La techumbre de madera de la sala del Tesoro en el claustro de la catedral de Tarragona

A mediados del siglo XIV la sacristía mayor de la catedral de Tarragona, alojada en el ala sur del claustro aunque con acceso desde el presbiterio, experimentó una transformación que consistió en la construcción de una tribuna o coro alto de madera policromada que algunos autores explican porque quizá empezaría a utilizarse como oratorio dedicado a santa Tecla, pues allí habría estado custodiada su reliquia desde su llegada a la catedral. Unos años después, entre los siglos XIV y XV, la estancia fue dividida en dos horizontalmente, para crear un ámbito superior que se cree que se utilizaría para albergar las vestiduras canonicales, y también en vertical, para crear la Sala del Tesoro, cuando la mencionada tribuna se convirtió en techumbre de esta última.

Techumbre de la Sala del Tesoro de la catedral de Tarragona

Reconstrucción ideal del antiguo coro de madera de la sacristía (1)

Es un forjado horizontal cuyo montaje y decoración debió realizarse a fines de la década de 1350 a instancias de los arzobispos Sancho López de Ayerbe y Pere de Clasquerí. Mide 5’25 x 6’8 m. y está asentado por un lado sobre un arco diafragma escarzano que arranca de sendas ménsulas esculpidas con las imágenes de los santos Pablo y Tecla y por el otro sobre diez vigas maestras con los extremos apoyados en canecillos. La balaustrada con la que contaría se perdió en la transformación de la sacristía en dos estancias.

Sección longitudinal del ámbito de la sacristía ya dividido en tres salas, donde A. es la sacristía mayor, B. es la Sala del Tesoro y C. es el guardarropa canonical (1)

Se considera que varios de los artífices de esta techumbre fueron de procedencia musulmana seguramente pertenecientes a alguno de los talleres itinerantes de gran reputación que trabajaban en la Corona de Aragón, con excelentes ejemplos de este tipo de trabajos.

Se sabe que fue policromado antes de su montaje, pues resultaba mucho más sencillo decorar las piezas en el suelo antes de su instalación, y algunas imágenes están mutiladas no porque se hayan arruinado con el paso del tiempo sino por encontrarse en los extremos y haber quedado parcialmente escondidas después de colocar oblicuamente las tabicas en las entrevigas para disimular los huecos vacíos. Además, en el 2000, durante una restauración del pavimento de la estancia superior se confirmó que las partes no visibles de las viguetas estaban pintadas.

La decoración pictórica, que cubre toda la superficie de madera en un claro ejemplo de horror vacui, está realizada al temple de huevo y denota gran calidad técnica por su rico colorido plagado de matices, las yuxtaposiciones cromáticas, los sombreados, el detalle y naturalismo. El repertorio se compone de estilizadas formas vegetales, geometrías, animales y seres fantásticos, algunas figuras humanas y emblemas heráldicos, motivos habituales en las estructuras de madera medievales y que también se repiten en la marginalia de los códices iluminados o en las misericordias de las sillerías corales, a los que se unen motivos epigráficos árabes derivados de la escritura cúfica que también podemos ver en tejidos orientales, objetos de marfil, zócalos o yeserías andalusíes, y que desde temprano calaron en las obras occidentales.

De entre los animales, que están representados aislados o por parejas enfrentadas o entrelazando partes de sus cuerpos, abundan multitud de especies de pájaros, como palomas, mirlos, perdices, flamencos, cigüeñas, cisnes, pavos reales, gallos… También se distingue una liebre que toca la trompeta. Entre los animales fantásticos destacan aves-dragón, grifos, un bucentauro, mitad toro y mitad hombre…

Tan solo se distinguen ocho episodios, distribuidos solamente en dos vigas, en los que las figuras, humanas o animales, y la música son las protagonistas, representando: dos fábulas grecolatinas, una con un lobo y un cabrito tocando instrumentos y otra por un zorro que aparece semioculto por una tabica de entreviga; un baile de dos sarracenos, quizá en relación con las representaciones que tenían lugar en el templo en fechas señaladas en los que algunos miembros del cabildo se disfrazaban y danzaban; dos moras tañendo un laúd y un rabel árabe respectivamente; un bucentauro flautista, identificado por la inscripción en catalán que le acompaña en donde se lee “BUCENTOR MAES(TR)E (D)E IPOCRAS”; dos personajes con espadas y escudos protagonizando un combate ficticio, de ahí que sus indumentarias sean civiles y no soldadescas, en una especie de danza; una pelea con bastones que también podría interpretarse como un combate teatralizado; y un joven clérigo o monaguillo que sostiene un jarro litúrgico también semioculto por una tabica de entreviga.

