La arquitectura de la iglesia prerrománica de San Salvador de Valdediós, en Asturias
San Salvador de Valdediós, en el antiguo valle de Boiges,
después conocido como valle de Valdediós, formado por el río Rozaes y afluentes
como el Asta, hoy Valdediós, en la parroquia de San Bartolomé de Puelles de
Villaviciosa, delimitado por suaves montañas con robles y castaños centenarios,
es una iglesia prerrománica que también se la conoce popularmente como “El
Conventín”, seguramente para diferenciarla del contiguo monasterio cisterciense
de Santa María, fundado tres siglos después.
Así, en Valdediós, la de la Epístola se destinaría a guardar los ornamentos y objetos para el culto y la organización del Prolegendum, donde tendrían lugar los actos previos, como oraciones, lavatorio de manos… y desde donde partiría la procesión del oficiante y del clero hasta el altar y el presbiterio con la que se iniciaba el ceremonial litúrgico. Y la del Evangelio, reconstruida en la segunda mitad del siglo XX, se emplearía para guardar las ofrendas del monarca, como cruces votivas, relacionándose con el culto a la Cruz y otros celebrados en la época en Asturias, reliquias, libros…
Fuentes:
San Salvador de Valdediós |
Ya le he dedicado un artículo a su génesis y a sus restauraciones, al que podéis acceder en este enlace, así que aquí nos recrearemos en la arquitectura de este emocionante
edificio.
San Salvador es la obra más tardía conservada del
prerrománico asturiano además de uno de los monumentos de este estilo menos
modificado a lo largo de la historia, conformándose como un excepcional
compendio del arte que se desarrolló en el Reino de Asturias durante un siglo.
Orientada en el eje canónico este-oeste, la fábrica es de
mampostería y sillares para las esquinas, los contrafuertes, la fachada
occidental, el ábside central y el pórtico, y su lenguaje está vinculado a las
construcciones religiosas áulicas de la etapa ramirense, que fijan el modelo de
“basílica asturiana” de composición simétrica doble, longitudinal y axial,
siendo su modelo directo San Miguel de Lillo.
Así, presenta planta basilical de tres naves de cuatro tramos separadas por pilares y rematadas por tres ábsides de testero recto, ligeramente sobrepasado el central, cámara supraabsidial, dos sacristías laterales cuadrangulares a ambos lados de los últimos tramos de las naves laterales, tribuna alta a los pies, frente al altar mayor, y cubiertas abovedadas. Sus proporciones tienden a la verticalidad, con la altura de la nave central tres veces la medida del módulo, determinado por la altura de los pilares.
Así, presenta planta basilical de tres naves de cuatro tramos separadas por pilares y rematadas por tres ábsides de testero recto, ligeramente sobrepasado el central, cámara supraabsidial, dos sacristías laterales cuadrangulares a ambos lados de los últimos tramos de las naves laterales, tribuna alta a los pies, frente al altar mayor, y cubiertas abovedadas. Sus proporciones tienden a la verticalidad, con la altura de la nave central tres veces la medida del módulo, determinado por la altura de los pilares.
La fachada oriental
se corresponde con la cabecera. El
cuerpo del ábside central, que sobresale respecto de los laterales, presenta
una ventana inferior que ilumina el altar mayor compuesta por una pieza monolítica
en la que están tallados tres arcos de herradura no muy pronunciada, de tipo
visigodo o mozárabe, según los autores, que apoyan sobre columnas con capiteles,
todo ello enmarcado por alfiz sogueado, y otra ventana superior formada por dos arcos
con igual organización y que se corresponde con la cámara sobre el ábside. Los
cuerpos de los ábsides laterales muestran pequeños arcos de medio punto en ladrillo.
Fachada oriental |
Alzado de la fachada oriental (3) |
Ventana del altar mayor |
Ventana de la cámara supraabsidial |
En la fachada norte
destaca el cuerpo reconstruido en 1970 de lo que sería la sacristía del
Evangelio y el resto se organiza mediante muro de sillarejo con contrafuertes y
una puerta con dintel y arco de medio punto de ladrillo dispuesto en forma
radial a la altura del segundo tramo de la nave lateral, hoy tapiada, de la que
no se sabe exactamente su uso.
