El Colegio de San Gregorio de Valladolid, hoy Museo Nacional de Escultura

El Colegio San Gregorio fue fundado, con Bula Papal de Inocencio VIII en 1487, por el dominico fray Alonso de Burgos, obispo de Córdoba, Cuenca y Palencia y confesor de los Reyes Católicos, como centro de estudios teológicos de la Orden dominica en un momento de profundas reformas políticas y espirituales en toda Europa, y aceptado como patronato real por Isabel la Católica en 1500, tras la muerte del fundador.

Museo Nacional de Escultura
Detalle de la portada del Colegio de San Gregorio

Adosado al convento de San Pablo, del que fray Alonso había sido prior, su fundación quedó condicionada a la cesión de la capilla del Crucifijo, unida al brazo de la Epístola de la iglesia dominica, para convertirla en su propia capilla funeraria, que después adquirió doble función al servir también como capilla para el colegio.

El ábside de la vecina iglesia de San Pablo desde el Patio Grande del Colegio de San Gregorio

Parcial de un plano de la ciudad levantado por Ventura Seco en 1738 en el que se aprecia el convento San Pablo y el colegio San Gregorio (1)

Las obras comenzaron en 1488 en un proceso desde dentro hacia fuera, siendo la fachada principal lo último en levantar. El que los escudos reales en las esquinas del Patio Grande todavía no presenten la granada hace pensar que esta parte estaría terminada antes de 1492.

Detalle de la heráldica de las esquinas

Lamentablemente, se ha localizado muy poca documentación sobre su construcción, sin que se sepa fehacientemente quiénes fueron sus artífices. Parece que los primeros procederían de zona del norte de Francia, Bajo Rhin o Países Bajos y que después se fueron incorporando los más afamados canteros e imagineros que en ese momento estaban trabajando en Castilla, haciendo que el conjunto se conformara como un paradigmático ejemplo de las variadas tendencias de cantería castellana a fines del siglo XV, con Juan Guas y Juan de Talavera encargados de las trazas y construcción de la capilla funeraria de fray Alonso, Simón de Colonia contratado para la fachada de la iglesia de San Pablo, su retablo mayor, el sepulcro del fundador, después sustituido por otro encargado a Felipe Vigarny, sin que se conozcan las causas, y otras obras en el colegio, o Gil de Siloe y Diego de la Cruz como encargados del retablo de su capilla.

San Pablo Valladolid
Portada de la vecina iglesia de San Pablo

En 1524 el edificio se amplió con la adición de un ala hacia el oeste según trazas de Gaspar de Solórzano, el llamado Edificio de las Azoteas, que sobresalía del resto porque contaba con cuatro plantas de altura.

Restos del Edificio de las Azoteas

Desde su fundación el colegio se convirtió en foco de influencia de la Edad Moderna, en el que se formaron teólogos, hombres de letras, fundadores de universidades, obispos, asesores de reyes o juristas, como Bartolomé de las Casas, Melchor Cano, Luis de Granada o Francisco de Vitoria, y donde en 1550/51 tuvo lugar, por ejemplo, la conocida “Controversia de Valladolid”, en la que fray Bartolomé de las Casas defendió los derechos de los pueblos indígenas de América en contra de Juan Ginés de Sepúlveda, partidario del derecho el dominio de los conquistadores sobre los indígenas, a los que consideraba seres inferiores.

Bartolomé de las Casas Juan Ginés de Sepúlveda
Fray Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda

Pero con el siglo XVIII y la llegada de la Ilustración, la oposición de la dinastía Borbón al poder que ejercían los Colegios como elementos debilitadores del absolutismo que implantaron, San Gregorio fue perdiendo su influencia.

Llegado siglo XIX, durante la invasión francesa fue utilizado como acuartelamiento, con la supresión de las Órdenes regulares de 1820 quedó abandonado, y aunque con la Restauración absolutista de 1823 fue ocupado de nuevo, fue por un periodo muy pequeño y volvió a abandonarse por la precaria situación que presentaba para su habitación. Finalmente, las desamortizaciones y su expropiación dieron paso a su uso como presidio, dependencias de Gobierno Civil, Instituto Nacional, Escuela Normal de Maestros… experimentando muchas transformaciones que desvirtuaron el carácter original del edificio, con obras esporádicas, muchas veces de urgencia, para evitar un mayor deterioro.

