La historia de la iglesia prerrománica de San Salvador de Valdediós, en Asturias

San Salvador de Valdediós, en el antiguo valle de Boiges, después conocido como valle de Valdediós, formado por el río Rozaes y afluentes como el Asta, hoy Valdediós, en la parroquia de San Bartolomé de Puelles de Villaviciosa, delimitado por suaves montañas con robles y castaños centenarios, es una iglesia prerrománica que también se la conoce popularmente como “El Conventín” seguramente para diferenciarla del contiguo monasterio cisterciense de Santa María, fundado tres siglos después y al que en breve le dedicaré un artículo.

San Salvador de Valdediós

Antiguo valle de Boiges, hoy Valdediós, con el monasterio cisterciense de Santa María y la iglesia de San Salvador (1)

Sobre el origen del vocablo “Boiges”, hay autores que lo consideran una variante de “Boides”, que significaría “terreno inculto”, “terreno baldío”, con excesiva humedad, en relación con los arroyos que lo cruzan.

Durante mucho tiempo la mayoría de los especialistas han defendido que San Salvador fue fundada por Alfonso III a fines del siglo IX basándose, fundamentalmente, en una lápida fundacional de mármol conservada en la capilla exterior de los Obispos, entre la sacristía y el ábside del Evangelio.

Capilla de los Obispos

Pero las restauraciones e intervenciones arqueológicas llevadas a cabo entre 2010 y 2011 han introducido nuevos parámetros, pues tras la recogida de muestras de morteros, el estudio de los mismos por la petróloga Araceli Rojo Álvarez han dado lugar a una teoría que concuerda, en parte, con la hipótesis que ya formuló César García de Castro en 1995 de que San Salvador se construyó en dos fases: una primera, posiblemente a iniciativa de Alfonso II en el último tercio de siglo VIII, a la que estas últimas conclusiones añaden que quizá se hiciera sobre la base de una construcción anterior tardorromana o visigoda, y otra posterior de la mano de Alfonso III el Magno en la segunda mitad del IX a la que se adscribiría el pórtico sur y una posible reforma del cuerpo principal, que es lo que conmemoraría la mencionada lápida.

Localización de las muestras de mortero recogidas (2)

Alfonso III habría decidido la remodelación de un templo preexistente como parte de un conjunto en el que también habría otras dependencias donde al rey le gustaría llevar una vida relajada de fiestas y cacerías, pero no demasiado lejos de su capital, Oviedo, y sin la significación oficial de los complejos palaciales levantados por sus antecesores Alfonso II en Santullano y Ramiro I en el monte Naranco, conformados como arquitectura símbolo de la autoridad real.

Miniatura del Liber Testamentorum Ecclesiae Ovetensis en la que aparece Alfonso III el Magno flanqueado por la reina Jimena y el obispo Gomelo II de Oviedo rodeado de otros miembros de su corte (3)

Fachada sur de San Salvador con el pórtico lateral y la Capilla de los Obispos

Ese conjunto residencial que acompañaría al templo, cuya ubicación todavía no está localizada por la arqueología, está mencionado en el Chronicon Sampiri, escrito por el obispo Sampiro de Astorga a comienzos del siglo XI, que abarca desde el año 866 hasta el 999, los últimos años del reinado de Alfonso III y los de sus sucesores hasta Alfonso V. En ella puede leerse, refiriéndose a las edificaciones levantadas por Alfonso III:

intra Ovetum Castellum et Palatium quod est justa illud, et Palatia quae sunt in valle Boidis

en Oviedo, el castillo y palacio inmediato al mismo, y los palacios sitos en el valle de Boides

Según consta en la mencionada lápida de fundación, escrita con exquisito estilo literario y corrección caligráfica y en mármol, material muy costoso porque no existía en la región y tuvo que ser importado, la consagración de San Salvador se habría producido en el año 893 con la presencia de los obispos de Dume, Astorga, Coímbra, Compostela, Lamego, Lugo y Zaragoza, cinco de los cuales también asistieron a la consagración de la basílica construida sobre la supuesta tumba de Santiago en Compostela, también promovida por Alfonso III.