Por encima sobresale el cuerpo de la nave central, con cuatro ventanas geminadas con arcos de herradura abarcadas por alfiz sogueado.
Por encima sobresale el cuerpo de la nave central, con cuatro ventanas geminadas con arcos de herradura abarcadas por alfiz sogueado.
En la fachada sur
destaca el pórtico y la conocida
como Capilla de los Obispos.
Fachada sur, con el pórtico lateral a la izquierda y la Capilla de los obispos a la derecha, con el cuerpo de la sacristía de la Epístola en el centro |
La capilla abre al exterior mediante un arco de medio punto,
presenta planta cuadrangular y cubierta con bóveda de ladrillo y en ella se
conservan la lápida de consagración del templo y varios enterramientos
medievales.
Interior de la Capilla de los Obispos, con la lápida de consagración al fondo |
En la lápida se lee:
"(CRUX) LARGA TUA PIETAS XPE / D(EU)S CLARET UBIQ(UE) /
SALVATQ(UE) S(A)EPE IMPIOS·/ LARGA TUA PIETAS (HEDERA) / PATENTUR ISTA
VIRI·DANT·/ PLAUSUS AGMINA PASSIM / EXTINCTA QUOD VIVIFI/CES·FATENTUR ISTA VIRI
/ (HEDERA) SIS·FAVENS MISERO·PAR/CAS CITRA MERITO BONO (HEDERA) / CLEMENTIA QUA
PRAEVA/LES·ESTO FAVENS MISERO (HEDERA) / MEMET NEMPE DIRA CON/LIDUNT FUNERA
MENTIS (HEDERA) / SAUCIATQUE CULPA·ME/MET NEMPE DIRA (HEDERA) / CLAREAT NUNC
TUA·FRUC/TUOSA GRATIA CLEMENS (HEDERA) / QUAE SUBLEVET ELISUM / CLAREAT IAM TUA
(HEDERA) / PIETAS ADSISTAT·FOVENS / QUAE TEGMINE CUNCTOS (HEDERA)/ CAELICO
SALVIFICANS / PIETAS ADSISTAT (HEDERA) / (CRUX) CONSECRATUM EST / TEMPLUM
HOC·AB EP(IS)C(O)PIS VII / RUDESINDO DUMIENSE·/ NAUTIS / CONIBRIENSE / SISNANDO
IRIENSE (HEDERA) / RANULFO ASTORICENSE / ARGIMIRO LAMECENSE / RECCAREDO LUCENSE
(HEDERA) / ELLECANE CAESARAUGUSTANE(N)SE / SUB ERA DCCCXXX PRIMA / DIE·XVIO
K(A)L(EN)D(A)S·OC(TO)BR(I)S".
(Tu generosa piedad, Cristo Dios, resplandece en todas partes
y tu generosa piedad salva muchas veces a los malvados. Esto afirman los
hombres, las gentes aplauden por doquiera que des vida a lo apagado, esto
afirman los hombres. Ponte a favor del pobre, perdona al bueno, haciendo caso
omiso a sus méritos; con la clemencia que es tu fuerte, ponte a favor del
pobre, es cierto que en mi interior entran en lucha las miserables flaquezas de
mi mente, me hiere ciertamente mi punzante culpabilidad. Resplandezca ahora
clemente tu gracia fructífera, que levante al decaído, y que ella resplandezca
ya. Asístame tu piedad alentadora, que nos asista la piedad, dándonos a todos
la salvación para tu manto celestial. Fue consagrado este templo por siete
obispos: Rudesindo Dumiense, Naustis Conibrigense, Sisnando Iriense, Ranulfo Asturicense,
Argimiro Lamecense, Recaredo Lucense, Elécanes Caesaraugustanense. En la era de
DCCCCXXXI, el día decimosexto de las Kldas. de octubre (16 de septiembre del
893)
También hay un trozo de lauda sepulcral partida en dos que
se supone que habría estado en la sala capitular del vecino monasterio
cisterciense de Santa María con un epitafio grabado en letra gótica e
incompleto en el que se lee:
"AQUÍ YAZE DON JUAN DE (…)"
Según los especialistas, por el tipo de letra, de comienzos
del siglo XVI, podría ser la de don Juan de Cano, que fallecería a comienzos de
1515 y que fue el último abad comendatario de Valdediós.