San Gregorio Parcerisa Valladolid
Grabado de la portada publicado en PARCERISA, F.J., Recuerdos y bellezas de España, 1844 (2)

En 1884 fue declarado Monumento Nacional y en los años siguientes el arquitecto Teodosio Torres se encargó de la restauración del patio central y la reconstrucción de las cresterías y la cubierta, aunque también empezaron a perderse muchas de las techumbres y desaparecieron el aula de Metafísica y el corredor adosado a la contrafachada que conducía a la capilla.

Gárgolas
La gárgola de la izquierda contiene una cartela con dos fechas: 1493 y 1887, la última correspondiente a la restauración tras su declaración como Monumento Nacional

En 1933, y tras un proceso de restauración y limpieza del edificio a cargo del arquitecto Emilio Moya con la colaboración de Constantino Candeira y la intervención de Sánchez Cantón, se convirtió en sede del recién creado Museo Nacional de Escultura, con origen en el Museo Provincial de Valladolid, que desde 1842 había estado en el Colegio de Santa Cruz.

Museo Santa Cruz Valladolid
Sala del museo instalado en el Colegio de Santa Cruz (3)

Pero desde el principio las instalaciones sufrieron carencias que se fueron agravando con el crecimiento de la colección, la incorporación de obras de gran formato y las nuevas necesidades museísticas, a pesar de las abundantes intervenciones buscando solucionarlas.

La rehabilitación completa del conjunto, realizada a partir de un plan de renovación integral firmado en 1990 y culminado en 2011 de la mano de los arquitectos  Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano ha triplicado el espacio museístico al incorporar el Palacio Villena, destinado a oficinas del museo y exposiciones temporales, la Casa del Sol y la iglesia de San Benito el Viejo, donde se exponen los fondos del Museo Nacional de Reproducciones Artísticas, con antigua sede en el actual Museo del Traje en la Ciudad Universitaria de Madrid. También se recuperó la denominación de “Museo Nacional de Escultura”, que tres años antes había sido sustituida por la de “Museo Nacional Colegio San Gregorio”.


Sala 3 del museo antes de su última rehabilitación (3)

Aun contando con todas las modificaciones que ha experimentado a lo largo de los siglos, San Gregorio conserva una estructura reconocible caracterizada por tres elementos esenciales para la historia de la Arquitectura y del Arte: la fachada con su portada, el Patio de Estudios, el Patio Grande y los espacios circundantes, y la Capilla.

Detalle de la galería alta del Patio Grande

Planta del Colegio San Gregorio (4). Las indicaciones son mías

Una sección del edificio en la actualidad, tras las rehabilitaciones. De derecha a izquierda se distingue el Patio Grande, la escalera monumental, el Patio de los Estudios, el pabellón de acogida del visitante y el jardín que da acceso a la capilla, cercado por la contrafachada (4)

Su arquitectura, en la que destacan, sobre todo, la portada y el patio, se conforma como uno de los mejores ejemplos del arte desarrollado durante el reinado de los Reyes Católicos, en el que empiezan a pugnar con fuerza las nuevas ideas que dan lugar a inicio de la Edad Moderna.

La fachada, de paramento liso y rematada con una crestería, destaca, sobre todo, por su espectacular portada, que por sus características estilísticas se pone en relación con el taller de Gil de Siloe, artista de procedencia nórdica que en ese momento estaba en Burgos ocupándose de los sepulcros reales de la Cartuja de Miraflores y que se sabe que fue contratado para la realización del desaparecido retablo de la capilla, muy en relación con el que el escultor había realizado en la capilla de la Concepción o del Obispo Acuña en la catedral de Burgos y que presenta similitudes evidentes con la parte alta de la portada de San Gregorio.

Fachada del Colegio

Detalle de la crestería que remata la fachada

Portada telón San Gregorio
Portada del Colegio de San Gregorio

Árbol de Jesé catedral de Burgos
Retablo de la capilla de la Concepción o del obispo Acuña en la catedral de Burgos de Gil de Siloe

Evocando los arcos triunfales de las arquitecturas que en ese momento se estaban desarrollando en Centroeuropa imitando cestería y madera, pero quizá también en relación con las portadas tapiz de las madrasas islámicas, que no olvidemos que eran escuelas, aunque aplicando una decoración propia del gótico final, cuenta con una compleja significación simbólica en la que se mezclan figuras contemporáneas, santos, alegorías, salvajes, abundante emblemática del poder…

Cuenta con dos cuerpos enmarcados por sendos machones a modo de contrafuertes. El inferior acoge un vano adintelado decorado con flores de lis, símbolo del fundador repetido hasta la saciedad, cubierto con arco carpanel a su vez abarcado por otro trilobulado conopial.

