La arquitectura de la iglesia prerrománica de San Salvador de Valdediós, en Asturias

San Salvador de Valdediós, en el antiguo valle de Boiges, después conocido como valle de Valdediós, formado por el río Rozaes y afluentes como el Asta, hoy Valdediós, en la parroquia de San Bartolomé de Puelles de Villaviciosa, delimitado por suaves montañas con robles y castaños centenarios, es una iglesia prerrománica que también se la conoce popularmente como “El Conventín”, seguramente para diferenciarla del contiguo monasterio cisterciense de Santa María, fundado tres siglos después.

San Salvador de Valdediós

Ya le he dedicado un artículo a su génesis y a sus restauraciones, al que podéis acceder en este enlace, así que aquí nos recrearemos en la arquitectura de este emocionante edificio.

San Salvador es la obra más tardía conservada del prerrománico asturiano además de uno de los monumentos de este estilo menos modificado a lo largo de la historia, conformándose como un excepcional compendio del arte que se desarrolló en el Reino de Asturias durante un siglo.
Orientada en el eje canónico este-oeste, la fábrica es de mampostería y sillares para las esquinas, los contrafuertes, la fachada occidental, el ábside central y el pórtico, y su lenguaje está vinculado a las construcciones religiosas áulicas de la etapa ramirense, que fijan el modelo de “basílica asturiana” de composición simétrica doble, longitudinal y axial, siendo su modelo directo San Miguel de Lillo.

Así, presenta planta basilical de tres naves de cuatro tramos separadas por pilares y rematadas por tres ábsides de testero recto, ligeramente sobrepasado el central, cámara supraabsidial, dos sacristías laterales cuadrangulares a ambos lados de los últimos tramos de las naves laterales, tribuna alta a los pies, frente al altar mayor, y cubiertas abovedadas. Sus proporciones tienden a la verticalidad, con la altura de la nave central tres veces la medida del módulo, determinado por la altura de los pilares.


Planta de San Salvador de Valdediós (1)

Axonometría de San Salvador de Valdediós (2)

La fachada oriental se corresponde con la cabecera. El cuerpo del ábside central, que sobresale respecto de los laterales, presenta una ventana inferior que ilumina el altar mayor compuesta por una pieza monolítica en la que están tallados tres arcos de herradura no muy pronunciada, de tipo visigodo o mozárabe, según los autores, que apoyan sobre columnas con capiteles, todo ello enmarcado por alfiz sogueado, y otra ventana superior formada por dos arcos con igual organización y que se corresponde con la cámara sobre el ábside. Los cuerpos de los ábsides laterales muestran pequeños arcos de medio punto en ladrillo.

Fachada oriental

Alzado de la fachada oriental (3)

Ventana del altar mayor

Ventana de la cámara supraabsidial

En la fachada norte destaca el cuerpo reconstruido en 1970 de lo que sería la sacristía del Evangelio y el resto se organiza mediante muro de sillarejo con contrafuertes y una puerta con dintel y arco de medio punto de ladrillo dispuesto en forma radial a la altura del segundo tramo de la nave lateral, hoy tapiada, de la que no se sabe exactamente su uso.

Por encima sobresale el cuerpo de la nave central, con cuatro ventanas geminadas con arcos de herradura abarcadas por alfiz sogueado.


Fachada norte

En la fachada sur destaca el pórtico y la conocida como Capilla de los Obispos.

Fachada sur, con el pórtico lateral a la izquierda y la Capilla de los obispos a la derecha, con el cuerpo de la sacristía de la Epístola en el centro

La capilla abre al exterior mediante un arco de medio punto, presenta planta cuadrangular y cubierta con bóveda de ladrillo y en ella se conservan la lápida de consagración del templo y varios enterramientos medievales.