El pórtico está realizado con sillares regulares con una
portada de medio punto en la que se conservan goznes, de lo que se deduce que
pudo tener algún tipo de cierre, y tres ventanas de medio punto en su lado más
largo, la central con celosía de entrelazos en cuadrícula, y una ventana
también de medio punto en el corto en la que destaca otra celosía más elaborada
conformada por motivos de rejería, roleos y cogollos de inspiración cordobesa,
muy probablemente realizadas por un artífice mozárabe.
Pórtico sur |
Celosía de rejería, rolegos y cogollos de inspiración cordobesa |
Se cubre con bóveda de cañón de ladrillo sobre arcos fajones
que apoyan en columnas con capiteles adosadas en el muro norte y en ménsulas
con forma de capitel en el muro sur y el pavimento está realizado en opus signinum, un
sistema romano heredado por la arquitectura asturiana. Los capiteles están
realizados ex profeso. El ámbito estuvo completamente decorado con pintura
mural de la que no se conserva nada.
Interior del pórtico meridional (4) |
Este elemento tendría sus antecedentes en los pórticos
laterales con función funeraria de distintos edificios visigodos de tipo
norteafricano de los siglos VI al VIII que, lamentablemente, sólo se conocen al
nivel de cimientos, como las basílicas de Vega del Mar en San Pedro de
Alcántara, Santa Lucía del Trampal en Alcuéscar y Casa Herrera cerca de Mérida,
donde se conserva un muro corrido que pudo corresponder tanto a una solución
abierta como cerrada. Su proyección en construcciones inmediatamente
posteriores, como San Miguel de Escalada, y en el
románico castellano, fue extraordinaria.
Plantas de las basílicas de Vega del Mar y Casa Herrera (5) |
San Miguel de Escalada |
Teniendo en cuenta su alta calidad constructiva, realizado
con perfectos sillares dispuestos a hueso, hay autores que defienden que sería
un vestíbulo real al que Alfonso III llegaría desde su residencia privada para
ser acogido e incensado y después entrar en la iglesia por una puerta
adintelada abierta al segundo tramo de la nave de la Epístola, desde donde
arranca una escalera por la que subiría a la tribuna.
Entrada al pórtico y puerta de acceso a la iglesia por la nave de la Epístola (6) |
Escalera de subida a la tribuna (7) |
Sin embargo el historiador del arte Lorenzo Arias Páramo
defiende otra utilidad basándose en el estudio de muestras de morteros del
templo en 2010 y 2011 por la petróloga Araceli Rojo Álvarez que parecen
constatar la teoría que ya apuntó César García de Castro en 1995 de que San
Salvador se construyó en dos fases, con una primera, posiblemente a iniciativa
de Alfonso II en el último tercio de siglo VIII y otra posterior de la mano de
Alfonso III el Magno en la segunda mitad del IX a la que se adscribiría este
pórtico y una posible reforma del cuerpo principal, que es lo que conmemoraría
la mencionada lápida.
Así, Arias Páramo propone que el monarca planeó ser
enterrado en Valdediós por sus malas relaciones con el obispo de Oviedo
Hermenegildo I por la crisis del Adopcionismo, pues Alfonso III estaba abierto
a la influencia de mozárabes procedentes del sur y enfrentado a la política de
la Iglesia asturiana, lo que podría haberle llevado a renunciar a ser enterrado
en el Panteón Real de la iglesia de Santa María de Oviedo.