(CRUX) LARGA TUA PIETAS XPE / D(EU)S CLARET UBIQ(UE) / SALVATQ(UE) S(A)EPE IMPIOS·/ LARGA TUA PIETAS (HEDERA) / PATENTUR ISTA VIRI·DANT·/ PLAUSUS AGMINA PASSIM / EXTINCTA QUOD VIVIFI/CES·FATENTUR ISTA VIRI / (HEDERA) SIS·FAVENS MISERO·PAR/CAS CITRA MERITO BONO (HEDERA) / CLEMENTIA QUA PRAEVA/LES·ESTO FAVENS MISERO (HEDERA) / MEMET NEMPE DIRA CON/LIDUNT FUNERA MENTIS (HEDERA) / SAUCIATQUE CULPA·ME/MET NEMPE DIRA (HEDERA) / CLAREAT NUNC TUA·FRUC/TUOSA GRATIA CLEMENS (HEDERA) / QUAE SUBLEVET ELISUM / CLAREAT IAM TUA (HEDERA) / PIETAS ADSISTAT·FOVENS / QUAE TEGMINE CUNCTOS (HEDERA)/ CAELICO SALVIFICANS / PIETAS ADSISTAT (HEDERA) / (CRUX) CONSECRATUM EST / TEMPLUM HOC·AB EP(IS)C(O)PIS VII / RUDESINDO DUMIENSE·/ NAUTIS / CONIBRIENSE / SISNANDO IRIENSE (HEDERA) / RANULFO ASTORICENSE / ARGIMIRO LAMECENSE / RECCAREDO LUCENSE (HEDERA) / ELLECANE CAESARAUGUSTANE(N)SE / SUB ERA DCCCXXX PRIMA / DIE·XVIO K(A)L(EN)D(A)S·OC(TO)BR(I)S

Tu generosa piedad, Cristo Dios, resplandece en todas partes y tu generosa piedad salva muchas veces a los malvados. Esto afirman los hombres, las gentes aplauden por doquiera que des vida a lo apagado, esto afirman los hombres. Ponte a favor del pobre, perdona al bueno, haciendo caso omiso a sus méritos; con la clemencia que es tu fuerte, ponte a favor del pobre, es cierto que en mi interior entran en lucha las miserables flaquezas de mi mente, me hiere ciertamente mi punzante culpabilidad. Resplandezca ahora clemente tu gracia fructífera, que levante al decaído, y que ella resplandezca ya. Asístame tu piedad alentadora, que nos asista la piedad, dándonos a todos la salvación para tu manto celestial. Fue consagrado este templo por siete obispos: Rudesindo Dumiense, Naustis Conibrigense, Sisnando Iriense, Ranulfo Asturicense, Argimiro Lamecense, Recaredo Lucense, Elécanes Caesaraugustanense. En la era de DCCCCXXXI, el día decimosexto de las Kldas. de octubre (16 de septiembre del 893)

Interior de la Capilla de la Capilla de los Obispos con la lápida de consagración

Lápida de consagración (4)

Estos obispos, figuras esenciales de la Iglesia hispana, formarían parte del consejo real o curia magna, que tendría similares funciones a las del aula regia visigoda, convocados desde todas las partes del reino para asistir a los grandes actos de la monarquía, tanto para decisiones políticas como para las propias tareas de la Iglesia, asuntos administrativos, judiciales, militares… y su presencia en la consagración habría sido una forma de reconocer su carácter como oratorio destinado al príncipe, cuyo poder viene determinado por elección divina, y también como signo de agradecimiento por haber liberado del dominio musulmán muchas de esas sedes episcopales.

El acto tuvo lugar en el momento de máximo esplendor y poder del Reino de Asturias, cuando éste abarcaba todo el noroeste ibérico después de que sus ejércitos acabaran de conquistar a los musulmanes las ciudades hoy portuguesas de Braga, Oporto, Chaves, Lamego y Coímbra, logros importantes ante las marcas fronterizas de los omeyas que encumbraron a Alfonso III como el continuador de la monarquía visigoda y de la tradición isidoriana, tendiendo un puente entre el presente y un esplendor pasado no olvidado.

