La Seu Vella de Lleida en la actualidad
La Seu Vella de
Lleida se ubica dentro de un recinto fortificado en una colina elevada sobre
la ciudad formando una imagen verdaderamente impactante, visible desde varios
kilómetros de distancia. Se denomina así para diferenciarla de la Seu Nova,
construida en la parte baja del núcleo urbano en la segunda mitad del siglo XVIII
después de que la antigua fuera desacralizada y convertida en cuartel militar durante
la Guerra de Sucesión que dio paso al reinado de Felipe V. Como ya os he contado su tormentosa historia, a la que podéis acceder mediante este enlace, ahora os invito a un paseo reposado por este impresionante monumento en la actualidad.
La Seu Vella en la actualidad (1) |
Ábsides románicos |
Ábsides góticos de la Epístola |
En la fachada norte
se distingue el volumen de la Canonjía, el de tres espacios construidos
adosados a la nave del Evangelio como pequeñas capillas y la fachada del
transepto del Evangelio, con un gran rosetón y la llamada Puerta del
Castillo por estar frente a la
Suda, pero que también se conoce como Puerta de san Berenguer porque estaba al lado de la tumba del obispo
san Berenguer de Peralta (†
1285), hoy desaparecida.
Fachada norte |
La puerta sobresale del plano del muro y se compone de arco
de medio punto enmarcado por otro apuntado y presenta la decoración escultórica
concentrada en la cornisa de coronamiento, con elementos vegetales y
animalísticos, y en un crismón trinitario central. Se cree que sería la primera
en construirse y que fijaría las pautas arquitectónicas del resto.
Detalle de la Puerta de san Berenguer |
Crismón trinitario de la Puerta de san Berenguer |
En esta fachada, entre dos de las capillas laterales y
abierta al segundo tramo de la nave de la Epistola, también está la llamada Puerta del Lavacrum, que quizá comunicaría
con un pozo o una fuente de la antigua Canonjía y de la que no queda rastro. Es
la más sencilla de toda la catedral, con un doble arco de medio punto y una
cornisa sobre ménsulas en la parte superior y sin ningún tipo de decoración
escultórica.
Puerta del Lavacrum, encajonada entre dos capillas laterales de la nave del Evangelio (2) |
La fachada sur es
la más monumental, orientada al río Segre y, al estar libre de obstáculos para
su contemplación, la más decorada, protagonizada por la fachada del transepto
de la Epístola, con un gran rosetón y la Puerta de la Anunciación, la Puerta de
Els Fillols, los volúmenes de las capillas funerarias adosadas a ambos lados de
ésta, los cinco arcos a modo de mirador del claustro y el campanario.
Fachada sur |
Fachada del transepto de la Epístola |
La Puerta de la
Anunciación es del siglo XIII y es la más compleja y rica a nivel
iconográfico de la catedral, relacionada con el papel de la
Virgen como intercesora entre Dios y los hombres. Recibe el nombre por las
imágenes del arcángel san Gabriel y la Virgen María que hoy se encuentran en el
Museu de Lleida y que estaban en unas hornacinas polilobuladas a ambos lados
del vano que aunque se ha especulado con que procederían de la antigua
mezquita, salvadas e incrustadas en la nueva construcción románica, es más
probable que fueran realizadas ad hoc
inspiradas en algún edificio andalusí leridano. También se la conocía como Portal del Obispo porque estaba frente
al Palacio Episcopal, desaparecido en 1707, o Puerta de las Novias, pues por ella accedían las mujeres cuando se
casaban en la catedral.
La Virgen y San Gabriel de la Puerta de la Anunciación, hoy en el Museu de Lleida (2) |
Presenta cuerpo rectangular que sobresale del muro, cornisa
con ménsulas con cabezas humanas y vano de medio punto con seis arquivoltas
decoradas con entrelazado geométrico, zig-zags y puntas de diamante sobre dos
columnas y zócalo, destacando por la ausencia de tímpano y por su profusa
decoración escultórica con motivos vegetales y cenefas, considerada el punto de
partida de la Escuela de Lleida, con sus máximas manifestaciones en la vecina Puerta
de Els Fillols y la Portada románica occidental en la panda este del claustro.