Esta función funeraria de Valdediós se vería reflejada en la
propia decoración del templo, en la presencia del pórtico, donde se habría
situado el enterramiento regio, y en la línea de cumbrera de la iglesia donde,
a modo de crestería, aparecen seis cipos o signáculos de piedra calcárea con forma de bulbo, piña
o huevo, piezas de función funeraria cuyo uso se registra ya en el mundo griego
y en las necrópolis romanas y tardoantiguas y que también vemos, por ejemplo, en
el Mausoleo de Gala Placidia en Ravenna, en San Miguel de Celanova, construido
por San Rosendo de Dumio en memoria de su hermano Froila, o en relicarios,
considerando que la propia iglesia actuaría como tal, con Alfonso III dentro.
Cipos en la línea de cumbrera de San Salvador |
El pórtico habría sido añadido al templo para adaptarlo a
ese uso funerario, con funciones de panteón regio para el rey y su mujer,
todavía en vida de ambos, aunque nunca llegara a desempeñar esa función. En
este sentido, la lápida de consagración del 893, ubicada en la capilla anexa al
pórtico, estaría indicando precisamente la fecha de construcción de éste y la
adición de los cipos en el tejado, de ahí que incluya una súplica de salvación:
"PIETAS ADSISTAT·FOVENS / QUAE TEGMINE CUNCTOS (HEDERA)/
CAELICO SALVIFICANS / PIETAS ADSISTAT (HEDERA)"
(Asístame tu piedad alentadora, que nos asista la piedad,
dándonos a todos la salvación para tu manto celestial)
Alfonso III falleció en Zamora el 20 de diciembre del 910 y
recibió sepultura en un sarcófago paleocristiano en la catedral de Astorga, donde dos años
después también fue enterrada su esposa, doña Jimena de Asturias.
Posteriormente, en el 986, Bermundo II de León ordenó el traslado de los restos
de ambos a la catedral de Oviedo.
Reproducción del sarcófago paleocristiano en el que estuvieron enterrados Alfonso III y doña Jimena en al catedral de Astorga |
La fachada occidental
está dividida en tres cuerpos escalonados mediante contrafuertes, adivinándose
desde el exterior las tres naves que articulan el interior.
Fachada occidental |
Alzado de la fachada occidental (3) |
El cuerpo central,
rematado por una tronera construida en el siglo XVII para ubicar una campana, presenta
un arco de medio punto sobre columnas y capiteles y una ventana ajimezada de
pequeños arquitos de herradura sobre la que se ubica un sillar decorado con una
gran cruz asturiana con el alfa y el
omega, símbolo de Alfonso III de carácter apotropaico que también encontramos en otras construcciones
laicas relacionadas con el monarca y que responde a una tradición posiblemente
de origen visigodo para liberar los ámbitos de todo mal, pero que también es la
Cruz de la Victoria, su emblema de triunfo y de paz alcanzada en su reino. Los
dos cuerpos laterales, más bajos, cuentan con una estrecha ventana cada uno.
Arco de entrada |
Ventana y Cruz de la Victoria sobre el acceso al templo |
Primero se accede a un pequeño nártex abovedado que está flanqueado por dos pequeños recintos laterales abiertos mediante arcos rebajados y
también abovedados, espacios que podrían haber sido refugio para peregrinos,
estar relacionados con el rito procesional de entrada al templo o destinados a
los penitentes, lo que podría corroborarse porque la única forma de acceder a
ellos sería agachándose mucho, indicando la humillación que requiere una
actitud penitencial.
Recinto lateral del nártex (4) |
En la Iglesia hispana la expiación pública era muy
importante, exigiéndose a los penitentes que se situaran a las puertas de los
templos para que sirviesen de ejemplo. Además, no podían asistir a la misa
completa, teniendo que abandonar la liturgia en un momento determinado, sin
poder recibir la comunión. El castigo penitencial recaía por muy variados pecados
y después del parto las mujeres, durante la cuarentena, también debían
permanecer en el pórtico entre los penitentes, pues en ese tiempo se las
consideraba impuras. También se consideraban en parte penitentes a los
catecúmenos, pues al no haber recibido todavía el bautismo estaban en pecado
original.
