El monasterio cisterciense de Santa María de Valdediós, en Asturias, en la actualidad

Santa María de Valdediós es un monasterio cisterciense fundado en 1200 por el rey Alfonso IX de León en el antiguo valle de Boiges, a partir de ese momento conocido como Valdediós, formado por los ríos Rozaes y Valdediós, en la parroquia de San Bartolomé de Puelles de Villaviciosa, delimitado por suaves montañas con robles y castaños centenarios, y en el que tres siglos antes Alfonso III el Magno había levantado un conjunto palacial del que sólo se conserva la iglesia prerrománica de San Salvador. Después de haberme detenido en su historia en un artículo al que podéis acceder en este enlace, hoy os propongo conocer cómo es el monumento en la actualidad. 

Santa María y San Salvador de Valdediós (1)

El cenobio está dentro de un recinto amurallado al que se accede mediante una puerta de forja que da paso al compás, con la iglesia prerrománica de San Salvador a la izquierda, los edificios de hospedería, albergue y tienda a la derecha y la iglesia con las dependencias conventuales, organizadas en torno a un claustro y un patio de servicios de entre los siglos XVI y XVII, al fondo.

Planta del conjunto monumental de Valdediós (2). Las indicaciones son mías

Puerta de forja de acceso al compás del monasterio (1)

Compás (1)

La iglesia tiene planta de cruz latina con tres naves de cinco tramos, la central más ancha y alta que las laterales, transepto, tres ábsides semicirculares escalonados, esquema tradicional románico, y coro a los pies. No presenta torres, algo habitual en las construcciones cistercienses, con una espadaña posterior a los pies del edificio.

Planta de la iglesia de Santa María de Valdediós (3)

La fachada oriental deja ver la estructura de los tres ábsides de la cabecera. El central es de planta semicircular y se organiza mediante cuatro semicolumnas desde la cornisa hasta el suelo, tejaroz sobre metopas y canecillos y ventanas de medio punto sobre pequeñas columnillas.

Cabecera de la iglesia de Santa María de Valdediós (4)

La fachada norte destaca por el cuerpo del transepto de la Epístola, donde se ubica la Puerta de los Muertos, que ponía en contacto la iglesia con el cementerio contiguo, compuesta por tres arquivoltas molduradas sobre columnas acodilladas y una inscripción grabada en el tímpano en relación al inicio de las obras. Sobre la portada hay una ventana que sigue las líneas empleadas en ésta, con arquivoltas sobre columnillas acodilladas.

Fachada norte

El desplazamiento del curso del Asta, que provocó continuas avenidas que buscaban su cauce natural, y la acumulación de agua de manantiales subterráneos cercanos que empapan el sustrato de la edificación, fueron la causa de muchos problemas en la iglesia que se intentaron reparara al tiempo que se levantaba la fábrica. Las zonas más afectadas fueron el transepto del Evangelio, con el hundimiento parcial de la Puerta de los Muertos y la rotura del tímpano, en el que se ubica la inscripción de fundación, el monumentum aedifictionis, que dice que las obras comenzaron el 18 de mayo de 1218 y que corrieron a cargo del maestro Gualterio:

“GALTERIO QUI BASILICAM ISTAM CONTRUXIT / POSITUM EST HOC FUNDAMENTUM MAGISTRO / EPS. AUTEM OVETENSIS JOHANES ABBAS VALLIS DEI JOHANES QUARTUS / XV KALD JUN II ERA MCC LVI REGNANTE DNO ALFHONSO IN LEGIONE”

(El día decimoquinto de las calendas de junio en la era MCCLVI (18 de mayo de 1218), reinando don Alfonso en León y siendo obispo de Oviedo Juan y abad de Valdediós Juan IV, fueron puestos estos cimientos estando presente el maestro Gualterio, que construyó esta basílica)

(Si queréis saber más sobre la génesis y la historia a lolargo de los siglos del monasterio, podéis abrir este enlace).

En esta fachada también se aprecian los mensulones de un pórtico que había ante la Puerta de los Muertos, los restos de una capilla funeraria a la derecha del transepto y los mensulones de otro pórtico que recorría el resto de la fachada que, junto a los huecos de forma cuadrada excavados en los laterales de los contrafuertes, servían de apoyo a la cubierta.

Detalle de la fachada norte, donde se ven los mensulones que sustentaban el pórtico ante la Puerta de los Muertos y el adosado a la nave además de los restos de una capilla funeraria

Puerta de los Muertos

Tímpano quebrado de la Puerta de los Muertos con al inscripción de inicio de las obras en el monasterio

La fachada occidental cuenta con pórtico del siglo XVII, obra de Andrés de Verrendón en 1688, que habría sustituido a otro medieval, contemporáneo a la erección del templo. Tiene planta rectangular con cubierta abovedada, abre mediante tres arcos de medio punto frontales y uno lateral en el lado del Evangelio y protege la portada central y la del Evangelio, pues la de la Epístola quedó integrada en la zona conventual al añadírsele un edificio por ese lado en el siglo XVIII.