Decoración escultórica de la Puerta de la Anunciación |
Tras una cuidadosa restauración ha recuperado una pequeña
pero importante parte de su policromía original en las ménsulas de soporte de
la cornisa y la salutación evangélica, en la que, interrumpida por un crismón
trinitario, se puede leer:
AVE MARIA GRATIA PLENA D[OMI]N[U]S TE+CU[M] BENEDICTA TU IN MULIERIBUS
(2)
La presencia de sendos crismones trinitarios sobre las puertas de los transeptos, las más antiguas del templo, símbolos propios, sobre todo, del noroeste peninsular, Aragón y Navarra, conquistado a los musulmanes, y del Midi francés, como territorio que colaboró en las campañas militares hispánicas, se pone en relación con un contenido ideológico, religioso y político de victoria sobre el Islam, pues aunque desde comienzos del cristianismo el crismón se consideró emblema de Cristo, en los siglos XII y XIII en la Península Ibérica ese significado se amplió incluyendo los dogmas católicos de la Trinidad y de la doble naturaleza de Cristo por ser estos los principales motivos de conflicto teológicos entre cristianos y musulmanes. La catedral de Lleida adoptaría esta tradición aragonesa por influencia de Roda. Además, en el crismón de la Puerta de la Anunciación también se localizan las letras G y L enroscadas en la parte baja de la X. Las últimas investigaciones parecen ponerlas en relación con las palabras “Gloria” y “Laus” (Alabanza) y proponen que podrían ser una alusión al himno “Gloria laus et honor” compuesto por el obispo Teodulfo de Orleans (750-820), muy difundido en el medievo porque estaba incluido en la liturgia estacional del Domingo de Ramos, que se celebraba con una procesión por las afueras de la ciudad o en un lugar elevado de las inmediaciones del templo que emulaba el Monte de los Olivos. En este sentido, se tienen referencias sobre su celebración en Vic, Gerona, Tarragona, donde hay otro crismón con las mismas enigmáticas letras, la Seo de Urgel...
Crismón trinitario en la Puerta de la Anunciación |
Una lápida funeraria de Guillem de Roques con fecha de 1215
a la derecha del vano parece indicar que en esta fecha la portada ya estaría
terminada.
ANNO DOMINI M CC XV K[A]L[ENDAS] MADII OBIIT G[U]ILELMUS
D[E] ROCAS CUI[US] A[N]I[MA]E SIT REQ[U]IES (2)
La Puerta de Els Fillols (ahijados en catalán) que abre al segundo tramo de la nave de la
Epístola, se llama así porque era por donde únicamente podían acceder los neófitos
para recibir el Bautismo, ceremonia que tenía lugar en la antigua capilla de
san Juan Bautista, muy cercana a la puerta, el baptisterio de la catedral, que
desde fines del siglo XII gozó de privilegio exclusivo concedido por el papa
Celeste III para administrar el sacramento en Lleida, manteniéndolo hasta
mediados del siglo XIV. La ubicación de los baptisterios al lado de las puertas
de los templos reforzaba la idea de que el sacramento era un requisito
indispensable para ingresar en la comunidad de fieles y participar en los
misterios de la Eucaristía.
Puerta de Els Fillols |
También se la
conoció con el nombre de Portal de la Seu porque se convirtió en el
acceso principal tras la construcción del claustro ante la portada occidental a
los pies del templo, de ahí su esmerada decoración. Otro caso significativo en
este mismo sentido, con una portada sur convertida en principal porque la de
los pies quedó oculta, podemos verlo en la Real
Colegiata de san Isidoro de León,
pues el emplazamiento del Panteón
de Reyes, igual que en Lleida
el claustro, invalidó la función de la portada occidental.
Protegida por un
pórtico rectangular realizado con posterioridad, en 1386, con gran arco
apuntado y cubierta de crucería por el maestro de obras Guillem Solivella, es
un cuerpo rectangular que sobresale del muro, con arco de mediopunto con nueve
arquivoltas con motivos en zig-zag, palmas y piñas, arcos entrecruzados, puntas
de diamante… apoyadas sobre un friso corrido y pilares y columnas con capiteles
con animales fantásticos luchando y figuras humanas entremezclados con motivos
vegetales, destacando en el friso un caballero con armadura luchando contra un
león, puesto en relación con el miles
Christi, héroe de las cruzadas comparado con el héroe bíblico que lucha
contra el mal, o simplemente una alegoría del triunfo de la Iglesia contra el Islam. Por encima corre una cornisa sobre ménsulas con flores, cabezas de animales, motivos zoomórficos y figuras humanas.
