San Vicente de Ávila
La imponente iglesia de San Vicente se ubica justo ante la puerta noreste de la muralla, extramuros de la ciudad de Ávila.
Aunque se la conoce por ese nombre, en realidad está dedicada a tres hermanos, Vicente, Sabina y Cristeta, perseguidos por el gobernador Daciano en la primera década del siglo IV, época del emperador romano Diocleciano, martirizados en Ávila y enterrados por un judío convertido tras haberse acercado a profanar los cadáveres, verse atacado por una serpiente que comenzó a enroscársele en el cuerpo, y ser salvado tras implorar a Dios, una hagiografía que conocemos gracias a Passio sanctorum martyrum Vicentii, Sabinae et Christatae, una de las historias recogidas en el Pasionario Hispánico y escrita, según qué autores, entre fines del siglo VI y comienzos del VIII.
Plano de la ciudad de Ávila hacia 1850 (J. Ortega) con la ubicación de San Vicente dentro del entramado urbano (1)
El actual templo comenzaría a levantarse entre 1120 y 1130, en tiempos del obispo Sancho I, sobre una antigua basílica martirial paleocristiana que habría albergado las reliquias de los tres hermanos, levantada donde la tradición decía que habían sido depositados los cadáveres. La roca natural, en forma de “arcosolio”, en el ábside sur de la cripta, parece corroborar ese intento de preservar un lugar considerado sagrado, el lugar desde donde surgiría la serpiente y en el que la leyenda también dice que en el siglo IX se apareció la Virgen de la Soterraña, patrona de Ávila y nombre con clara referencia a lo subterráneo.
Además, los trabajos arqueológicos realizados confirman la existencia de una necrópolis romana en el solar actualmente ocupado por la iglesia, un entorno relacionado con lo funerario que también podría haber albergado algún tipo de culto salvítico en época tardo-imperial. En este sentido, Mario Agudo asocia la imagen del judío con la serpiente con esculturas asociadas a Mitra, divinidad relacionada con los ritos de muerte y resurrección cuyo culto estaba muy extendido en ese periodo por el occidente peninsular.
Como era habitual, la iglesia comenzó a erigirse por la cabecera, que cuenta con la cripta subterránea que aloja la piedra mencionada donde se depositarían los cadáveres. Así, en esta primera fase, un taller, muy posiblemente de origen aragonés, construiría esa cabecera con cripta, los brazos del crucero y, probablemente, empezaría a levantar las naves, un proyecto que después fue modificado sobre esa base inicial.
Cabecera de San Vicente, con una esbeltez que llama la atención y que se produce al contar con cripta subterránea con idéntica planta que los ábsides superiores
Y es que al comienzo del reinado de Alfonso VIII y durante el obispado de Sancho II, avanzada la segunda mitad del siglo XII, se produjo un cambio de rumbo en las obras mediante la introducción de un taller de origen borgoñón, que sería también el encargado de iniciar la propia catedral de Ávila y que protagonizó la llegada del primer gótico primitivo a la península, una segunda fase en San Vicente en la que se avanzó en la erección del cuerpo de la iglesia y también se levantó la fachada occidental.
Pero en años posteriores la construcción quedó abandonada y en estado ruinoso, “mal parada para se caer” (2) según palabras del propio Alfonso X el Sabio tras una visita a Ávila en 1273, una semiruina que hoy se sabe que fue provocada por un asiento en dos pilares de los arcos torales de inicio de la nave que provocaron un movimiento de ajuste y acople que afectó a las bóvedas y arcos que se apoyaban en ellos. Y aunque el monarca tomó medidas para su arreglo, los frutos no debieron ser inmediatos y las obras de reparación continuaron durante décadas, según se deduce de una carta de 1290 de Sancho IV, confirmando las donaciones realizadas por su antecesor “para la obra de sant Vicent fasta que sea acabada” (2).
Así, tras esas reparaciones, la iglesia no se concluyó hasta comienzos del XIV, cuando un nuevo taller se encargó de levantar el cimborrio sobre el crucero.
La iglesia tiene planta de cruz latina de seis tramos, tres naves y tres ábsides, con un interior organizado mediante pilares de cruz griega con semicolumnas adosadas, arcos de medio punto doblados, tribuna y cuerpo de ventanas, una tribuna que sólo recorre el cuerpo, sin avanzar por el transepto y la cabecera, las partes más antiguas, que ya estarían edificadas cuando se decidió añadir este elemento.
