El Museo de Santa Cruz, en Toledo
El Museo de Santa Cruz ocupa el edificio del antiguo Hospital de Santa Cruz de Toledo, fundado a comienzos del XVI por deseo del cardenal don Pedro González de Mendoza, el Gran Cardenal, quinto hijo del marqués de Santillana, que estableció que todos sus bienes fueran íntegramente destinados a su fundación y sostenimiento y que se pusiera bajo la advocación de la Santa Cruz, no en vano él era cardenal presbítero de la Basílica de la Santa Croce de Jerusalén. Aunque murió antes de que empezaran las obras, sus albaceas se encargaron de cumplir sus deseos y, una vez inaugurado, la institución estuvo sirviendo a los fines caritativos a los que lo destinó su fundador durante tres siglos.
Anónimo. El cardenal don Pedro González de Mendoza orando ante san Pedro. Ha. 1490-1495. Óleo sobre tabla. 82 x 104 cm. Depósito del Museo Nacional del Prado (1). En el centro de la composición aparece san Pedro entronizado. El cardenal, con rostro demacrado y envejecido, está en actitud orante junto a otros dos cardenales de pie. Según el Museo de Santa Cruz los detalles estilísticos apuntan a una posible colaboración de Pedro Berruguete con algún pintor del círculo de Juan de Segovia, activo en Toledo por estas fechas. El Museo del Prado apunta más hacia el foco burgalés de Diego de la Cruz
Acceso al Museo de Santa Cruz, con portada de Alonso de Covarrubias
Anónimo. El cardenal don Pedro González de Mendoza orando ante san Pedro. Ha. 1490-1495. Óleo sobre tabla. 82 x 104 cm. Depósito del Museo Nacional del Prado (1). En el centro de la composición aparece san Pedro entronizado. El cardenal, con rostro demacrado y envejecido, está en actitud orante junto a otros dos cardenales de pie. Según el Museo de Santa Cruz los detalles estilísticos apuntan a una posible colaboración de Pedro Berruguete con algún pintor del círculo de Juan de Segovia, activo en Toledo por estas fechas. El Museo del Prado apunta más hacia el foco burgalés de Diego de la Cruz
Pero tras las desamortizaciones de la primera mitad del siglo XIX el conjunto se convirtió en Colegio Militar y después quedó abandonado hasta que en 1919 pasó a depender del Ministerio de Instrucción Pública, que lo destinó para museo, aunque hubo que esperar más de un siglo, a 1935, para verlo materializado.
Para más información, nada como un paseo especial por la entrada dedicada al propio Hospital de Santa Cruz, donde se relata la construcción del edificio y su historia.
En cuanto al origen de las colecciones del Santa Cruz, éste se remonta a 1844, cuando la recién instaurada Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos para Toledo decidió la creación de un museo para salvaguardar el rico patrimonio artístico en peligro de desaparición tras las citadas desamortizaciones y el abandono de muchos edificios, fondos a los que se incorporó también la colección arqueológica del Cardenal Lorenzana que estaba en el Palacio Arzobispal.
Pero ya desde el principio el museo atravesó las mismas dificultades que otros provinciales, con fondos que fueron peregrinando de un edificio a otro sin resolver el problema de conservar y exhibir sus obras.
La primera sede fue el convento de San Pedro Mártir, después pasó a San Juan de los Reyes (dos entradas en preparación para el blog) a continuación también se extendió a la capilla de San Jerónimo de la Concepción Franciscana, donde se instaló el llamado arco mudéjar del Rey don Pedro. Pero el estado de ruina de San Juan de los Reyes obligó, a fines del siglo XIX, al traslado del museo a la Diputación Provincial.
Fragmento del Plano de la Ciudad de Toledo dirigido por Francisco Coello y levantado por Maximiano Hijón, arquitecto de la Academia de San Fernando en 1858. En él se aprecia que el claustro del monasterio de San Juan de los Reyes viene señalado como “Museo Provincial” (2)
Y llegamos a 1935, cuando el Hospital se convierte en la sede del Museo Arqueológico Provincial Toledano y Archivo Histórico, el inicio de lo que en la actualidad es el Museo de Santa Cruz, de titularidad del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y gestionado por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, un edificio que había sobrevivido a duras penas al progresivo deterioro con algunas intervenciones parciales para reparar lo más urgente.
Restauración de la fachada en 1932 (3)
En esta nueva andadura, Francisco de Borja San Román fue nombrado director e inmediatamente se iniciaron los trabajos de adecuación para museo de la mano del arquitecto Emilio Moya Lledós, encargándosele a Javier de Winthuysen del diseño del jardín del patio.
Una de las salas del nuevo museo en 1935. Fotografía de Pedro Román Martínez (3)
Pero en 1936 comienza del Guerra Civil y el Hospital, tan cercano al Alcázar y convertido en cuartel de las milicias republicanas, sufrió graves daños.