Interior de la Capilla de los Obispos, con la lápida de consagración al fondo

En la lápida se lee:

"(CRUX) LARGA TUA PIETAS XPE / D(EU)S CLARET UBIQ(UE) / SALVATQ(UE) S(A)EPE IMPIOS·/ LARGA TUA PIETAS (HEDERA) / PATENTUR ISTA VIRI·DANT·/ PLAUSUS AGMINA PASSIM / EXTINCTA QUOD VIVIFI/CES·FATENTUR ISTA VIRI / (HEDERA) SIS·FAVENS MISERO·PAR/CAS CITRA MERITO BONO (HEDERA) / CLEMENTIA QUA PRAEVA/LES·ESTO FAVENS MISERO (HEDERA) / MEMET NEMPE DIRA CON/LIDUNT FUNERA MENTIS (HEDERA) / SAUCIATQUE CULPA·ME/MET NEMPE DIRA (HEDERA) / CLAREAT NUNC TUA·FRUC/TUOSA GRATIA CLEMENS (HEDERA) / QUAE SUBLEVET ELISUM / CLAREAT IAM TUA (HEDERA) / PIETAS ADSISTAT·FOVENS / QUAE TEGMINE CUNCTOS (HEDERA)/ CAELICO SALVIFICANS / PIETAS ADSISTAT (HEDERA) / (CRUX) CONSECRATUM EST / TEMPLUM HOC·AB EP(IS)C(O)PIS VII / RUDESINDO DUMIENSE·/ NAUTIS / CONIBRIENSE / SISNANDO IRIENSE (HEDERA) / RANULFO ASTORICENSE / ARGIMIRO LAMECENSE / RECCAREDO LUCENSE (HEDERA) / ELLECANE CAESARAUGUSTANE(N)SE / SUB ERA DCCCXXX PRIMA / DIE·XVIO K(A)L(EN)D(A)S·OC(TO)BR(I)S".

(Tu generosa piedad, Cristo Dios, resplandece en todas partes y tu generosa piedad salva muchas veces a los malvados. Esto afirman los hombres, las gentes aplauden por doquiera que des vida a lo apagado, esto afirman los hombres. Ponte a favor del pobre, perdona al bueno, haciendo caso omiso a sus méritos; con la clemencia que es tu fuerte, ponte a favor del pobre, es cierto que en mi interior entran en lucha las miserables flaquezas de mi mente, me hiere ciertamente mi punzante culpabilidad. Resplandezca ahora clemente tu gracia fructífera, que levante al decaído, y que ella resplandezca ya. Asístame tu piedad alentadora, que nos asista la piedad, dándonos a todos la salvación para tu manto celestial. Fue consagrado este templo por siete obispos: Rudesindo Dumiense, Naustis Conibrigense, Sisnando Iriense, Ranulfo Asturicense, Argimiro Lamecense, Recaredo Lucense, Elécanes Caesaraugustanense. En la era de DCCCCXXXI, el día decimosexto de las Kldas. de octubre (16 de septiembre del 893)

También hay un trozo de lauda sepulcral partida en dos que se supone que habría estado en la sala capitular del vecino monasterio cisterciense de Santa María con un epitafio grabado en letra gótica e incompleto en el que se lee:

"AQUÍ YAZE DON JUAN DE (…)"

Según los especialistas, por el tipo de letra, de comienzos del siglo XVI, podría ser la de don Juan de Cano, que fallecería a comienzos de 1515 y que fue el último abad comendatario de Valdediós.

El pórtico está realizado con sillares regulares con una portada de medio punto en la que se conservan goznes, de lo que se deduce que pudo tener algún tipo de cierre, y tres ventanas de medio punto en su lado más largo, la central con celosía de entrelazos en cuadrícula, y una ventana también de medio punto en el corto en la que destaca otra celosía más elaborada conformada por motivos de rejería, roleos y cogollos de inspiración cordobesa, muy probablemente realizadas por un artífice mozárabe.

Pórtico sur

Celosía de rejería, rolegos y cogollos de inspiración cordobesa

Se cubre con bóveda de cañón de ladrillo sobre arcos fajones que apoyan en columnas con capiteles adosadas en el muro norte y en ménsulas con forma de capitel en el muro sur y el pavimento está realizado en opus signinum, un sistema romano heredado por la arquitectura asturiana. Los capiteles están realizados ex profeso. El ámbito estuvo completamente decorado con pintura mural de la que no se conserva nada.