El Reino de Asturias entre los años 739 y 913 (5)

Cruz de la Victoria, símbolo de la monarquía astur que empieza a utilizar por primera vez Alfonso III, sobre la ventana de la fachada occidental de San Salvador

Podría entenderse como acto por la función de Alfonso III como rector ecclesiae que debía buscar para su pueblo el bienestar temporal y espiritual, pues como responsable de la pax territorial y de la pax cristiana, su misión apostólica debía mostrarse levantando templos-bastión para la defensa de la fe ortodoxa, ya que dentro sus funciones estuvo el adoctrinamiento y la propagación del cristianismo para consolidar la Iglesia del reino asturiano y convertirla en factor de orden y de estabilidad gracias a la legitimación que dio al ritual litúrgico hispanogodo practicado por los mozárabes del sur. En este sentido, durante su reinado se llevó a cabo un amplio programa de construcciones en el que se levantaron ex novo y se restauraron multitud de templos repartidos por todo el reino, una labor que se complementó con abundantes donaciones de libros y material litúrgico con el que poder construir un ornamentum eclesiae y transmitir la fe a través de las artes suntuarias y una decoración pictórica de interiores que buscaba asombrar a los sentidos y acercar al fiel a Dios además de resaltar la condición divina del poder.

Hipotética reconstrucción de la decoración pictórica de San Salvador de Valdediós (6)

La elección de ese lugar preciso, aparatado pero no muy distante de las grandes vías de comunicación, no sería casual, y se relaciona con una tradición que situaba allí un monasterio levantado por Pelayo. También, según constatan los estratos arqueológicos romanos descubiertos en las inmediaciones y los materiales reutilizados en el propio edificio, podría haber sido una forma de contrarrestar el recuerdo de algún antiguo rito pagano en la zona. En este sentido hay autores que relacionan el vocablo “Boiges” con una derivación de votivis > Boites.

Son reutilizados los fustes de las columnas del arco de triunfo de la capilla mayor, los dos pequeños fustes de las columnitas de la ventana trífora de la capilla mayor, las basas de las columnas de ingreso al porche, los fustes y capiteles de las columnas de los arcos de triunfo de los ábsides laterales. Además, se han localizado tégulas romanas en la necrópolis medieval en el lado sur del templo, que se sabe que también cubrieron la iglesia hasta su restauración de 1979-1980, y restos de un conducto de opus spicatum entre el Conventín y el vecino monasterio de Santa María.

Fustes reutilizados en el arco de triunfo del ábside central

Otra explicación es que el templo fuera una ofrenda del rey a Dios para agradecerle las gracias recibidas, una ofrenda personal según la tradición merovingia y carolingia, el gesto del poderoso de fundar un lugar para la meditación al final de su vida. En este sentido, San Salvador fue el lugar en el que los hijos de Alfonso III, García, Ordoño y Fruela, le recluyeron cuando le obligaron a abdicar y la corte se trasladó a León en el año 909, según nos informa el mencionado Chronicon Sampiri:

Etenim omnes filii Regis, inter se conjuratione facta, patrem suum expulerunt a Regno, Boidis villam in Asturiis concedentes

Los hijos del Rey conjurándose contra su padre, destronáronlo y señalándole por lugar de residencia la villa de Boides en Asturias

Quizá también contara con una pequeña comunidad de monjes, probablemente mozárabes, que le asistiría en su destierro, tal y como podría deducirse de la carta de privilegio extendida por Alfonso IX y Berenguela en 1201 a favor de los monjes cistercienses de Sobrado, en Galicia, para fundar un nuevo cenobio en el valle, pues se denomina al lugar como “monasterio”:

Concedimus Deo et monasterio de Valle Dei quod de novo construimus in Asturiis in loco nominato Boiges

Concedemos en nombre de Dios el monasterio del Valle de Dios para construir un nuevo monasterio en Asturias en el lugar conocido como Boiges

El historiador del arte Lorenzo Arias Páramo defiende que el monarca incluso planeó ser enterrado en San Salvador por sus malas relaciones con el obispo de Oviedo Hermenegildo I por la crisis del Adopcionismo, pues Alfonso III estaba abierto a una influencia de mozárabes procedentes del sur que entraba en colisión con la política de la Iglesia asturiana, lo que podría haberle llevado a renunciar a ser enterrado en la iglesia de Santa María del Rey Casto, el panteón real de la monarquía asturiana adosado a la catedral.