Sobre él se ve un rosetón que está ligeramente desplazado del eje de la nave compuesto por tres arquivoltas muy molduradas y tracería recientemente reconstruida compuesta de un círculo central del que parten doce columnas radiales con arquillos de medio punto entrecruzados. Por encima se eleva la espadaña, con modificaciones del siglo XVIII.

Fachada occidental, con un pórtico que oculta las portadas románicas

Rosetón restaurado


Se piensa que el muro sobre la portada central, donde se encuentra el rosetón, se elevaba hasta llegar a una segunda imposta y que la configuración actual es resultado de la instalación del coro alto en el siglo XVI y de otras obras llevadas a cabo en el XVIII.

Dentro del muro, entre la nave central y la de la Epístola, había practicada una escalera de caracol a la que se accedería por una escalera de mano, conservándose sus dos primeros peldaños y las huellas de otros en el paramento. En el costado opuesto se practicó otro husillo del que apenas quedan restos. Sería un paso interior que, a través de husillos excavados en la fachada comunicaba los trasdoses de las naves laterales con el de la nave central y la espadaña, tal y como sucedía en otros monasterios medievales como Valbuena, La Oliva, Fitero, Iranzu…

La portada central, que conserva restos de policromía, se compone de un vano de medio punto, guardapolvo ajedrezado y tres arquivoltas en las que se alternan dientes de sierra y florones que apoyan en columnas con capiteles de decoración vegetal y alguna animada ajena al espíritu císter, con varias cabecitas o un personaje de cuerpo entero junto a otra cabeza que muerde un objeto que sujeta con sus manos. En el tímpano hay restos de una pintura del siglo XVIII que representaba a la Virgen de la Asunción rodeada de ángeles.

Portada central

Arquivoltas de la portada central

Restos de una pintura del siglo XVIII con la Virgen de la Asunción en el tímpano de la portada central

Capiteles del Evangelio en la portada central

Capiteles de la Epístola de la portada central

Cabezas en un capitel de la portada central

Figura de cuerpo entero y cabeza que muerde algo en un capitel de la portada central

La portada del Evangelio es más pequeña y sencilla, con guardapolvos de dientes de sierra y dos arquivoltas acanaladas sobre dos pares de columnas con sencillos capiteles con decoración geométrica.

Portada del Evangelio

Interior del pórtico, con la portada del Evangelio y la central de la iglesia románica a la izquierda y el acceso a las dependencias monásticas, ya del siglo XVIII, al fondo (1)

A la derecha del pórtico hay otra portada del siglo XVIII por la que se accede a la zona conventual.

Portada del siglo XVIII de acceso a las dependencias conventuales

Portada de la nave de la Epístola, hoy integrada en las dependencias conventuales

Las naves están separadas mediante pilares cruciformes con semicolumnas adosadas con capiteles con decoración vegetal o geométrica que soportan arcos de medio punto, cuerpo de ventanas también de medio punto y bóvedas de crucería nervada formada por arcos apuntados.

Alzado de la nave central, con los arcos fajones de medio punto, el cuerpo de ventanas y la cubierta de arcos formeros apuntados y crucería (4)

Nave central (1)

Crucería de la nave central

El crucero presenta crucería sexpartita, los transeptos son de cañón ligeramente apuntado, y los ábsides, que abren al transepto mediante arcos triunfales, los laterales apuntados y el central de medio punto, cuentan con un tramo de cañón y bóveda de horno con nervios de refuerzo.

Bóveda del crucero

Ábside de la Epístola (5)

En el transepto de la Epístola todavía se conserva la escalera de maitines, por la que los monjes de coro bajaban desde el dormitorio común para realizar las primeras oraciones del día.

Escalera de maitines (4)

Suspendidos de los pilares del crucero se colocaron cuatro jinetes esculpidos por Francisco de Nava y pintados por Francisco Reiter en el siglo XVIII por encargo del abad fray Carlos Villejo. Según las inscripciones en la base representan a los monjes cistercienses fundadores de la Orden de Calatrava San Raimundo Serra, abad de Fitero, y fray Diego Velázquez, y a los monarcas fundador y posterior benefactor de Santa María de Valdediós Alfonso IX y San Fernando III. 