Interior del pórtico meridional (4)

Este elemento tendría sus antecedentes en los pórticos laterales con función funeraria de distintos edificios visigodos de tipo norteafricano de los siglos VI al VIII que, lamentablemente, sólo se conocen al nivel de cimientos, como las basílicas de Vega del Mar en San Pedro de Alcántara, Santa Lucía del Trampal en Alcuéscar y Casa Herrera cerca de Mérida, donde se conserva un muro corrido que pudo corresponder tanto a una solución abierta como cerrada. Su proyección en construcciones inmediatamente posteriores, como San Miguel de Escalada, y en el románico castellano, fue extraordinaria.

Plantas de las basílicas de Vega del Mar y Casa Herrera (5)

San Miguel de Escalada

Teniendo en cuenta su alta calidad constructiva, realizado con perfectos sillares dispuestos a hueso, hay autores que defienden que sería un vestíbulo real al que Alfonso III llegaría desde su residencia privada para ser acogido e incensado y después entrar en la iglesia por una puerta adintelada abierta al segundo tramo de la nave de la Epístola, desde donde arranca una escalera por la que subiría a la tribuna.

Entrada al pórtico y puerta de acceso a la iglesia por la nave de la Epístola (6)

Escalera de subida a la tribuna (7)

Sin embargo el historiador del arte Lorenzo Arias Páramo defiende otra utilidad basándose en el estudio de muestras de morteros del templo en 2010 y 2011 por la petróloga Araceli Rojo Álvarez que parecen constatar la teoría que ya apuntó César García de Castro en 1995 de que San Salvador se construyó en dos fases, con una primera, posiblemente a iniciativa de Alfonso II en el último tercio de siglo VIII y otra posterior de la mano de Alfonso III el Magno en la segunda mitad del IX a la que se adscribiría este pórtico y una posible reforma del cuerpo principal, que es lo que conmemoraría la mencionada lápida.

Así, Arias Páramo propone que el monarca planeó ser enterrado en Valdediós por sus malas relaciones con el obispo de Oviedo Hermenegildo I por la crisis del Adopcionismo, pues Alfonso III estaba abierto a la influencia de mozárabes procedentes del sur y enfrentado a la política de la Iglesia asturiana, lo que podría haberle llevado a renunciar a ser enterrado en el Panteón Real de la iglesia de Santa María de Oviedo.

Esta función funeraria de Valdediós se vería reflejada en la propia decoración del templo, en la presencia del pórtico, donde se habría situado el enterramiento regio, y en la línea de cumbrera de la iglesia donde, a modo de crestería, aparecen seis cipos o signáculos de piedra calcárea con forma de bulbo, piña o huevo, piezas de función funeraria cuyo uso se registra ya en el mundo griego y en las necrópolis romanas y tardoantiguas y que también vemos, por ejemplo, en el Mausoleo de Gala Placidia en Ravenna, en San Miguel de Celanova, construido por San Rosendo de Dumio en memoria de su hermano Froila, o en relicarios, considerando que la propia iglesia actuaría como tal, con Alfonso III dentro.

Cipos en la línea de cumbrera de San Salvador

El pórtico habría sido añadido al templo para adaptarlo a ese uso funerario, con funciones de panteón regio para el rey y su mujer, todavía en vida de ambos, aunque nunca llegara a desempeñar esa función. En este sentido, la lápida de consagración del 893, ubicada en la capilla anexa al pórtico, estaría indicando precisamente la fecha de construcción de éste y la adición de los cipos en el tejado, de ahí que incluya una súplica de salvación:

"PIETAS ADSISTAT·FOVENS / QUAE TEGMINE CUNCTOS (HEDERA)/ CAELICO SALVIFICANS / PIETAS ADSISTAT (HEDERA)"

(Asístame tu piedad alentadora, que nos asista la piedad, dándonos a todos la salvación para tu manto celestial)

Alfonso III falleció en Zamora el 20 de diciembre del 910 y recibió sepultura en un sarcófago paleocristiano en la catedral de Astorga, donde dos años después también fue enterrada su esposa, doña Jimena de Asturias. Posteriormente, en el 986, Bermundo II de León ordenó el traslado de los restos de ambos a la catedral de Oviedo.