Capiteles, arquivoltas y cornisas de la Puerta de Els Fillols |
Detalle de la decoración escultórica de la Puerta de Els Fillols |
Caballero luchando contra un león en el friso de la Puerta de Els Fillols |
En la fachada
occidental destacan el esbelto campanario adosado al lado de la Epístola y
la Puerta de los Apóstoles, que era la culminación de una monumental escalinata
enmarcada por los edificios del barrio gótico, conectando el templo con la
parte baja de la ciudad mediante un majestuoso trayecto.
Construida en los
siglos XIV y XV, de la mano de varios escultores, se compone de doble vano con
parteluz y cuatro arquivoltas apuntadas que se prolongan hasta la base. En el
tímpano se representa un Juicio Final presidido por un Cristo Varón de Dolores
rodeado de los instrumentos de la Pasión, las arquivoltas estaban decoradas con
profetas y ángeles en pequeños pedestales, en los lados, bajo pináculos góticos
y sobre peanas, todavía conservados, se ubicaban las figuras de bulto redondo
de los Apóstoles, y en el parteluz estaba la Mare de Déu del Blau, trasladada
al altar mayor de la Seu Nova.
Recreación del barrio gótico en 1425 del pintor Enric Garsaball a partir de los datos facilitados por el historiador Manel Lladonosa (3) |
Puerta de los Apóstoles |
Tímpano de la Puerta de los Apóstoles |
Entre los apóstoles
quizá destacaba Santiago, vestido de peregrino con sombrero, concha, zurrón y
bastón, pues desde fines del siglo XII Lleida jugó un papel
trascendental en las vías de peregrinación a Compostela, tanto las que venían
desde los Pirineos como las procedentes de la costa; todos los caminos
catalanes confluían en ella, convirtiéndose en una de las etapas esenciales de
la ruta tanto de encuentro e intercambio como de auxilio y acogida de
peregrinos. Desafortunadamente, sólo se conserva la cabeza, expuesta en el
Museu de Lleida.
Cabeza de Santiago perteneciente a una de las esculturas de las jambas de la Puerta de los Apóstoles, hoy en el Museu de lleida |
La Virgen es una
escultura de rostro sereno y dulce que sostiene al Niño con el brazo derecho y
tiene una paloma en la mano izquierda y recibe su nombre porque en la frente
parece tener un cardenal, “blau” en catalán, apelativo que se explica mediante
una curiosa leyenda que cuenta que el maestro escultor que dirigía los trabajos
tuvo que ausentarse y encargó a sus aprendices que esculpieran el rostro de la
Virgen, pero que cuando volvió y vio el magnífico resultado, en vez de
alegrarse sufrió un ataque de envidia porque pensó que él nunca hubiera podido
hacerlo mejor y, lleno de ira, lanzó un martillo contra la escultura, pero éste
rebotó milagrosamente y le mató, dejando en la frente de la Virgen solo un
simple cardenal.
A fines del siglo XV
Francesc Gomar construyó un pórtico anterior compuesto por tres tramos
transversales cubiertos con bóvedas de crucería del que solo se conservan
pequeños restos.
Esta portada da acceso al claustro que se adosó a la
primitiva fachada occidental del templo, donde se conserva, abierta a la panda
este, la primera portada románica de la catedral, su
acceso principal cuando fue proyectada, compuesta por tres vanos de medio punto
sin tímpano, uno por cada nave. El central es de mayor tamaño que los
laterales, con siete arquivoltas con motivos en zig-zag, palmas y piñas, arcos
entrecruzados, puntas de diamante… sobre columnas con capiteles muy trabajados
con motivos vegetales y animales. Apenas se conserva nada de la arquivolta
exterior y de la cornisa, que sólo mantiene las metopas, destrozada cuando el
espacio claustral fue compartimentado en dos alturas para adecuarlo a las
funciones militares.