Tramo de la nave central, con arco de medio punto doblado entre pilares cruciformes, tribuna, cuerpo de ventanas y cubierta de sencilla crucería
Como empezó a erigirse según criterios constructivos románicos, los grandes pilares no estaban preparados para recoger los nervios de la bóveda de crucería gótica con la que se realizó la cubrición, optándose por introducir un apoyo en forma de capitel en ángulo.
Cubierta de crucería de la nave central, con la ingeniosa solución del apoyo en capitel en ángulo para recoger los nervios
Las naves laterales se cubren con bóvedas de arista que quizá ya estuvieran iniciadas en la primera fase de construcción románica.
El ábside del Evangelio está dedicado a San Antonio de Padua y de la Epístola a San Francisco de Paula, ambos con policromía contemporánea que cubre los elementos formales que alude a los santos.
El ábside central muestra dos niveles de arquillos ciegos, aunque su estructura está oculta por un retablo barroco. Las esculturas representan a los santos titulares y pintura muestra una Asunción de la Virgen.
Llama la atención un transepto tan saliente, excepcional junto al de San Pedro de Ávila, que lo copia de San Vicente, en los reinos occidentales hispánicos, únicos ejemplos en iglesias parroquiales, pues el resto pertenecen a catedrales o importantes monasterios, comunidades regladas, con más miembros adscritos y con necesidades litúrgicas más complejas. Del porqué de ello, quizá la respuesta esté en que era una iglesia martirial.
El cimborrio, de planta cuadrada con bóveda octogonal, no se terminó hasta que comienzos del siglo XIV, una vez solucionados los problemas estructurales antes mencionados.
En el transepto de la Epístola, bajo el arco toral, se encuentra el famoso Cenotafio de los santos, una obra esencial de la escultura románica, fechado a fines del siglo XII, realizado por el taller borgoñón que también se encargó de la portada occidental y al que en el siglo XV se le incorporó un baldaquino. Narra pormenorizadamente el prendimiento, martirio y muerte de los tres hermanos y puede verse de forma detallada en el Cenotafio de los santos Vicente, Sabina y Cristeta, un monográfico del blog.
En la pared occidental de este transepto hay una inscripción con caracteres góticos fechada en 1307 que informa de que bajo ella se enterró al judío que intentó profanar los cadáveres.
"EN ESTA SEPULTURA DEL SUELO ESTÁ ENTERRADO EL JUDIO Q POR MILAGRO DE DIOS SE TORNÓ +(CRIS)TIANO E YZO ESTA IGLESIA DE SANT VICENTE DE AVILA AÑO CCCVII"
A la cripta se accede por una escalera en el primer tramo de la nave del Evangelio antes del transepto. Su planta es igual que la del ábside superior, con tres cabeceras comunicadas entre sí, la capilla central con un retablo barroco que aloja la talla románica de Nuestra Señora de la Soterraña, patrona de Ávila, ábside sur con la roca en la la tradición dice que se depositaron los cuerpos de los mártires y de cuya grieta surgió la serpiente que hizo que el judío se arrepintiera.
La fachada principal, al oeste, al erigirse ya avanzada la construcción, muestra un lenguaje protogótico. Se compone de dos torres cuadradas que delimitan un nártex con cubierta octopartita que cuenta con un pórtico central que acoge la portada y dos capillas laterales situadas bajo las torres, y que se abre mediante un gran arco apuntado adornado con florones en el intradós que recuerda a los de la girola de la catedral, no en vano se piensa que ambas obras fueron realizadas por el mismo taller borgoñón.
La torre sur tiene un cuerpo inferior de arcos ciegos y contrafuertes y otro superior con un espacio abierto mediante ventanas apuntadas y geminadas. En cuanto a la torre norte, es similar con la única diferencia de que las ventanas del segundo cuerpo son ciegas y que cuenta con un tercer cuerpo, inconcluso, aprovechado como cuerpo de ventanas y que se cree que estaba proyectado para terminar en aguja.
En origen la portada también contaba con un zócalo que ahora no se aprecia porque fue embebido por un conjunto de enterramientos del siglo XV que se realizaron en el nártex y que elevaron el nivel del suelo hasta ocultarlo.