Cuerpo inferior de la portada

Llaman la atención los “salvajes” de las jambas y los contrafuertes, un total de dieciséis. Las teorías sobre la significación de estas figuras, presentes en muchos edificios del siglo XV, son muy variadas y también habría que ponerlas en relación con el contexto en el que aparecen. Una de sus funciones sería la de simples tenantes de la heráldica. También se dice que, ataviados con escudo y maza, eran los guardianes del edificio, hombres-bestia que garantizaban la seguridad. O podrían aludir a la costumbre de disfrazar a los escuderos y lacayos en fiestas cortesanas en las que se presentaba al “salvaje” como ser inferior, en relación, por ejemplo, con las novelas de caballerías, en las que se mencionan hombres salvajes cubiertos de vello, hombres degradados, más próximos al animal que al hombre, distanciados del mundo civilizado, no cristianizados, y que aquí podrían estar en confrontación visual con los caballeros que también aparecen en la portada, con armaduras, lanzas y escudos, que se interpretarían como alegorías de la Virtud. Por el contrario, también podrían ser una alusión positiva, la imagen mítica del hombre en la naturaleza, no contaminado, símbolo de pureza que evoca el tiempo en un mundo perfecto y feliz, teniendo como prototipo a san Juan Bautista.

Salvajes arte gótico
Salvajes de las jambas de la izquierda

Los de la parte baja, flanqueando la portada, están completamente cubiertos de pelo, con cabello largo, portan armas y los escudos están decorados con figuras demoníacas salvo en uno, que cuenta con una cruz de Calatrava, los mismos motivos que los de los escudos de los soldados del segundo piso, la misma iconografía que ya se veía desde hacía más de un siglo.

Salvajes de las jambas de la derecha, el más hacia la izquierda es el único que en vez de tener un rostro monstruoso en el escudo, cuenta con la cruz de Calatrava

Heráldica San Gregorio
Detalle los caballeros del contrafuerte de la izquierda, con los ángeles tenantes de la heráldica del fundador a la derecha

Sin embargo, los del piso superior son completamente distintos, una iconografía novedosa, con iguales atributos pero sin vello por el cuerpo e incluso dos hasta lampiños, con un aspecto más humano, y que hay autores que los consideran la representación más antigua en Castilla de un indio americano, reflejo de efecto de la llegada a América en el imaginario europeo.

Representación primeros indios arte europeo
Detalle de la parte superior del contrafuerte de la derecha con dos salvajes, el de la izquierda incluso sin barba

El tímpano, sobre un dintel, parece representar la ofrenda del colegio por fray Alonso de Burgos a San Gregorio Magno en presencia de los santos Domingo y Pablo, patronos del vecino convento dominico, una escena algo desconcertante, desequilibrada, con desproporción entre las figuras y con un San Pablo con nimbo crucífero, un atributo exclusivo de Cristo. Da la sensación de ser una labor más temprana que la del resto, o incluso reaprovechada de otro sitio.

Detalle del tímpano

El cuerpo superior se divide en tres calles, con la central ocupada por un pilón hexagonal del que arranca un granado, alusión a la conquista del reino Nazarí en 1492, alrededor del que se arremolinan putti jugando y saltando. Podría ser una representación de la Fuente de la Eterna juventud, de ahí los niños, del Árbol del Conocimiento, en relación con un edificio dedicado al estudio, una alegoría del Paraíso, el lugar al que aspiran a llegar los hombres a través del conocimiento, una alegoría de la Edad Dorada en relación con el momento histórico por el que estaba pasando la monarquía castellana…

Cuerpo superior de la portada

El granado está coronado por un enorme escudo de los Reyes Católicos con el águila de san Juan sostenido por dos leones rampantes y por debajo también aparecen sus símbolos: el haz y las flechas. Y es que el uso de la heráldica real con fines propagandísticos en este periodo alcanzó un protagonismo hasta entonces desconocido, presente no solo en los edificios directamente promocionados por los monarcas sino también en los de muchos de sus más directos colaboradores, que de esa manera mostraban su participación y aceptación en el proyecto político emprendido por Isabel y Fernando en relación con la conformación de un Estado Moderno con el que controlar y organizar todos sus territorios bajo su único poder.

Escudo Reyes Católicos
Detalle del escudo de los Reyes Católicos, con el haz y las flechas en las dos ramas
en las que se divide el tronco principal

Las calles laterales del cuerpo alto cuentan con decoración heráldica del fundador y dos reyes de armas o maceros situados a la altura del escudo central.