Zorro semioculto por una tabica de entreviga y lobo y cabrito tocando instrumentos (1)

Baile de dos sarracenos (1)

Moras tañendo un laúd y un rabel respectivamente (1)

Bucentauro flautista (1)

Dos personajes en un combate ficticio (1)

Combate teatralizado con bastones y joven clérigo o monaguillo con un jarro litúrgico semioculto por  una tabica de entreviga (1)

En cuanto a la heráldica, además de elemento decorativo, es esencial para reconocer la identidad y la condición social de sus promotores. Los blasones se ubican de forma autónoma, en escudos almendrados, enmarcados por octogramas aristados o polilobulados o inscritos en losanges.

El primero es la Tau o cruz de santa Tecla sobre campo de gules, símbolo del Cabildo. Las celebraciones en honor a santa Tecla, promovidas por los obispos Ayerbe y Clasquerí, eran espectaculares, destacando la procesión del sant braç, celebrada en la mañana del 23 de septiembre, cuando la santa reliquia procesionaba bajo palio al son de la música y al ritmo de los bailarines recorriendo las principales calles de la ciudad, que se engalanaban para el acontecimiento y en la que participaban autoridades civiles y eclesiásticas y los representantes de todos los oficios, cofradías y limosnas, un desfile al mismo nivel que el que tenía lugar durante el Corpus Christi. Es una tradición que se mantiene viva aunque en la actualidad tiene lugar por la tarde en vez de por la mañana.

Tau o Cruz de santa Tecla (A), divisa del arzobispo don Sancho López de Ayerbe (B), divisa del arzobispo Pere de Clasquerí (C) y divisa de Ayerbe bajo la que se entrevé la de los Anglesola (D) (1)

El segundo blasón es de oro, con barjuleta o esportilla y cruz brochante recrucetada de gules que tradicionalmente se vinculó a los Saportella pero que pertenecen al arzobispo don Sancho López de Ayerbe, principal promotor del coro, aunque no pudiera ver la obra acabada porque falleció antes de que se terminara. El tercero es el del arzobispo Pere de Clasquerí, de oro, campana de sable, cruz brochante de plata y bordura de nueve piezas, pues durante su arzobispado quedó la obra terminada. Además, ocultas bajo las armas de López de Ayerbe se entrevén las de los Anglesola, de oro con cuatro fajas vibradas de sable, una damnatio memoriae para la que todavía no se ha encontrado explicación, aunque podría ponerse en relación con las habituales disputas en el seno del Cabildo por acaparar cotas de poder.

Estas cuatro divisas también se encuentran en el interior de la Capilla de santa María de los Sastres, de ahí que se considere, refrendado por otros datos históricos conocidos, que son obras contemporáneas y encargadas por los mismos comitentes. La cruz del emblema de Clasquerí es simple, mientras que la del escudo en su osario o en su monumental pseudo-retrato pictórico en la capilla de los Sastres es una cruz arzobispal o patriarcal, pues poco después de ocupar la sede tarraconense fue designado patriarca de Antioquía.

Todo el ciclo pictórico de esta impresionante techumbre busca perpetuar el prestigio de los promotores a través de la repetición de los emblemas y el resto de imágenes, tanto el ornato vegetal y geométrico como los animales y los personajes parecen ser complementarios, con una finalidad más decorativa que iconográfica, motivos que parecen sacados, sin más, de repertorios habituales en las techumbres medievales, algunos quizá escogidos en relación con las fiestas litúrgicas que se celebraban en la catedral en la época, protagonizadas por la danza y la música.


(1) CONEJO DA PENA, A., “Ostentación heráldica y peculiaridades iconográficas. La decoración del sotacoro de la sacristía de la catedral de Tarragona (ca. 1355-1360)”. En BUTTÀ, L. (dir.), Narrazione, exempla, retorica. Studi sull’iconografia dei soffitti dipinti nel Medioevo Mediterraneo, Palermo, 2013, pp. 127-162.

Fuente:

CONEJO DA PENA, A., “Ostentación heráldica y peculiaridades iconográficas. La decoración del sotacoro de la sacristía de la catedral de Tarragona (ca. 1355-1360)”. En BUTTÀ, L. (dir.), Narrazione, exempla, retorica. Studi sull’iconografia dei soffitti dipinti nel Medioevo Mediterraneo, Palermo, 2013, pp. 127-162.

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