Vicente Carducho (mecenas y artistas)

Vicente Carducho (1576-1638) fue un pintor nacido en Florencia con una influyente actividad en las cortes de Felipe II, Felipe III y Felipe IV realizando, fundamentalmente, obras de asunto religioso enmarcadas dentro de la corriente contrarreformista surgida tras el Concilio de Trento.

Llegó a la península en 1585 junto a su hermano Bartolomé, ambos como ayudantes de Federico Zuccaro, para colaborar en las obras que éste tenía contratadas en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Durante el reinado de Felipe III pasó a la corte en Valladolid, trabajando en palacios y conventos como protegido del duque de Lerma, el valido del rey, y cuando la corte regresó a Madrid fue nombrado pintor del rey ocupando la plaza que había dejado vacante la muerte de su hermano.

En el transcurso de su carrera realizó los frescos del Triunfo de la Eucaristía en la bóveda de la capilla del palacio de El Pardo, los frescos y lienzos para la capilla del sagrario de la catedral de Toledo en colaboración con Eugenio Cajés, obras para el desaparecido Alcázar de Madrid, múltiples retablos…

Durante el reinado de Felipe IV siguió recibiendo abundantes encargos reales de asunto religioso, en un periodo en el que era Velázquez se encargaba de realizar los retratos aúlicos, e importantes encargos del conde-duque de Olivares, empeñado en la construcción y decoración para el monarca del también desaparecido Palacio del Buen Retiro, concretamente para el Salón de Reinos de ese conjunto arquitectónico, con La victoria de Fleurus, La expugnación de Rheinfelden y El socorro de la plaza de Constanza, en la actualidad en el Museo Nacional del Prado.

Pero su obra más importante fue la serie de cincuenta y cuatro lienzos monumentales pintados entre 1623 y 1632 para la decoración del claustro de la cartuja de Santa María de El Paular con la Historia de San Bruno de Colonia y la Historia de la Orden, además de los escudos cartujo y de Felipe IV, en los que Carducho demuestra dominio del espacio, habilidad para las composiciones complejas pero llenas de equilibrio, capacidad narrativa y moderación en cuanto a la expresión de sentimientos, al tiempo que una variedad cromática muy veneciana. También realizó una serie muy similar para la cartuja de Nuestra Señora de la Asunción de Granada.

Aunque tras las desamortizaciones la serie se fue dispersando por diversas instituciones y dos de los cuadros, que estaban en el Museo Municipal de Tortosa, fueron destruidos en la Guerra Civil, en 2011, tras una ardua restauración terminada en 2006 y la climatización del claustro, fueron reincorporados a su lugar de origen los cincuenta y dos conservados, luciendo in situ con todo su esplendor.

01Panda este del claustro del monasterio de El Paular con las pinturas de Vicente Carducho repuestas en su lugar de origen

02Otro detalle de los monumentales cuadros de Carducho para El Paular con la Conversión de san Bruno, la primera obra de la serie, en primer término

Carducho también desarrolló una importante labor teórica y en 1633 publicó Diálogos de la pintura, donde defendía la prioridad absoluta del dibujo, con la cumbre en las escuelas florentina y romana, y emitía un duro juicio de la pintura naturalista, que consideraba sinónimo de escaso esfuerzo por parte de los artistas, y de Michelangelo Caravaggio, al que definió como “anticristo de la pintura”, el culpable de su uso indebido y pernicioso.

El uso del término “anticristo”, la antítesis de Cristo, el que quiere sustituirlo, el que se corresponde en todo con Cristo pero en negativo, demuestra su cultura e intelectualidad, en un juego de palabras en relación con el tocayo Michelangelo Buonarroti, considerado el culmen de la pintura.

En esta defensa del academicismo y la condena absoluta de Caravaggio, Carducho se muestra como un precedente de lo que casi cuarenta años después plasmará Giovanni Pietro Bellori en Italia con su Vite de' pittori, scultori e architecti moderni, publicado en 1672.

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Frontispicio de Diálogos de la Pintura de Vicente Carducho (1)

Así, podemos considerar a Carducho como el estereotipo de pintor cortesano de comienzos del siglo XVII, capaz de sintetizar los grandes tópicos de la pintura hasta ese momento y personaje clave para el desarrollo de la práctica y la teoría pictórica en el siglo XVII en España, artista clave para entender de dónde provienen otros tópicos posteriores en relación con el academicismo.

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