La duración de las expiaciones penitenciales era distinta
según qué pecados pero algunas eran muy duras. Entre las impuestas en el II
Concilio de Braga leemos:
"Si alguno cometiere homicidio voluntariamente, quedará toda
la vida a la puerta de la iglesia, recibirá la comunión al fin de su vida. Pero
si cometió homicidio no voluntariamente, sino casualmente, un primer canon
mandó que haga siete años de penitencia. Y un segundo canon ordenó cinco años. (...) Si la esposa de otro cometiere adulterio o el esposo se
uniere a la mujer ajena, harán siete años de penitencia".
En el dintel de la puerta de acceso al interior del templo
se conserva una inscripción que amenaza a quien ose violarlo:
"[SALVATOR, SIT HOC SA(N)CTU]M VOCATUM TUO NOMINE TEMPLU(M),
SI(N)T ET CUNCTA / CHARA EA QU(A)E HIC TIBI LITAVIMUS DONA, ADST QUISQUIS MEA /
TEMERE NITERIT SCINDERE VOTA, LUX CAREAT, XPE, TUA VIBENSQUE / EUM SORBEAT
TERRA, MENDICITAS ET LEBRA PROSAPIA(M) TENEAT SUA(M)".
(Salvador, éste sea tu santo templo bajo la advocación de tu
nombre, que también sean de tu agrado todos estos dones que aquí te ofrecemos,
pero quienquiera que intente quebrantar temerariamente mis votos, que se vea
privado de la luz, Cristo, y que la tierra lo trague a él en vida y que la
mendicidad y la lepra hagan presa en su descendencia)
La amenaza de la lepra está relacionada con su consideración
como maldición divina según Levítico XIII, 28, 47-49, carne en
pudrición en vida, como si fuera un cadáver. Tanto es así que en el medievo los
leprosos eran también muertos civiles, sin que pudieran heredar,
comprar o vender, causa de divorcio y de la pérdida de todos sus bienes.
Sobre el nartex se ubica la tribuna, iluminada por la ventana descrita, a la que se accede por
la mencionada escalera adosada al costado de la Epístola, una estructura de
origen clásico ubicada en altura y frente al altar mayor que también presentan
las arquitecturas hispanovisigoda, bizantina y carolingia, que tenía un valor
ideológico como ámbito destinado a un monarca gratia Dei, por la gracia de Dios, pues los reyes asturianos desde
Alfonso II se consideraban de origen divino, dotados de poder sacro. Desde ahí,
un lugar preferente enfrente de Dios, Alfonso III presidía las laudes regiae, los cánticos celebrativos
en los que se reconocía el carácter sacro de la máxima autoridad implorando a
Dios por su salvación.
La iglesia desde la tribuna (6) |
Las naves están
separadas por cinco gruesos pilares monolíticos terminados en impostas
molduradas que sustentan cuatro arcos de medio punto y se cubren con bóvedas de
cañón continuo en piedra de toba, sin arcos fajones aunque con contrafuertes
exteriores. La nave central es más ancha y alta que las laterales, dando gran
sensación de verticalidad y permitiendo la apertura de cuatro ventanas a cada lado, una sobre cada
arco de separación, proporcionando al interior una luminosidad casi cenital y
poco habitual en las construcciones de la época.
Nave central |
Los ábsides están
dedicados al Salvador el central y a Santiago y San Juan los laterales, según
la tradición solidaria con San Julián de Prados y tal y cómo se indica en las
inscripciones en rojo en los dinteles de sus ventanas.
"DNI ET SALVATORIS NSI
CVIVS EST DOMVS ISTA"
(Del Señor y Salvador
nuestro, de quien es esta casa)
"SCI IACOBI ZEBEDEI"
(De Santiago el Zebedeo)
"SCI IOANNIS BABTISTE"
Están ligeramente elevados respecto al cuerpo de la iglesia,
abren a las naves mediante arcos de medio punto sobre columnas semiadosadas
monolíticas de fuste liso y capiteles con decoración vegetal, siendo los de los
laterales reutilizados, y también se cubren con bóvedas de cañón.