Puerta central románica de la fachada occidental |
Detalle de las arquivoltas de la puerta central románica de la fachada occidental |
En la portada del Evangelio hay un capitel historiado que se
piensa que podría haber sido reutilizado porque tiene las cuatro caras labradas
aunque solo puedan verse dos con una Visitación y una Natividad, deduciéndose
que en las otras dos ocultadas representan las de la Anunciación y la Epifanía.
El estilo también está alejado del resto de la decoración escultórica en esta
portada.
Capitel historiado de la portada del Evangelio a los pies del templo (2) |
El preciosismo de la Portada occidental románica y de la Puerta
de Els Fillols, ejemplos paradigmáticos de lo que se ha llamado “Escuela de
Lleida”, las dos entradas más importantes de la catedral, concentrando todo el
efecto estético exterior, parece querer magnificar ambos accesos con el
objetivo de que el fiel los identificara con entradas al Paraíso. Esta
intención es la que también explicaría la ausencia en ambas de un programa narrativo,
innecesario para mostrar la imagen celestial que se pretendía.
Ya en el interior,
las tres naves, más alta y ancha la central, están separadas por arcos apuntados,
pilares cruciformes románicos rodeados de dieciseis columnas que soportan los
arcos fajones y formeros y los nervios de unas bóvedas de crucería sencilla. El
cuerpo de ventanas bajo las bóvedas de la nave central y del transepto se
organiza mediante vanos de medio punto de doble baquetón sobre columnas y
también recibe luz del cimborrio, de tres rosetones, uno a los pies y otros dos
en cada transepto, cuyas tracerías son fruto de las restauraciones del siglo
XX, y de las ventanas de medio punto en el ábside central, dos a cada lado del
tramo recto y tres en el tramo circular.
Planta del complejo catedralicio (2). Las indicaciones son mías |
La Seu Vella desde los pies |
Sección longitudinal de la Seu Vella. Planoteca IPCE |
Cuerpo de ventanas y cubierta de crucería de la nave central |
La Seu Vella desde el altar mayor (4) |
Las naves laterales presentan capillas funerarias que no
estaban previstas en el proyecto románico inicial y que no siguen un modelo
homogéneo.
Aproximándonos a la cabecera, el cimborrio sobre el crucero cumple las funciones de linterna de
iluminación de esta parte de la iglesia. Es de planta octogonal con bóveda de
nervios y clave anular, con tambor de doble cuerpo con galería transitable y
grandes ventanas apuntadas bíforas y triforas con sencillas tracerías y apoya
en los cuatro arcos torales y en las cuatro trompas en los ángulos que
transforman el espacio cuadrado en octogonal. Sus semejanzas con el cimborrio
de la Capilla Real del castillo de la Suda, destruida durante la Invasión
Francesa, hacen pensar que uno inspiraría al otro, aunque no se sabe cuál fue
el primero.
Cimborrio sobre el crucero |
El ábside mayor
conserva su estructura original, elevado sobre una escalinata, con un primer
tramo de planta cuadrada con dos ventanas laterales, cubierto con crucería
sencilla reforzada en el exterior con contrafuertes y rematado en semicírculo
con tres ventanas de medio punto con doble arquivolta y cubierta de bóveda de
horno.
El templo, lógicamente, tuvo que contar con un coro como
lugar en el que los canónigos y dignidades eclesiásticas asistían a las
oraciones y los oficios divinos. Quizá éste ocupara inicialmente el tramo
cuadrado de este ábside mayor, cerrado hacia la nave con un antecoro, creando
un espacio oculto a la feligresía, que en la primera mitad del siglo XIV, con
los cambios de liturgia, se habría trasladado al último tramo de la nave
central, motivo que justificaría la reorganización que experimentó en esas
fechas.