Esa función funeraria de Valdediós se vería reflejada en la decoración del templo, en la presencia del pórtico meridional, donde se habría situado el enterramiento regio, y en la línea de cumbrera de la iglesia donde, a modo de crestería, aparecen seis cipos o signáculos de piedra calcárea con forma de bulbo, piña o huevo, piezas de función funeraria cuyo uso se registra ya en el mundo griego y en las necrópolis romanas y tardoantiguas y que también vemos, por ejemplo, en el Mausoleo de Gala Placidia en Ravenna, en San Miguel de Celanova, construido por San Rosendo de Dumio en memoria de su hermano Froila, o en relicarios, considerando que la propia iglesia actuaría como tal, con Alfonso III dentro.

Cipos en la línea de cumbrera del edificio

El pórtico muestra una alta calidad constructiva, realizado con perfectos sillares dispuestos a hueso, y habría sido añadido al templo para adaptarlo a ese uso funerario, con funciones de panteón regio para el rey y su mujer, todavía en vida de ambos, aunque nunca llegara a desempeñar esa función. En este sentido, la lápida de consagración de 893 estaría indicando la fecha de construcción de éste y la adición de los cipos en el tejado, de ahí que incluya la súplica de salvación:

PIETAS ADSISTAT·FOVENS / QUAE TEGMINE CUNCTOS (HEDERA)/ CAELICO SALVIFICANS / PIETAS ADSISTAT (HEDERA)

Asístame tu piedad alentadora, que nos asista la piedad, dándonos a todos la salvación para tu manto celestial

Detalle del pórtico, realizado con sillares que contrastan con el sillarejo del resto de la construcción

Alfonso III falleció en Zamora el 20 de diciembre de 910 y recibió sepultura en un sarcófago paleocristiano en la catedral de Astorga, donde dos años después también fue enterrada su esposa, doña Jimena de Asturias. Posteriormente, en el 986, Bermundo II de León ordenó el traslado de los restos de ambos al panteón real de Oviedo.

Reproducción exacta del sarcófago paleocristiano en el que estuvieron sepultados Alfonso III y doña Jimena conservada en el Museo de arte sacro de Astorga

Cuando tres siglos después, el valle fue donado a los cistercienses para construir un nuevo monasterio, la nueva comunidad tuvo la sensibilidad suficiente como para preservar esta capilla real, en una actitud que podría compararse con la de los benedictinos en San Salvador de Celanova y la capilla-oratorio de San Miguel, pues ambos poseían valor de símbolo, el gallego como último testimonio del conjunto monástico levantado por san Rosendo y el asturiano como recuerdo de un monarca desterrado y al que las crónicas reales loaban por haber regido piadosamente a su pueblo.

Conjunto  monumental de Valdediós, con el monasterio de Santa María a la izquierda y el Conventín a la derecha (1)

La primera referencia a una intervención restauradora en el Conventín es de 1846 en las actas de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos, donde se menciona una restauración pero no se dice nada más. En los dibujos de José María Aurial en 1847 se observa que hay un pórtico adosado al frente de la iglesia.

Dibujo de José María Aurial en 1847

Entre 1856 y 1861 se apuntan intervenciones en las actas de la Comisión que se cree que se centraron en la cubierta y en la eliminación de ese pórtico de la portada principal y de un pasadizo de mampostería cubierto a dos aguas que conectaba San Salvador con el monasterio cisterciense de Santa María.

Grabado de Parcerisa en Recuerdos y Bellezas de España, vol. IX, 1855, en donde todavía se ve el pórtico en la fachada occidental y el inicio del pasadizo que comunicaba San Salvador con Santa Maria

En 1912 se sabe que se eliminaron unos repintes del siglo XVIII, con restos todavía en el ábside central.