Reproducción del sarcófago paleocristiano en el que estuvieron enterrados Alfonso III y doña Jimena en al catedral de Astorga

La fachada occidental está dividida en tres cuerpos escalonados mediante contrafuertes, adivinándose desde el exterior las tres naves que articulan el interior.

Fachada occidental

Alzado de la fachada occidental (3)

El cuerpo central, rematado por una tronera construida en el siglo XVII para ubicar una campana, presenta un arco de medio punto sobre columnas y capiteles y una ventana ajimezada de pequeños arquitos de herradura sobre la que se ubica un sillar decorado con una gran cruz asturiana con el alfa y el omega, símbolo de Alfonso III de carácter apotropaico que también encontramos en otras construcciones laicas relacionadas con el monarca y que responde a una tradición posiblemente de origen visigodo para liberar los ámbitos de todo mal, pero que también es la Cruz de la Victoria, su emblema de triunfo y de paz alcanzada en su reino. Los dos cuerpos laterales, más bajos, cuentan con una estrecha ventana cada uno.

Arco de entrada

Ventana y Cruz de la Victoria sobre el acceso al templo

Primero se accede a un pequeño nártex abovedado que está flanqueado por dos pequeños recintos laterales abiertos mediante arcos rebajados y también abovedados, espacios que podrían haber sido refugio para peregrinos, estar relacionados con el rito procesional de entrada al templo o destinados a los penitentes, lo que podría corroborarse porque la única forma de acceder a ellos sería agachándose mucho, indicando la humillación que requiere una actitud penitencial.

Recinto lateral del nártex (4)

En la Iglesia hispana la expiación pública era muy importante, exigiéndose a los penitentes que se situaran a las puertas de los templos para que sirviesen de ejemplo. Además, no podían asistir a la misa completa, teniendo que abandonar la liturgia en un momento determinado, sin poder recibir la comunión. El castigo penitencial recaía por muy variados pecados y después del parto las mujeres, durante la cuarentena, también debían permanecer en el pórtico entre los penitentes, pues en ese tiempo se las consideraba impuras. También se consideraban en parte penitentes a los catecúmenos, pues al no haber recibido todavía el bautismo estaban en pecado original.

La duración de las expiaciones penitenciales era distinta según qué pecados pero algunas eran muy duras. Entre las impuestas en el II Concilio de Braga leemos:

"Si alguno cometiere homicidio voluntariamente, quedará toda la vida a la puerta de la iglesia, recibirá la comunión al fin de su vida. Pero si cometió homicidio no voluntariamente, sino casualmente, un primer canon mandó que haga siete años de penitencia. Y un segundo canon ordenó cinco años. (...) Si la esposa de otro cometiere adulterio o el esposo se uniere a la mujer ajena, harán siete años de penitencia".

En el dintel de la puerta de acceso al interior del templo se conserva una inscripción que amenaza a quien ose violarlo:

"[SALVATOR, SIT HOC SA(N)CTU]M VOCATUM TUO NOMINE TEMPLU(M), SI(N)T ET CUNCTA / CHARA EA QU(A)E HIC TIBI LITAVIMUS DONA, ADST QUISQUIS MEA / TEMERE NITERIT SCINDERE VOTA, LUX CAREAT, XPE, TUA VIBENSQUE / EUM SORBEAT TERRA, MENDICITAS ET LEBRA PROSAPIA(M) TENEAT SUA(M)".

(Salvador, éste sea tu santo templo bajo la advocación de tu nombre, que también sean de tu agrado todos estos dones que aquí te ofrecemos, pero quienquiera que intente quebrantar temerariamente mis votos, que se vea privado de la luz, Cristo, y que la tierra lo trague a él en vida y que la mendicidad y la lepra hagan presa en su descendencia)

La amenaza de la lepra está relacionada con su consideración como maldición divina según Levítico XIII, 28, 47-49, carne en pudrición en vida, como si fuera un cadáver. Tanto es así que en el medievo los leprosos eran también muertos civiles, sin que pudieran heredar, comprar o vender, causa de divorcio y de la pérdida de todos sus bienes.