Altar mayor desde la nave central |
Cubierta del altar mayor |
La reorganización de presbiterio consistió en su división en dos ámbitos mediante el retablo mayor, que separó el altar mayor del
semicírculo absidial en el que se encontraba una capilla dedicada a santa Ana con
el patrocinio de Arnau Vernet, dean y limosnero de la catedral, con un retablo
de la santa desaparecido pero del que se conserva un fragmento en el Museu de
Lleida. Además, la presencia en este espacio de armarios para las reliquias,
hace pensar que también desempeñaba las funciones de sacristía, como también
podía leerse en una lápida desaparecida encastrada en el muro:
IN
SACRISTIA SIVE CAPELLA S[ANC]TAE ANNAE. ANNO D[OMI]NI M CC LXXX IIII DECIMO
KAL[ENDAS] NOVEMBRIS CONSECRATUM FUIT HOC ALTARE A D[OMI]NO G[ERALD]O
E[PISCO]PO IL[ERDE]N[SE] (2)
En cuanto al retablo
mayor, estaba dedicado a la Virgen de la Asunción, advocación de la
catedral. Era de alabastro de la Espluga de Francolí y fue realizado por el maestro
de obras de la catedral Bartomeu Robió a comienzos de la década de 1360 y
policromado por el maestro Joan García treinta años después. Pero en 1439 el Capítulo
decidió encargarle a Rotllí Gualter, maestro de obras en ese momento, un nuevo
bancal, realizado con alabastro aragonés. Además, se retiró la pintura de fines
del siglo XIV y el pintor Bernat Martorell se encargó de aplicarle una nueva,
encargándose también de decorar las puertas que lo cerraban.
Fragmentos del retablo mayor de la Seu Vella conservados en el Museu de Lleida |
Tras la transformación del edificio en cuartel después de su
desacralización en la Guerra de Sucesión de Felipe V, el retablo se desmontó,
los relieves pasaron a manos particulares, y en la actualidad sólo se conoce el
paradero de siete piezas: una escena con Pentecostés y un grupo de cuatro
personajes sentados con libros en las manos de Bartomeu Robió y las escenas de
la Crucifixión y el Descendimiento de Rotllí Gualter procedentes del bancal en
el Museu de Lleida, la escena de la Reprobación de Adán y Eva en el Fine Art
Museum de San Francisco y una figura masculina arrodillada identificada con un
rey mago de la Epifanía en el Museo Goga de Castres, ambas también de Robió y
una Santa Cena del bancal atribuida a Jordi Safont, que se encargó de terminar
la predela a la muerte de Rotllí Gualter.
Reprobación de Adán y Eva en el Fine Art Museum de San Francisco (5) |
En el testero del Evangelio se ubica la puerta de la
sacristía habilitada en el primer ábside del transepto de ese lado, obra gótica
de Jaume Borrell de 1490, y en el de la Epístola, aunque en origen también hubo
una puerta que comunicaba con la capilla de ese lado, después se ubicó el sepulcro de Berenguer de Barutell († 1432) arcediano mayor de la
catedral asesinado en extrañas circunstancias en un periodo de enfrentamientos
entre la iglesia leridana y la nobleza comarcal, realizado por Rotllí Gautier en
1437 y compuesto por un arcosolio de arco conopial muy decorado que cobija un
sepulcro con caja con decoración heráldica y ángeles que sostienen una cartela
y yacente en la tapa y la representación de las exequias en el tímpano.
Puerta de la sacristía y pintura mural en el testero del evangelio del altar mayor |
Sepultura de Berenguer de Barutell en el testero de la Epístola del presbiterio mayor |
En la reorganización del ábside mayor de comienzos del siglo
XIV también se incluyó la decoración de sus muros con pinturas a modo de
retablo mural con diferentes registros y compartimentos con los Ciclos de la
Vida de la Virgen y de Cristo y el Ciclo de la Pasión. Aunque lo conservado
está deteriorado, incluso con partes mutiladas por la construcción de la puerta
de la sacristía y la construcción de un armario para la reliquia del Santo
Pañal, se distinguen las escenas de la Anunciación, la Visitación, la
Natividad, la Epifanía, la Crucifixión, la Resurrección… Su comitente podría
haber sido el obispo Arnau Sescomes, un gran devoto de la figura de Cristo, de
ahí que en las enjutas y en los arcos que delimitan las escenas se reproduzca
la Vera facies hasta veinticuatro
veces. Es este sentido su propia capilla funeraria, adosada a la nave de la Epístola estaba
bajo la advocación de Cristo.