San Raimundo y fray Diego Velázquez (4)

Alfonso IX y Fernando III el Santo (4)

El coro ocupa los dos primeros tramos de la nave, se apoya sobre un arco escarzano y una estructura de madera plana y el sotocoro está separado del resto de la iglesia por un murete y una reja de forja.

Coro a los pies del templo

Vista de la iglesia desde el sotocoro (1)

La sillería es de madera de nogal, realizada a fines del siglo XVI por Andrés González y su taller. Tiene planta en U y se compone de piso alto y bajo. En el alto los respaldos de los sillares, altos y rectangulares, se dividen mediante pilastras con semicolumnas adosadas con capitel jónico y fuste estriado recubierto con escamas en su tercio inferior. Las sillas están divididas mediante ménsulas con tarjetas vegetales adosadas y tanto en los respaldos altos como bajos aparecen motivos geométricos variados. Las sillas del coro bajo son más sencillas, divididas mediante columnillas exentas de capitel bulboso y fuste con éntasis pronunciado. Los laterales se rematan con escudos de la orden bernarda. El sitial abacial fue sustituido por una hornacina en el siglo XVIII y se desconoce su paradero.

Sillería del coro (6)

Esta sillería formó parte de un encargo de gran envergadura que incluyó un conjunto de retablos y mobiliario para el monasterio, aunque sólo se conservan dos relieves del retablo mayor reutilizados en los retablos del siglo XVIII de Santiago y de las Santas Vírgenes.

En el tercer tramo del lado de la Epístola, con acceso desde el coro alto, se sitúa un órgano barroco realizado por el maestro organero Alejandro Brache y el escultor Antonio de Borja a comienzos del siglo XVIII.

Órgano barroco

El retablo mayor actual fue encargado a Manuel González Manjoya en 1749. Construido en madera de castaño y dorado, se amolda al espacio semicircular del ábside, con predela con dos relieves con escenas de la vida de San Bernardo, un cuerpo con tres calles en las que aparecen la Virgen de la Asunción en el centro flanqueada por San Alberico y San Esteban Harding, fundadores del Císter, y ático en el que se representan a tres abadesas de la orden, siendo identificable sólo la central, que es Santa Lutgarda.

Retablo mayor desde la nave central

Virgen de la Asunción en el retablo mayor (4)

Santa Lutgarda (4)

Los mencionados retablos de Santiago y de las Santas Vírgenes, restaurados en 2002, ocupan el frente hacia los pies de los pilares entre el tercer y el cuarto tramo de las naves. Son altares-retablo barrocos de idéntica traza que tienen incorporados las mesas de altar, todo ello realizado en madera tallada y policromada. En el centro presentan dos relieves reutilizados procedentes del retablo mayor renacentista que tenía la iglesia y que fue sustituido por el barroco actual.

El Retablo de Santiago ocupa el pilar del Evangelio. Muestra a Santiago Matamoros a caballo delante del ejército enfrentándose a los sarracenos, algunos ya caídos bajo la montura, en una composición con una clara diagonal compuesta mediante el caballo y la cabeza de uno de los musulmanes y unas anatomías robustas, de canon reducido.

Retablo de Santiago

Relieve central del Retablo de Santiago (7)

El Retablo de las Santas Vírgenes está en el pilar de la Epístola. La composición está centrada por dos de ellas vestidas con manto que les cubre la cabeza y portan palma de martirio y flecha respectivamente. Detrás de ellas hay otras tres santas y cabezas superpuestas a otras a los lados. Las santas, identificadas en los nimbos, son Santa Úrsula y Santa Escolástica las centrales flanqueadas a la izquierda por Santa Fe, Santa Prisca, Santa Sabina y Santa Cristina y a la derecha por Santa Ágata, Santa Petronila y Santa Margarita.

Retablo de las Santas Vírgenes

Relieve central del Retablo de las Santas Vírgenes (7)

En el último pilar del lado del Evangelio se ubica el Retablo de san Blas, que celebra la concesión del jubileo en honor del santo que obtuvo Valdediós en 1583, aunque la obra es ya barroca.

Retablo de San Blas

La sacristía está adosada al transepto de la Epístola y se realizó según trazas de Juan de Cerecedo el Viejo a mediados del siglo XVI. Se cubre con bóveda estrellada y los lunetos están decorados con frescos de Francisco Reiter con escenas de la Vida de San Bernardo y el escudo del monasterio realizadas en 1762.

Bóveda de la sacristía (6)

Luneto de la bóveda de la sacristía con una escena de la vida de San Bernardo (6)

El claustro procesional, adosado a la fachada sur de la iglesia, es de corte clasicista y se considera el mayor de los conservados en Asturias. Tiene tres alturas de etapas constructivas diferentes, con una arquería de medio punto en la planta baja y un segundo piso con arcos carpaneles según trazas de Juan de Cerecedo el Viejo a mediados del siglo XVI, y un tercer piso adintelado sobre columnas del XVIII, con todas las cubiertas planas. En el centro cuenta con una fuente octogonal.