Sobre el nartex se ubica la tribuna, iluminada por la ventana descrita, a la que se accede por la mencionada escalera adosada al costado de la Epístola, una estructura de origen clásico ubicada en altura y frente al altar mayor que también presentan las arquitecturas hispanovisigoda, bizantina y carolingia, que tenía un valor ideológico como ámbito destinado a un monarca gratia Dei, por la gracia de Dios, pues los reyes asturianos desde Alfonso II se consideraban de origen divino, dotados de poder sacro. Desde ahí, un lugar preferente enfrente de Dios, Alfonso III presidía las laudes regiae, los cánticos celebrativos en los que se reconocía el carácter sacro de la máxima autoridad implorando a Dios por su salvación.

La iglesia desde la tribuna (6)

Las naves están separadas por cinco gruesos pilares monolíticos terminados en impostas molduradas que sustentan cuatro arcos de medio punto y se cubren con bóvedas de cañón continuo en piedra de toba, sin arcos fajones aunque con contrafuertes exteriores. La nave central es más ancha y alta que las laterales, dando gran sensación de verticalidad y permitiendo la apertura de cuatro ventanas a cada lado, una sobre cada arco de separación, proporcionando al interior una luminosidad casi cenital y poco habitual en las construcciones de la época.

Nave central

Los ábsides están dedicados al Salvador el central y a Santiago y San Juan los laterales, según la tradición solidaria con San Julián de Prados y tal y cómo se indica en las inscripciones en rojo en los dinteles de sus ventanas.

"DNI ET SALVATORIS NSI CVIVS EST DOMVS ISTA" 

(Del Señor y Salvador nuestro, de quien es esta casa) 

"SCI IACOBI ZEBEDEI"

(De Santiago el Zebedeo)

"SCI IOANNIS BABTISTE"

(De San Juan Baustista)

Ábside central

Están ligeramente elevados respecto al cuerpo de la iglesia, abren a las naves mediante arcos de medio punto sobre columnas semiadosadas monolíticas de fuste liso y capiteles con decoración vegetal, siendo los de los laterales reutilizados, y también se cubren con bóvedas de cañón.

En el testero del ábside central destaca otro arco de medio punto que repite el esquema del que le precede y que aloja la ventana, sobre la que están representadas las tres cruces del Gólgota como lugar en el que se alojaba la divinidad, ámbito de la representación terrena de la Jerusalén Celeste.

Cruces del Gólgota sobre la ventana del ábside mayor

El símbolo de la cruz aparece como emblema en los dos puntos fundamentales del edificio: la fachada principal, como protección contra los malos espíritus, y el ábside, donde tiene lugar la liturgia. El testero contaría con un nicho en el que se alojaría alguna arqueta como la de Astorga o la de las Ágatas de Oviedo, ofrendas de la reyes asturianos, que podría estar destinada a la reserva eucarística, tal y como se lee en el Canon VI del XVI Concilio de Toledo de 693:

 "Que no se presente en el altar del Señor el pan que debe ser santificado por la bendición del sacerdote si no es íntegro y limpio que haya sido preparado de intento, y no de gran tamaño, sino de una ofrenda módica, según el uso de la costumbre eclesiástica, cuyas sobras puedan ser guardadas fácilmente y sin detrimento alguno, en un lugar pequeño (“modico  loculo”) destinado para la reserva".

Arqueta de Astorga o de San Genadio, conservada en el museo de la catedral de Astorga

Los ábsides laterales se iluminan mediante ventanas adinteladas al interior pero que al exterior son arcos de medio punto de ladrillo. Podrían identificarse con la prothesis y el diaconium visigóticos y desempeñarían funciones auxiliares de custodia de los ornamentos sacros, del libro de los Evangelios… espacios necesarios porque el ábside central es pequeño, ampliaciones que no alteraban el valor del recorrido longitudinal del templo. Al contar con advocaciones y al albergar altar propio, también podrían haber estado dedicados a la consagración de ofrendas previa a su entrega en el ofertorio.