La catedral, sede de una diócesis rica y poderosa, pronto se
convirtió en lugar preferente de
enterramiento para eclesiásticos, sumándose después sus linajes y otros nobles
y personajes ilustres, que financiaron la construcción de capillas funerarias
con las que buscaron demostrar su prestigio social. A estas grandes capillas
también se unieron fundaciones más modestas e infinidad de monumentos funerarios y
losas en el pavimento, documentados pero apenas conservados. Se sabe que el sepulcro del primer obispo, Guillem Pere de
Ravidats († 1176), desaparecido
tras la conversión en cuartel del conjunto catedralicio, ocupó una posición
elevada en el transepto del Evangelio de la catedral que no llegó ni a ver
empezar por orden del obispo Gombau de Camporrells († 1205), que dispuso su propio enterramiento a la izquierda de
éste, dando prueba de que el uso funerario del templo comenzó desde muy
temprano.
Transepto del Evangelio |
El proyecto original de la iglesia constaba de ábside mayor y cuatro ábsides laterales abiertos al transepto, pero estos últimos fueron modificadas para ser convertidos en capillas privadas de enterramiento, y junto con las adosadas a las naves laterales y las practicadas en el grueso de los muros, forman un conjunto excepcional al que voy a dedicar un artículo monográfico que publicaré en breve.
Capilla de san Pedro, adquirida por la familia Montçada como capilla funeraria |
Aunque la mayoría de la decoración
de la catedral se fue perdiendo en el transcurrir de los siglos todavía
presenta una escultura de alta calidad en cornisas, ménsulas, claves de las
bóvedas, que conservan parte de su policromía, y en capiteles, que los expertos
consideran obra de distintos talleres, unos más influenciados por la escultura
italiana y otros que siguen modelos del sur de Francia, los de la cabecera y
los del transepto del Evangelio, las primeras partes construidas, y otros que
dan lugar, a medida que vamos aproximándonos a los pies del templo, a un
repertorio ornamental autóctono propio de la llamada Escuela de Lleida de
escultura románica. Se distinguen motivos vegetales, geométricos, zoomórficos e
historiados, donde se distinguen temas bíblicos, siendo uno de los más
repetidos la Anunciación y la Visitación, en relación con la
advocación de la iglesia a santa María, hagiografías, combates de hombres
contra fieras como alegorías de lucha entre el bien y el mal y otros temas
profanos, como el de Hércules luchando contra un león, paradigma de la virtud
por su perseverancia en realizar sus trabajos y utilizado como imagen del buen
cristiano.
Capiteles del pilar absidial de la Epístola. En el tercero desde la izquierda se representan una Anunciación y una Visitación |
En el pilar absidial del Evangelio también hay otro capitel con los mismos temas |
Posible representación de Hércules y el león (2) |
Los temas de las capillas absidiales están en relación con
las dedicaciones originales, antes de su conversión en capillas funerarias, así, los capiteles conservados de la Capilla de la
Purificación relatan el Martirio de san Antonio porque el ábside estaba dedicado a ese santo. En la sacristía, como antigua
Capilla de Santiago y san Lázaro los capiteles relaten escenas de sus
respectivas hagiografías, destacando los tres que narran su muerte,
decapitación, traslado de su cuerpo a Galicia y el descubrimiento del
sepulcro de Santiago, santo de especial y temprana devoción en Lleida por ser
la ciudad un punto clave en la peregrinación compostelana. En la Capilla de san
Pedro aparece un ciclo dedicado a los apóstoles Pedro y Pablo como titulares de
la misma.
La decoración
pictórica empezaría a aplicarse con anterioridad a la consagración de la
iglesia en 1278. En la mayoría de los casos son pinturas al fresco pero también
hay algún ejemplo de temple, datadas entre los siglo XIII y XV.
Dentro de las obras de arte que atesoró la Seu, destaca una Colección de tapices que estaba formada
por veinte piezas de Flandes fechadas entre 1514 y 1574, conservándose
diecisiete de ellas, quince todavía propiedad del Cabildo catedralicio y
custodiados en el Museu de Lleida, otra en el Museu Tèxtil i d'Indumentària de
Barcelona y la última dividida en dos fragmentos en el Museu del Castell de
Peralada y la Fundación Toms Pauli de Lausana, en Suiza. Destacan cuatro tapices donados por el obispo Jaime
Conchillos en 1536 con temática mitológica basados en las Metamorfosis de
Ovidio producidos en un mismo taller de Bruselas en 1510, seguramente según
cartones de Jan van Roome, con un estilo todavía muy arraigado al gótico, y
otros cinco más de la Historia de Abraham realizados en Enghien, cerca de
Bruselas, en los telares de Philippe van der Cammen en la década de 1560.