Se organiza mediante arco de medio punto de cinco arquivoltas ricamente decoradas que apoyan en semicolumnas con diez apóstoles adosados y parteluz con un Salvador. En el tímpano, a su vez, aparecen otros dos arquillos de medio punto que acogen la Parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro, y en la cornisa superior se suceden una serie de arquillos con hombres y mujeres semidesnudos en diferentes actitudes.
Para conocer un poco más de su rica, y todavía no desvelada del todo, iconografía, puesta en relación con la Resurrección, puede consultarse la monografía que le dedico en la Portada occidental de San Vicente en este blog.
La portada norte abre en el tercer tramo de la nave del Evangelio. Alterna jambas rectas y columnas sobre las que apean cuatro arquivoltas decoradas con rosetones, con una organización formal idéntica a la de la portada sur, aunque sin decoración escultórica de bulto y con un contrafuerte en piedra grisácea que la precede a modo de zaguán.
La portada sur o “puerta de la Anunciación” se abre en el segundo tramo de la nave de la Epístola. Se organiza mediante siete arquivoltas decoradas con florones, con un Crismón Trinitario en la clave de la rosca interna, que apeaban sobre jambas rectas y columnas alternas con capiteles que muestran aves o cuadrúpedos afrontados, leones de lomo arqueado y un hombre y una mujer sedentes. Pero en un momento todavía sin determinar se eliminaron las primeras jambas y columnas de ambos lados para insertarse mochetas de granito gris y figuras que no habían sido creadas para este espacio.
De las tres figuras de la derecha, dos de ellas, un varón con un libro y una mujer con un tocado de delicada elaboración, quizá se labraron para decorar una gran portada principal que no llegó a edificarse y muestran una delicada labra románica, identificadas por algunos autores con los santos Vicente y Cristeta; la otra es un personaje coronado.
En cuanto a las de la izquierda, que componen una Anunciación y que incluso han terminado por dar nombre a la puerta, son más gotizantes.
Avanzado el siglo XIV se adosó en este lado una galería porticada con una doble utilidad: aumentar el boato litúrgico de las procesiones semanales que tenían lugar en la iglesia y ampliar el cementerio que rodeaba el templo mediante un espacio para enterramientos privilegiados, reservados a los que hicieran cuantiosas donaciones para misas.
El suelo estaba recubierto de lápidas que desaparecieron durante las restauraciones realizadas entre los siglos XIX y XX por los arquitectos Hernández Calleja, Vicente Miranda y Repullés, y aunque se hicieron dibujos antes de retirarlas, no se copiaron sus inscripciones.
Esta estructura también podría haber tenido un uso civil, como lugar de reunión sin necesidad de utilizar el templo. Se sabe que en Ávila existían dos bandos o cuadrillas agrupadas en torno a los templos de San Vicente y de San Juan, formados por los linajes de Esteban Domingo y Blasco Jiménez respectivamente, con una gran relevancia en el gobierno de la ciudad y de reivindicación civil de estas parroquias a comienzos del siglo XIV. Además, en el contrafuerte donde arranca el pórtico estaba la imagen de Nuestra Señora de la Guía, donde los caballeros que volvían de guerrear hacían devota oración de agradecimiento por sus victorias.
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Notas:
(1) FEDUCHI CANOSA, P., La Basílica de San Vicente de Ávila, Tesis doctoral, Escuela Técnica Superior de Arquitectura. Universidad Politécnica de Madrid, 2007.
(2) Ibidem, p. 297.
Fuentes:
AGUDO VILLANUEVA, Mario, “El ciclo muerte-resurrección en la portada occidental de San Vicente de Ávila”. Revista Amigos del Románico (AdR), nº. 9, 2009, pp. 20-29.
FEDUCHI CANOSA, P., La Basílica de San Vicente de Ávila, Tesis doctoral, Escuela Técnica Superior de Arquitectura. Universidad Politécnica de Madrid, 2007.
http://www.amigosdelromanico.org/inventario/fichas/espana/avila/avila_sanvicente.html
http://www.arquivoltas.com/24-Avila/03-AvilaSanVicente01.htm
http://www.arteguias.com/romanico_avila1.htm
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