Claustro procesional

Crujía del claustro bajo

Lamentablemente casi no se conserva nada de las dependencias históricas que rodeaban las galerías, pues tras las desamortizaciones del siglo XIX, el monasterio se convirtió en seminario menor de la diócesis de Oviedo, en el siglo XX fue utilizado también como seminario mayor, hospital psiquiátrico durante la guerra civil y volvió a ser seminario mayor después de la guerra hasta terminar siendo abandonado hacia 1950, usos sucesivos que provocaron la demolición de tabiques interiores para una nueva distribución de los espacios, la pavimentación con adoquín del patio de servicios y del de entrada, la construcción de un salón de estudios sobre la casa abacial, la construcción de unas cocinas y un horno ante la fachada este del patio, la conversión de la sala capitular en urinarios, la construcción de un frontón y la adaptación para cuadras del capítulo nuevo y la hospedería externa…

En 1986 la Consejería de Cultura del Principado de Asturias, la Archidiócesis de Oviedo y el Ministerio de Fomento, gracias a fondos de la UE, impulsaron un Plan de Restauración Integral mediante la creación de la Escuela Taller de Valdediós que se continuó en años sucesivos y gracias al que se han recuperado algunos elementos.

En la esquina noreste se ubica la Puerta de Monjes medieval, la que utilizaban los monjes de coro para acceder a la iglesia a través del transepto de la Epístola. Tiene guardapolvos de punta de diamante y dos arquivoltas sobre columnas. También se la conocía como Puerta speciosa (preciosa), pues en determinadas fiestas litúrgicas dedicadas a la Virgen la comunidad entonaba ante ella la antífona Speciosa facta est antes de entrar procesionalmente en el templo.

Puerta de los Monjes

En el ala oriental se ubican los restos de la sacristía, del armarium, de la sala capitular, del corredor hacia las letrinas, del locutorio y de la caja de escalera de subida al dormitorio superior que ocupa el ala sur. También se han localizado los cimientos del lavatorio y los del refectorio, también en el ala sur.

Restos de la sala capitular medieval (8)

Y para terminar con este paseo, aunque no se puede ver en la visita turística, adosado al claustro principal hay un patio de similar tamaño y altura pero sin arquerías.

Patio de servicios (1)

Imágenes ajenas:

(3) GARCÍA FLORES, A., “El maestro Gualterio y Valdediós: notas sobre un maestro itinerante por los monasterios cistercienses del reino de León durante el siglo XIII”. En ALBURQUERQUE CARREIRAS, J., Mosteiros Cistercienses. História, Arte, Espiritualidade e Património, Tomo II, Alcobaça, 2013, pp. 207-234.
(7) FERNÁNDEZ REYERO, J, y LEÓN GASALLA, P. (Coord.), Intervenciones en el patrimonio cultural asturiano, Oviedo, Ediciones Nobel, 2007.

Fuentes:

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FERNÁNDEZ CONDE, F. J. y ALONSO ALONSO, G. A., “Excavaciones en el yacimiento arqueológico de Valdediós (Villaviciosa)”, Excavaciones Arqueológicas en Asturias. 1987-90, 0viedo, Servicio de Publicaciones del Principado de Asturias, 1992, pp. 193-200.
FERNÁNDEZ REYERO, J, y LEÓN GASALLA, P. (Coord.), Intervenciones en el patrimonio cultural asturiano, Oviedo, Ediciones Nobel, 2007.
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C., “Excavaciones Arqueológicas en el Monasterio Cisterciense de Santa María de Valdediós (Villaviciosa, Asturias)”. En HEVIA BLANCO, J. (Comp.), La intervención restauradora en la arquitectura asturiana románico, gótico, renacimiento y barroco, Oviedo, Universidad de Oviedo, 1999, pp. 111-124.
GARCÍA FLORES, A., “El maestro Gualterio y Valdediós: notas sobre un maestro itinerante por los monasterios cistercienses del reino de León durante el siglo XIII”. En ALBURQUERQUE CARREIRAS, J., Mosteiros Cistercienses. História, Arte, Espiritualidade e Património, Tomo II, Alcobaça, 2013, pp. 207-234.
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Comentarios

José Antonio Buitrago Ruiz ha dicho que…
Como siempre, muy bien documentado el artículo y con unas fotos de “dulce”.
Espero que nos sigas ilustrando con tus aportes al arte durante muchos años. Saludos,
José Antonio Buitrago

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