio Malatestiano)”, Arte documento:
rivista di storia e tutela dei beni culturali, nos. 17, 18 y 19, 2003, pp.
311-317.
FOSCARI,
A., “Un modello di Leon Battista Alberti evocato da Diego de Siloe: la Sacra
Capilla de El Salvador in Úbeda / Un modelo de León Battista Alberti evocado
con Diego de Siloé: la Sacra Capilla de El Salvador en Úbeda”. En GÓMEZ
UBIERNA, M. (Ed.), Il San Giovannino di
Úbeda restituito. Collana Problemi de conservazione e restauro, Firenze,
2014, pp. 195-204.
GADEA, S.,
“La Capilla de los Condestables en la Catedral de Burgos”, artículo publicado
en el blog Viajar con el Arte el
14/09/2013. https://viajarconelarte.blogspot.com/2013/10/la-capilla-de-los-condestables-en-la.html
JÓDAR MENA,
M., “Reformas en el interior de la capilla del Salvador de Úbeda a finales del
siglo XVIII: la intervención de la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando”. En HUERTA FERNÁNDEZ, S. (coord), Actas
del Cuarto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Cádiz, 27-29
de enero de 2005, vol. 2, 2005, pp. 623-631.
MORENO
MENDOZA, A., Úbeda Renacentista,
Madrid, Electa, 1993.
MORENO
MENDOZA, A. (coord.), Francisco de
los Cobos y su época, Madrid, Electa, 1997.
NIETO,
V., MORALES, A. y CHECA, F., Arquitectura
del Renacimiento en España. 1488-1599. Madrid, Cátedra, 2001.
PRETEL
MARÍN, A. (coord.), Andrés de Vandelvira.
V Centenario, Albacete, 2005.
RAMIRO
RAMÍREZ, S., “Francisco de los Cobos y la fama: promoción arquitectónica y
literatura cortesana de oposición”, Anales
de Historia del Arte, vol. 23, 2013, pp. 71-88.
RODRÍGUEZ
RUIZ, D., “Andrés de Vandelvira y después. Modelos periféricos en Andalucía. De
Francesco Colonna a Du Cercau”. En ALMANSA MORENO, J. M. (coord.), Úbeda en el siglo XVI, Úbeda, 2002, pp.
321-367.
RUIZ
FUENTES, V. M., y ALMAGRO GARCÍA A., “Los Zayas: Una familia de escultores ubetenses”,
Cuadernos de Arte de la Universidad De
Granada, nº 24, 1993, pp. 87-102.
RUIZ
RAMOS, F. J., La Sacra Capilla de El
Salvador de Úbeda. Estudio histórico-artístico, iconográfico e iconológico,
Úbeda, Asociación Cultural Ubetense Alfredo Cazabán Laguna, 2012.
TOAJAS ROGER, Mª A., “Artistas hispanos en Italia en el
siglo XVI: los viajes de Diego Siloe y Pedro Machuca. Selección y comentario de
fuentes históricas”. En CHECA GREMADES, F. y GONZÁLEZ GARCÍA, J. L. (coords.), El viaje
del artista en la Edad Moderna. Materiales para su estudio, Madrid, 2007,
pp. 7-42.
VORÁGINE, S. de la, La
leyenda dorada, vol 1, Alianza editorial, Madrid, 1999.
Comentarios