Tapiz con un episodio de la Historia de Mesta de la colección de la Seu Vella, hoy en el Museu de Lleida |
El edificio de la Canonjía
fue el resultado de un proceso constructivo entre la segunda mitad del siglo
XII y el siglo XVI, y en 2008, después de una profunda restauración, se
incorporó a la visita turística de la Seu, acogiendo también los órganos de
gobierno y gestión de la catedral y de todo el conjunto monumental de la colina
de la Seu Vella.
Nave de la Canonjía |
Además de la nave principal conserva, abiertas a la panda
norte del claustro, la puerta de la Capilla de santa María la Antigua y las dos
puertas renacentistas de la Pia Almoina y de la sala capitular, exponentes del
nuevo lenguaje clásico en Lleida. Además, en el Museu de Lleida se exponen las
pinturas de la Pia Almoina, fechadas entre la primera mitad del siglo XIV y la
primera mitad del XV, que muestran a hombres y mujeres comiendo y bebiendo en
torno a una mesa. Se distinguen, además del clero del cabildo menor, enfermos,
tullidos, monjas, mujeres sirvientas, otras con hijos, doncellas y peregrinos. También
conservan algunas inscripciones con el nombre de los benefactores de la
institución y el tipo de ayuda que daban, distinguiéndose, por ejemplo, los
nombres de los obispos Pere de Rei, Pere de Torrefeta o Ramón de Montasor.
Pinturas de la Pia Almoina en el Museu de Lleida |
Detalle de la pintura mural de la Pia Almoina en el Museu de Lleida |
El claustro, en contra de lo habitual, está adosado a los
pies del templo en vez de en uno de sus laterales porque se adaptó al espacio
existente, condicionado por la antigua iglesia de santa
María la Antigua y la propia Seu, y tuvo que sacrificar la fachada románica de
esta última, que quedó en la panda oriental, obligando a construir otra gótica,
la mencionada Fachada de los Apóstoles, al exterior de la panda oeste. Es de planta
ligeramente trapezoidal con cuatro galerías de cinco tramos de dimensiones
desiguales cubiertos con bóvedas de crucería y diecisiete ventanales apuntados,
doce rodeando el espacio central, entre potentes contrafuertes, y cinco más
abiertos, de forma excepcional, a la ciudad, conformando un privilegiado
mirador, lo que unido a sus enormes dimensiones, la riqueza de sus variadas
tracerías y el rico repertorio de sus capiteles, con decoración basada en
motivos vegetales, animales, seres fantásticos y escenas lo convierten en uno
de los más espectaculares de la arquitectura gótica.
Tracería del claustro abierta al paisaje |
Galería sur del claustro con doble arquería, hacia el jardín interior y hacia la ciudad |
Tracería de uno de los arcos del claustro |
En la actualidad sólo se conservan dos de los capiteles
historiados en su lugar de origen, uno con la Anunciación y la Visitación y
otro con una escena evangélica con un apostolado, sin que se sepa claramente qué
episodio concreto representa este último por su estado de degradación, ambos en
el machón de la esquina sureste. Otros dos capiteles procedentes del ala
oriental, con un Descendimiento de la Cruz y Cristo con María y el Evangelista,
fueron retirados durante las campañas de restauración y el primero desapareció
a comienzos de este siglo y el segundo se conserva en los fondos del lapidario
de la Seu Vella.
Labor escultórica del claustro |
La panda este cobija la ya mencionada triple portada
románica de la iglesia.
En la panda norte están las portadas de los ámbitos de la Canonjía.
La primera desde el ángulo noroeste es la Puerta
de la Sala Capitular, obra de Lope de Arrue de 1549. La sucede la Portada de la Pia Almoina. A
continuación está la Puerta vieja de
santa María la Antigua y justo al lado está la Puerta nueva de santa María la Antigua, realizada entre 1559 y 1562
por Jeroni Xanxo.