Ábside del Evangelio (2)

En este sentido, hay autores que los interpretan en función del rito hispánico, en el que las dos especies, el pan y el vino, se preparaban en un altar lateral y después eran llevadas en procesión a la capilla mayor. Otra posibilidad es que simplemente albergaran altares votivos para la veneración de reliquias. En cada uno de los muros laterales de los tres ábsides hay dos huecos que se cree que podrían ser credencias.

Posibles credencias (2)

Sobre los tres ábsides se ubican sendas cámaras a los que se accede desde el interior de la iglesia, teniendo sólo ventana hacia el exterior, de la que ya he hablado, la del ábside central.

Cámara supraabsidial (3)

Entre el tercer y cuarto tramo del cuerpo de la iglesia se cree que se levantaría un cancel de aproximadamente metro y medio de alto sobre el que se colocaría una cortina que se cerraría o abriría según el momento de la liturgia y que separaría las tres naves de la cabecera del resto de la iglesia, tal y como después también se verá en San Miguel de Escalada. Se conservan en la cubierta los machones en los que iría sujeto el cortinaje.

Recreación de la decoración de la iglesia desde los pies, con el cancel y los cortinajes que separaban la zona del clero de la que ocupaban los seglares (8)

Recreación de la decoración de la iglesia desde el presbiterio (8)

Machones en la cubierta

Siguiendo las normas del IV Concilio de Toledo, celebrado en el año 633, el espacio quedaba dividido entre el ordo laicorum, los seglares, que se colocarían en los tres primeros tramos de la nave central y en las naves laterales, muy probablemente separados por sexos, y el ordo clericorum, que ocuparía el coro en el último tramo de la nave central y el altar mayor, un ámbito que estaría ocupado por los lectores, los cantores y el diaconato, pues en el ceremonial mozárabe el acto litúrgico no era solo coral, sino que se acompañaba de tres grandes lecturas: la Profética, que realizaba el lector, la de la Epístola y la del Evangelio, estas últimas realizadas por el diácono.

Esta separación no afectaría al ámbito del poder temporal, la tribuna real, que sí tenía visión sobre la cabecera al estar en alto. Hay otros autores que creen que los canceles solamente delimitaban el último tramo de la nave central, sin afectar a las tres naves.

La nave central desde el presbiterio, con la tribuna real sobre la puerta occidental

En cuanto a los dos espacios adosados a los últimos tramos de las naves laterales, su función, común a todos los templos altomedievales hispánicos, se relacionaría con necesidades litúrgicas, las sacristías identificadas con el sacrarium/secretarium y el thesaurum/donarium mencionadas en las fuentes y relacionadas con la liturgia hispana. En las Etimologías de san Isidoro de Sevilla se lee:

“En su sentido propio, sacristía (sacrarium) es el lugar del templo en el que se depositan los objetos sagrados; del mismo modo que donarium es donde se guardan las ofrendas (oblata). (…) En consecuencia, el nombre de sacrarium deriva de que en él se guardan y depositan los objetos sagrados (sacris). Los donaria deben su denominación a que allí se guardan los donativos (dona) que suelen hacerse en los templos”. 

Así, en Valdediós, la de la Epístola se destinaría a guardar los ornamentos y objetos para el culto y la organización del Prolegendum, donde tendrían lugar los actos previos, como oraciones, lavatorio de manos… y desde donde partiría la procesión del oficiante y del clero hasta el altar y el presbiterio con la que se iniciaba el ceremonial litúrgico. Y la del Evangelio, reconstruida en la segunda mitad del siglo XX, se emplearía para guardar las ofrendas del monarca, como cruces votivas, relacionándose con el culto a la Cruz y otros celebrados en la época en Asturias, reliquias, libros…