En el testero del ábside
central destaca otro arco de medio punto que repite el esquema del que le
precede y que aloja la ventana, sobre
la que están representadas las tres cruces del Gólgota como lugar en
el que se alojaba la divinidad, ámbito de la representación terrena de la
Jerusalén Celeste.
Cruces del Gólgota sobre la ventana del ábside mayor |
El símbolo de la cruz aparece como emblema en los dos puntos
fundamentales del edificio: la fachada principal, como protección contra los
malos espíritus, y el ábside, donde tiene lugar la liturgia. El testero
contaría con un nicho en el que se alojaría alguna arqueta como la
de Astorga o la de las Ágatas de Oviedo, ofrendas de la reyes
asturianos, que podría estar destinada a la reserva eucarística, tal y como se
lee en el Canon VI del XVI Concilio de Toledo de 693:
"Que no se presente
en el altar del Señor el pan que debe ser santificado por la bendición del
sacerdote si no es íntegro y limpio que haya sido preparado de intento, y no de
gran tamaño, sino de una ofrenda módica, según el uso de la costumbre
eclesiástica, cuyas sobras puedan ser guardadas fácilmente y sin detrimento
alguno, en un lugar pequeño (“modico
loculo”) destinado para la reserva".
Arqueta de Astorga o de San Genadio, conservada en el museo de la catedral de Astorga |
Los ábsides laterales
se iluminan mediante ventanas adinteladas al interior pero que al exterior son arcos de medio punto de ladrillo. Podrían identificarse con la prothesis y el diaconium
visigóticos y desempeñarían funciones auxiliares de custodia de los ornamentos
sacros, del libro de los Evangelios… espacios necesarios porque el ábside
central es pequeño, ampliaciones que no alteraban el valor del recorrido
longitudinal del templo. Al contar con advocaciones y al albergar altar propio,
también podrían haber estado dedicados a la consagración de ofrendas previa a
su entrega en el ofertorio.
Ábside del Evangelio (2) |
En este sentido, hay autores que los interpretan en función
del rito hispánico, en el que las dos especies, el pan y el vino, se preparaban
en un altar lateral y después eran llevadas en procesión a la capilla mayor. Otra
posibilidad es que simplemente albergaran altares votivos para la veneración de
reliquias. En cada uno de los muros laterales de los tres ábsides hay dos
huecos que se cree que podrían ser credencias.
Posibles credencias (2) |
Sobre los tres ábsides se ubican sendas cámaras a los que se accede desde el interior de la iglesia,
teniendo sólo ventana hacia el exterior, de la que ya he hablado, la del ábside
central.
Cámara supraabsidial (3) |
Entre el tercer y cuarto tramo del cuerpo de la iglesia se
cree que se levantaría un cancel de
aproximadamente metro y medio de alto sobre el que se colocaría una cortina que
se cerraría o abriría según el momento de la liturgia y que separaría las tres
naves de la cabecera del resto de la iglesia, tal y como después también se
verá en San Miguel de Escalada. Se
conservan en la cubierta los machones en los que iría sujeto el cortinaje.
Recreación de la decoración de la iglesia desde los pies, con el cancel y los cortinajes que separaban la zona del clero de la que ocupaban los seglares (8) |
Recreación de la decoración de la iglesia desde el presbiterio (8) |
Machones en la cubierta |
Siguiendo las normas del IV Concilio de Toledo, celebrado en
el año 633, el espacio quedaba dividido entre el ordo laicorum, los seglares, que se colocarían en los tres primeros
tramos de la nave central y en las naves laterales, muy probablemente separados
por sexos, y el ordo clericorum, que
ocuparía el coro en el último tramo de la nave central y el altar mayor, un
ámbito que estaría ocupado por los lectores, los cantores y el diaconato, pues
en el ceremonial mozárabe el acto litúrgico no era solo coral, sino que se
acompañaba de tres grandes lecturas: la Profética, que realizaba el lector, la
de la Epístola y la del Evangelio, estas últimas realizadas por el diácono.