Estragos en el museo. La misma sala de la fotografía anterior durante la Guerra Civil, con el cuadro del fondo caído y sin las vitrinas (3)
Milicianos en el museo durante la Guerra Civil. Fotografía de Vincent Doherty (3)
A pesar de todas las dificultades, terminada la Guerra Civil la colección siguió incrementándose, con las piezas expuestas en las crujías del patio, una situación que se prolonga hasta 1961, cuando tras la exposición Carlos V y su ambiente, celebrada en 1958 con motivo del cuarto centenario de la muerte del emperador, comisariada por Antonio Gallego Burín, director general de Bellas Artes, y que había ocupado las salas de la cruz, se decidió que las obras de Bellas Artes ocuparan ese ámbito.
Gregorio Marañón, a la izquierda, y Gallego Burín, ante una armadura de Carlos V en la exposición Carlos V y su ambiente de 1958 (4)
Portada del suplemento “Blanco y Negro” del diario ABC dedicada a la exposición de 1958
Como el museo no disponía de piezas suficientes para llenar esas inmensas salas, se decidió completarlo con importantes obras en depósito propiedad de la Iglesia de Toledo.
Montaje del museo en las salas de la cruz a partir de 1961 (3)
A comienzos de 2000 todas las piezas, instaladas en las naves del crucero, fueron desmontadas para realizar obras de acondicionamiento y acoger la exposició Carolus para conmemorar del quinto centenario del nacimiento del Carlos V, de nuevo otra emblemática exposición temporal dedicada al emperador como punto de partida de una labor de puesta a punto del edificio y sus fondos.
Así, la nueva reestructuración quedó inaugurada en 2010 con las secciones de Arqueología, Artes Decorativas y Bellas Artes.
Planta baja del crucero y del interior del patio, reservada para exposiciones temporales
Las piezas arqueológicas se distribuyen alrededor de las galerías bajas del claustro, destacando algunas como el Mosaico romano de las Cuatro Estaciones, descubierto en 1923 en la Vega Baja de Toledo. También hay sarcófagos, inscripciones romanas e islámicas, lápidas funerarias de la Orden de Calatrava procedentes de la antigua Sinagoga del Tránsito, un arco angrelado quizá del siglo XIV procedente del Callejón de San Ginés…
Fragmento del Mosaico romano de las Cuatro Estaciones, descubierto en 1923 en la Vega Baja de Toledo
Aspecto de una de las galerías bajas del patio, con inscripciones y lápidas adosadas a la pared y un arco de influencias islámicas al fondo
La Sección de Artes Decorativas ocupa las alas sur y este de la segunda planta del patio de Covarrubias y expone una parte de la espectacular Colección Carranza de cerámicas y azulejos, una de las más importantes de España, en depósito en el museo desde el 2001. Son 336 piezas de gran calidad procedentes de España y Portugal y alguna de Holanda, datadas entre los siglos XV y XX y que fueron agrupadas a lo largo de 50 años por don Vicente Carranza, un manchego natural de Daimiel dedicado al comercio de cerámica desde su juventud. Fundamentalmente destacan los paneles de azulejería portuguesa, expuestos en las crujías exteriores del patio, y las piezas de Talavera de la Reina, gran protagonista de la exposición.
Paneles de azulejería portuguesa en la crujía exterior este
Panel de azulejo portugués de fines del siglo XVIII
Recreación del “gabinete de coleccionista” de don Vicente en uno de los ámbitos del museo
Una de las salas de la Colección Carranza
En cuanto al crucero del Hospital, la planta baja ha quedado reservada para exposiciones temporales y en la alta ha vuelto a instalarse la Sección de Bellas Artes, compuesta por 250 piezas que buscan un recorrido enciclopédico por la historia del arte español, desde el Paleolítico Inferior hasta el arte contemporáneo.
Planta alta, con la Colección Carranza y la Sección de Bellas Artes
Galería alta del patio con la escalera de Covarrubias y el acceso a la Sección de Bellas Artes al fondo, por una discreta escalera que da paso al espectacular zaguán alto
Las piezas se distribuyen en torno a la planta alta de la cruz latina, dividida en cinco salas. La Sala I, “Punto de partida”, expone piezas del Paleolítico procedentes del yacimiento de Pinedo, en Toledo, obras romanas, visigodas e hispanomusulmanas.
Vitrina con piezas hispanomusulmanas
En el Mosaico con escenas portuarias, también procedente de la villa romana de la Vega Baja, llama la atención la iconografía a base de escenas marinas y pesqueras, con gran profusión de tipos de peces y embarcaciones.
Mosaico con escenas portuarias. Siglo III
Detalle del Mosaico con escenas portuarias
La Sala II, “Esplendor medieval”, se compone de una selección de piezas representativas del mudéjar toledano y otras obras del periodo, destacando el espectacular Tapiz del Astrolabio, obra flamenca del siglo XV.