Macero rey de armas
Macero de una de las calles laterales

Distribuidos en medio del enramado repartido por toda la portada se distinguen múltiples escenas relacionadas con los vicios que hay que superar con el estudio, en relación con la búsqueda de la verdad y el rechazo de la herejía, el triunfo de la inteligencia sobre la fuerza o la fortaleza para vencer la tentación.

Detalle del dintel de la entrada, con un niño recibiendo  la coz de un burro y, por encima, un personaje que algunos autores identifican con el autorretrato de uno de los artífices

El colegio se organiza en torno a dos patios. El llamado Patio de los Estudios es el de acceso directo desde la portada, que a modo de atrio romano muestra planta cuadrangular con pilares se sección lobulada rematados con los escudos del fundador. En origen, este ámbito alojaba las aulas de Física y de Metafísica, esta última arruinada en el siglo XX.

Patio de los Estudios

Otro detalle del Patio de Estudios, con una ventana plateresca

Desde él se accede, por la izquierda a la capilla de fray Alonso y por la derecha al Patio Grande.
La capilla funeraria de fray Alonso al principio tenía acceso tanto desde el colegio como desde la portada del crucero de la Epístola de San Pablo, hoy cegada. Fue iniciada en 1484 por Juan Guas y Juan de Talavera, quedando terminada en 1490 tras muchos incidentes, pues sus artífices fueron multados por considerase su fábrica defectuosa. Presenta planta rectangular de dos tramos con ábside poligonal, cubierta de crucería estrellada con nervios sobre ménsulas con ángeles tenantes con las armas del fundador y coro a los pies con una pequeña tribuna para el órgano. Contaba con una rica barandilla de balaustres de hierro que durante las obras de restauración en la década de 1880 fue sustituida por un petril neogótico.

Portada de acceso a la capilla de San Gregorio desde la iglesia de San Pablo, hoy tapiada

La capilla desde el sotocoro

Detalle de la cubierta del ábside

En 1499 se encargó a Simón de Colonia la construcción de la sacristía a los pies y del corredor de conexión con el colegio, hoy desaparecido.

Aspecto actual de la sacristía añadida por Simón de Colonia a los pies de la capilla, con la escalera de acceso al coro a la derecha

Durante la invasión francesa desapareció todo el amueblamiento, incluyendo el sepulcro de fray Alonso de burgos de Felipe Vigarny que ocupaba el centro y el retablo de Gil de Siloe.

El Patio Grande vertebraba las estancias más importantes del conjunto. Considerado una joya hispanoflamenca, se pone en relación con Juan Guas por sus similitudes con el palacio del Infantado de Guadalajara, aunque también se han localizado abundantes motivos que Bartolomé Solórzano, un artista activo por esa época en la zona, emplea en la cercana catedral de Palencia, sede del obispado de fray Alonso.

Colegio San Gregorio
Patio Grande

Es de planta cuadrada con dos pisos, el bajo con esbeltos pilares torsos, quizá una referencia salomónica en relación con un edificio como “templo de la sabiduría”, con capiteles de medias bolas y flores de lis sustentando arcos escarzanos, y el superior con una de las galerías más decorativas del periodo, con petriles calados de tracería gótica y arcos geminados plagados de guirnaldas y follaje entre los que aparecen niños jugando y en los que ya se aprecia la influencia renaciente, de medio punto y con una talla que va siendo más plana.

Columnas torsas
Crujía baja noreste

A continuación se sucede un friso de yugos y flechas sobre el que destacan las imaginativas gárgolas.

Cuenta con abundantes emblemas de los Reyes Católicos y de los reinos de Navarra y Granada, incorporados a la corona de Castilla en el transcurso de la erección del edificio.

Crujía noreste del Patio Grande

La única escalera que comunica ambos pisos es de caja rectangular de dos tramos, zócalo gótico, paramentos decorados con almohadillado de influencia renaciente con la heráldica del fundador, una impresionante techumbre mudéjar sobre un friso con las iniciales de los Reyes Católicos y pretiles neo-góticos con igual dibujo que el zócalo añadidos en unas obras en la década de 1860 para sustituir la barandilla de madera que tenía.

Crujía suroeste del patio, con la embocadura de la escalera y una de las portadas
de acceso a una estancia principal del Colegio

Techumbre mudéjar
Techumbre mudéjar de la escalera del Patio Grande

Caja de la escalera, en la que destaca el almohadillado y la profusión heráldica

En la planta baja de la panda sureste, la que corre a lo largo de la fachada, se ubicaban la cocina y el refectorio, y en la alta estaba la biblioteca.