Esta separación no afectaría al ámbito del poder temporal,
la tribuna real, que sí tenía visión sobre la cabecera al estar en alto. Hay
otros autores que creen que los canceles solamente delimitaban el último tramo
de la nave central, sin afectar a las tres naves.
La nave central desde el presbiterio, con la tribuna real sobre la puerta occidental |
En cuanto a los dos espacios adosados a los últimos tramos
de las naves laterales, su función, común a todos los templos altomedievales
hispánicos, se relacionaría con necesidades litúrgicas, las sacristías identificadas con el sacrarium/secretarium y el thesaurum/donarium mencionadas en las
fuentes y relacionadas con la liturgia hispana. En las Etimologías de san Isidoro de Sevilla se lee:
“En su sentido propio, sacristía (sacrarium) es el lugar del templo en el que se depositan los
objetos sagrados; del mismo modo que donarium
es donde se guardan las ofrendas (oblata).
(…) En consecuencia, el nombre de sacrarium
deriva de que en él se guardan y depositan los objetos sagrados (sacris). Los donaria deben su denominación a que allí se guardan los donativos (dona) que suelen hacerse en los
templos”.
Así, en Valdediós, la de la Epístola se destinaría a guardar los ornamentos y objetos para el culto y la organización del Prolegendum, donde tendrían lugar los actos previos, como oraciones, lavatorio de manos… y desde donde partiría la procesión del oficiante y del clero hasta el altar y el presbiterio con la que se iniciaba el ceremonial litúrgico. Y la del Evangelio, reconstruida en la segunda mitad del siglo XX, se emplearía para guardar las ofrendas del monarca, como cruces votivas, relacionándose con el culto a la Cruz y otros celebrados en la época en Asturias, reliquias, libros…
Los dinteles de sus puertas conservan, aunque muy
deterioradas, sendas inscripciones en latín que van en la línea de la
importancia que tenía lo que guardaban. La de la Epístola está muy borrosa. En
la del Evangelio se lee:
"SI QUIS CONVELLERE HAEC PRAESUMPSERIS DONARIA NOSTRA QUAE
HIC IN TUO HONORE POSUIMUS TERRIBELEM MORTEM PATEAT MALIS LONGAEVIS QUAE CUM
IUDA LUGEAT"
(Si alguien intentare apoderarse de estas ofrendas nuestras
que (…) aquí, sufra una profunda amargura por los terribles males y llore en
compañía de Judas por (tiempo) interminable)
La utilización de la figura de Judas Iscariote, el traidor
por excelencia, y el desear al profanador un fin tan terrible como el que él
tuvo, parte de la tradición paleocristiana, heredera de la romana, de colocar
inscripciones de amenaza en los enterramientos para los profanadores de tumbas.
Según Apóstoles 1, 16-18, Judas, tras ahorcarse, pendió de una soga con el
cuerpo hinchado hasta estallar y caer al suelo. Pero la versión de Papías,
obispo de Hierápolis en la primera mitad del siglo II, transmitida por Apolinar
de Laodicea dos siglos después, es más espeluznante todavía, pues narra que Judas
sobrevivió al ahorcamiento convertido en un ser monstruoso con el cuerpo
inflado y lleno de pus y gusanos y cuando murió fue abandonado en un paraje
solitario desde el que su hedor se extendió por toda la tierra, de ahí su
relación con el infierno, la putrefacción, la peste y la lepra, relacionada con
la mencionada maldición divina según Levítico XIII.