En 1914 José Fernández Menéndez descubrió restos de pintura mural al fresco y realizó unos bocetos preliminares de las pinturas prerrománicas.

En la década de 1950 Luis Menéndez-Pidal, que desde 1941 era Arquitecto Conservador de Monumentos del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, dirigió cuatro intervenciones en las que se rebajó el terreno alrededor del templo para atajar el problema de humedades, se abrió una zanja, se limpiaron los paramentos, se reforzó la cimentación, se eliminó el falso umbral del pórtico sur, que por la acumulación de depósitos estaba elevado más de medio metro sobre el original, se restauró el arco de ladrillo de la ventana del ábside sur, se rehizo el édiculo del ábside central y se realizó una limpieza y fijación de las pinturas.

En 1957 Helmut Schlunk y Magín Berenguer realizaron trascendentales investigaciones de los frescos.

En 1970 Menéndez-Pidal reconstruyó la sacristía norte adosada al último tramo de la nave de la Epístola, desaparecida, por lo menos desde el siglo XVI. Se optó por imitar a su homóloga del sur pero sin contar con vestigios arqueológicos documentados, una operación meramente estética para “completar” el monumento.

Al año siguiente se continuó con los trabajos en las cubiertas y la revisión de las bóvedas, se colocaron altares en los tres ábsides y se fijaron, limpiaron y restauraron las pinturas.

En 1979 Mª del Mar Benito dirigió nuevas restauraciones y la limpieza de humedades y mohos, pero las obras fueron suspendidas por la Consejería de Cultura y la Comisión de Patrimonio.

Entre 1986 y 1989 un equipo de la Universidad de Oviedo realizó las primeras campañas arqueológicas. En el lado sur de la iglesia se localizó una necrópolis medieval con varios niveles de tumbas, excavadas en piedra toba, construidas con lajas y mixtas, datadas entre los siglos X y XIV, los restos del mencionado pasadizo que unía San Salvador con Santa María, que era de época moderna, y los de un gran alcantarillado medieval. En cuanto a la zona norte, también se localizaron enterramientos, en algunos de los cuales se usaron tegulae romanas, dos superficies pavimentadas de fábrica similar al opus signinum más modernas que las tumbas y otro pavimento de grandes losas.

En 1993 se inició una nueva restauración de las pinturas murales, recuperándose motivos ocultos bajo capas de cal.

En 1998 Otilia Requejo dirigió unas excavaciones arqueológicas en el conjunto monumental, localizándose materiales cerámicos que hoy se conservan en el Museo Arqueológico de Asturias.

La última intervención en San Salvador tuvo lugar entre 2010 y 2011 y estuvo dirigida por Javier Felgueroso Carrascal, realizándose la restauración general del exterior del edificio, incluyendo la renovación de las cubiertas mediante teja artesanal, las tegulae de tipo romano, y su protección frente a las humedades. Durante esta intervención fue cuando el arqueólogo Sergio Ríos recogió las muestras de morteros de cuyo estudio se ha deducido que la iglesia tuvo las dos fases constructivas de las que ya he hablado.

San Salvador durante las restauraciones entre 2010 y 2011 (7)

San Salvador de Valdediós tras las restauraciones

A continuación se procedió a la restauración del interior y de los restos que todavía se conservan de la decoración mural y se realizaron otros estudios arqueológicos en el entorno.

Interior de la iglesia después de la última restauración

San Salvador de Valdediós fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1931 y Patrimonio Histórico Español y Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1985.

En La arquitectura de la iglesia prerrománica de San Salvador de Valdediós podéis ver el edificio con todo detalle. Sólo tenéis que abrir este enlace.

Imágenes ajenas:

(2) ROJO ÁLVAREZ, A., El análisis de morteros históricos como herramienta de datación e interpretación de técnicas y fases constructivas, Tesis doctoral, Universidad de Oviedo, 2015.
(5) MUNICIO CASTRO, M. A., Ejército, sociedad y política en el reino de Asturias entre los siglos VIII y X, Trabajo Fin de Grado, 2012-2013.

Fuentes:

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