Un punto de vista de la Sala II, con vitrina con inscripciones epigráficas en los llamados “lucillos” de tipo toledano en caracteres góticos en latín, bilingües en árabe y latín o en castellano. También se aprecian las tallas medievales, con un Calvario románico en primer término
Aspecto general de la Sala II, “Esplendor medieval”, con el Tapiz del Astrolabio o del Zodiaco a la derecha
Tapiz del Astrolabio procedente de algún taller flamenco de Tournai o Bruselas. Siglo XV. Lana y seda, alto lizo. Depósito de la Santa Iglesia Catedral Primada de Toledo. Muestra una simbiosis de elementos mitológicos, concepción divina del mundo medieval, cosmogonía ptolemaica y preocupación humanística por los conocimientos científicos mediante tres escenas relacionadas entre sí, explicadas por cartelas y con los personajes identificados mediante rótulos. A la izquierda, Dios Creador, potentia primi motoris, impulsa a dos jóvenes, agilitas movilis, que hace girar la esfera celeste con sus manos, e inteligentia mundis, que le imprime movimiento mediante una manivela. Debajo aparece Atlas sentado soportando el Universo. En el centro está la bóveda celeste figurada como un astrolabio. Por fuera se indican los puntos cardinales y en el interior los signos del Zodiaco. También aparecen las alegorías de distintas constelaciones australes y boreales y Prometeo y Teseo, dos héroes mitológicos. A la derecha está la alegoría de la Filosofía, entronizada, acompañada por las de la Aritmética, la Geometría y la Astrología, y también el poeta Virgilio y el astrónomo Hiparco
Maestro de Paredes de Nava (discípulo de Pedro Berruguete). Composición con las tablas del Retablo de la Misa de San Gregorio. Comienzos del siglo XVI. Depósito de la Parroquia de Santo Tomé
La Sala III, “La hora del Renacimiento”, expone una selección de las mejores pinturas renacentistas del museo, con piezas de Pieter Coecke Van Aelst o Jan Van Hemessen, además de otras de la escuela toledana iniciada por Juan de Borgoña y continuada por Juan Correa de Vivar. La mayoría de ellas son de contenido religioso.
Cornelis Engelbrechten (atribuido). Calvario. Primer tercio del siglo XVI. Pintura sobre tabla. Depósito del Museo Nacional del Prado
Pieter Coecke Van Aelst. Retablo con escenas de la Vida de Cristo. Ha. 1525-1528. Óleo sobre tabla
Juan Correa de Vivar. El Descendimiento de la Cruz. Óleo sobre tabla. Ha. 1545. Depósito del Museo Nacional del Prado
La Sala IV, “Un griego en Toledo”, está dedicada a El Greco. Destacan La Verónica con la Santa Faz, La Inmaculada Concepción, La Sagrada Familia, San Ildefonso… un total de 29 piezas.
Aspecto de la Sala IV dedicada a El Greco. La desolada impresión de “hospital robado” de esta zona del museo se debe a que muchos de sus cuadros, piezas esenciales, han sido prestados para la exposición temporal El Greco’s visual poetics, que está teniendo lugar en Osaka entre octubre y diciembre de 2012 y que entre enero y abril estará en Tokio
Domenikos Theothokopoulos “El Greco”. La Verónica con la Santa Faz. Ha. 1580. Óleo sobre lienzo
Domenikos Theothokopoulos “El Greco”. San Juan Bautista y San Juan Evangelista. Ha. 1600-1610. Depósito del Museo Nacional del Prado
La Sala V, “Del Barroco a la Modernidad”, cierra el recorrido de la colección permanente con pinturas de Juan Carreño de Miranda, Luca Giordano o Alonso del Arco o esculturas del círculo de Pedro de Mena.
Taller de Pedro de Mena. Dolorosa. Segunda mitad del siglo XVI. En depósito de la Parroquia de San Andrés y San Cipriano de Toledo
Taller de Pedro de Mena. Ecce Homo. Segunda mitad del siglo XVI. En depósito de la Parroquia de San Andrés y San Cipriano de Toledo
Frans Francken II. Noé dirige la entrada en el Arca. Primera mitad del siglo XVII. Óleo sobre cobre
Anónimo hispanofilipino. Crucifijo. Siglo XVII. Marfil, madera de nogal y hierro. Depósito de la Parroquia de Santa Leocadia
Aureliano de Beruete y Moret. Vista de la parte occidental del norte de Toledo, desde la vega baja. 1909. Óleo sobre lienzo. Donación de doña María Teresa Moret, viuda del autor, al Museo Arqueológico de Toledo en 1923
Y así terminamos una vista tan especial a un museo en el que la colección no ensombrece en absoluto al edificio, un Hospital de Santa Cruz que me gusta tanto que es parada obligada siempre que voy a Toledo.
El
Salvador del Museo del Greco
Notas:
Otros artículos de TOLEDO en viajar con el arte:
Notas:
VV.AA., Museos de Castilla-La Mancha. Museo de Santa Cruz, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Consejería de Educación, Ciencia y Cultura, 2010.
REVUELTA TURBINO, M. “El Museo de Santa Cruz y sus filiales. Discurso de ingreso como numeraria en la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo". Toletum, nº 61, 1970-1971 [1973], pp. 61-145.
Comentarios