En la década de 1980 se localizaron por casualidad dos
sarcófagos cerca Valdediós y uno de ellos, datable setenta años después de la
lápida de fundación de San Salvador, cuenta con la siguiente inscripción en la
que también se menciona a Judas:
"+ HIC IN PACE
REQUIEVIT FAMULUS DEI IOH(A)NNES PR(E)SB(ITER) / OVIIT VIIII KLDS FBRS ERA Mª
VIIA / + QUI UNC LAPIDEM REVOLVERIT ET ALIUM CORPUS IBIDEM / TUMULAVERIT CUM
IUDA PRODITORE [PEREAT]"
(Aquí descansó en paz el sacerdote Juan, siervo de Dios.
Murió el 24 de enero en la era 1007 (año 969). Quien removiere esta piedra y
sepultura, y depositare en la misma otro cuerpo, perezca con el traidor Judas)
En cuanto a la decoración
escultórica del templo, se centra en los capiteles. Los del ábside mayor
presentan collarino sogueado, ábaco rectangular y labra con grandes hojas de
palma. Los de los ábsides laterales, como ya he comentado, son corintios
tardorromanos reutilizados. Los del resto de la iglesia denotan influencia
andalusí, muy probablemente realizados por canteros mozárabes.
Capitel tardorromano en uno de los ábsides laterales (2) |
Capitel prerrománico del ábside mayor |
La rica decoración
pictórica mural estaba elaborada con los colores amarillo, rojo, azul, gris
y negro y buscaba elevar el espíritu hacia lo divino, mediante un efecto
fascinante e hipnótico, y maravillar al fiel. Aunque solo se conservan algunos
restos, éstos nos ayudan a deducir que estaba formada por franjas, dibujos
geométricos entrelazados y motivos vegetales inspirados en la pintura
tardorromana, lo mismo que en San Julián de Prados, en motivos y colores
relacionados con los mosaicos encontrados en los restos de la villa romana de
Veranes y en la decoración musulmana a través de la mirada mozárabe.
Reconstrucciones de distintos motivos decorativos de Valdediós a partir de los restos conservados (2) |
Además, también aparecen cruces triunfales y crismones,
motivos habituales del arte asturiano, y restos de figuras humanas que
recuerdan a las de Lillo en la tribuna, unos pies y parte de los pliegues de
las vestiduras que recuerdan a las miniaturas mozárabes.
Crismón in situ |
Imágenes ajenas:
(2) NÚÑEZ RODRÍGUEZ, M., San
Salvador de Valdediós o la fábrica sencilla de una arquitectura admirable, Oviedo,
1991.
(3) ROJO ÁLVAREZ, A., El
análisis de morteros históricos como herramienta de datación e interpretación
de técnicas y fases constructivas, Tesis doctoral, Universidad de Oviedo,
2015.
(5) BANGO TORVISO, I. G., “La vieja liturgia hispana y su
interpretación funcional del templo prerrománico”. En IGLESIA DUARTE de la, J.
I. (Coord.), VII Semana de Estudios
Medievales, Instituto de Estudios Riojanos, 1997, pp. 61-120.
(7) LEÓN GASALLA, P. (Coord.), Intervenciones en el patrimonio cultural asturiano 2007-2014,
Oviedo, Gran Enciclopedia Asturiana, 2014.
Fuentes:
ÁLVAREZ MARTÍNEZ, Mª S., “Valdediós y el arte de su tiempo”.
En FERNÁNDEZ CONDE, F. J. (Ed.), La época
de Alfonso III y San Salvador de Valdediós, Oviedo, Universidad de Oviedo,
1994, pp. 97-112.
ÁLVAREZ MARTÍNEZ, Mª S., “Consideraciones en torno al templo
prerrománico de San Salvador de Valdediós”, Liño,
nº 12, 1006, pp. 9-29.
ARIAS PÁRAMO, L., “Los signáculos funerarios de San Salvador
de Valdedios y su contexto histórico artístico”, Liño, nº 18, 2012, pp. 9-18.
BANGO TORVISO, I. G., “El espacio para enterramientos
privilegiados en la arquitectura medieval española”, Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, Universidad
Autónoma de Madrid, vol. IV, 1992, pp. 93-132.
BANGO TORVISO, I. G., “La vieja liturgia hispana y su
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