Retablo San Benito
Antiguo refectorio, hoy Sala 3 del museo, con los restos del retablo del
altar mayor de la
iglesia de San Benito

Comunicación entre el refectorio y la cocina

Ámbito en el que se encontraba la biblioteca, hoy Sala 7 del museo, en la que destaca la sillería del coro de la iglesia de San Benito

Impresionante techumbre mudéjar de una de las salas de la antigua biblioteca

En la panda noroeste de este piso alto se encontraban la sala capitular.

Sala capitular colegio San Gregorio
Acceso a la antigua sala capitular, en planta superior de la panda noroeste

Antigua sala capitular, hoy Sala 20 del museo

Galería alta sureste del patio Grande, con las puertas de las antiguas celdas de los colegiales

Como ya se ha visto, en la capilla, las estancias alrededor del Patio Grande y en las salas construidas en la rehabilitación del llamado Edificio de las Azoteas se distribuyen todas las colecciones del Museo, que bien merecen una entrada aparte a la que podréis acceder abriendo este enlace.

Y si tenéis todavía ganas de seguir paseándoos por una ciudad tan plagada de historia y patrimonio, simplemente pinchad en VALLADOLID.

Notas:

(4) NIETO, F. y SOBEJANO, E., “El Museo Nacional Colegio de San Gregorio (Valladolid)”. Museos.es: Revista de la Subdirección General de Museos Estatales, nº 4, 2008, pp. 56-63.

Fuentes:

AGAPITO Y REVILLA, J., La Iglesia del Convento de San Pablo y el Colegio de San Gregorio, Valladolid, 1911.
GARCÍA de WATTENBERG, E., Las obras de restauración y adaptación llevadas a cabo en el Colegio de San Gregorio hasta la instalación del Museo Nacional de Escultura en el edificio. Discurso de Recepción Pública como miembro de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid y contestación del académico Juan José Martín González, Valladolid, Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción, 1985.
NIETO, F. y SOBEJANO, E., “El Museo Nacional Colegio de San Gregorio (Valladolid)”. Museos.es: Revista de la Subdirección General de Museos Estatales, nº 4, 2008, pp. 56-63.
PEREDA ESPESO, F., “La morada del salvaje: La fachada selvática del colegio de San Gregorio y sus contextos”. En ALONSO RUIZ, B. (Coord.), Los últimos arquitectos del Gótico, 2010, pp. 149-218.
ROSENDE VALDÉS, A. A., “El tema del “salvaje” en las sillerías de Mondoñedo y Xunqueira de Ambia”. Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, BSAA, tomo 53, 1986, pp. 283-296.
RUIZ SOUZA, J., “Castilla y la libertad de las artes en el siglo XV. La aceptación de la herencia de Al-Andalus: de la realidad material a los fundamentos teóricos”. Anales de Historia del Arte, 2012, vol. 22, nº especial, pp. 123-161.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Querida Sira:
Una vez más te sales, magnifico trabajo.Se lo que cuesta hacer un trabajo de estas caracteristicas bien hecho y este lo esta. Además San Gregorio reune arquitectura excepcionalmente bella y escultura entre sus muros. Como castellano-leonesa de adopción no me queda más que darte las gracias una vez más del cariño que pones y la difusión que haces de los bellos rincones de nuestra tierra. Ademas incidir en la importancia que tiene el resaltar la importancia de los museos,ya que muchas veces creo....fuera de los más populares los dejamos en el olvido sin darnos cuenta todo lo que de arte y cultura se guardan en ellos. Un abrazo y enhorabuena. Fantastico.
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, Mª Antonia. Un abrazo muy fuerte.
Boro ha dicho que…
Cuando algo se convierte en norma resulta ocioso repetirlo, pero bueno, quien se lo merece se lo merece. ¡¡¡Bravissimo!!! Una entrada fantástica.
Resulta realmente sorprendente que una portada de un edificio al fin y al cabo religioso (aunque con función educativa) en este periodo tenga tan poca imaginería directamente interpretable como religiosa y tan directamente relacionada con el ensalzamiento del poder Real.
Me resulta llamativo el salvaje que culmina el pilar de la derecha y del que tomas una imagen detallada, es tal cual un Ecce Homo, hasta con corona de espinas (aunque otros de los salvajes tb. parecen portarla) aunque supongo que es una coincidencia de parecido, porque no tiene ningún sentido hay situado, excéntrico y sin relación con el resto de la portada.
Si no lo conoces te recomiendo esta página sobre arte en Valladolid y en concreto esta entrada sobre un crucifijo cuyo posible origen se encuentra en el del retablo de la capilla del Colegio de San Gregorio, desgraciadamente destruido con el resto del mobiliario.
http://artevalladolid.blogspot.com.es/2011/12/el-crucifijo-de-cigunuela.html
Gracias y saludos.
Boro
enrique ha dicho que…
A falta de una catedral monumental en Valladolid (la que hay quedó menos que inconclusa), creo que el conjunto de la Iglesia de San Pablo y el Colegio de San Gregorio es el monumento más representativo de la capital castellana.
No deja de ser paradójico que esa capital no tenga una catedral digna de su rango, gótica o herreriana.
Es difícil consolarse de ello, pero este conjunto es magnífico y evita un tanto esa falta.
Estupendo como siempre la entrada, de la que aprendo y disfruto en la misma medida.

Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, Boro. La verdad es que en conjunto, resulta, toda la portada en sí, "excéntrica y curiosa" y no me extrañaría nada que para hacer al salvaje del contrafuerte hubieran tomado una iconografía de un Ecce Homo, pues visto que el San Pablo del dintel porta un nimbo crucífero como una pianola, cualquier cosa podría ser posible.
Conozco el blog Arte en Valladolid, me ha dado muy buenos ratos. Me leeré el artículo del Crucificado.
Un abrazo.
Sira Gadea ha dicho que…
Pues a mí, Enrique, la catedral de Valladolid, aun a pesar de no ser ni un tercio de lo que estaba previsto y de todos los problemas por los que pasó, me gusta. Me emociona el poder contar, gracias a ello, con las salas que quedaron de la antigua, hoy habilitadas como Museo Diocesano (que, por cierto, necesita un repaso museográfico de arriba a abajo), y de las ruinas de detrás. Esos edificios que relatan todas las vicisitudes, son maravillosos ¿no crees?
enrique ha dicho que…
En efecto los edificios inacabados son fascinantes, pensemos en la catedral de Beauvais.
Sira Gadea ha dicho que…
O las Capelas Imperfeitas de Batalha...
Sira Gadea ha dicho que…
O incluso el Palacio Real de Madrid, si pensamos en el macroproyecto de Juvarra.
Carlos Marcos ha dicho que…
Excelente trabajo, Sira. Me admira tu conocimiento del arte y la cultura, así como la profesionalidad y entrega que demuestras en cada uno de tus trabajos. Te doy las gracias porque con estas publicaciones seguimos aprendiendo de lo que tenemos en lugares tan cercanos y entrañables.
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, Carlos. Tus palabras me han emocionado. Un abrazo.
Anónimo ha dicho que…
Reconozco, no sin verguenza, que Valladolid es una de las pocas capitales de este país que todavía no conozco. Y no será por falta de ganas, que he soñado muchas veces con curiosear en el Archivo de la Chacillería de aquella ciudad.

Tu interesante anotación, magníficamente redactada y trabajada como veo que es norma, me ha puesto en aviso de que no puedo dejar pasar mucho más tiempo...

Impresionante, lo digo con total sinceridad.
Calamidad ha dicho que…
En mis horas muertas esperando el autobús hacia Segovia, me dedicaba a perderme por esta zona de Valladolid, sin lugar a dudas mi favorita.

Estoy con Boro en cuanto a lo extravagante de la portada de San Gregorio. Tal vez sea por contraposición con la cercada de San Pablo. Gracias por mostrarnos los detalles. Jamás había reparado en la coz (¡buenísimo!), por ejemplo, ni en el salvaje barbilampiño.

Eso sí, no te perdono que no hayas sacado una foto de mi chica. ;-)

Una vez más, gracias por tus artículos, Sira. Estoy pasando una tarde de Reyes de lo más entretenida. Besines y ¡feliz año nuevo!
Sira Gadea ha dicho que…
Queridísima Calamidad,

Por la presente me complace comunicarle que mañana mismo tendrá a "su chica" en esta su casa, en una entrada especial que he dejado como regalito de Reyes y en la que hablo más de las obras del museo que del museo en sí.

Suya afectísima,

Sira
Beatriz Martín ha dicho que…
He disfrutado de este paseo y me he enriquecido, no lo conocía pero me lo apunto por si tengo oportunidad de ir gracias
Sira Gadea ha dicho que…
Muchas gracias, Beatriz. Seguro que te encantará.

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