Los dinteles de sus puertas conservan, aunque muy deterioradas, sendas inscripciones en latín que van en la línea de la importancia que tenía lo que guardaban. La de la Epístola está muy borrosa. En la del Evangelio se lee:

"SI QUIS CONVELLERE HAEC PRAESUMPSERIS DONARIA NOSTRA QUAE HIC IN TUO HONORE POSUIMUS TERRIBELEM MORTEM PATEAT MALIS LONGAEVIS QUAE CUM IUDA LUGEAT"

(Si alguien intentare apoderarse de estas ofrendas nuestras que (…) aquí, sufra una profunda amargura por los terribles males y llore en compañía de Judas por (tiempo) interminable)

La utilización de la figura de Judas Iscariote, el traidor por excelencia, y el desear al profanador un fin tan terrible como el que él tuvo, parte de la tradición paleocristiana, heredera de la romana, de colocar inscripciones de amenaza en los enterramientos para los profanadores de tumbas. Según Apóstoles 1, 16-18, Judas, tras ahorcarse, pendió de una soga con el cuerpo hinchado hasta estallar y caer al suelo. Pero la versión de Papías, obispo de Hierápolis en la primera mitad del siglo II, transmitida por Apolinar de Laodicea dos siglos después, es más espeluznante todavía, pues narra que Judas sobrevivió al ahorcamiento convertido en un ser monstruoso con el cuerpo inflado y lleno de pus y gusanos y cuando murió fue abandonado en un paraje solitario desde el que su hedor se extendió por toda la tierra, de ahí su relación con el infierno, la putrefacción, la peste y la lepra, relacionada con la mencionada maldición divina según Levítico XIII.

En la década de 1980 se localizaron por casualidad dos sarcófagos cerca Valdediós y uno de ellos, datable setenta años después de la lápida de fundación de San Salvador, cuenta con la siguiente inscripción en la que también se menciona a Judas:

"+ HIC IN PACE REQUIEVIT FAMULUS DEI IOH(A)NNES PR(E)SB(ITER) / OVIIT VIIII KLDS FBRS ERA Mª VIIA / + QUI UNC LAPIDEM REVOLVERIT ET ALIUM CORPUS IBIDEM / TUMULAVERIT CUM IUDA PRODITORE [PEREAT]"

(Aquí descansó en paz el sacerdote Juan, siervo de Dios. Murió el 24 de enero en la era 1007 (año 969). Quien removiere esta piedra y sepultura, y depositare en la misma otro cuerpo, perezca con el traidor Judas)

En cuanto a la decoración escultórica del templo, se centra en los capiteles. Los del ábside mayor presentan collarino sogueado, ábaco rectangular y labra con grandes hojas de palma. Los de los ábsides laterales, como ya he comentado, son corintios tardorromanos reutilizados. Los del resto de la iglesia denotan influencia andalusí, muy probablemente realizados por canteros mozárabes.

Capitel tardorromano en uno de los ábsides laterales (2)

Capitel prerrománico del ábside mayor

La rica decoración pictórica mural estaba elaborada con los colores amarillo, rojo, azul, gris y negro y buscaba elevar el espíritu hacia lo divino, mediante un efecto fascinante e hipnótico, y maravillar al fiel. Aunque solo se conservan algunos restos, éstos nos ayudan a deducir que estaba formada por franjas, dibujos geométricos entrelazados y motivos vegetales inspirados en la pintura tardorromana, lo mismo que en San Julián de Prados, en motivos y colores relacionados con los mosaicos encontrados en los restos de la villa romana de Veranes y en la decoración musulmana a través de la mirada mozárabe.



Reconstrucciones de distintos motivos decorativos de Valdediós a partir de los restos conservados (2)

Además, también aparecen cruces triunfales y crismones, motivos habituales del arte asturiano, y restos de figuras humanas que recuerdan a las de Lillo en la tribuna, unos pies y parte de los pliegues de las vestiduras que recuerdan a las miniaturas mozárabes.