Puerta de la Sala Capitular en la crujía norte del claustro |
Puerta vieja de santa María la Antigua y Puerta nueva de santa María la Antigua, ambas en al crujía norte del claustro |
Entre estas puertas se ubican pequeñas capillas porque, igual
que la iglesia, el claustro también adoptó funciones funerarias, quedando
fijadas en 1343 una serie de restricciones: la parte izquierda de galería este,
a los pies de la iglesia, quedo reservada para los canónigos de Lleida y
priores de Roda que eligiesen enterrarse cerca de la iglesia, mientras que la
derecha se reservó para nobles, militares y ciudadanos distinguidos cuyos
cadáveres fueran conducidos a la catedral con sus armas y caballo; la crujía
norte se destinó a canónigos de otras catedrales y del monasterio de Roda,
doctores y licenciados en leyes, maestros en medicina y en artes y los
particulares que fundaran una capilla; las crujías oeste y sur se destinaron a
ciudadanos y personas honorables que constituyeran en ellos altares o
capellanías y a los que en vida hubiesen usado armas y caballo pero no por
comercio o negocio; finalmente, el jardín central fue destinado al resto de la
población, reservando el ángulo norte para los beneficiados.
De acuerdo a estas premisas, la galería oeste, la última
construida, ya se proyectó incorporando la función cementerial adoptada por el
claustro al propio muro interno, diseñado en retranqueo para dar cabida a seis
monumentales capillas privadas dotadas y concebidas como espacios
independientes siguiendo el modelo de lucillos en batería.
Testero de la galería oeste con capillas funerarias privadas |
Una curiosidad del claustro es que también se conservan
varios alquerques, juegos de estrategia de la época medieval pero de origen
clásico cuyo nombre proviene del andalusí “al-qariq” (lugar llano) y que
aparecen documentados en el Libro del ajedrez, dados y tablas mandado escribir
por Alfonso X el Sabio en el siglo XIII como compendio de los principales
juegos de la época. En Lleida son todos del siglo XII y se jugaban con
veinticuatro fichas, y conforman el claustro, además de como majestuoso
escenario de solemnes procesiones y selecto cementerio escaparate del prestigio
social de los allí enterrados, en un ámbito de bienvenida y espacio de juego y
recreo, una plaza en la que conversar y entretenerse.
Alquerques en el claustro (6) |
El campanario,
con acceso desde la esquina suroeste del claustro, fue levantado entre la
segunda mitad del siglo XIV y el primer tercio del siglo XV. Con una altura de
sesenta metros, destaca de la fábrica conformando una de las imágenes más
impactantes del conjunto, visible desde todo el contorno. Tiene planta
octogonal con dos cuerpos, uno muy alto y de gruesos muros dividido en cuatro
plantas con ventanas de tracerías caladas que van ganando protagonismo a medida
que ascienden, y otro más pequeño y estrecho con grandes ventanales calados
coronados con gabletes y rematado por pináculos, arbotantes y gárgolas.
El campanario desde el claustro |
En el interior destaca una caja de escaleras de caracol con
más de doscientos treinta escalones que dan acceso a distintas plantas con
diferentes usos. Así, la más baja se convirtió en la Capilla de san Antonio Abad, fundada como panteón familiar en la
segunda mitad del siglo XIV por Guillem Safont.
El resto de plantas fueron destinadas a la maquinaria del
reloj y a cuerpo de campanas. En origen parece ser que éstas fueron doce,
aunque hoy sólo se conservan dos: Silvestra, de 1418, que todavía anuncia las
horas, y Mónica, de 1486, año en el que se mecanizaron los sones horarios, que
se encarga de los cuartos. Se completan con cinco más fundidas a mediados del
siglo XX y que recibieron el nombre de Bárbara, Cristo, Marieta, Mauca y
Purísima.
Y aquí acaba este asombroso “paseo” por la Seu Vella en la
actualidad, pero si queréis conocer su azarosa historia, podéis abrir este enlace. Además, en este otro enlace hay un artículo monográfico de las capillas funerarias.
Referencias:
(2) NIÑÁ JOVÉ, M., L'escultura
del segle XIII de la Seu Vella de Lleida, Tesis doctoral presentada en la
Facultad de Letras de la Universidad de Lleida, 2014.
(5) ESPAÑOL BELTRÁN, F., El
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