Crismón in situ

Imágenes ajenas:

(2) NÚÑEZ RODRÍGUEZ, M., San Salvador de Valdediós o la fábrica sencilla de una arquitectura admirable, Oviedo, 1991.
(3) ROJO ÁLVAREZ, A., El análisis de morteros históricos como herramienta de datación e interpretación de técnicas y fases constructivas, Tesis doctoral, Universidad de Oviedo, 2015.
(5) BANGO TORVISO, I. G., “La vieja liturgia hispana y su interpretación funcional del templo prerrománico”. En IGLESIA DUARTE de la, J. I. (Coord.), VII Semana de Estudios Medievales, Instituto de Estudios Riojanos, 1997, pp. 61-120.
(7) LEÓN GASALLA, P. (Coord.), Intervenciones en el patrimonio cultural asturiano 2007-2014, Oviedo, Gran Enciclopedia Asturiana, 2014.

Fuentes:

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ÁLVAREZ MARTÍNEZ, Mª S., “Consideraciones en torno al templo prerrománico de San Salvador de Valdediós”, Liño, nº 12, 1006, pp. 9-29.
ARIAS PÁRAMO, L., “Los signáculos funerarios de San Salvador de Valdedios y su contexto histórico artístico”, Liño, nº 18, 2012, pp. 9-18.
BANGO TORVISO, I. G., “El espacio para enterramientos privilegiados en la arquitectura medieval española”, Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, Universidad Autónoma de Madrid, vol. IV, 1992, pp. 93-132.
BANGO TORVISO, I. G., “La vieja liturgia hispana y su interpretación funcional del templo prerrománico”. En IGLESIA DUARTE de la, J. I. (Coord.), VII Semana de Estudios Medievales, Instituto de Estudios Riojanos, 1997, pp. 61-120.
BLAS CORTINA, M. A., “Qui unc lapidem revolverit…: la imprecación de una tumba del siglo X que se defiende”, Anuario de la Sociedad Protectora de la Balesquida, nº 1, 2016, pp. 89-104.
FERNÁNDEZ CONDE, F. J. y ALONSO ALONSO, G. A., “Excavaciones en el yacimiento arqueológico de Valdediós (Villaviciosa)”, Excavaciones Arqueológicas en Asturias. 1987-90, 0viedo, Servicio de Publicaciones del Principado de Asturias, 1992, pp. 193-200.
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C., Arqueología Cristiana de la Alta Edad Media en Asturias, Oviedo, 1995.
GONZÁLEZ GUTIÉRREZ, L., “Aportaciones a la epigrafía de Valdediós”, Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, nº 122, Oviedo, 1987, pp. 411-428.
HOYO, J. del, “Ne velis violare. Imprecaciones contra los profanadores de tumbas”. En CAMPOS FERNÁNDEZ DE SEVILLA, F. J. (Coord.), El mundo de los difuntos, culto, cofradías y tradiciones, San Lorenzo de El Escorial, Ediciones Escurialenses, 2014, pp. 809-824.
LEÓN GASALLA, P. (Coord.), Intervenciones en el patrimonio cultural asturiano 2007-2014, Oviedo, Gran Enciclopedia Asturiana, 2014.
MARTÍNEZ MONEDERO, M., “La confianza de un método: las restauraciones arquitectónicas de Luis Menéndez-Pidal”, Boletín de Letras del Real Instituto de Estudios Asturianos, vol. 59, nº 165, 2005, pp. 217-264.
MENÉNDEZ, J. F., “El lugar donde fue confinado el destronado Alfonso III el Magno”, Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 96, 1930, pp. 102-106.
MIGUEL VIGIL, C., Asturias monumental, epigráfica y diplomática. Datos para la historia de la provincia, Oviedo, 1887.
NÚÑEZ RODRÍGUEZ, M., San Salvador de Valdediós o la fábrica sencilla de una arquitectura admirable, Oviedo, 1991.
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ROJO ÁLVAREZ, A., El análisis de morteros históricos como herramienta de datación e interpretación de técnicas y fases constructivas, Tesis doctoral, Universidad de Oviedo, 2015.

Comentarios

Sira Gadea ha dicho que…
Es un lugar muy especial, Joanna. Un abrazo.

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